Los efectos de la crisis en la universidad española

   11/06/2015

Tras un aumento en el número de alumnos, desde 2013 las matriculaciones vuelven a bajar. Los presupuestos de la universidad pública han tocado suelo y corresponde ahora hacer balance de los retos a medio plazo.

Comienza el mes de junio y el curso 2014-2015 entra en su recta final. Como examen de reválida cabe hacer un balance de los principales efectos que ha tenido la crisis en la universidad española, fundamentalmente en los centros públicos, y los retos que aún debe afrontar para alcanzar su fin último: aumentar la empleabilidad de sus alumnos. Cumplir esos retos pasa por establecer una variedad de medidas y políticas, de las que muchas merecen un detenido debate social.

El aumento de precios de las matrículas ha tenido efectos positivos en rendimiento y negativos en equidad

El último Informe CYD disponible, con datos de 2013, señala ya un ligero cambio de tendencia. En el documento correspondiente a 2014, que será publicado el próximo julio, se confirman ya esas tendencias y se adelantan algunas otras, fundamentalmente en lo que respecta a la financiación de las universidades públicas. Así por ejemplo, si bien la enseñanza universitaria española está muy descentralizada y las diferencias entre CCAA son notables, «en 2014 percibimos en general cierta estabilidad en términos presupuestarios. Podría decirse que la reducción de fondos públicos ha tocado suelo», apunta Martí Parellada, coordinador general del Informe CYD.

Menos alumnos…

En cuanto al número de alumnos matriculados, la crisis tuvo inicialmente un impacto sorprendente: en el periodo 2007-2011, «los jóvenes permanecieron más tiempo formándose, y aquellos que han perdido su trabajo valoran la posibilidad de volver a estudiar, actualizando o ampliando conocimientos y habilidades», señala el citado documento. Es decir, la dificultad de acceder a un empleo provocó que aumentara el número de alumnos universitarios.

En el curso 2012-2013, no obstante, la tendencia se invierte. «La persistencia de la crisis económica y el muy sustancial aumento del precio de las matrículas en las universidades públicas serían parte de la explicación de este cambio de evolución».

…Pero más comprometidos

Pese a la reducción en el número de alumnos, o quizá en parte gracias a ello, el rendimiento medio de los estudiantes está mejorando. Los índices de finalización de estudios han registrado una ligera mejoría en los últimos años, si bien se perciben diferencias entre las instituciones públicas y privadas (se registran mejores tasas de evaluación y de éxito en estas últimas) y, sobre todo, entre las universidades presenciales y no presenciales.

«Sería muy difícil afirmar que el aumento del precio de las matrículas sólo ha tenido efectos negativos. Por ejemplo, a raíz del incremento del precio a partir de la segunda matrícula (es decir, cuando suspendes y repites una asignatura) parece que los alumnos se implican más», comenta Parellada. Y agrega: «La mejora de la economía no necesariamente supondrá que vuelvan a bajar las tasas. Aunque es evidente que los fondos públicos son limitados, se trata de un debate social que deben abordar los parlamentos autonómicos y central. Si miramos a Europa, hay países que han bajado los precios estos años, como Francia y Alemania, y otros que lo han acentuado, como Reino Unido».

Cada CCAA marca sus precios

Las empresas han reducido sus bolsas de empleo, la financiación y la transferencia tecnológica

España es el país de la OCDE con mayor descentralización en la gestión de los fondos públicos destinados a la educación superior: «El 82,9% del gasto lo gestionaron en 2010 los gobiernos regionales», señala el Informe CYD 2013.

Existen grandes diferencias territoriales, por ejemplo en lo que respecta a los precios de las universidades públicas. Cada CCAA marca las tarifas que deben abonar los estudiantes por los distintos conceptos que se incluyen en una matrícula (el coste de cada crédito, los costes administrativos, etcétera), pero con límites. , En el curso 2012-2013 se aplicó por primera vez una normativa por la que los precios se fijan teniendo en cuenta el coste real de la prestación de los servicios, lo que dio lugar a fuertes aumentos sobre todo en comunidades como Madrid y Barcelona. En el curso 2013-2014, no obstante, las variaciones han sido más bien discretas (ver cuadro adjunto).

Pero más allá del precio de las matrículas, son probablemente las ayudas públicas las que juegan un papel más directo sobre el acceso universal de las personas a la educación. Y están reduciéndose: durante el curso 2012-2013 el número de becas concedidas disminuyó en unas 10.000, pese a que los alumnos solicitantes aumentó en 30.000.

España era ya en 2010 uno de los países de la OCDE que menos recursos destinaba a ayudas financieras para estudiantes de educación superior, según cifras recogidas en el estudio Education at a glance 2013. En concreto, era el séptimo país que menos porcentaje del PIB aportaba (el 0,11%, frente al 0,31% de media de la OCDE).

España es uno de los países de la OCDE que menos recursos destina a ayudas; el 95% de ellas en forma de becas

Si nos fijamos en la aportación en 2010 de los países del G8, España es claramente superada por Italia, Japón, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda.

Cabe destacar, no obstante, que así como la inmensa mayoría de las ayudas en España se canalizan en forma de becas (en torno al 95%), en los países de la OCDE, el 45% de las ayudas financieras se otorgan vía préstamos.

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