CincoDías domingo, 28 de febrero de 2016
España tiene ahora un nivel de cobertura socioeconómica desconocidamente bajo, con solo 1,5 personas cotizando por su trabajo por cada persona con una prestación pública, ya sea una pensión de la Seguridad Social o una prestación o subsidio por desempleo. Con esa proporción, y atendiendo solamente a los mecanismos estatales de protección contra la vejez, la enfermedad y el desempleo, de cada cinco personas, tres pagan y dos cobran; de cada diez, seis contribuyen y cuatro reciben prestación pública; esto es: un 60% soportan con sus cotizaciones las prestaciones del 40% restante.
Las cotizaciones de los activos se destian básicamente a dos contingencias: la pensión de jubilación (además de la de invalidez y bajas por enfermedad) y la prestación por desempleo en su modalidad de seguro y subsidio. En el caso de la Seguridad Social, tiene únicamente 1,82 cotizantes por cada pensión que abona, una tasa de cobertura en absoluto suficiente para financiar el sistema de pensiones, que registra un déficit de unos 12.000 millones de euros. Pero la tasa de cobertura económica es aún más preocupante cuando la balanza se inclina hacia el plato de los pasivos con los desempleados con prestación: desciende hasta 1,48 contribuyentes por perceptor.
El último día de enero pasado la Seguridad Social disponía de algo más de 19 millones de afiliados, aunque únicamente tenían empleo 17,104 millones. El resto son desempleados que mantienen su cotización mientras perciban el seguro de paro, que corre a cargo de las arcas del Estado, y que por su naturaleza temporal decaen pasados unos meses. Con la cotización de los citados 17,1 millones de ocupados deben financiarse en un reparto generacional continuo los 9,36 millones de pensiones (con una cuantía media de 893 euros por catorce pagas) que perciben los 8,5 millones de pensionistas que hay en España.
Y de esos mismos 17,1 millones de cotizantes (la aportación para sustentar el seguro de paro figura separadamente de la cotización general, pero la ingresa y gestiona también el Estado a través de la Seguridad Social) salen los recursos para abonar la prestación por desempleo de los 2,13 millones (2.134.099) de perceptores que la cobran. La suma de ambos colectivos de pasivos con prestaciones públicas es de 11.494898. Tal colectivo supone el 40% del total de cotizantes más perceptores.
La pérdida de fortaleza de la tasa de cobertura económica y social es imputable a la caída del empleo (en la crisis se perdieron 3,8 millones de puestos de trabajo, de los que solo se ha recuperado 1,3 millones), mientras que el número de pensionistas ha proseguido su parsimonioso pero imparable avance, y los desempleados con seguro aumentaron mucho en 2009 y 2010, pero descendieron una vez agotados los 24 meses de prestación acumulada con la cotización del ciclo alcista. Las tasas de cobertura o dependencia actuales no son sostenibles durante mucho tiempo, puesto que los recursos que aportan los cotizantes no son suficientes para mantener pensiones y seguro de paro. Solo un avance sostenido del empleo puede equilibrar las tasas, y con ellas, la salud financiera de la Seguridad Social. Con los números actuales, el sistema de pensiones registra un déficit abultado (no menos de 12.000 millones de euros), pese a haber estirado todo lo posible las bases de cotización en los últimos años y haber nacionalizado los beneficios de las mutuas de accidentes de trabajo.
- 2,5 cotizantes/pensión, punto crítico
La Seguridad Social disponía de superávit solo cuando tenía al menos 2,5 cotizantes por pensión, tal como ocurría cuando estalló la crisis, en 2007, pero teniendo en cuenta que entonces, hace tan solo una decena de años, las bases de cotización eran más elevadas porque no se había producido la devaluación salarial que ha devuelto la competitividad exterior al país, y las prestaciones más bajas, puesto que cada vez se incorpora como pensionista gente con carreras más largas y aportaciones más generosas. Gráficamente, puede decirse que por cada pensionista que sale del sistema por defunción y que cobraba una media de 800 euros mensuales, entra uno nuevo recien jubilado que percibirá 1.350 euros por catorce pagas. Un diferencial solo asumible con un incremento en el número de cotizantes muy superior al de los pensionistas, y con aportaciones muy superiores.