Cinco Días 20-12-2016
Desde que estalló la crisis y las empresas comenzaron a despedir a un elevado porcentaje de sus plantillas, la economía española se debate en cómo generar nuevos nichos de empleo y cómo incentivar el emprendimiento. Pues bien, un estudio elaborado por la Fundación BBVA, en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), acaba de poner de manifiesto cómo la formación es uno de los factores que explica ese bajo porcentaje de emprendedores. Y eso que el grado de preparación de estos profesionales ha mejorado ostensiblemente en los últimos 15 años.
El informe analiza qué formación tienen los emprendedores españoles, entendiendo como tales a los directivos profesionales, los empresarios y los autónomos. Sin embargo, y pese a esa mejora, aquellos que únicamente cuentan con la formación obligatoria (lo que hoy equivaldría hasta cuarto de Enseñanza Secundaria Obligatoria) representan todavía el 37% del total, frente a un porcentaje del 18%, la mitad, de la media europea. De esas tres categorías, los directivos son los mejor formados y más del 80% de ellos cuenta con estudios superiores, en contraste con los autónomos, entre los que solo un 35% posee formación superior.
Otro dato relevante que pone de manifiesto las diferencias de España con el resto de países europeos es que las mujeres superan a los hombres en nivel de estudios, pero apenas representan un tercio del total de los emprendedores.
La Fundación BBVA y el IVIE constatan que la formación de los emprendedores actúa como palanca intensificadora del conocimiento en las empresas, ya que “aumenta la capacidad de asumir retos, mejorar la gestión y aprovechar las oportunidades de negocio”. Así, su informe destaca que en lo que va de siglo XXI se ha producido un salto cualitativo muy importante porque mientras a comienzos de los años 2000 apenas el 23,4% de los emprendedores contaba con estudios superiores, el año pasado ese porcentaje prácticamente se había duplicado al superar el 41%. Durante estos años, los directivos son los profesionales que más han aumentado su grado de preparación, aunque es justo recordar que ya partían de una situación ventajosa. Los autónomos son, dentro de los emprendedores, el colectivo que más ha logrado mejorar su formación.
Decisiones empresariales
Gracias a ello, el porcentaje de autónomos con estudios superiores, que ahora alcanza el 35% frente al 17,6% de principios de siglo, prácticamente iguala al de los empresarios con mayor preparación. ¿Cómo es la posición española frente al resto de países de la Unión Europea? Con ese 41,3% de emprendedores con estudios superiores, España ha logrado situarse ligeramente por encima de la media de los 28, que se encuentra en el 40,1%, aunque con datos de Eurostat relativos todavía a 2014, se mantiene alejada de los países que deberían ser su referencia, como Francia y Alemania, con un 54,1% y un 49,5% respectivamente de emprendedores con estudios superiores.
Otro dato que da idea de la distancia que separa todavía a España de los países más importantes del Viejo Continente es el porcentaje de emprendedores que acredita disponer solo de la formación obligatoria, del 36,9%, el doble que la media de la UE, donde alcanza el 18,1% y muy lejos del 5,6% de Alemania o el 10,2% de Francia. Esto prueba que en España el porcentaje de personas con niveles de formación escasos que toma decisiones empresariales es todavía muy elevado.
Otra de las conclusiones a las que llega el estudio es que las diferencias en el nivel de formación son elevadas según el tipo de emprendedor que se analice y según la estructura de la empresa para la que trabaje. De esta manera, el 74,2% de los directivos profesionales cuenta con estudios universitarios, mientras que solo el 24,8% de los autónomos acredita esa formación. En cuanto a la tipología de empresas, el nivel formativo de los emprendedores está asociado a una estructura empresarial española dual.
Por un lado, están las compañías grandes y medianas, tecnológicamente más complejas, abiertas al exterior y más competitivas, que cuentan con más directivos profesionales bien formados. Y, por otro, existe un amplio grupo de sectores en el que predominan las microempresas, con escasa capacidad exportadora, menor nivel de productividad y más debilidades competitivas, tecnológicas y financieras, dirigidas por empresarios con menor cualificación. Esto se traduce en que mientras más del 80% de los emprendedores que realiza su trabajo en empresas de 50 o más trabajadores tienen estudios universitarios, ese porcentaje se desploma al 29,2% para los profesionales de compañías de menos de 10 empleados.