La productividad de la economía española ha caído un 10,5% entre 1995 y 2017, lo que contrasta con el aumento del 1,4% y del 4,5% experimentado en el conjunto de la zona euro y de la UE, respectivamente, debido al menor esfuerzo inversores en I+D, en capital humano y en capital público que realiza la economía española frente a los países de su entorno, según el estudio ‘La productividad de la economía española en el contexto internacional’ realizado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE)
España también se ha alejado de Europa en el nivel de productividad del trabajo, que actualmente se sitúa un 18,7% por debajo de la zona euro, una diferencia que duplica la que existía en 1995, según el estudio, que destaca que como consecuencia de esta menor productividad, la renta per cápita de España sólo ha recortado en 2,7 puntos la brecha que le separa de la zona euro, situándose aún un 19,2% por debajo de los países de la moneda única.
Asimismo, la caída de la productividad de la economía española durante estos años contrasta también con el incremento experimentado en otros países como Estados Unidos (+9,2%), Alemania (+8,5%), Italia (+9,7%) o Francia (+2,2%).
El estudio revela que desde mediados de la década de los 90 hasta 2014, España experimentó de forma continua pérdidas de productividad, con una caída acumulada del 12,5%. En cambio, entre 2014 y 2017 la productividad total creció un 2,7%.
En cuanto a la productividad del trabajo, entre 1995 y 2018 la productividad por hora trabajada ha crecido en España un 17,5%, mientras que en la zona euro el crecimiento ha alcanzado el 30,7%, siendo aún mayor en la UE (37,1%) y en Estados Unidos (46,5%). Fue en los años de expansión hasta 2018 cuando España se alejó de los niveles de productividad de otras áreas y países más desarrollados, hasta situarse un 20,7% por debajo de la zona euro. La brecha se ha estrechado ligeramente en los años posteriores, aunque aún sigue siendo elevada.
De esta forma, la Fundación BBVA y el IVIE apuesta por realizar un mayor esfuerzo inversor en I+D, educación y capital público y crear buenas condiciones para el desarrollo de la actividad productiva, para lo que abogan por reformas estructurales por el lado de la oferta para ampliar el potencial de crecimiento de la economía española.