La productividad baja en España el triple que en el conjunto de la eurozona

elEconomista.es
8/04/2023

La evolución reciente de esta variable pone en duda las previsiones de la reforma de pensiones

Frente al envejecimiento de la población y los menores flujos migratorios, uno de los pilares de la nueva reforma de pensiones se cimenta sobre la esperanza de un constante aumento de la productividad del mercado de trabajo español (en el entorno del 1,5% anual hasta el ejercicio 2050).

Ahora bien, lo cierto es que la evolución histórica del rendimiento tanto por trabajador como por hora en nuestro país desmiente por completo tan optimistas expectativas. La caída de la productividad española es una constante desde la crisis financiera de 2008-2013 que continúa en la actualidad a una tasa que ya triplica la propia de la eurozona desde el periodo previo a la pandemia (2017-2018) hasta el año pasado, de acuerdo con la estadística más reciente de Eurostat.

El Viejo Continente en su conjunto presenta en este ámbito su asignatura pendiente frente a países como Estados Unidos, debido a problemas tan enquistados como una excesiva rigidez de su mercado de trabajo o una insuficiente inversión en Investigación y Desarrollo y en los sectores más punteros de la economía actual.

Ahora bien lastres como la excesiva proliferación de empleos con bajo valor añadido o el auge del empleo público hacen que la falta de productividad sea un problema especialmente arraigado en España. Hasta el punto de que el llamado INE europeo atribuye a nuestro país en este ámbito una calificación de 94,2 puntos en 2022, tomando como base 100 el nivel propio de la Unión Europea en la que se contabilizan 27 países.

El año pasado seguimos así sin alcanzar el promedio europeo, una situación que no se da en ninguna de las grandes economías comunitarias, en la medida en que Francia llega a 111,4 puntos y Alemania a 102,2 unidades.

Ni siquiera Italia deja tanto que desear desde este punto de vista, pese a las importantes ineficiencias económicas que arrastra, ya que se encuentra en los 105 puntos. El promedio de la eurozona de 19 países llegó al 104,2 en el transcurso del ejercicio pasado.

Una mejoría ilusoria

Pero aún más preocupante es la evolución en el último lustro cuando España perdió casi ocho puntos en productividad, según los estándares de Eurostat, una cuantía que prácticamente triplica el descenso de 2,6 puntos que experimento la Unión Monetaria en esta rúbrica en idéntico periodo. Esta brecha es especialmente llamativa ya que se mantiene pese a que la productividad experimenta cierta mejora con respecto a sus niveles propios de los años de la pandemia.

No obstante, ni siquiera una comparativa con un periodo de tanta excepcionalidad como el marcado por la pandemia del Covid-19 permite que España muestre mayores avances en la estadística.

La situación no solo inquieta en España, sino que los recelos llegan más allá de nuestras fronteras. No en vano Bruselas monitoriza la evolución de la productividad del mercado laboral español casi trimestralmente hasta el punto de que, a finales de pasado mayo de 2022, el Ejecutivo europeo volvió a notificar a España que seguía suspendida en todos los capítulos referidos al rendimiento de su fuerza de trabajo.

Es más, la inquietud de la UE por la cronificación de este problema en España hizo que la Comisión instara a Moncloa en 2019, antes de la crisis del coronavirus, a crear un organismo específico para su vigilancia, que se llamaría Comité Nacional de Productividad.

Panorama más difícil

El proyecto no se llevó a cabo y lo cierto es que las cifras reflejan un panorama cada vez más difícil para España desde este punto de vista, especialmente cuando la jubilación de la generación del baby boom hará que la Seguridad Social se encuentre especialmente necesitada de un incremento de los ingresos (por las vías de más empleo, mayor crecimiento del PIB y una productividad más alta) para que el futuro pago de las pensiones sea sostenible.

La comparación se vuelve todavía más perniciosa para España si se toma como referencia a los países de la eurozona que hicieron sus deberes y se las han arreglado para incrementar su productividad entre 2013 y 2021.

El ‘tigre celta’ aún ruge

Como es habitual, Irlanda se sitúa en cabeza desde este punto de vista, al pasar de los 140 puntos que mostraba a principios de la década pasada y su registro actual de 215,8 unidades, lo que indica que el país insular multiplica la productividad media de la UE de 27 miembros.

Éste dista mucho de ser un fenómeno improvisado dado que el país insular ya que era conocido a principios de este siglo como el tigre celta, estableciendo así un paralelismo con los tigres orientales, las pequeñas economías del sudeste de Asia caracterizadas por crecimientos de su PIB muy marcados y por su apuesta por sectores muy intensivos en tecnología y, por tanto, capaces de impulsar con gran intensidad la productividad de sus economías.

Volviendo al caso español, el modo en que se enquistó la cuestión del bajo rendimiento del mercado laboral llegó a despertar un debate entre el Gobierno y los expertos sobre si sería necesario buscar métodos de medición alternativos que arrojaran unos resultados más ajustados a la realidad.

Fue en ese contexto cuando se planteó la posibilidad de recurrir a un cómputo del PIB diario, que compute resultados procedentes del mercado laboral con un menor decalaje del que ahora presentan los cálculos del INE.

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