Tres de cada 10 compradores anteponen el consumo sostenible al ahorro, según EY. La diferencia entre mirar las etiquetas de precio o centrarse en el impacto en el clima, es un factor generacional
La guerra de Ucrania ha disparado un viejo hábito del consumidor español: priorizar ante todo el precio. Según un informe elaborado por EY, el comprador con concienciación financiera, en busca del ahorro y que prioriza el precio ante otros factores ha crecido desde el entorno del 22% hasta el del 26%. Este modelo de usuario llevaba en descenso desde el fin del estado de alarma, en la primera mitad de 2021, en el que aproximadamente el 35% de los consumidores priorizaban precio tras la guerra, el giro en la tendencia hacia el precio se ha consolidado.
Sin embargo, no es el principal denominador de los clientes, ya que el factor climático se sobrepuso desde finales de 2021 como la principal motivación para alrededor del 28% de los consumidores encuestados. El objetivo de estos es combatir el cambio climático mediante hábitos de consumo sostenibles: el 72% presta especial atención al impacto de sus compras; el 29% tiene la intención de comprar menos para ser más sostenibles y el 86% realiza esfuerzos para evitar los desperdicios de comida.
El motivo para el aumento de la preocupación de los consumidores por su bolsillo se centra en la inquietud que muestran estos por la subida de precios. Desde la invasión a Ucrania, el IPC llegó a subir hasta el 10,8% en julio. Estos factores han repercutido en el poder adquisitivo de los españoles y, de manera general, todos los consumidores muestran una preocupación elevada por el incremento de precios, especialmente aquellos que buscan el ahorro, que en un 81% afirman estar muy inquietos por los encarecimientos.
Además, el principal criterio de compra es el precio que tenga el producto para el 74% de los mismos, frente a tan solo el 45% de aquellos que se rigen por un modelo de consumo más verde.
La diferencia entre mirar las etiquetas de precio o centrarse en el impacto de los productos en el clima también parece ser un factor generacional, indica EY. Aquellos consumidores que se centran más en los precios son en un 64,7% de renta media y pertenecen en un 37,4% a la generación X (los nacidos entre los años 1965 y 1980) y en un 36% a la de los baby boomers (entre 1946 y 1964). Por otro lado, aquellos cuya preocupación principal es el planeta pertenecen en un 70,8% a extractos de rentas medias y son en un 35,5% millenials (nacidos entre 1981 y 1993).
Modelos de consumo
Hay otros grupos de consumidores que completan el pentágono. En el entorno del 20%, se encuentran aquellos centrados en la experiencia, caracterizados por consumir productos no esenciales por el mero disfrute, tener hábitos digitales y estar moderadamente preocupados por la sostenibilidad, pero no lo suficiente como para modificar hábitos de compra.
Otro grupo a destacar son aquellos consumidores que ponen el foco en la salud, tanto física como mental, que suponen algo más del 15% del total y cuyo peso ha caído drásticamente desde la pandemia, cuando rondaba el 30% de los arquetipos de usuarios. Este grupo de consumidores lo componen en casi un 40% personas de la generación del Baby Boom.
La última arista la componen en cerca del 9% aquellos compradores centrados en lo social, que buscan decisiones de compra con impacto a largo plazo, como colaborar con cadenas de suministros locales, y consumen menos, pero de más calidad, afirman desde EY.