La demanda interna sostiene a la economía entre las dudas en Europa

22 SEPT 2023

El PIB crece el 0,5% en el segundo trimestre del año, una décima más de lo previsto. La revisión del INE muestra que el país recuperó su nivel prepandemia en el tercer trimestre de 2022

La economía española se mantiene fuerte pese a la dura desaceleración que están padeciendo otros países miembro de la eurozona. Entre abril y junio creció un 0,5%, lo que supone una décima menos que en el trimestre anterior, pero una décima más de lo avanzado inicialmente, según los datos de Contabilidad Nacional publicados el viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El avance se debe al brío con el que se ha mantenido el consumo de los hogares, el gasto público y la inversión en la construcción.

Con esta revisión trimestral, el PIB sube dos décimas más de lo que se había estimado en la primera mitad de este año, lo que significa que el país recuperó el nivel prepandemia en el tercer trimestre de 2022 y no a final de año, como había señalado el INE durante la semana. Con esta corrección se ratifica que la economía fue mejor de lo esperado y cierra así el debate político que enfrentó durante meses a Gobierno y oposición.

Según Estadística, la demanda nacional aportó 2,3 puntos al crecimiento del PIB interanual en el segundo trimestre, cifra un punto superior a la del trimestre precedente, mientras que la demanda externa restó una décima al PIB y supuso 2,9 puntos menos que en el trimestre anterior.

En efecto, entre abril y junio las exportaciones e importaciones entraron en tasas negativas, en contraste con el avance que experimentaron en el primer trimestre. En concreto, las exportaciones bajaron un 3,2% trimestral y las importaciones mostraron una contracción del 2,1%, frente a los avances del 4,6% y del 4,1%, respectivamente, que registraron en el primer trimestre del ejercicio.

La inversión, por su parte, también ha pisado un poco el freno y ha registrado un crecimiento trimestral entre abril y junio del 1,9%, frente al avance del 3,1% del trimestre precedente. Por componentes, la inversión en vivienda ha sido la que mejor ha evolucionado, creciendo al 3,6%, dos puntos más que entre enero y marzo.La inversión en maquinaria y bienes de equipo, por su parte, pierde un 1,8%.

Del lado positivo, la actividad económica se vio impulsada en el segundo trimestre del año por un mayor crecimiento del consumo respecto al trimestre anterior. En concreto, el consumo de los hogares creció un 0,9% entre abril y junio, seis décimas más que en el primer trimestre, en tanto que el gasto público avanzó un 1,6%, frente al retroceso del 0,5% del trimestre previo.

El avance en el gasto de los hogares se mantiene gracias a los buenos datos de empleo, pues en el último año, el total de la afiliación a la Seguridad Social ha aumentado un 2,7%. Además, en el último año la población asalariada temporal se ha reducido en 764.300 personas y el salario por ocupado ha aumentado más de un 5%. La creación de empleo estuvo acompañada de un aumento de la productividad por hora trabajada, que creció un 1,2% en términos interanuales.

Entorno adverso

A pesar de esta revisión al alza, la subida del 0,5% es la tasa interanual más moderada desde el primer trimestre de 2021. La pérdida de fuelle es más evidente cuando se compara con el año previo, pues el PIB se sitúa en el 2,2% frente al 4,2% del trimestre precedente.

Además, el consumo de los hogares moderó su crecimiento interanual cuatro décimas, hasta el 2,2% y las actividades inmobiliarias han caído en la primera mitad del año un 0,6% y un 3,1%, respectivamente, a causa de las constantes subidas de tipos que han provocado una caída en las compraventas.

El contexto mundial también es adverso. La actividad de la zona euro sigue en el terreno de contracción por cuarto mes consecutivo por el debilitamiento de la demanda, según S&P Global, que prevé una caída del PIB de la región en el tercer trimestre del 0,4%.

Según la agencia de calificación, un factor fundamental detrás de la reducción de la actividad total ha sido un nuevo deterioro de la demanda del consumidor, que se refleja en el cuarto declive mensual consecutivo de nuevos pedidos. Los nuevos pedidos del sector industrial volvieron a contraerse y el sector servicios se ha llevado la peor parte, con la mayor caída desde mayo de 2013 si se excluye el periodo pandémico.

Pese al contexto de incertidumbre, el Gobierno ha asegurado el viernes que “el buen comportamiento diferencial” respecto al resto del continente se mantendrá en lo que queda de año. Las previsiones del Banco de España apoyan esta afirmación, aunque prevé que el freno llegue en 2024, de ahí que haya rebajado cuatro décimas las previsiones de crecimiento para ese año hasta el 1,8%.

Esta entrada fue publicada en ECONOMÍA y Mercados Financieros. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *