El ‘efecto pluriempleo’ revela que 1,3 millones de ocupados trabajan ‘en B’

La diferencia entre los datos de la Encuesta de Población Activa y los de afiliación a la Seguridad Social se ha considerado habitualmente como un indicador del empleo sumergido, es decir, de las personas que trabajan sin estar dadas de alta como cotizantes. En el tercer trimestre, la brecha alcanzó las 541.104, un 2,6% del total de ocupados que recoge el INE. Pero este cálculo no tiene en cuenta el efecto del pluriempleo, que hace que la cifra de afiliados sea superior a la de personas trabajando. Corregida esta distorsión elevaría la brecha por encima de los 1,3 millones de personas, un 6,2% del total del empleo que recoge el INE.

El «Informe metodológico estandarizado» que acompaña la estadística de afiliación de trabajadores a la Seguridad Social es claro a este respecto. «El número de afiliados no se corresponde necesariamente con el de trabajadores, sino que se trata de relaciones laborales o situaciones que generan obligación de estar afiliado; es decir, una misma persona se contabiliza en las estadísticas tantas veces como situaciones de afiliación tenga, ya sea porque tiene varias relaciones laborales en un mismo régimen o porque las tenga en varios», afirma textualmente el documento, actualizado por última vez el pasado mes de febrero.

La única excepción son los trabajadores del Sistema Especial para Empleados de Hogar y en el de los trabajadores del Sistema Especial para Trabajadores por Cuenta Ajena Agrarios, para los que se contabilizan personas en alta y no relaciones laborales. Siempre, claro está, que no estén en una situación de pluriactividad que obligue a un alta en otro régimen distinto de la Seguridad Social.

Porque, ¿qué ocurre cuando una persona tiene más de un trabajo? Que genera una afiliación ‘extra’ que se suma a la que genera su empleo principal. Por eso, el número real de personas dadas de alta a la Seguridad Social se obtiene restando estas afiliaciones en pluriactividad a la cifra total.

El problema es que el organismo que dirige José Luis Escrivá es especialmente opaco a este respecto. En los datos mensuales de afiliación no se recogen datos de pluriactividad y en las notas de prensa del Ministerio de Inclusión se identifican «personas» con «afiliados», aunque esto no afecta a los documentos estadísticos que, como hemos visto, reconocen claramente la diferencia.

Sin embargo, existe una estadística que sí reconoce el impacto de estos afiliados fantasma, aunque no la publica la Seguridad Social, sino el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Se trata del Anuario de Estadísticas Laborales, que señala que en 778.936 las afiliaciones ‘extra’ registradas de media a lo largo de 2022 que en realidad no corresponden a un individuo, sino a los múltiples trabajos que compagina un pluriempleado. Suponen un 3,9% del total de las registradas, el máximo de la serie histórica.

Hasta cierre de año no se conocerán los datos de 2023, pero pese a que Seguridad Social no revela los datos mensuales (sobre los que se calcula la media publicada en el Anuario de Trabajo), todo apunta a que la evolución se ha mantenido, como mínimo, en un nivel similar al del pasado año. Esta afirmación se basa en la evolución de la EPA que concreta cuántos ocupados tienen más de un empleo. En el tercer trimestre, estos ‘pluriocupados’ se situaron en 533.300, lo que supone un 9% menos que en el trimestre anterior (algo explicable por el efecto del verano en la actividad), pero un 6% más que hace un año. De hecho, son el máximo de la serie histórica en ese perido.

Si lo expresamos en términos de promedio anual, 2022 marca 527.300 ocupados y 2023 ya va por 553.300, un 4,7% más, a la espera de los datos del cuarto y último trimestre. Esto lleva a que resulte factible extrapolar los datos de afiliación extra de 2022 a 2023. E incluso considerar una cifra similar a la de 2022 como prudente. En este punto, hay que llamar la atención sobre la diferencia entre los datos de pluriempleados EPA y afiliación en pluriactividad. Si los pluriempleados solo tuvieran un segundo empleo, las cifras coincidirían, pero que las de Seguridad Social sean superiores supone que un 47% de las personas en esta situación tiene más de un empleo ‘extra’ que genera una afiliación adicional.

Peso en la economía sumergida

Esto resulta especialmente relevante para estimar el impacto real del empleo sumergido cuando empleamos el cruce delos datos de EPA y Seguridad Social. Y es que, si nos limitamos a restar a la cifra de ocupados EPA, 221.265.900 en el tercer trimestre, la de los afiliados medios en septiembre, nos sale una cifra de 511.104 personas, un 2,6% del total de 21.265.900 ocupados. Pero esta cifra no es correcta porque estaríamos comparando relaciones laborales, por un lado, y personas por otro.

Pero si restamos la cifra media de afiliaciones ‘extra’, 778.000 al total de afiliaciones, obtenemos la cifra de personas afiliadas. Esto supondría pasar de 20.724.796 afilados medios en septiembre a 19.945.860. Y esto supone que la ‘brecha’ efectiva se amplía hasta los 1,3 millones de ocupados que estarían trabajando sin darse de alta a la Seguridad Social.

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