La nueva cesta de la compra. El INE resta peso a la gasolina y eleva el de los alimentos básicos al adaptar el IPC a la pandemia

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10 FEB 2021

El INE actualiza las ponderaciones del IPC tras los cambios en los hábitos de consumo

Más alcohol, comida para llevar, chocolate, arroz y patatas. Y muy pocos viajes y espectáculos. La cesta de la compra de los españoles en el año de la pandemia ha cambiado de forma radical, lo que, como avanzó este diario, ha llevado al Instituto Nacional de Estadística (INE) a realizar en esta ocasión algunos cambios drásticos en la revisión anual de la ponderación de los bienes y servicios recogidos por el Índice de Precios de Consumo (IPC) de cara a 2021, del que se ofrecerá un primer indicador este viernes referente al mes de enero.

“Si bien anualmente los cambios en los hábitos de consumo no son muy significativos, en el año 2020 estos han sido más relevantes que en años precedentes” debido a la pandemia, explicaba este miércoles el INE en una nota sobre el cambio metodológico de la composición del principal termómetro de los precios. De forma excepcional, Estadística ha tenido que utilizar nuevas fuentes de información sobre los hábitos de consumo de 2020 para la revisión, ya que en condiciones normales habría utilizado datos oficiales de cierre de 2019. El decalaje de este método hizo que el IPC arrojara datos negativos la pasada primavera por la fuerte caída de los carburantes, pese a que los españoles, confinados en sus hogares, lo que estaban notando era un importante incremetno de precios en la alimentación, por ejemplo. La revisión tiene por objeto adecuar la medición de precios e inflación al nuevo escenario pandémico que parece regir también 2021.

Los grandes cambios reflejan los principales cambios de hábitos que ha traído el Covid-19. Así, la alimentación, que ya era el grupo de bienes o servicios con más peso en el IPC, eleva aún más su importancia: pasa de suponer el 19,49% de la cesta de la compra al 23,62%, un alza de cuatro puntos. También aumenta el gasto en tabaco y alcohol: del 2,85% del IPC al 3,2%. En el otro lado de la balanza están las actividades más castigadas por la pandemia: el transporte (donde se encuadran las gasolinas) pasa a representar el 12,45% del IPC desde el 15,4%, y el ocio, el 6,79% desde el 8,41%. En ambos casos la caída es del 19%.

No obstante, el descenso en el gasto en hoteles y restaurantes es relativamente bajo (pasa del 12,05% al 11,64%). Las caídas son muy notables tanto en hoteles como en restaurantes, pero se ven compensadas por el alza de la comida a domicilio. La ponderación del vestido y el calzado, un sector que también ha sufrido en gran medida las restricciones, apenas cambia. Tampoco crece de forma significativa el gasto en sanidad, si bien la pandemia eleva un punto porcentual el peso de los productos farmacéuticos.

Las mayores subidas

De las 222 subclases de artículos que computan dentro del INE, la que más peso ha ganado en la cesta de la compra ha sido cerveza. Concretamente, el epígrafe “otras cervezas con alcohol”, que ha duplicado su participación en las ponderaciones del IPC, del 0,0475% al 0,09%. Es distinto de la “cerveza rubia”, que crece menos (un 25%, del 2,36% al 2,95%). Pero el alcohol ha estado muy presente en los carritos de supermercado, probablemente debido a las restricciones aplicadas sobre la hostelería: el vino es la tercera categoría que más peso gana (sube un 55% hasta el 0,56% de la cesta de la compra) y, los licores, la décima (un 39% más).

En el segundo puesto está otro artículo que ha marcado los meses de confinamiento y pandemia: los “servicios de comida rápida y para llevar” suponen ahora casi el 3% de la cesta de la compra, por apenas un 1,6% en las ponderaciones de 2020, lo que indica que el gasto en este aspecto se ha duplicado. Crecen, en general, casi todas las partidas de alimentación; algunas ligadas a la afición por la cocina (salsas y especias crecen más del 40%), aunque también han las compras básicas (arroz, patatas huevos, en torno a un 30%) o productos algo más selectos como queso, chocolate o marisco. La comida preparada y congelada crece también con fuerza, entre un 25% y un 50%.

Fuera de los alimentos, destaca el aumento de las compras de artículos no duraderos para el hogar (+40%), los alimentos para bebé (+29%, probablemente por el cierre de guarderías) y, lamentablemente, los servicios funerarios, que pasan de suponer el 0,28% del gasto al 0,36%, un alza del 27%, tras el exceso de 80.000 muertes en 2020 debido al virus. También aumenta el gasto en productos de limpieza, un 25%.

Actividades restringidas

En términos absolutos, es decir, tomando los artículos que más paso han ganado (sin contar el peso que tenían antes en la cesta de la compra), además de los servicios de comida para llevar aumenta el peso de la fruta fresca, la carne seca, el queso, el pan o los productos de limpieza así como, en menor medida, la electricidad o el alquiler de vivienda (en torno a un punto porcentual).

En el lado contrario están, lógicamente, todas las actividades restringidas a causa del coronavirus. Los espectáculos deportivos (-75%), categorías relacionadas con el turismo y el transporte (con descensos de más del 40%) y los cines y salas de conciertos. El gasto baja mucho, también, en automóviles nuevos (un 28%, del 2,9% del presupuesto al 2,1%) y en combustibles. Gasolina y gasóleo sumaban en 2019 el 6,3% del gasto y, tras la pandemia, el 5%.

Los restaurantes son la partida donde más se restringe el gasto, 1,35 puntos porcentuales, junto con los coches nuevos, los paquetes turísticos y la gasolina y el gasóleo.

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El 27% de todos los parados de la eurozona ya corresponde a España

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 4/02/2021
  • Nuestro país dobla la tasa de desempleo media (8,3%) tras repuntar hasta el 16,2%
  • España no recuperará los niveles previos a la crisis hasta finales de 2023, según el FMI

Uno de cada cuatro parados de la Unión Europea se encuentra en España y el 27% de todos los desempleados registrados a finales del pasado ejercicio en la zona euro correspondía al mercado laboral español. Así de demoledoras son las cifras que dan cuenta del devastador impacto de la crisis sanitaria sobre el empleo. Y más allá, como esta afectación ha sido mucho más grave en los países con un tejido productivo sujeto en gran medida la sector de los servicios.

De este modo, queda constatado que España es uno de los países que más ha sufrido y sufrirá por la pandemia en términos de pérdida de empleo, y que será uno de los países que más tiempo tardará en recuperar los niveles económicos previos a la crisis, al menos hasta finales de 2023, en el mejor de los casos, tal y como advierten organismos como el Banco de España o el Fondo Monetario Internacional.

Posible aumento

Es más, las cifras sobre las que se sujeta el porcentaje -España acapara el 27,2% de parados de la eurozona y el 23% de los desempleados en toda la Unión Europea- se corresponden al cierre del pasado ejercicio, en lo que Eurostat, el servicio de estudios estadísticos de la Comisión Europea, otorga a España un total de 3,7 millones de parados, si bien los datos más recientes correspondientes al mes de enero de 2021 ya publicados por el Gobierno de España elevan esta cifra hasta los 3,9 millones de parados tras sumar más de 70.000 en solo treinta días del nuevo año. Y más allá estos porcentajes podrían ser aún más abultados una vez se conozca el verdadero alcance de los Ertes, o mejor dicho, el número concreto de entre los 780.000 trabajadores aún afectados por un expediente de regulación temporal de empleo que se reincorporará a su puesto, y el número de ellos que pasarán a engordar las listas del paro en España. 

En este sentido, cabe destacar la aportación de Bruselas a la causa, que tramo del préstamo para financiar el gasto público en Erte y ayudas por cese de actividad de autónomos de 1.030 millones de euros, ya se elevan 11.030 millones de euros la ayuda recibida a cargo del instrumento Sure. 

Así, en su última hornada de datos, Eurostat estima que 16.000 millones de hombres y mujeres en la UE, de los cuales 13.671 millones en la zona del euro, estaban desempleados en diciembre de 2020. En comparación con noviembre de 2020, el número de personas desempleadas aumentó en 67.000 en la UE y en 55.000 en la zona del euro. En comparación con diciembre de 2019, el desempleo aumentó en 1,951 millones en la UE y en 1,516 millones en la zona del euro. 

El empleo público crece con fuerza durante la crisis mientras que el privado destruye 748.400 ocupados

«La pandemia sigue pesando sobre nuestras economías y, aunque sabemos que hay luz al final de este túnel, todavía no sabemos cuando la alcanzaremos», enfatizaba en un comunicado el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, sobre los últimos datos macroeconómicos que también recogen un fuerte retroceso del PIB comunitario del 6,8% en el conjunto del pasado año, tras ceder un 0,7% en el cuarto trimestre por la segunda ola de Covid.

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La economía española se contrajo un 11% en 2020, el mayor desplome desde la Guerra Civil

EL PAÍS - eNEM
29-ENERO-2021

El PIB del cuarto trimestre crece un 0,4%, según el INE, pero la mejoría es insuficiente para compensar el daño provocado por la pandemia

La pandemia de la covid-19 ha asestado un golpe a la actividad de dimensiones desconocidas en tiempos recientes. En 2020, la economía cayó un 11%, el mayor desplome registrado en 85 años. Habría que remontarse al inicio de la Guerra Civil para encontrar un batacazo mayor. En euros, la caída de la producción asciende a unos 130.000 millones, casi el equivalente a lo que cuestan las pensiones en un año. Esa ha sido hasta ahora la factura económica del coronavirus, un peaje que según organismos como el FMI o el Banco de España se tardará al menos tres años en recobrar. España ha vuelto a padecer una recesión cuando todavía no han cicatrizado las heridas de la crisis financiera anterior. Y aunque el PIB muestra una mayor resistencia a las restricciones, la recuperación pierde algo de brío en el cuarto trimestre.

En la serie del INE que arranca en 1970 no hay ni por asomo nada igual. La mayor caída anual registrada es la de 2009, cuando el producto interior bruto retrocedió un 3,8%. Según los cálculos del historiador económico Leandro Prados de la Escosura, en 1936 la economía se hundió un 26,8% por la Guerra Civil. En 1868, el derrumbe fue del 13,3% por el estallido de una burbuja de inversiones ferroviarias y las malas cosechas. En 1896, la actividad se desplomó un 10% en plena escalada de la Guerra de Cuba. En 1945, la Segunda Guerra Mundial y la Autarquía infligieron un varapalo al PIB del 8,1%. La crisis del 29 provocó en España una pérdida del 4,9% en 1930. Y la Gran Depresión de 1873 causó una contracción del 8,9%. “En los últimos 170 años solo en la Guerra Civil y en 1868 se han dado caídas superiores”, señala Prados de la Escosura.

Por dar una idea de la magnitud del golpe, en los seis años de crisis financiera, entre 2008 y 2013, se esfumaron 9,1 puntos porcentuales de PIB. En la recesión de 1993 tras los Juegos Olímpicos y la Expo, un 1,1%.https://datawrapper.dwcdn.net/jrMbx/11/

De entre todos los países de la OCDE, España ha sido con el Reino Unido el que más ha sufrido las consecuencias económicas de tratar de frenar el virus. Las razones han sido harto mencionadas: un confinamiento más largo y duro en la primera oleada. Un tejido productivo muy dependiente de servicios como la hostelería o el turismo, que requieren más interacción social. La mayor abundancia de pymes, que aguantan peor los vaivenes. Y la elevada proporción de empleos temporales, cuyos contratos se rescinden con más facilidad en cuanto hay turbulencias. También una posición fiscal muy deteriorada que ha hecho que el Gobierno no se atreva a dar ayudas directas más allá de los ERTE.

Como recuerda el economista Miguel Ángel García, la anterior crisis financiera ocurrió porque se generaron unos desequilibrios de competitividad, deuda privada, excesos en la construcción y, al final, déficit público que había que ajustar. Era imposible hacer los ERTE porque había una parte de las empresas y el empleo ligado a la burbuja inmobiliaria que iba a desaparecer. Esta vez es una crisis exógena con un impacto muy desigual, que se ha cebado con sectores como el turismo que en principio deberían recobrarse una vez se restablezca la normalidad. No tienen problemas de competitividad o excesos que purgar. Se trata más bien de una contracción histórica por las medidas tomadas para detener el virus. Con tal de evitar su propagación se ha prohibido producir, dar servicios y, por tanto, consumir.

Aunque el descalabro del PIB ha sido brutal, el hundimiento de las rentas no ha sido tan fuerte. Los ingresos de las familias solo han caído menos de la mitad de lo que baja el PIB gracias al colchón de los ERTE. Y esa buena noticia ha ocurrido a costa de la deuda pública, algo que deja a la economía española expuesta a futuros problemas si no se corrige más adelante, tal y como han recordado el FMI, el Banco de España o la Autoridad Fiscal. Otra cuestión es si, como alertan estos organismos, la duración de la pandemia acabará provocando daños más permanentes en forma de quiebras, una mayor deuda empresarial, menos inversión y, por ende, empleo.

El INE señala que el gasto de los hogares se hunde un 8,4% interanual. La inversión, un 14,3%. Las exportaciones, un 20,6%. Y las importaciones, un 14,1%. Solo el consumo de las Administraciones Públicas se dispara con un avance del 7%, un incremento récord. Por sectores, únicamente crece la agricultura con un fortísimo 8,7%; la banca, con un 5,4%, y la Administración Pública, educación y sanidad, con un 3,3%. La industria pierde un 4,3%; la construcción, un 18,2%, y los servicios, un 9,8%. Dentro de estos últimos, el desplome que ha definido esta crisis es el del comercio, transporte y hostelería: un 20,4%. Y figuran como las más perjudicadas de todas las actividades artísticas y recreativas, con una caída del 31,5%. Las actividades profesionales y científicas ceden un 12,9%. “Sin los servicios públicos y la agricultura, la caída del sector privado sería del 14% anual”, apunta María Jesús Fernández, analista de Funcas.

Pierde fuelle la recuperación

En cuanto al comportamiento de la economía en el cuarto trimestre, la noticia positiva es que sorprendentemente la recuperación continúa a pesar de las restricciones. El PIB trimestral crece un 0,4% y se evita la recaída que sufren por ejemplo Francia o Italia, quizás por unas restricciones más parciales a diferencia del primer confinamiento. Y porque aunque una parte de la economía permanece hibernada, el resto se ha adaptado y consigue funcionar reduciendo la movilidad. Además, como señala María Jesús Fernández, sin el consumo público la actividad habría retrocedido un 0,5% en lugar del avance del 0,4%.

No obstante, la lectura más negativa del dato de crecimiento trimestral es que pierde fuelle el fuerte ritmo de recuperación iniciado en el trimestre anterior. “Las exportaciones de turismo vuelven a desplomarse entre octubre y diciembre hasta niveles cercanos al confinamiento”, destaca María Jesús Fernández. Y a la luz de las mayores restricciones impuestas con el comienzo del año, parece que entre enero y marzo podría estancarse o incluso retroceder algo.

Al cierre de 2020 todavía queda mucho por recuperar para volver a las cotas de producción prepandemia: un 9,1%, lo mismo que se perdió en los seis años de crisis financiera de 2008. Dicho esto, como explica Pedro Antonio Merino, economista jefe de Repsol, “la renta de los hogares apenas cae a diciembre de 2020 y va acompañada de un elevado ahorro que si mejora la confianza podría traducirse en consumo y acelerar la recuperación”. El INE recuerda que estos datos han sido elaborados con grandes dificultades y que pueden revisarse cuando haya más información disponible

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Luz y alimentos provocan la segunda mayor subida del IPC en la serie: 1,1 puntos en enero hasta el 0,6%

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Madrid  29 ENE 2021

Los precios aumentaron en enero un 0,6% con respecto al mismo mes de 2020, una tasa que se sitúa 1,1 puntos por encima de la de diciembre del pasado año (-0,5%) y que supone el primer repunte desde el inicio de la pandemia de coronavirus, según el dato adelantado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La subida experimentada en enero es la segunda mayor de la serie histórica, tras el alza de 1,4 puntos registrado en enero de 2017. El IPC se sitúa así en el nivel más alto desde febrero de 2020 (0,7%).

De confirmarse este dato el próximo 12 de febrero, el índice de precios de consumo (IPC) pondría fin a nueve meses consecutivos en negativo y sería la primera subida desde febrero de 2020, ya que en marzo el índice quedó en cero.

El repunte se debe al aumento de los precios de la electricidady, en menor medida, de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que se han encarecido más de lo que lo hicieron en enero de 2020, detalla el INE. Otros factores que han presionado al alza los precios son los paquetes turísticos, que se han abaratado menos que en enero del pasado año, y el gas, que este año ha subido cuando el pasado bajaba.

La inflación subyacente, que no tiene en cuenta los alimentos no elaborados ni los productos energéticos por ser los más volátiles y que el INE publica por primera vez en su avance «consciente de la relevancia» del dato, aumentó un 0,5% hasta el 0,6%. Se iguala así con el dato del IPC general.

En términos mensuales, los precios han subido un 0,1 % con respecto a diciembre y encadenado cinco meses consecutivos de avances.

El índice de precios de consumo armonizado (IPCA) -que mide la evolución de los precios con el mismo método en todos los países de la zona euro- también se ha situado en el 0,6% interanual, 1,2 puntos más que en diciembre.

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La crisis amplía la desigualdad: los ingresos salariales de rentas bajas caen 5 veces más

El Confidencial: descripción, tipología y trayectoria – Periodismo en  construcción
12/12/2020

LAS CONSECUENCIAS DE LA PANDEMIA

La caída de los ingresos salariales del 30% de la población con menor renta alcanza el 10%, mientras que en el 30% con más renta apenas se ha reducido un 2%

La crisis económica del coronavirus es muy diferente a todas las anteriores, pero tiene una característica común: los grupos sociales más vulnerables vuelven a ser los más afectados. Las rentas bajas son las que han sufrido un mayor desplome de su renta salarial este año, ya sea como consecuencia de los despidos, la extinción de sus contratos o la suspensión de empleo a través de los ERTE. Esta crisis tiene, además, un agravante: ha afectado especialmente a sectores de bajo valor añadido, como la hostelería, el transporte, el ocio o el comercio. Estas ramas de actividad crean mucho empleo precario y temporal y han tenido que recortar bruscamente su masa salarial por la pandemia.

Eurostat está realizando un importante esfuerzo para medir el impacto de la crisis sobre las rentas de los diferentes grupos sociales a través de sus estadísticas experimentales. A partir de estos datos, ha publicado una primera estimación sobre la caída de los ingresos salariales por franjas de renta en 2020 en comparación con 2019. En el caso de España, la renta salarial de los tres primeros deciles de renta (el 30% que menos gana) se ha hundido nada menos que un 10%, dos puntos peor que el conjunto de la Unión Europea. Un duro golpe que explica el problema de las colas del hambre, que se han multiplicado por todo el país como consecuencia de la cantidad de familias que no tienen ingresos para sobrevivir. Es importante tener en cuenta que estos datos solo tienen en cuenta a personas que tenían un empleo antes de la crisis, de modo que una parte de las rentas bajas que estaban en el paro no entran en los cálculos al no contar con una renta salarial.

Por el contrario, las rentas altas apenas han visto afectados sus ingresos del trabajo. En concreto, los tres últimos deciles (el 30% que más gana) han sufrido un descenso de las rentas salariales inferior al 2%. Por su parte, las clases medias (deciles del 4 al 6) también han sufrido una contracción severa de sus rentas salariales, que se han hundido un 6%. España es, junto a Portugal, el país con mayor diferencia en el comportamiento de los ingresos de las rentas altas y bajas, en total, ocho puntos porcentuales de diferencia. De hecho, la mayoría de los países del euro no pueden haber sufrido una diferencia tan grande porque la caída de rentas no ha alcanzado el 8%. La caída salarial media de la UE este año oscilará en el entorno del 5,2%, según los cálculos de Eurostat.

En primer lugar, esta diferencia responde a la incidencia del desempleo durante los meses de la pandemia. España fue el país europeo que destruyó más puestos de trabajo durante los meses del primer confinamiento como consecuencia de la precariedad del empleo. El porcentaje de temporalidad supera el 25%, lo que provocó que muchas empresas simplemente dejaran extinguirse estos contratos para así aliviar sus cargas salariales. En apenas un mes y medio se destruyeron un millón de empleos, de los cuales, casi el 90% eran temporales, esto es, de rentas bajas. Por el contrario, los contratos indefinidos de larga duración, que están blindados, apenas se destruyeron, protegiendo así a empleados de rentas altas y largas carreras de cotización. Esto explica que casi el 70% de los empleos perdidos sean justo de ese 30% con menores ingresos. Por el contrario, la pérdida de empleo en los tres últimos deciles es inferior al 5% del total de empleos perdidos, uno de los datos más bajos de la UE.

Casi el 90% del empleo destruido durante la primera ola eran contratos temporales

En total, la destrucción de empleo entre las rentas bajas ha provocado una caída de sus ingresos salariales de algo más del 4% (el dato es mucho mejor que el -10% de las rentas bajas, precisamente porque el peso salarial de las rentas altas es mucho mayor). Este es el peor dato de Europa y muestra la magnitud del golpe provocado por el aumento del desempleo. Eso significa que casi la mitad de la caída de rentas del 30% con menos ingresos se debe a la pérdida de empleo.

El resto, unos 5 puntos, se debe a la suspensión de empleo y la reducción de horas de trabajo aprobada con los ERTE y otros esquemas similares de protección de rentas aprobados en los diferentes países europeos. En España, durante las peores semanas de la pandemia, los ERTE llegaron a proteger a más de 3,5 millones de trabajadores. El problema es que, una vez más, los sectores y trabajadores más afectados fueron las rentas bajas. Aunque Eurostat todavía no ofrece datos de variación de rentas en función del nivel de responsabilidad de los trabajadores, las cifras parecen apuntar a que las empresas no metieron en los ERTE a sus trabajadores más valiosos. Si así lo hubiesen hecho, la caída de rentas de este grupo social habría sido más acusada, ya que los ERTE ofrecen una renta limitada muy inferior a los salarios más altos.

La protección pública

Esta crisis también ha sido diferente desde el punto de vista del despliegue de la protección social para evitar una caída aún mayor de las rentas de los hogares. El sector público de España y del resto de los países europeos ha jugado un papel fundamental para contrarrestar el desplome de ingresos de mercado gracias a la protección extraordinaria a desempleados y a trabajadores en ERTE.

Según los datos de Eurostat, en España la protección pública redujo de forma significativa la caída de las rentas salariales de los hogares. En el caso de los tres primeros deciles, la caída de rentas se moderó en tres puntos gracias a la protección social, pasando así del -10% al -7%. La moderación también fue importante en el tramo de las rentas medias, que pasaron de sufrir una caída de los ingresos salariales de mercado del 6,5% al 4,5% gracias a las políticas de protección de rentas. En el tramo de mayores ingresos la moderación de la caída fue inferior a los 0,5 puntos precisamente porque los ERTE garantizan una parte mínima de los ingresos de este grupo social.

En conjunto, gracias a la protección social, la caída de las rentas de los hogares en España pasó del 4% al 2%. Aunque estos esquemas no consiguieron evitar el aumento de la desigualdad, sí que aportaron un avance importante respecto a crisis anteriores. Sin embargo, España todavía tiene mucho camino por delante antes de compararse con los países líderes del continente. De hecho, el efecto ‘amortiguador’ del sector público está entre los más bajos de la Unión Europea. Otros países, como FranciaGrecia o Eslovaquia, han conseguido minimizar la caída de rentas en más de tres puntos porcentuales.

Pero el caso más sorprendente es el de los Países Bajos, ya que la protección social ha conseguido proteger íntegramente las rentas salariales de los hogares, y eso a pesar de que la caída de los ingresos de mercado fue del 3,5%. El sector público pudo compensar toda esta caída. La protección de rentas ha permitido que el país mantuviera niveles de consumo elevados a pesar de las dificultades. Esto explica, por ejemplo, por qué en el tercer trimestre el país se situó ya a solo un 2,5% de los niveles de PIB previos a la crisis. Por el contrario, España está casi un 9% por debajo.

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La calidad del sistema universitario español, un factor en el paro juvenil

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10/12/2020

España cuenta con cerca de 50 universidades públicas y alrededor de 30 centros privados de educación superior

Tanto en España como en el área del euro, las ciencias sociales y jurídicas constituyen el grupo de titulaciones más frecuente, con un peso que ronda un tercio del total, seguido de los campos relacionados con la ingeniería y con la sanidad.

La universidad deberá dedicar al menos un 5%  del presupuesto a investigación

La mayor tasa de paro de los universitarios españoles no se debe a que elijan titulaciones con menos oportunidades laborales que los de otros países europeos, sino a la menor calidad de la educación superior o a las dificultades del mercado para absorber nuevos titulados, según el Banco de España.

En un avance sobre la situación laboral de los licenciados universitarios en España y su comparación con el área del euro, el Banco de España recuerda que la tasa de paro de los universitarios españoles entre 30 y 34 años fue en 2018 de aproximadamente el doble que la de sus homólogos europeos y se pregunta hasta qué punto esa diferencia «puede explicarse por la distinta especialización», es decir por las titulaciones escogidas.

Y expone que, tanto en España como en el área del euro, las ciencias sociales y jurídicas constituyen el grupo de titulaciones más frecuente, con un peso que ronda un tercio del total, seguido de los campos relacionados con la ingeniería y con la sanidad.

En España, añade, la proporción de universitarios en las carreras de educación, tecnologías de la información y la comunicación (TIC), servicios y sanidad es incluso mayor, mientras que, por el contrario, las carreras relacionadas con las ciencias sociales y el derecho, las ingenierías y las artes tienen un menor peso. «Esas diferencias eran mucho menores en 2006, de modo que esta distinta especialización de los universitarios españoles ha aparecido tras la crisis financiera iniciada en 2008», apunta el Banco de España.

Desde ese año, recoge, en España han aumentado los titulados en las ramas de educación, TIC, servicios y sanidad, en detrimento de quienes lo hicieron en ciencias sociales y derecho, artes y humanidades e ingeniería y construcción.

Y con esta distribución, «la tasa de paro de los licenciados españoles fue en 2018 mucho más alta para todas las titulaciones, con la excepción de artes, humanidades e idiomas».

De hecho, las nuevas necesidades tras la crisis de la Covid-19 han situado a las TIC como uno de los campos con mayor número de vacantes, donde el desempleo es casi inexistente y con un pronóstico muy favorable, pero con un alto desequilibrio entre oferta y demanda por la falta de personal cualificado. En este ámbito, los programadores son los profesionales TIC más demandados en España como asegura un informe realizado por Ticjob.es.

Por otro lado, la distribución por campos de especialización también muestra importantes diferencias por género. según el Boletín del BCE Los hombres suponen una gran mayoría de los titulados universitarios de ingeniería y TIC. En el otro extremo se sitúan sanidad y educación, donde las mujeres representan más de dos tercios del total de licenciados. Estas diferencias son muy similares a las observadas en la zona del euro, tanto en 2018 como en 2006.

Cualificación

En cambio, añaden, la menor cualificación, por término medio, de los trabajos desempeñados por los jóvenes licenciados españoles podría obedecer, entre otros factores, «a una menor calidad de la educación superior».

Así, una medida de la calidad del sistema universitario es la proporción de titulados superiores que trabajan en puestos de elevada cualificación. Los jóvenes universitarios españoles trabajan en puestos de elevada cualificación en una proporción menor que la europea. Pero, en este caso, las diferencias son mucho menores que las expuestas para la tasa de paro.

Adicionalmente, no son homogéneas por campos de especialización. Así, en España hubo en 2018 una proporción más alta de trabajadores cualificados en agricultura y salud, siendo la diferencia atribuible a los hombres en el primer caso y a las mujeres en el segundo, mientras que en todas las demás especializaciones se registraron proporciones más bajas respecto a la zona del euro.

La evidencia mostrada, concluyen desde el BCE, «sugiere que la mayor incidencia del desempleo entre los universitarios españoles no responde a una elección de titulaciones más sesgada hacia aquellas con menores oportunidades laborales que en el conjunto del área del euro».

Asimismo, añade, «no se puede descartar la presencia de características estructurales de la economía que limitan la capacidad del mercado de trabajo para absorber adecuadamente los flujos de nuevos titulados superiores».

Oferta académica mínima

De acuerdo con los datos oficiales, España cuenta con cerca de 50 universidades públicas y alrededor de 30 centros privados de educación superior. Sin embargo, el Gobierno trabaja en un real decreto por el que las universidades deberán disponer de una oferta académica mínima de diez títulos oficiales de grado, seis títulos oficiales de máster y tres programas oficiales de doctorado y deberán estar representadas como mínimo tres de las cinco grandes ramas del conocimiento.

Son algunas de las directrices que el Ministerio de Universidades marca en un real decreto para asegurar la calidad académica en la educación superior. La normativa establecerá los requisitos fundamentales para la creación y el reconocimiento de universidades y tendrá carácter retroactivo, por lo que las universidades existentes tendrán un plazo para adaptarse de cinco años.

Las universidades deberán dedicar al menos un 5% de su presupuesto a un programa o programas propios de investigación y se establecerá una cifra mínima de publicaciones científicas que deberán ser publicadas y de proyectos de investigación de ámbito nacional e internacional que deberán solicitar y obtener.

Asimismo, las universidades deberán tener sistemas internos que aseguren la calidad en su funcionamiento, y en este sentido los Másteres propios deberán contar con un informe favorable del sistema interno de garantía.

Las universidades, y sus centros universitarios, que se creen una vez aprobado este Real Decreto, tendrán un plazo máximo de cinco años para cumplir con los requisitos docentes, de investigación, de personal docente.

De esta forma, el real decreto que iniciará ahora su tramitación y recibirá las observaciones de las Comunidades Autónomas y de otros actores de la comunidad universitaria, podría entrar en vigor a partir del próximo curso 2021-2022.

Formación Profesional

La Formación Profesional (FP) es desde hace unos años una alternativa más a la titulación universitaria y uno de los factores que lo ha impulsado es la alta empleabilidad que registra. De hecho, el primer informe anual sobre el estado de la Formación Profesional en España elaborado por Fundación Bankia por la Formación Dual, en colaboración con Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad destaca como la FP será clave a la hora de tratar de recuperar parte de los empleos perdidos durante la pandemia como consecuencia de la Covid-19.

Así, los titulados en Ciclos Formativos de Grado Superior del curso 2013-14 presentaban a finales del año 2019 una tasa de actividad del 90,9% (91,9% los hombres y 89,9% las mujeres). La tasa de empleo era del 79,5% (en hombres del 82,0% y en mujeres del 77,1%).

Por familia profesional, las mayores tasas de empleo se dieron en Instalación y mantenimiento (89,4%), Fabricación mecánica (88,0%) y Transporte y mantenimiento de vehículos (87,2%). Los ciclos con mayores tasas de empleo fueron Técnico Superior en audiología protésica (94,2%); Técnico Superior en desarrollo de proyectos de instalaciones térmicas y de fluidos y en mantenimiento de instalaciones térmicas y de fluidos (92,3%), y Técnico Superior en automatización y robótica industrial (91,5%).

La tasa de empleo en 2019 de los alumnos que abandonaron la ESO en 2013-14 es del 51%

Los titulados en Ciclos Formativos de Grado Medio del curso 2013-14 presentaron a finales del año 2019 una tasa de actividad del 88,8% (89,6% los hombres y 88,0% las mujeres). La tasa de empleo era del 74,6% (en hombres del 77,5% y en mujeres del 71,6%).

En cuanto al sueldo, el 48,4% de los titulados en Ciclos Formativos de Grado Medio ocupados en 2019 afirmaba que su sueldo mensual neto estaba entre 1.000 y 1.499 euros. El 40,3% decía que cobraba menos de 1.000 euros y el 11,4% que ganaba 1.500 euros o más.

Bachiller y ESO

Los titulados en Bachillerato en el curso 2013-14 presentaban a finales del año 2019 una tasa de actividad del 69,2% (67,6% los hombres y 70,4% las mujeres). La tasa de paro era del 22,2%, mayor en mujeres (22,4%) que en hombres (21,9%). Por su parte, el 30,8% estaba en situación de inactividad, la mayoría de ellos (el 94,3%) seguía estudiado..

El 60,8% de los titulados en Bachillerato que estaban ocupados en 2019 afirmaba que su sueldo mensual neto era inferior a 1.000 euros. El 27,6% afirmaba que ganaba entre 1.000 y 1.500 euros y el 11,6% 1.500 o más.

Por último, el 52,9% de los alumnos que abandonaron los estudios de ESO en el curso 2013-14 obtuvo alguna titulación en alguno de los cinco cursos posteriores. La tasa de empleo en 2019 de los alumnos que abandonaron los estudios de ESO en el curso 2013-14 fue del 51,1%.

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Dependientes, comerciales, empaquetadores y repartidores, los empleos más demandados para Navidad

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7/12/2020

Dependientes, comerciales, empaquetadores, repartidores y mozos de almacén serán algunos de los empleos más demandados para cubrir la campaña de Navidad de este año, donde el comercio electrónico seguirá teniendo un papel protagonista ante la situación generada por la pandemia del Covid.

El comercio ‘online’ se disparó durante el confinamiento y en los meses posteriores ha seguido mostrando un notable dinamismo ante las restricciones de aforo adoptadas en muchas comunidades autónomas para frenar los contagios de coronavirus.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), referidos al mes de octubre, reflejan un crecimiento del comercio electrónico del 43,3% respecto a las cifras de hace un año y del 7,1% respecto al mes de septiembre.

«Los meses de confinamiento, desescalada y nueva normalidad han provocado un cambio en los hábitos de consumo de los españoles y se han generado otros nuevos que se mantendrán en el tiempo o que incluso permanecerán incorporados ya definitivamente cuando esta situación pase», apuntan desde Adecco.

Estas Navidades se realizarán unos 940.000 contratos, un 15% menos que en 2019

La pujanza del comercio ‘online’ se notará también en esta ‘atípica’ campaña de Navidad: el sector del gran consumo (perfumería, cosmética, juguetería, electrónica y telefonía), el protagonista de estas fechas por ser siempre el que más empleos genera, no sólo demandará personal para las tiendas físicas, como en años anteriores, sino que, gracias al comercio electrónico, incorporará trabajadores destinados a la preparación y la distribución de pedidos, como los empaquetadores.

«Estos perfiles ahora se desplazan del comercio tradicional a las plataformas logísticas: se mantienen los mismos puestos, pero el trabajo se realiza en una ubicación diferente», explican desde el grupo de recursos humanos Adecco, que calcula que durante esta campaña se realizarán unos 940.000 contratos, un 15% menos que en 2019.

Junto a estos perfiles ligados al comercio ‘online’, el sector del gran consumo demandará para Navidad promotores, dependientes, comerciales, azafatos de imagen, degustadores, animadores y gestores del punto de venta.

Cajeros y reponedores, los más buscados en el área de distribución

Además del sector del gran consumo, la distribución y el retail se llevan buena parte de los puestos de trabajo que se generan en esta época. Los empleos más demandados en este sector serán los de cajeros, inventaristas, administrativos, reponedores, empaquetadores, envasadores, y mozos de almacén, según Adecco.

En el ámbito de la logística y el transporte se pedirán mozos, preparadores de pedidos, peones de almacén, repartidores, ayudantes, carretilleros, y administrativos para los departamentos de tráfico. En las zonas de costa, la logística portuaria precisará además de estibadores y conductores de maquinaria pesada.

El sector alimentario, otro gran protagonista de esta fiestas ante las cestas, cenas y comidas de Navidad y los productos típicos de estas fechas, como los mazapanes y los turrones, buscará en estos meses carretilleros, envasadores, manipuladores de alimentos, verificadores de calidad y mozos, además de electromecánicos y peones agrarios.

Sin embargo, el perfil ‘estrella’ del sector de la alimentación seguirá siendo el de operario en la industria alimentaria, encargado de realizar los procesos de recepción, manipulación, transformación y elaboración de productos alimentarios.

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El Ibex recoge beneficios para despedir el mejor mes de su historia (+25,2%)

Expansión | Las cotizadas andaluzas elevaron su capitalización un 8,3% en  2017 - CLEVER Global
30 NOV. 2020

Los mercados europeos han despedido el mejor mes de su historia con una recogida beneficios. Los inversores han aprovechado la última sesión de noviembre para ajustar sus carteras, sin perder de vista las negociaciones sobre el Brexit y las novedades sobre las vacunas. Las ventas han arreciado en el tramo final de la sesión y el Ibex ha cerrado con un recorte del 1,39% hasta los 8.076,90 puntos. El selectivo español ha pulverizado todos sus récords en noviembre con una ganancia del 25,2%.

La primera sesión de la semana ha puesto punto y final a un mes histórico en los mercados financieros. El año 2020 no sólo será recordado ya por los derrumbes del mes de marzo. La subida ha alcanzado dimensiones inéditas también en el mes de noviembre. La renta variable europea ha firmado hoy su mayor subida mensual de la historia, y en el ránking de ganancias sobresale la Bolsa española. El Ibex ha sumado un 25,2% de revalorización, de largo su mayor alza mensual en sus casi 30 años de historia, muy por encima del 16,6% de junio de 2012.

La euforia que reflejan estas cifras se ha enfriado. La recogida de beneficios se ha intensificado a medida que se acercaba el final de la sesión, en una jornada marcada por la incertidumbre generada por las negociaciones sobre el Brexit y por la reunión de la denominada OPEP+. Los países de la OPEP han decidido hoy posponer a mañana la decisión sobre los niveles de producción para 2021, cuando se sumarán los productores independientes. En Europa, a medida que se acerca la fecha tope para cerrar las negociaciones, el Brexit vuelve a emerger como una creciente amenaza para el rally alcista.

Wall Street regresa a la actividad del semipuente festivo de las últimas jornadas con descensos, al igual que ha ocurrido con la renta variable asiática.

En la Bolsa española, la tentación de recoger beneficios era demasiado grande y los inversores han aprovechado las ganancias récord para deshacer posiciones y ajustar carteras de cara a diciembre. Con todo, el Ibex ha cedido un 1,39% hasta 8.076,90 puntos y ha fijado en un 25,2% las ganancias de noviembre, con diferencia, el mejor mes de su historia. A pesar del rally de noviembre, mantiene unas pérdidas en el conjunto de 2020 del 15,42%.

Los bancos, una vez más, han acaparado los focos de atención dentro del Ibex. La ruptura en las negociaciones de fusión entre BBVA y Sabadell revolucionó sus cotizaciones, a la baja en el caso de Sabadell (-13,5) y al alza en BBVA (+5%). Una vez asimilada la noticia, y en medio de una corrección generalizada en el Ibex en el día de hoy, los inversores han reajustado a la baja sus carteras en la banca al cierre de un mes de subidas récord. Sabadell ha destacado de nuevo con una corrección del 6,36% hasta perder en sus acciones el ‘efecto BBVA‘. Bankia ha recortado un 3,87%; CaixaBank, un 2,54%; Santander, un 1,93% y BBVA, un 0,71%.

La recogida de beneficios también se ha centrado en el sector más alcista de noviembre, el turístico. Aena se ha dejado un 5,01%; Amadeus, un 4,77% e IAG, un 4,02%.

Las firmas internacionales de inversión han puesto nota a uno de los valores más alcistas del Ibex en el mes. Repsol, después del nuevo plan estratégico anunciado la semana pasada, ha recibido un aluvión de nuevas valoraciones por parte de los analistas. HSBC, Credit Suisse y Bernstein discrepan ampliamente en sus nuevos precios objetivo sobre la petrolera española, que se ha dejado un 5,04% al acusar la corrección registrada en el precio del petróleo.

El freno generalizado en el Ibex ha vuelto a resaltar el atractivo inversor por valores como Solaria (+3,53%) y PharmaMar (+0,78%), mucho más firmes durante este mes en las peores sesiones para el Ibex. La situación se ha repetido en Siemens Gamesa (+3,71%), y en Acciona. La compañía, volcada en las renovables, ha vendido una cartera de concesiones por 484 millones de euros y sus títulos han remontado un 2,50%.

En el resto de Bolsas europeas también se ha impuesto la toma de beneficios antes de rubricar un mes histórico de subidas. La amenaza de un Brexit sin acuerdo, junto a la presión económica derivada de las restricciones impuestas para frenar el coronavirus, corrigen la euforia desatada por los avances en las vacunas. El Dax alemán ha perdido un 0,33%; el Cac francés, un 1,42%; el Mib italiano, un 1,30% y el Ftse británico, un 1,59%.

Los recortes han reaparecido en uno de los sectores estrella del mes, el bancario. ABN Amro se ha desplomado un 8,9% ante el nuevo recorte anunciado en su plantilla, y UniCredit ha cedido un 4,9% en Bolsa en medio de rumores sobre un posible relevo de su CEO. El gigante hotelero Accor ha cerrado con descensos del 4,9% tras el anuncio de una emisión de bonos de 500 millones de euros, al término de un ejercicio aciago para el sector. Detrás de las subidas del 2,5% de la aseguradora Aegon está la venta de su negocio en Europa central y del este a Vienna Insurance, por 830 millones de euros. Pero al frente de las subidas ha sobresalido Siltronic (+7,6%). La empresa de semiconductores podría multiplicar su peso en el sector si fructifican las negociaciones de fusión con Taiwan’s GlobalWafers.

El creciente protagonismo de nuevo de las negociaciones sobre el Brexit no sólo condiciona la evolución de la renta variable europea. Los operadores del mercado de divisas vigilan cualquier novedad en las conversaciones entre Londres y Bruselas. El euro se mantiene en 1,19 dólares, y la libra se afianza en 1,33 dólares.

El Brexit y la próxima reunión del Banco Central Europeo marcan la evolución del mercado europeo de deuda pública. El interés exigido al bono español a diez años repunta desde zona de mínimos hasta el 0,07%. La prima de riesgo, sin embargo, repite en el entorno de los 65 puntos básicos.

El mes finaliza con la reunión de la OPEP+ entre los focos de atención de los inversores. El mercado aguarda a mañana para conocer la decisión definitiva sobre si la OPEP y aliados como Rusia prorrogan los actuales recortes de producción de petróleo. Hasta entonces, el mes se cierra con una corrección. El barril de Brent se aleja de sus recientes máximos de marzo y cae hasta los 47 dólares, mientras que el barril tipo West Texas, de referencia en EEUU, se sitúa al borde de los 45 dólares.

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La tasa de empleo en 2019 de los alumnos que abandonaron los estudios de ESO en el curso 2013-14 fue del 51%

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Ecoaula

27/11/2020

Su objetivo principal es conocer las diferentes formas de transición desde la educación y la formación al mercado laboral

La tasa de empleo en 2019 de los alumnos que abandonaron los estudios de ESO en el curso 2013-14 fue del 51,1%, según la encuesta de Transición Educativa-Formativa e Inserción Laboral (Etefil) del Instituto Nacional de Estadística (INE).

La encuesta está dirigida a las personas que realizan estudios de educación Secundaria y Formación Profesional. Su objetivo principal es conocer las diferentes formas de transición desde la educación y la formación al mercado laboral.

La investigación se organiza en cinco colectivos independientes que en el curso 2013-14 se graduaron en ESO, se titularon de Bachillerato, terminaron Ciclos Formativos de Grado Medio y Ciclos Formativos de Grado Superior y aquellos que en el curso 2013-14 abandonaron los estudios de ESO.

Grado superior

Los titulados en Ciclos Formativos de Grado Superior del curso 2013-14 presentaban a finales del año 2019 una tasa de actividad del 90,9% (91,9% los hombres y 89,9% las mujeres). La tasa de empleo era del 79,5% (en hombres del 82,0% y en mujeres del 77,1%).

La tasa de paro cinco años después de titularse era del 12,6%. El desempleo afectaba más a las mujeres (tasa del 14,3%, frente al 10,9% de los hombres). Por tipo de centro, los titulados en Ciclos Formativos de Grado Superior en centros públicos tuvieron unas tasas de empleo superiores a los que se titularon en centros privados (79,9% frente a 78,1%).

Por familia profesional, las mayores tasas de empleo se dieron en Instalación y mantenimiento (89,4%), Fabricación mecánica (88,0%) y Transporte y mantenimiento de vehículos (87,2%). Los ciclos con mayores tasas de empleo fueron Técnico Superior en audiología protésica (94,2%); Técnico Superior en desarrollo de proyectos de instalaciones térmicas y de fluidos y en mantenimiento de instalaciones térmicas y de fluidos (92,3%), y Técnico Superior en automatización y robótica industrial (91,5%).

El 46,2% de los titulados en Ciclos Formativos de Grado Superior que estaban ocupados en 2019 afirmaba que su sueldo mensual neto estaba entre 1.000 y 1.499 euros. El 32,4% señalaba que cobraba menos de 1.000 euros y el 21,3% que ganaba 1.500 euros o más.

Grado medio

Los titulados en Ciclos Formativos de Grado Medio del curso 2013-14 presentaron a finales del año 2019 una tasa de actividad del 88,8% (89,6% los hombres y 88,0% las mujeres). La tasa de empleo era del 74,6% (en hombres del 77,5% y en mujeres del 71,6%).

La tasa de paro cinco años después de titularse era del 16,0%. El desempleo afectaba más a las mujeres (tasa del 18,7%, frente al 13,5% de los hombres).

Por su parte, el 11,2% de estos titulados estaba en situación de inactividad en 2019. El 59,9% de ellos continuaban estudiando cinco años después de haber terminado los estudios.

Por tipo de centro de estudio, los titulados en Ciclos Formativos de Grado Medio tuvieron la misma tasa de empleo (74,6% tanto para centros públicos como privados).

El 48,4% de los titulados en Ciclos Formativos de Grado Medio ocupados en 2019 afirmaba que su sueldo mensual neto estaba entre 1.000 y 1.499 euros. El 40,3% decía que cobraba menos de 1.000 euros y el 11,4% que ganaba 1.500 euros o más.

Bachillerato

El 71,9% de los graduados en Bachillerato en el curso 2013-14 realizaron estudios universitarios en 2014-15. El 19,5% estudió un Ciclo Formativo de Grado Superior. El 92,3% de los que terminaron Bachillerato en el curso 2013-14 siguió en el sistema educativo el curso siguiente. La mayoría optó por estudios universitarios (71,9%), mientras que el 19,5% se decantó por Ciclos Formativos de Grado Superior (incluidas las Enseñanzas Artísticas Superiores). Las mujeres tuvieron mayor predilección por los estudios universitarios (el 73,3% los cursó, frente al 70,2% de los hombres).

Por tipo de centro, el 85,0% de titulados en Bachillerato en un centro privado y que continuaron matriculados en el curso siguiente optó por estudios universitarios, mientras que el 14,6% lo hizo por Ciclos Formativos de Grado Superior. Entre los que terminaron el Bachillerato en un centro público los porcentajes fueron del 75,0% para estudios universitarios y del 23,7% para los Ciclos Formativos de Grado Superior.

Los titulados en Bachillerato en el curso 2013-14 presentaban a finales del año 2019 una tasa de actividad del 69,2% (67,6% los hombres y 70,4% las mujeres). La tasa de paro era del 22,2%, mayor en mujeres (22,4%) que en hombres (21,9%). Por su parte, el 30,8% estaba en situación de inactividad, la mayoría de ellos (el 94,3%) seguía estudiando.

El 60,8% de los titulados en Bachillerato que estaban ocupados en 2019 afirmaba que su sueldo mensual neto era inferior a 1.000 euros. El 27,6% afirmaba que ganaba entre 1.000 y 1.500 euros y el 11,6% 1.500 o más.

ESO

El 82,9% de los alumnos que promocionaron ESO en el curso 2013-14 se matricularon al curso siguiente en Bachillerato. El 13,0% optó por Ciclos Formativos de Grado Medio. El 52,9% de los alumnos que abandonaron los estudios de ESO en el curso 2013-14 obtuvo alguna titulación en alguno de los cinco cursos posteriores. La tasa de empleo en 2019 de los alumnos que abandonaron los estudios de ESO en el curso 2013-14 fue del 51,1%.

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El futuro laboral, según Silicon Valley: «Hay que apostar por gente que aprende rápido»

El Confidencial condenado a pagar 6.000 euros
21/11/2020

El encuentro McKinsey Digital Summit se centró, en su último día, en el creciente papel que tiene la gestión del talento en las empresas

La realidad de la pandemia ha cambiado por completo la forma en la que trabajamos y nuestra relación con el entorno laboral. La implantación del teletrabajo en muchos sectores ha confirmado una tendencia que hacía tiempo que se venía barruntando. El talento de las empresas ha sido uno de los activos corporativos que han visto como, de la noche a la mañana, su día a día cambiaba por completo. Una situación que ha obligado a las compañías a adaptarse, y a hacerlo con velocidad, para responder a preguntas clave: ¿cómo se puede exprimir la flexibilidad y resiliencia que permite la digitalización? ¿Cómo se recicla profesionalmente a un empleado?

La tercera y última jornada del McKinsey Digital Summit estuvo centrada en el talento. De su gestión y su comprensión depende, en gran medida, el éxito de las organizaciones. Y para ello, el evento digital dirigido a los CEO y ejecutivos de las áreas estratégicas de las compañías de España y Portugal contó con la participación de Mary Meaney, socia senior que lidera la práctica de Organización en McKinsey; Steve Cadigan, antiguo vicepresidente de talento de LinkedIn y ‘gurú’ de talento de Silicon Valley; y Paulo Rosado, CEO de Outsystems, el primer unicornio tecnológico de Portugal con presencia global.

Steve Cadigan pintó un escenario cambiante en el que la velocidad en la toma de decisiones y la agilidad serán factores esenciales para garantizar la supervivencia de las empresas. “Estamos en medio de la economía de la ansiedad. Nadie sabe cuál va a ser el futuro de un sector, no podemos prometer nada”, aseguró.

El antiguo vicepresidente de LinkedIn recordó a los presentes que la percepción sobre el trabajo ha cambiado para siempre. Ha llegado el momento de desterrar conceptos como la idea de permanecer en un mismo puesto durante toda nuestra carrera: “Si hablamos de jóvenes y ‘millennials’, el tiempo medio que se quedarán en un puesto son 2,8 años. El contexto actual es diferente y el perfil demográfico es totalmente distinto”.

Para retener al talento y ampliar esa media de estancia en una organización, Cadigan apuesta por la educación. “No hay lealtad a una empresa sino al proceso de aprendizaje”, aseguró. Por ello, el experto en talento hizo mención al concepto de «coeficiente de adaptabilidad» y aseguró que las empresas “deben apostar por la gente que aprende rápido”. Y es que, la adaptabilidad se va a convertir en una de las habilidades más importantes a corto plazo, ya que será esencial para comprender el cambio de los negocios de los próximos años.

Medio planeta cambia de trabajo

En su intervención, Mary Meaney lanzó una interesante reflexión al aire: “En el año 2030, se estima que el 45% de los empleados en todo el mundo necesitarán desarrollar nuevas habilidades o cambiar de profesión”. La transformación digital y tecnológica jugará un papel clave en ese proceso, ya que Meaney estimó que el 50% de actividades actuales “pueden ser automatizadas”.

La socia de McKinsey también incidió en la idea de adaptarse a vivir “con un cierto nivel de incertidumbre”, que va a obligar a trabajadores y empresas a cambiar algunos de sus concepciones sobre el entorno laboral. “Las habilidades técnicas se quedan obsoletas cada vez más rápido. Las que se refieren al aprendizaje continuo y la búsqueda de conocimiento son críticas, se encuentran en la cúspide de la pirámide del futuro del talento”, argumentó.

Además de la importancia de la formación y de la rapidez a la hora de aplicar esos conocimientos al día a día, Paulo Rosado insistió en la necesidad de un cambio cultural. No solo a nivel peninsular sino también continental. “Las decisiones no se toman con rapidez. En Estados Unidos, sí. Es otro contexto porque ahí la cultura del fracaso no se penaliza tanto”, opinó. Por ello, dejó sobre la mesa algunos de los factores que considera imprescindibles: “Moverse, actuar, crear iniciativas nuevas y emprender”.

Aunque admitió que renovar los equipos es bueno, Rosado se preguntó qué actitud hay que tomar cuando un empleado abandona una firma. “¿Te alegras por esa persona? Yo intento comprender por qué se quiere ir. Nosotros intentamos mejorar para que la gente se quede”.

Con estas reflexiones sobre el futuro del talento en las empresas se cerró el McKinsey Digital Summit. Una cita que en su edición de 2020 también ha tratado temas como la importancia de la innovación y de la disrupción. En estas tres jornadas los ponentes insistieron en que estos dos pilares, unidos a la gestión del talento, deberían estar en las agendas de todas las organizaciones que quieran afrontar la próxima década con garantías de futuro.

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