Conocido como Vangelis, el compositor y sintetista (que es como se denomina ahora a los virtuosos del sintetizador), nacido hace 79 años en Grecia, en la actual ciudad de Volos, nos ha dejado hace unos días. Saltó a la fama como teclista del «summum», hasta la fecha, del pop-rock griego, los «Aphrodite’s Child», en 1967. El grupo vendió 20 millones de discos en 5 años, con dos bombazos impresionantes: «Spring, summer, winter and fall» y «Rain and Tears».
Quien haya visto semejanzas entre esta canción y el famosísimo «Canon» de Pachelbel aún puede salvarse de la condenación eterna. Y a quién le suene la voz inconfundible del cantante, deberá recriminarme por haberme olvidado de él en este blog (murió en el 2015, y este infecto que os habla no ha tenido ni un detalle con él).
El caso es que con dos «egos» tan tremendos, y primos, a la sazón, la cosa grupal no se podía mantener. Demis Roussos tiró hacia el pop más popular (valga la rebuznancia), mientras que Vangelis, más etéreo y místico, tiró hacia lo experimental. Varios discos dieron fe de su obsesión por la astronomía: «Heaven and Hell», «Albedo 0.39» y «Spiral»; y le elevaron a los altares de la música sinfónica, minimalista y «new age». Del segundo de ellos es este «Pulstar», muy famoso por ser utilizado por Carl Sagan en su serie «Cosmos».
Buenas fotos desde la Estación Espacial Internacional, ¿verdad?
Hay que decir, además, que, conociendo la «soltería», ya no quiso volver a «casarse». Con esto quiero decir que la vacante producida en «Yes» por la salida de Rick Wakeman no fue cubierta por Vangelis, a pesar de que Jon Anderson, la más excelsa voz del sinfónico (con permiso de Peter Gabriel), bien que lo intentó. Colaboraron ambos dos, no obstante, en un precioso disco (de culto, claro), llamado «Olias of Sunhillow», dejando un tema precioso, que os planto a continuación.
Por supuesto, las imágenes estelares son las favoritas de estos «youtubers» amantes de la música celestial. Gracias por todo, chavales.
Algo más tarde, y, en el disco «L’Opera Sauvage» (1979), aparece otra maravilla, para deleite de anunciantes y realizadores de TV.
Mr. Papathanssíou ya había colaborado en el cine y el teatro, pero llega 1982, y es clave en su carrera, no solo porque «L’enfant» aparece en la película «El año que vivimos peligrosamente», sino porque gana el oscar con «Carros de Fuego». Son inolvidables las imágenes de los atletas británicos entrenando en la playa. Ahí los tenéis.
Por cierto, circula en You Tube una versión cantada (¿sacrilegio, quizás?), obra del primo Demis. Es muy curiosa.
Otras bandas sonoras inolvidables, debidas al genio griego, son la de «Blade Runner» y la de «1492: La conquista del paraíso», productos de su colaboración con Ridley Scott.
Nos deja una música grandiosa. Él ya se habra unido a esas estrellas por la que sentía tanta fascinación. Descanse en paz, Evangelos.
Joder, primo, tendré que oirme el Nocturne, aunque volver a Vangelis ahora que el rey es Einaudi me va a costar un poco.
Muy acertada la denominación de “sintetista” para describir al brillante músico y compositor griego, si bien interpreta también al piano acústico en gran parte de sus obras.. (por ejemplo , “Nocturne “ álbum publicado en 2021 versionando en acústico sus grandes temas). “Ars longa, vita brevis “.