Hasta ahora, el tema de los contaminantes plásticos era poco menos que insoluble. Desde hace años, una vía esperanzadora era la que investigaba los gusanos «comedores» de plástico, pero hay ahora un camino alternativo.
El experimento consiste en extraer genes de una araña que fabrica una tela de extraordinaria resistencia (la araña de corteza de Darwin, originaria de Madagascar) e insertarlos en gusanos de seda. La consecuencia: gusanos capaces de producir la mismísima tela de la susodicha araña.
Y como los gusanos son facilísimos de cultivar, ya está el lío preparado.
El equipo chino que ha conseguido el éxito en esta ingeniosísima técnica ya se prepara para conseguir el Novel de Ciencias Ambientales y Ecología (¡si lo hubiera o hubiese!), porque sería la solución definitiva al tremendo problema del vertido de plásticos: la tela de araña es un producto natural, y, por lo tanto, biodegradable.
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