El partido entre 4ºM y 1ºB se preveía entretenido (como siempre que juegan las chicas, hay buen rollito), además de igualado, porque la presencia de Carlos Guti ha lanzado a este equipo a la cúspide, si no del buen juego, que ya lo había, sí de los resultados.
Todo comenzó con los mayores lanzados, en un 6-0 de salida (Guti, sentado). Víctor Oñoro, enchufadísimo, y Raúl López, «gorreando» que era un gusto. El «angelito» había tomado buena nota, a buen seguro, de mi «post» dedicado a Anthony Randolph, y en el primer cuarto colocó tres gorros como tres soles.
Nada más salir Carlos, la cosa se fue igualando. Tres canastas seguidas del pívot se unieron a los puntitos anotados por Celia y Lucía desde los cuatro metros, para colocar un 8-12 que puso a «cavilar» a los de 1º en el descanso.
A duras penas mantuvieron la ventaja los mayores en la segunda parte, en un igualadísimo tercer cuarto en el que anotaron hasta siete jugadores. Con seis puntos arriba (15-21) comenzó el período definitivo, que iba a deparar grandes emociones, pues a los cuatro puntos seguidos de un imparable Guti se unió una impresionante canasta con tiro adicional encestado de Marta Vallejo. El empate en el marcador, a falta de cinco minutos, obligó a los de Adrián Sevilla a pedir un tiempo muerto para parar la remontada de sus enemigos. Lo consiguieron gracias a un Raúl magistral en ataque y a que sus compañeros supieron soportar mejor la presión de los instantes finales. La defensa sobresaliente de los tres minutos últimos fue, a efectos del resultado final (24-29), fundamental.
Por los de 4ºM hay que comentar que…
Marta Vallejo estuvo hiperactiva, como siempre. Veloz corredora y potente atleta, sabe parar cuando no hay camino para penetrar. Ausentes los contraataques (su fuerte), se dedicó a subir y ayudar a mover el balón, a sus incansables persecuciones en defensa (driblar cuando está delante es casi imposible), y a coger algún que otro rebote. Sus tres puntos del último cuarto a punto estuvieron de ser decisivos.
Natalia Hernández jugó con su habitual facilidad para el pase y su clarividencia para ayudar en los rotos y en los descosidos a sus compañeros/as. La jefa de la intendencia tuvo esta vez la suerte en ataque que tantas veces se le ha negado, pues metió un tirito en el tercer cuarto que entró pringado de aceite (o sea, un churro). En defensa, muy bien de piernas y muy agresiva.
Celia Martín, estupenda en la conducción y sirviendo balones a los/las suyos/as. Dió, una vez más, una lección de inteligencia y fundamentos en la cancha. En ataque, un tiro libre y un triple que ayudaron sobremanera a su equipo. Su coordinación con Irene (juegan con los ojos cerrados) parece a veces paranormal.
Irene López no se prodigó en la ofensiva, pero se multiplicó en labores de base, en las que sus tablas le convierten en un seguro de vida. No cometió fallos en la subida del balón y salió de la presión siempre acertadamente, con los pases adecuados o desmarcándose para pedir el balón. En defensa lidió muchas veces con la más «fea» (ella y Celia se las vieron y desearon para parar los contraataques contrarios), pero salió airosa de más de un «marrón».
Tania Hernández defendió con su proverbial estilo «cavernario», potente y agresiva. Complemento perfecto para Lucía o para Carlos, reboteó con acierto y seleccionó correctamente el tiro, aunque no tuvo suerte en ese aspecto. Acabó en partido sin personales, lo cual no dice mucho de la capacidad visual del colegiado.
Lucía Fernández fue una vez más el paladín de los rebotes de su equipo. Cuando tuvo la responsabilidad ella sola, no tuvo quien la tosiera bajo el propio aro, aunque en el ajeno tuvo que lidiar con un excelente Raúl. Pero cuando se juntó con Guti, el dominio de ambos fue insultante bajo ambas canastas. Metió tres puntos que pudieron ser unos cuantos más a poco que le hubiera sonreído la fortuna.
Carlos Gutiérrez, cada vez más a gusto en 4ºM, siguió siendo el generoso caballero que reparte sus minutos de juego a discreción: el regalo de su primer cuarto colocó ese 0-6 ya comentado, que tuvo su influencia en el desarrollo posterior del encuentro. No obstante, con su presencia en el campo (y fundamentalmente coincidiendo, repito, con Lucía), los suyos tuvieron una sera opción de ganar. Dominante en el rebote, excepcional bajo canasta, buen taponador e intimidador, su actuación en ataque fue una nueva demostración de su crecimiento como jugador. Ya mete todas las que tira de cerca, y hasta en los tiros libres se mostró fino. Doce puntos que se antojan escasos, visto lo que hizo en la cancha.
Los ganadores tuvieron esta actuación:
Raúl López, jugó en plan líder. De tapones, de intimidación, de rebotes y de anotación (15 puntos, no obstante, que no serían provechosos de no mostrar sus compañeros un gran nivel). Firme y genial en los momentos finales, mostró detalles de «piolín», pues estuvo quejoso de la dureza adversaria. Decírselo (lo hizo al final, con su habitual corrección, que dudo mucho que hubiera sido la misma de haber perdido) a un árbitro que no se caracteriza precisamente por pitar pocas personales no sería grave, si no fuera por el contexto, porque acusando de «leñeras» a las chicas+Guti deja muchas dudas de cómo asumirá el reto cuando se enfrente con Alejandro Fernández y con Pedro Tomás (by exemple).
Adrián Sevilla no brilló en ataque, donde estuvo más remiso a tirar de lo visto últimamente, pero se dedicó de manera notable a labores de base-organizador. Llevó el balón y lo hizo circular siempre adecuadamente, surtiendo de buenos pases y de asistencias a los suyos. Pudo culminar algún contraataque, pero no tuvo esta vez la suerte de cara.
Víctor Oñoro comenzó de manera fulgurante, con sus dos canastas seguidas, pero cuando se le pasó el efecto de la Coca-Cola (¿será verdad?), llamó menos la atención. Luchó mucho en defensa, colaborando en el rebote y en las ayudas contra Guti y Lucía. Excelente partido de este pívot (ya «ex-minusválido») reconvertido en alero, que vuelve por sus fueros.
Alejandro Mansilla fue más Alejandro Mansilla que nunca. Siempre colaborador y disciplinado en el campo, estuvo muy comedido en el tiro, y su selección fue perfecta. Lanzó los dos que tenía que lanzar, y metió uno. Excelente, por tanto, y más si tenemos en cuanta que también robó algún balón y que cogió más de uno y más de dos rebotes.
Javier Martín fue el esforzado defensor y aplicado sargento de intendencia de siempre. Correcto e inteligente en el manejo y en la circulación de la pelota, metió su tirillo en los importantes momentos finales (tirillo, por cierto, muy decente el que tiene, y que debería practicar más).
Jaime Truque estuvo pegajoso y potente en defensa. Se multiplicó también en labores de escolta (la falta de un base «puro» en el equipo la solventan adecuadamente entre él, Adrián y Javi). En ataque, aún no se ha soltado ni dado muestras de su potencial, pero su canasta ya dejó claro que es un elemento de fiar (impagable fichaje por el que no dudéis que este servidor se ha llevado comisión, je, je).
Pepe Rodríguez fue el complemento perfecto bajo los aros de Raúl. Cogió rebotes, intimidó lo suyo, y, en ataque, escogió siempre la opción adecuada, bien doblando el balón a su compañero, bien sacando el balón. Su papel de 5 está tan claro como el de 4 del Sr. López, y eso es algo que el Sr. capitán fijo que agradece, porque el reparto de los número 1, 2 y 3 se antoja harto dificultosa en este equipo. Metió una canastita y un tiro libre, con lo que puede decirse que cuajó un estupendo partido.