Leonard Cohen

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

Leonard Cohen no ha fallecido. Estará siempre con nosotros. El autor de baladas inolvidables, de elegías emocionantes, de poemas recitados, más que cantados, con su cavernosa y desgarrada voz de bajo, convertido en mito viviente en sus últimos años, nos ha abandonado de la manera más mística (y vulgar) que pueda imaginar (y desear) un budista convencido como era él. Dormido, en su cama, en Los Angeles.

Nacido en Montreal, tenía 82 años, y ha estado dando conciertos hasta casi el final. Reconocido como un genio, no solo de la música y de la composición, sino también de la poesía (esa que le ha hecho ganar el Nobel a Bob Dylan), nos abandona entre el reconocimiento general. Modesto y sencillo, dio hace unas semanas una muestra más de su elegancia y su clase, al declarar sobre el premio al americano: «Es como ponerle una medalla al Everest por ser la montaña más alta». Los que creemos que solo Cohen nos ha llevado a las cumbres de la lírica con sus canciones, nos consolamos con su emotivo discurso en la entrega del Príncipe de Asturias en el 2011, y claro, recordando algunas de sus más famosas creaciones.

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