El riesgo climático ya pesa negativamente en el ‘rating’

elEconomista.es
19/04/2023

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Según S&P, la transición energética es una consideración importante para más del 25% de las empresas calificadas

Las calificaciones crediticias, por definición, han medido la capacidad y voluntad de una compañía de cumplir sus compromisos financieros a su vencimiento y garantizaban la buena salud de una empresa. Pero en los últimos tiempos, las agencias de rating ya están empezando a tener en cuenta en sus calificaciones los riesgos de transición relacionados con el clima en determinados sectores, ya que prepararse para tales eventos puede acabar con la calidad del créditoVisita el portal de ESG de elEconomista.es

En un informe publicado por la agencia S&P destaca que aunque desde principios de 2022 apenas han rebajado la calificación de firmas no financieras derivadas de riesgos relacionados con el clima, lo cierto es que la transición climática ya es una consideración importante en su análisis de calificación para más de una cuarta parte de las compañías.

«Esto refleja la creciente atención que prestan muchas partes interesadas en la descarbonización, lo que podría pesar en la calidad crediticia, ya que pueden surgir normativas más perturbadoras y los emisores realizan la generalmente costosa transición hacia bajas emisiones de carbono. También tiene en cuenta los riesgos físicos más frecuentes y graves que probablemente se derivarán del calentamiento global», explica el estudio.

A raíz de las nuevas taxonomías más estrictas, la agencia de riesgo crediticio alude a la necesidad que puede surgir en algunas empresas modificar sus procesos de producción, cadenas de suministros o líneas de productos así como remodelar sus estrategias para responder a estas normativas y anticiparse a los cambios climáticos. Y destaca que muchas de estas entidades operan en sectores intensivos en emisiones de carbono como el petróleo y el gas, automovilísticas, aerolíneas, la generación de energía y los metales y la minería.

Las primeras rebajas

La agencia de rating ya ha tomado desde el comienzo de 2022 algunas medidas de calificación vinculadas con el clima desde comienzos del año pasado sobre cinco compañías no financieras. Se trata del aeropuerto holandés Royal Schiphol Group, la automovilística china Geely Automobile Holdings, los productores de energía chilenos Enel Chile e Inversiones Latin America Power Limitada (ILAP) y la utility estadounidense ONE Gas.

En la primera el rating de S&P ha pasado A-/A-2 desde A/A-1 tras el anuncio del Gobierno holandés de reducir drásticamente las emisiones nacionales hasta el 49% de las emisiones para 2030. S&P identifica ahora un mayor riesgo de que la política medioambiental pueda obstaculizar las operaciones de la firma a largo plazo. «Schiphol puede verse expuesta a un aumento de la intervención gubernamental o a normativas que afecten directamente a su perfil crediticio», explican sus analistas.

Para Geely se ha revisado su perspectiva a largo plazo a BBB- desde estable porque el impulso de la firma para aumentar la aceleración de la producción de vehículos eléctricos está afectando gravemente a su rentabilidad y apalancamiento. «Sus acelerados procesos de electrificación para mitigar el riesgo de transición energética han provocado un mayor gasto de capital», incide S&P.

En lo que se refiere a las chilenas citadas, S&P ha rebajado la calificación de Enel Chile a BBB y de ILAP a BB- como consecuencia de la intensa sequía que redujo la generación hidroeléctrica y erosionó las condiciones del mercado eléctrico nacional. «En el caso de caso de Enel Chile también provocó inversiones superiores a las previstas en el marco de su plan estratégico para priorizar la reducción de carbono y acelerar su transición energética», inciden desde S&P. En cuanto a ONE Gas, la rebaja estuvo relacionada en 2021 con la tormenta de invierno.

Deterioros en el sector del carbón, petroleras y gas

S&P también ha rebajado en la última década varias calificaciones en el sector del carbón en EEUU y Europa y de la industria petrolera y del gas a comienzos de 2021. Según el informe, «los recientes resultados operativos sólidos en sectores extractivos como el petróleo y el gas o los metales y la minería, en un contexto de alza de precios de las materias primas, ha compensado las posturas más negativas de las partes interesadas medioambientales y sus implicaciones para la calidad crediticia».

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