Este es el país con la menor deuda pública con respecto a su PIB del mundo

elEconomista.es
22/04/2023
  • Se trata de una pequeña nación en la Isla de Borneo
  • Es la cuarta economía más rica del mundo

Hay un pequeño país en la Isla de Borneo que suele pasar desapercibido. Con una población de 445.373 habitantes en 2021 -según datos del Banco Mundial-, esta nación asiática se ha convertido en los últimos años en el destino elegido por todos aquellos que quieren disfrutar de sus bellas playas y la biodiversidad de su bosque pluvial. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus vecinos, el turismo no es su principal fuente de ingresos. Esto, combinado con otros factores, le ha permitido superar los envites de la pandemia y la guerra de Ucrania sin recurrir al gasto público e, incluso, posicionarse como el país con la menor deuda con respecto a su Producto Interior Bruto (PIB) del mundo.

Se trata de Brunei. Pese a su tamaño -apenas 5.700 km2-, este país es el cuarto más rico del mundo y cuenta con uno de los niveles de vida más altos. Todo ello, gracias a sus enormes reservas de petróleo y gas natural: en 2017, las primeras ascendían a 1.100 millones de barriles, el 0,1% de los depósitos mundiales, y 2,6 millones de metros cúbicos del segundo, más del 0,13% de las reservas globales. Tal es así, que la producción de estos hidrocarburos representa cerca del 90% de su PIB, según Ulrich Volz, director del Centro de Finanzas Sostenibles y profesor de Economía de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.

Son precisamente esas grandes sumas de dinero en efectivo procedentes de la venta de sus combustibles fósiles las que han permitido a Brunei tener una deuda tan baja respecto a su PIB, la cual no supera el 2%. Y es que, en años de déficit públicos, ese superávit en cuenta corriente ha financiado las reservas fiscales, lo que ha evitado que el país tenga que recurrir al endeudamiento o a medidas de austeridad para reducir el gasto público. No solo eso, sino que, además, con parte de ese dinero se ha convertido en un prestamista neto para el resto del mundo.

Por otro lado, está su sistema basado en el dinero circular. Gracias a los continuos superávits en cuenta corriente, los bancos de Brunei tienen suficiente liquidez para prestar dinero tanto a los prestatarios privados como al Estado si necesitan financiación. De esta manera, todo queda en casa y no hace falta comprar divisas extranjeras para pagar dichos préstamos.

Otra de las razones que hacen que Brunei posea uno de los niveles de vida más altos del mundo es su Estado del Bienestar. Entre otras cosas, los ciudadanos están exentos de pagar impuestos sobre la renta y las presiones fiscales sobre las empresas se han mantenido bajas. Por otro lado, es el Gobierno quien se encarga de financiar los servicios médicos y la educación hasta la universidad.

No obstante, el modelo económico de Brunei está en riesgo debido a la transición ecológica. En la lucha contra el cambio climático, las naciones de todo el mundo se han comprometido a abandonar el uso de combustibles fósiles. Dada la dependencia de la nación asiática del sector del petróleo y el gas, ese viraje hacía las energías renovables le va a obligar a diversificar sus ingresos y, por ende, a transformar su economía si quiere sobrevivir sin recurrir a la deuda externa.

La otra cara de la moneda

El puesto de país con mayor deuda pública del mundo también lo ocupa una nación asiática. En este caso, hablamos de Japón.

No es ningún secreto que el país insular lleva décadas manteniendo en marcha su economía a golpe de gasto público, ya que es el Gobierno quien asume ese papel ante las reticencias de sus ciudadanos y las empresas a consumir. A todo esto se suma, además, el gasto sanitario que supone el hecho de que su población sea tan longeva.

Sin embargo, el nivel de endeudamiento de Japón alcanzó el año pasado una cifra impactante: 9,2 billones de dólares. Es decir, el 266% de su Producto Interior Bruto. Pese a esto, el país asiático no tiene problemas para conseguir financiación de los inversores y todavía no ha caído en «default».

El principal motivo es que Japón ha priorizado la estabilidad a la rentabilidad, algo que gusta a los inversores, según publica BBC. Pero también se debe a que el 90% de su deuda está en poder de instituciones financieras japonesas y el Banco de Japón, y la mayor parte de la misma está denominada en yenes, lo que reduce la exposición de la entidad bancaria a las turbulencias de los mercados internacionales.

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