Liga Interna 2016-17 (9)

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Confianza ciega

La igualdad, tanto en el juego como en el marcador, presidió el duelo entre 1ºA y 1ºB, quizás los dos máximos candidatos al título. Ninguno de los contendientes tuvo una ventaja mayor de tres canastas y la diferencia de dos puntos al final (19-17) bien pudo convertirse en empate si los finalmente derrotados hubieran acertado en la jugada final.

Pero hay una cosa que no se entiende, y es que los dos equipos decidiesen jugarse «las lentejas» mirándose directamente a los ojos, sin pausa, reposo o instrucciones dictadas por el raciocinio, improvisando sin ningún rubor. Lo cual mayormente quiere decir que, aunque los tiempos muertos están para algo (y en el período final paran el tiempo de juego), la confianza ciega en las propias fuerzas hizo desprecio y escarnio de pizarras, directrices y estrategias preconcebidas. Y lo cual, a mayor abundamiento, tiene mucho que ver con la raza y las tablas de los líderes anotadores de 1ºA (Pedro Tomás Carrasco) y 1ºB (Raúl López), que arrastraron a sus compañeros a la tensa batalla en pro de una incierta victoria.

Sin embargo, un punto negro me llena de zozobra: la confesión del capitán de los vencidos, tras el final del partido, de que no sabía que perdían solo de dos. Esa ignorancia no le libra de la grave responsabilidad de tener a los suyos informados puntualmente del resultado, con lo cual, si hubiese sabido el tanteo imperante en el minuto final, la preparación de la jugada final en un tiempo muerto era de manual.

Por 1ºB jugaron los siguientes sujetos:

Raúl López lo intentó todo, y se creció ante las enormes dificultades que presentaba la empresa. Intentó responder a las acometidas de Pedro Tomás con sus armas habituales, penetrando con valentía y habilidad, y convirtió por momentos el partido en un tuya/mía con el hijo de JuanPe, que bebió en una ocasión la amarga cicuta del máximo taponador de la Liga. Los rebotes defensivos fueron suyos, y sus 7 puntos, aunque escasos, fueron la mayor anotación de su equipo.

Javier Martín, intendente mayor, colaboró como siempre en la subida del balón, bloqueando cuando era necesario, botando cuando hacía falta y pasando siempre con criterio. Sus dos canastas ya no son una sorpresa, pues su fino tiro, que practica poco, suele garantizar acierto.

Alejandro Mansilla jugó con su inteligencia habitual, defendiendo bien, robando balones (cortó con un salto asombroso un contraataque rival) y colaborando en el rebote y el la circulación de la pelota. No tuvo suerte en el tiro de tres, pero metió ¡una canasta de dos! (lo nunca visto), lo que anuncia quizás una reconversión a empresas más razonables. Un servidor, chapado a la antigua, amante del basket lógico y mesurado, el que se practicaba cuando no existía esta febril moda del triple (¡ese Llull, ese Curry!), siempre aplaudirá las canastas fáciles y pondrá mala cara ante los desmesurados intentos intentos de dar espectáculo (y esto no va por el bueno de Alejandro, cuya selección de tiro nunca es mala).

Adrián Sevilla tuvo que ejercer de nuevo de base, labor en la que se apaña muy bien, pero se echaron en falta sus puntos, pues sus penetraciones no tuvieron la eficacia habitual ni le dejaron practicar lo que mejor hace, el juego de «palomero». Y es que los enemigos, avisados de los puntos fuertes de Raúl & friends, bajaban a defender como almas que llevase el diablo. Aún así, metió una canasta cuando las cosas estaban tiesas (en el último cuarto).

Pepe Rodríguez fue el esforzado y luchador «center» al que ya estamos acostumbrados. Brilló especialmente en el rebote, pescando algunos en ataque que le dieron excelentes ocasiones para anotar, suerte en la que no le acompañó la idem (el día que entre la bolita no será extraño que anote diez puntitos, con lo cual, posiblemente, 1ºB dará un salto de calidad). Su aportación fue valiosa, no obstante, pues su única canasta tuvo lugar en los momentos finales.

En los de 1ºA estuvieron:

Guillermo Rubio, que volvía a su equipo tras un paréntesis, empezó muy fuerte, con la canasta inicial, y todo hacía pensar en que no echaría en falta la inactividad, pero el resto del partido, a pesar de que luchó mucho y defendió con acierto (a él se debe también la pobre anotación de Adrián Sevilla), estuvo un tanto oscuro, algo cohibido en ataque, a pesar de que tiene grandes cualidades para anotar. En todo caso, un notable, tanto en la conducción de balón, como en el pase.

Alejandro Fernández, en su línea habitual, fue el amo de los rebotes bajo el propio aro. En la canasta opuesta, aunque lo intentó mucho, no pudo con los larguísimos brazos de Raúl López. No obstante, metió una canasta en su especialidad (la «pesca de altura»). Se mostró, una vez más, imprescindible, para liberar a Pedro Tomás del trabajo sucio de «center», que al Sr. Carrasco no le gusta, y que él realiza a la perfección, como buen émulo del legendario Raúl Orejana.

Rubén Ajenjo, en ausencia de algún que otro jocoso concursante, fue la alegría de la huerta, con su sentido lúdico del baloncesto (tan importante para relajar tensiones, en un partido como este). Dejó una muestra de sus facultades para el basket con un espectacular triple. Muy aplicado en defensa, dificultó sobremanera las maniobras y las penetraciones de los rivales (sobre todo del Sr. Sevilla).

Cristina Gálvez, que reaparecía, fue un torbellino vivaz y peleón. Su mezcla de agilidad felina y endiablada rapidez fue un tormento para los que hacían circular el balón en 1ºB. Recuerda, por momentos, a otra tocaya. por su inteligencia y seguridad jugando. Le faltó lanzar sobre el aro contrario, aunque tiene un fino tiro desde cerca y podría ser anotadora de diez puntos por partido si lo intentase.

Sergio Muñoz, largo tiempo alejado de las canchas, acusó la inactividad, y mostró signos de desmoralización, impropios en alguien de su vitalidad y alegría. Debe insistir, pues seguro que disfrutará de momentos divertidos entre estos compañeros. Y de paso, aprenderá algo de disciplina de grupo (aunque este concepto no gusta demasiado en este equipo) y hará ejercicio, que no le viene mal.

Pedro Tomás Carrasco fue el hilo conductor de los suyos, a los que llevó en volandas hacia el triunfo, con un aplomo de veterano en los momentos finales (él sí que sabía el tanteo). Feliz por no tenerse que dedicar a «pegarse bajo canasta» (se nota mucho que llega fresco al último cuarto), dejó rienda suelta a su creatividad en ataque y maquinó para encontrar buenas posiciones de tiro o para culminar sus penetraciones de fantasía. Autor de 12 puntos, fue el MVP del partido.

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Liga Interna 2016 – 17 (8)

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La pertinaz sequía

Entretenido partido el que nos brindaron 1ºH  y 4ºB, igualadísimo y con mucha tensión y muchas defensas. Tantas defensas, que aquello recordaba a la pertinaz sequía.

Eran otros tiempos, y el régimen se tiraba de los pelos, porque después de inaugurar pantanos y más pantanos, el cielo no acompañaba. Y es que no llovía. Y mientras algún cantautor insistía en ese «¡Que tiene que llover, tiene que llover…! (en otro contexto, claro), la pertinaz sequía seguía siendo el enemigo número 1 (más que El Lute).

La misma que pareció perseguir a unos cuantos excelentes tiradores (Carlos Nuevo, Hugo Flores, Ángel Riesgo, Sergio Valera) que, en las filas del equipo de 4º, infrautilizaron sus buenas cualidades ante la canasta contraria, haciendo que su equipo se quedase en 14 puntos al final. Tampoco se pueden ir de rositas sus rivales, pues Francis estuvo más seco que la mojama y Daniel Pascual, que ahora tira hasta las zapatillas, no brilló por sus buenos porcentajes.

Es decir que toca, mayormente, hablar de las excelentísimas defensas que hicieron ambos conjuntos (el «anti-baloncesto», como lo llaman algunos). Bueno, la verdad es que hay un dato, al revisar el Acta del partido, que sugiere que un equipo se empleó con más rigor (y/o firmeza) en ese sentido: las 19 faltas cometidas por 1º frente a las 8 de los que perdieron.

Los de 4ºB dominaron el primer tiempo, al que llegaron con cinco puntos de ventaja (5-10), gracias sobre todo a Iván Morrillas y Carlos Nuevo. Por los de 1º, solo Francis mantenía el tipo. En la segunda parte, los mayores dieron un vuelco al marcador, con Víctor Herranz y Daniel Pascual tirando del carro, mientra enfrente, solo Ángel Riesgo respondía. 18-14 fue el tanteo definitivo.

Los de 1ºH jugaron así:

Iván Herranz estuvo correcto en labores de intendencia, subiendo el balón y ayudando a que circulase, intentando ordenar el juego, como hacen los buenos capitanes. Su habitual aceleramiento, por tenerse que ir, se notó más esta vez, pues no solo ejerció de «cansino histórico», apremiando al árbitro, sino que se dio prisa por hacer las 5 faltas preceptivas (¡qué fea esa última antideportiva!)

Otro que se tuvo que ir fue Fidel García-Gesto, el profe, que también pagó los nervios de la clase que le esperaba a las cuatro. A pesar de su falta de suerte, rompió la zona contraria con eficacia y provocó una falta de tiro que le permitió anotar un puntito. En labores de dirección, acertado, como siempre.

Víctor Herranz fue el omnipresente oficial de suministros, ejerciendo de base y surtiendo de pases a sus compañeros. En defensa luchó mucho, y en ataque, su acierto se tradujo en dos valiosas canastas en el segundo cuarto.

Francis Núñez estuvo más colaborador que nunca. Ha descubierto que  su equipo ya no es la banda que se presumía y que le ponen ardor y hasta acierto en ataque. Prodigó poco su proverbial mareo de balón y brilló más con un par de asistencias que con el «yo me lo guiso, yo me lo como» a que nos tiene costumbrados. Metió 6 puntos que encauzaron la victoria de los suyos, a pesar de que estuvo sometido a un severo marcaje.

Rubén Marquina estuvo, como en él es habitual, luchador en defensa y seguro y rápido en ataque. Siguen dando escalofríos sus galopadas por la izquierda del campo botando con la derecha, aunque se las compone para que no se la quiten. Fue asombrosa su limpieza este viaje (¡ni una personal!).

Gonzalo Marín estuvo tan potente y correoso como de costumbre. Jugó con la templanza de un veterano, ayudando en el rebote y, esta vez, hasta se atrevió con la canasta contraria, aunque no tuvo suerte, pues recibió un tapón (¡eso no importa, estaba bien hecho, hombre!).

Antonio Blanco cogió rebotes, defendió bien y no le hizo ascos a sus habituales y espectaculares subidas por la banda, con acelerones y paradas en seco desconcertantes, aunque eficaces. Cerca estuvo de anotar (cada vez tira más finto, pero no lo suficiente).

Daniel Pascual, ya convertido en estrella, llevó, en gran parte del encuentro, el peso de su equipo. Su porcentaje en triples fue «más razonable» que en el último partido, pero no paró hasta que convirtió uno (y cuando más dolió a los rivales, en el último cuarto). 7 puntos en total, o lo que es igual, máximo anotador de los suyos y del partido (un refrescante chaparrón entre la pertinaz sequía).

En 4ºB se hicieron notar los siguientes individuos y/o personas:

Fran Tielas hizo una salida fulgurante, con una entrada a canasta que adelantaba a su equipo. Además de eso, defendió bien y estuvo correcto y seguro en el pase y el movimiento de balón, aunque algún triple se marchó a la grada.

Hugo Flores fue la mente pensante y organizadora de los suyos. Correoso defensor, pasador notable, no se prodigó en ataque, y se echaron de menos su lanzamientos a media distancia.

Iván Morillas destacó, el tiempo que estuvo, en defensa, en el rebote, y en la anotación. Cuatro puntos que dejaron el marcador, cuando se fue, en 5-10. El parcial para 1ºH, en su ausencia (13-4) lo dice todo respecto a su importancia en el juego.

Carlo Nuevo tuvo un comienzo también sobresaliente, como Fran. Su triple del primer cuarto hacía presagiar su esperada puesta de largo como estrella de la Liga, pero no fue así, porque no volvió a tener suerte frente al aro. Por lo demás, movió bien el balón y defendió con su ardor habitual.

Alberto Sebastián cumplió, una vez más, con su presencia, para ayudar a su equipo en labores  de apoyo a la subida y a la circulación del balón en ataque. No brilló, dado el escaso tiempo que jugó (ni siquiera tuvo tiempo de hacer ninguna falta).

Sergio Valera, el invitado especial, tuvo un debut más que afortunado. Su canastita (debió tirar más, es buen anotador), su tremendo tapón a Gonzalo y sus numerosos rebotes fueron solo lo más destacado de la estupenda actuación de alguien que parecía un veterano, más que un novato.

Ángel Riesgo pecó, esta vez de discreto. Se echó en falta su labor de liderazgo, tan eficaz en otras ocasiones. A pesar de ello, estuvo muy bien el ataque, con dos tiros libres encestados y un precioso triple. Un servidor, no obstante, se queda con su extraordinaria defensa a Francis, con el que tuvo un «pique» tenso pero vistoso (solo dos puntos desde que empezó a defenderle). Hay que decir que no es nada fácil mantener la calma con alguien delante de ti pasándose el balón continuamente entre las piernas.

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Liga Interna 2016 – 17 (7)

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¡La barbacoa!

Pues no, Georgie Dan no estaba invitado al partido entre 4ºM y 1ºH, pero dio igual. Las chicas, fiesteras como nunca, se lo pasaron en grande. Y, en un partido que podían ganar, ni siquiera miraron el tanteo (por no decir al banquillo). Este comentario parece desmerecer las virtudes que puso sobre el tapete 1ºH (que, esta vez, fueron muchas), pero, con sinceridad, cabe decir que fue un clamor la presencia en la banda de Carlos Guti durante ¡tres cuartos!.

Cuando en esta misma tribuna comentábamos el salto de calidad (y de aspiraciones) que suponía el fichaje del gran pívot por las de 4ºM, no hacíamos sino dar pábulo a la ola de entusiasmo que las muchachas mostraron al presentar a su flamante hombre alto. Es incomprensible, por consiguiente, lo sucedido. O nos falta información, y ha pasado algo que ignoramos, o aquí hay un misterio indescifrable.

El partido comenzó de manera sorprendente, con los chicos jugando a un gran nivel, a pesar de la ausencia de Francis. Solo Lucía mantuvo el tipo ante la anotación de hasta cuatro jugadores rivales. Con 4-7 comenzó el segundo cuarto, y ya con Guti y Francis en cancha, se animó el cotarro. Un parcial de 5-6, que mostraba una gran igualdad en el juego, dejó el marcador en un 9-13 al descanso.

El tercer período fue un recital de Mr. Nuñez, con 5 canastas como cinco soles. A su fiesta particular se unió Daniel Pascual, con su segundo triple. Los 16-26, quizás una diferencia excesiva, hacían imprescindible y urgente la entrada en el campo de Carlos Guti (que no debía haber estado sentado), pero no fue posible. En vez de eso, las chicas se dedicaron a las canciones del verano, contradiciendo la opinión de todos los expertos modernos de este deporte, que aseguran que se puede uno divertir compitiendo, además, por el resultado.

El último cuarto, por decisión unánime del equipo capitaneado por Irene, fue, por tanto, un paseo militar de los de Iván Herranz, con un Dani Pascual magistral, y un resultado final de 21-33.

Los de 1ºH, que brillaron especialmente, y sorprendentemente, en ataque, jugaron así:

Víctor Herranz, el capitán en este viaje, jugó un partido muy completo (lo que viene a decir también que no tuvo que ausentarse, como su hermano). Subió el balón, defendió con vigor (y sin personales) y colaboró sobremanera en el rebote. Si a eso le sumamos la canastita que metió, pues miel sobre hojuelas.

Iván Herranz, el tiempo que estuvo, colaboró igualmente en la anotación, con otros dos puntos muy necesarios, también en el primer cuarto. Ayudó a mover la bola, defendió bien y robó alguna que otra cartera. Si sumamos su labor a la de Iván, la resultante, en cuanto a velocidad, potencia, capacidad de salto y seguridad en el pase, es de una calidad imprescindible para su equipo.

Gonzalo Marín, esforzado guerrillero, tenaz defensor y ya seguro y certero pasador, ha minimizado los errores que cometía cuando era novato en estas lides. No obstante, como buen futbolero, sigue sin creerse la ¡única! falta que cometió (y es que, a veces, los árbitros son malvados, y en las refriegas de múltiples implicados, pitan falta al que menos tiene, aversimentiendess).

Rubén Marquina es otro de su pueblo. En su caso, sigue sin creerse ninguna de las tres faltas que hizo. Bueno, en realidad él no las hizo, las hizo San Pedro Nolasco. Por lo demás, su salida con el balón controlado sigue siendo espectacular, por su velocidad y su potencia, a pesar del poco academicismo imperante (copyright: all the team), o sea, botar con la derecha por el lado izquierdo del campo (Antonio también suscribe).

Daniel Pascual estuvo tocado por los dioses. 14 puntos en total, pero es que tras sus primeros dos puntos, decidió tirar solo de tres. Metió uno «normalito» en el segundo cuarto, pero los otros dos fueron absolutamente disparatados, de esos que solo mete Sergio Llul cuando el tanteo está apretado y quedan 10 segundos para el final. Si además añadimos robos de balón (hasta cuatro contó el que suscribe), rebotes en ataque y una buena defensa, deberemos otorgarle una calificación de sobresaliente.

Antonio Blanco fue el que solía, tras el interludio «bailarín» que se marcó en el anterior partido (lógico, acababa de ver «La La Land» y se le quedaron pegados esos «pasos» de Ryan Gosling). Es decir, controló bastante mejor sus movimientos. En el rebote estuvo muy bien, aunque le falta aprender a pivotar (en cuanto coge un rebote y le presionan, tiende a caerse). El punto que metió de tiro libre no solo es un aviso de que va cogiendo tino, sino de las personales que puede provocar bajo el aro contrario.

Francis Nuñez fue nuevamente el anotador eficaz, y, esta vez fiable (buenos porcentajes de tiro, y pocos segundos esfuerzos) de los últimos partidos. Dando espectáculo, como siempre, provocó el despegue en el marcador de su equipo en el tercer cuarto, con diez puntos seguidos (un total de 17 en el partido, incluido un triple) que hundió a los enemigos en la miseria. Cabe dudar si hubiera podido hacer lo mismo de haber estado Guti en cancha, pero eso no quiere decir que su actuación no fuera brillante.

En 4ºM jugaron como sigue:

Irene López, la capitana, fue, como siempre, la directora en pista y la correcta gestora del balón (son otras las que pierden balones) y del «tempo» del partido, aunque los triples enemigos y el explosivo Francis se encargaron de dinamitar ese aparente control del juego de las suyas. Su buena defensa, su notable movimiento del balón, sus asistencias y su canasta resumen una actuación notable.

Lucía Fernández fue la «center» dominadora y, de nuevo, anotadora, que suele ser. Cuando saltó, Francis no rascaba bola. Lástima su costumbre (que ella reconoce), de intentar coger algún que otro rebote sin saltar. Sus movimientos en ataque son de una clase y un estilo que maravillan, y de ahí los diez puntos con que mantuvo a los suyos.

María Figueroa fue la eficaz alero e inteligente pasadora de siempre. Su correosa defensa dificultó sobremanera las penetraciones y los tiros rivales. Colaboró en el rebote, y en ataque no se prodigó, y se echó en falta su tirito a media distancia.

Raquel Chaves estuvo incansable y luchadora en ambas zonas de la cancha. Ayudó mucho en la circulación de balón y en el rebote, pero no en la anotación, pues esta vez pecó de tímida tanto en el tiro como en las entradas a canasta (y es que sus  compañeras las «penetradoras» mandan mucho).

Natalia Hernández, sargento de intendencia, sirvió de nuevo para los rotos y para los descosidos, subiendo el balón y haciéndolo circular con eficacia, pasando siempre con acierto. No tuvo suerte en ataque, aunque no se prodigó mucho.

Celia Martín tuvo un buen día anotador, con seis puntos, pero sufrió cierta tortura en su campo, con los robos y los triples de Dani Pascual. Por su parte, fue autora de un fantástico tapón a Francis, y, además, cumplió con su papel de escolta solvente, inteligente y eficaz. Buen partido, en resumen.

Carlos Gutiérrez demostró, el tiempo que jugó, lo gran jugador que es. Su incontestable poder en el rebote, su intimidación bajo el propio aro (¡que «gorro» al chico dominicano en el segundo cuarto!) y su eficacia anotadora (esa canasta con tiro anotado fue solo un botón de muestra) llevan a sospechar que hubiera sido otro el resultado, quizá sin barbacoa, pero con la emoción del resultado y la alegría de una victoria más que posible, con mayor suya en cancha.

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Liga Interna 2016-17 (6)

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Derrota por extenuación

Gran expectación por lo que pudieran hacer los favoritos de 1ºA con los muchachos de la profe (1ºH). El partido tuvo historia mientras aguantó físicamente su jugador «franquicia» (hay que reconocer que, mientras no esté Fidel, la anotación de los suyos depende demasiado de Francis). Y bastante fueron los tres cuartos que el bueno del dominicano estuvo tirando del carro, pero llegó un momento que no pudo más.

8-7 ganaron los de Bea el primer cuarto, con cuatro canastas, alguna de fantasía, alguna de «chupón» puro y duro (¡pero es lo que hay!), pero mucha eficacia, de Francis. Por los de Rubén, la calidad de Pedro Tomás (2 canastas, una con tiro adicional) y la buena colaboración como «pescador» de Alejandro, apretaban el marcador.

Con un 4-5, se igualaba el marcador a 12 en el descanso. Pedro tenía esta vez al Sr. Ajenjo de «colega», mientras que Francis seguía solo, con la «teacher» de Educación Física abusando de sus labores en la banda, a pesar de que se la requería, y mucho, en la pista.

Salió Bea y el juego de su equipo mejoró sensiblemente. Entre ella (dos canastas) y su «Lebron», lograron contener las acometidas de sus rivales, de los que Pedro Tomás ya estaba tirando.

Pero en el decisivo tiempo, la labor ofensiva de los chicos capitaneados por Iván Herranz quedó reducida al mínimo. Solo una canasta del «jugón», entre muchos intentos, que dejó a las claras el desgaste que tenía encima. Enfrente, una actuación coral de todo el equipo contrario, con canastas de todos sus integrantes, y la impresión de que podían haber sacado una marcha más. 20-29 fue el resultado final.

Fundamental, la diferencia de veteranía en estas lides que se notó entre las dos «figuras». Mientras el hijo de JuanPe se dosificó, subiendo y bajando solo lo imprescindible, y chupando lo adecuado, llagando estupendo al final del partido, Mr. Núñez botó, subió el balón, regateò, penetró, reboteó y lo hizo todo (en suma, «se quemó»)

El renacido

El MVP del partido, a pesar de todo lo comentado, fue un gran Alejandro Fernández. Del convaleciente (según fuentes que su actuación insistía en desmentir) de un proceso infeccioso, solo hubiera faltado decir aquello de «¡no estaba muerto, estaba de parranda!», porque la verdad es que dio un recital de cortes de balón, interceptando pases con sus saltos circenses. Además puso algún tapón, cogió unos cuantos rebotes, cazó dos valiosas canastitas y defendió con su ardor habitual.

Por 1ºH jugaron:

Iván Herranz, comprensivo y amable capitán con las carencias de sus «enemigos», estuvo correoso y potente en defensa, y muy colaborador en la subida y el movimiento de balón. Seguro e inteligente en el pase, solo sus nervios ocasionales le hicieron cometer algún error en el pase largo. Escatima el tiro cercano sobre el aro contrario, y debería practicarlo más, antes, durante y después del partido (fino y a tablero).

Antonio Blanco se había tomado claramente una «Coca-Cola» (y habiendo posibilidades no excitantes de la bebida en cuestión, eso es un error), porque su síndrome de «pies inquietos» fue notorio durante todo el partido. Hasta 5 veces le pitaron pasos, algo no habitual, pues suele tener mucho cuidado con esa jugada. A pesar de eso, cogió muchos rebotes con su acrobático salto y sus kilométricos brazos (si se colocase bien, además, sería el rey). Fue lo mejor que hizo, aparte de sacar el rebote bien jugado, en general.

Rubén Marquina hizo, posiblemente, una falta menos de las que le pitaron (aunque es muy buenecito, y nunca hace ninguna). ¡También hay alguna que no te pitan, majete! Por lo demás, defendió fuerte y estuvo correcto y decente ayudando a los suyos a mover el balón y a subir la bola, colaborando con Bea y  los gemelos en labores de intendencia.

Víctor Herranz hizo labores defensivas correctas y eficaces, con su potencia habitual. Sacó el balón más de una vez con velocidad, y en el pase y en el movimiento de pelota estuvo acertado, salvo alguna que rifó de lejos. De su aportación en ataque, hace falta decir los mismo que de su hermano, que se dedique a ello (sin prisa, pero sin pausa).

Francis Nuñez, aparte lo ya comentado, mejoró su porcentaje de acierto en canasta contraria, sobre todo en los dos primeros cuartos. En su descargo hay que decir que entre los suyos no había recambios para que se tomase un descanso, cosa que hubiera sido muy necesaria en los dos últimos períodos.

Beatriz Mínguez estuvo mejor en el campo que fuera de él, pues la gestión de los tiempos de juego (principalmente los suyos) no fue adecuada. Su salida fue la demostración, pues fue un revulsivo, tanto por su labor personal, como por el orden que impone en la cancha. Sus dos canastas se antojan escasas, pues debe tirar más. Llevó el balón de manera convincente, aunque alguna cartera le robaron por cierto exceso de confianza.

Los de 1ºA tuvieron esta actuación:

Rubén Ajenjo controló el juego de los suyos con paciencia y buen hacer. Siempre seguro en el pase y en la subida del balón, estuvo, además, eficaz en ataque, con cinco puntitos, dos de ellos muy valiosos, tras robo de balón en el saque de fondo de los rivales.

Alejandro Fernández, «tigre de Bengala» aguerrido y saltarín, muestra cada partido sus progreso en la anotación. Sus dos canastas muestran lo que es capaz de hacer bajo el aro contrario. Algún tapón también colocó a la figura de 1ºH, y en el rebote no tuvo respeto por nadie. Genial.

Pedro Tomás Carrasco estuvo más inteligente que nunca. Siempre suele dosificarse bien en los partidos, pero es que en este, dada la carencia de efectivos, este detalle resultó. a la postre, decisivo. 17 puntos totales, con una distribución muy equilibrada en todos los cuartos y una gran efectividad, si tenemos en cuenta los porcentajes de acierto. Más que notable su actuación.

Daniel Pascual fue la sorpresa. No solo tuvo que intervenir como integrante del equipo enemigo (gracias a ello, el encuentro se pudo celebrar), sino que lo hizo con una excelente actuación, defendiendo bien, colaborando en la subida y la circulación de balón sin cometer errores (en esto le hubiera hecho mucha falta a su equipo habitual) y hasta metiendo un extraordinario triple que supuso la puntilla en el marcador final (¡y hasta murmullos de «traidor»!). Esto es broma.

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Cientos de miles de atragantados te lloran

Con ese aspecto afable y majete, Henry Heimlich se reveló, hace ya muchos años, como un genio, al idear una maniobra que salva de inmediato a una persona en peligro de muerte por atragantamiento. Gracias a él, cientos de miles de personas desde entonces (1985, año en el que su famosa maniobra fue «aceptada» oficialmente) han vuelto «literalmente» a la vida tras enclavarse en su garganta un fruto seco, un hueso o simplemente un gran trozo de comida insuficientemente masticado.

El cirujano torácico ha fallecido a los 96 años, solo meses después de realizar en la residencia de ancianos donde vivía una demostración magistral de su maniobra. Una compañera residente se ahogaba con una hamburguesa. Se levantó y actuó, salvándole la vida. Nunca mejor dicho, «genio y figura, hasta la sepultura».

Muchas gracias, Henry Heimlich. Todos los que hemos necesitado alguna vez de tí, te recordaremos con emoción. Descansa en paz.

¡Ah, y os dejo el enlace a la noticia de prensa! Haz clic aquí

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Los futuros arqueólogos ya tienen su juego

 

Bueno, bonito y barato

Todas las profesiones han tenido sus pequeños precursores infantiles. Ahora que estamos en Reyes, recordar El Cheminova o el Quimicefa sembrará la nostalgía entre los Químicos. Un ábaco o un cubo de Rubik harán soltar alguna lagrimita a quienes se hayan dedicado a las Matemáticas. Al Monopoly seguro que jugaba más de un economista cuando era pequeño. Hasta los que ejercen la Medicina o los veterinarios tuvieron en tiempos mozos sus Kits de Anatomía, de Primeros Auxilios o de Exploración en forma de coloridos maletines plásticos.

Ahora también, y no ha sido idea de Tadeo Jones, los futuros arqueólogos tienen su juguete. Y es una pasada. Por sencillo y por didáctico. Un bloque de yeso en el que hay que encontrar, cincel y martillo en mano (todo de plástico, aunque, eso sí, duro) piezas del esqueleto de un dinosaurio (que posteriormente se montará completo). Se promete paciencia, emoción diaria y eficacia garantizada (¡ y al final no falta ninguna pieza!)

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Liga Interna 2016-17 (5)

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Enemigos queridos 

El pique entre 4ºB y 4ºM viene de lejos. El año pasado ya hubo sus más y sus menos, pero es que yo recuerdo cierto Torneo de Navidad en el que las muchachas le pegaron un repasito a varios de sus rivales y/o compañeros. Este viaje yo no hubiera dado un duro por los de Ángel Riesgo, pues la presencia de Carlos Gutiérrez en el equipo «femenino» no solo asusta, pero sin embargo, después de un más que aceptable partido en ataque de 4ºB, el resultado fue muy ajustado (30-26 para 4ºM). Y, a pesar de la tensión, hay que decir también que el partido fue jugado con una gran deportividad por ambos contendientes, o sea, que hubo muy buen rollo.

Empezó la cosa igualada, con defensas muy intensas, y muchas personales, sobre todo por parte de 4ºB, culpa del «ansia viva» por robar balones en la subida enemiga del balón. Buena idea, pues la zona con Lucía o Guti de 5 no era, en principio, propicia para penetrar ni para coger rebotes. 10-6 de ventaja en el primer parcial, obra sobre todo de Celia, a la que solo respondía Ángel. Se despegaron un poco más los de negro en el segundo cuarto, que intimidaban en defensa: a saber, tapón «razonable» de Carlos Guti a Adrián Fernández (que por cierto respondió metiendo la canasta), pero también otros dos para la historia, uno de Tania al susodicho y otro, espectacular, de Irene a Fran (con su habitual desparpajo, la Srta. López le pedía a su «víctima» explicaciones por lo sucedido). con 22-12 se llegó al descanso.

Como el cuchillo en la mantequilla

Acortaron la ventaja los chicos, con Ángel convertido en «mascarón de proa», bien secundado por Adrián y por Iván Morillas. El 2-7 les hizo concebir esperanzas, y de hecho, en el último cuarto se registró un empate a falta de 4 minutos para el final. Pero las curtidas («cancheras» diría un argentino) chicas aguantaron mejor la presión, consiguiendo los cuatro puntitos que les dieron el triunfo.

A destacar el protagonismo que tuvieron los «penetradores» de ambos equipos (bienvenida sea la moda «Sergio Llul»), Celia Martín (MVP) y Ángel Riesgo (máximo anotador del partido), escoltas de postín, en labores a veces de intendencia, pero que brillaron especialmente haciendo de las zonas rivales sus cotos privados de caza, con fulgurantes entradas que rompieron las zonas enemigas con la facilidad con la que un cuchillo corta la mantequilla.

Por los de 4ºB jugaron:

Carlos Nuevo, muy conocido ya por estos lares, y por tanto, muy vigilado, no fue el de otros partidos, y su equipo lo acusó. Tiró poco, penetró menos, y tuvo pocas oportunidades de lucir su clase. Colaboró en el movimiento de balón, estuvo muy seguro en el pase y defendió bien, con algún que otro rebote además.

Pedro Sánchez, aunque jugó poco, dejó sus señas de identidad sobre el «parquet». Su defensa correosa, su inagotable lucha y su pundonor, que a veces le hace enfadarse (y con razón) con sus compañeros, fueron notorios. Ayudó mucho en la subida de pelota y cometió una inevitable antideportiva. Para evitar la canasta sin caer en la violencia, hay que actuar con limitada dureza, y él lo hizo (con lo cual sobra la bronca que se llevó, porque además fue el único en bajar a defender en esa situación).

Alberto Sebastián fue otra de las víctimas del espartano reparto del tiempo de juego en su equipo. También es verdad que, convaleciente del shock que supone ver en directo a LeBron James (o más bien del «jet lag» del viaje a New York), no estaba para muchos trotes. A pesar de eso defendió correctamente y pasó muy bien, colaborando en el movimiento de balón. Siguen sin contar con él para bloquear, y eso es un pecado en un grupo con buenos penetradores.

Ángel Riesgo, como ya he dicho, estuvo sembrado en ataque y fue, una vez más, el líder táctico de los suyos (además del líder anotador). Su ego (estilo Cristiano Ronaldo, ya me entendéis), necesitaba un partido como este, con excelentes entradas a canasta y algún tirillo acertado a media distancia. Se mostró especialmente letal en las penetraciones «incompletas» (que culmina con canastas a dos o tres metros). Trece puntos en total para un gran partido.

Adrián Fernández fue el jugador caótico que acostumbra. Su salsa son los contraataques uno contra cinco, aunque en alguna ocasión se le vió pasar el balón e irse disciplinadamente. Sus rebotes en defensa son casi siempre pérdidas subsiguientes, pues termina fallando espectacularmente por falta de frenada en las entradas. Es mucho más eficaz en el tiro de cerca o tras rebote bajo canasta. Así coló sus cuatro puntitos, que son solo una muestra de lo que puede hacer en la anotación.

Adrián Reina, cada vez más asentado como jugador, dejó constancia de su veteranía y su aplomo en la cancha. Su seguridad en el pase, sus buenos fundamentos y hasta su fino tiro (ahí dejó su canasta), son imprescindibles para un equipo con cierta tendencia a la anarquía.

Iván Morillas, el luchador infatigable, sudó la gota gorda y bailó con la más fea, que no fue otra que Carlos Guti. Le defendió bien por fuera, pero dentro no pudo gran cosa, salvo arrancarle algún buen rebote de la punta de los dedos. Ya no es novedad que meta canastas. Cuatro puntos que se antojan ya pocos para él.

Hugo Flores, la inteligencia y la razón en la pista,  es el consejero imprescindible que necesita Ángel a su lado. Su sapiencia baloncestística, unida ahora a su personalidad (¿ese genio, dónde estaba?) le convierten en un elemento decisivo, sobre todo en los momentos de apuro en el marcador. Metió una canasta, pero es que tiró poco.

Francisco Tielas, eléctrico y veloz, por momentos descontrolado, pero en otros momentos paciente y acertado, dio una muestra de lo que puede dar de sí. Provocó una personal de tiro y metió uno de los dos desde los 4,60. Lo cual quiere decir que puede aprender a meter canastas en las entradas (sería imbatible, con su potencia y rapidez).

Javier Sánchez jugó poco, pero sentó cátedra de defensa correoso y eficaz. No fue fácil para 4ºM atravesar esa primera línea defensiva con gente como Pedro o Javier ahí plantados. Luchó mucho y ayudó a manejar el balón sin cometer errores.

En 4ºM jugaron:

Marta Vallejo, rápida, atlética, veloz, hiperactiva y omnipresente, pecó quizás de demasiado acelerada. La excesiva adrenalina es muy buena en muchas fases del juego, pero cerca de la canasta, si se quiere ser eficaz, sobra, y ahí es donde el control se impone. Su baloncesto es de muchos quilates, y eso debería traducirse en una anotación «millonaria». Penetra, tira bien, roba balones, contraataca, dribla y pasa perfecto. Solo sus nervios explican su baja anotación (un punto).

Irene López fue la base única, esta vez, dejando a su amiga el papel de escolta (es lo suyo). Subió el balón con gran inteligencia, soltándolo ante la presencia de algún «depredador» cercano, y volviéndolo a pedir. Ordenó el juego en ataque y llevó siempre el «tempo» de juego. Metió una canastita, pero fue la reina del pase. Su tapón a Fran fue antológico, tanto por su estética, como por su comentario posterior.

Celia Martín fue la estrella de los suyos, como ya he comentado. Tremendas sus entradas a canasta. O provoca falta, o la cuela, o ambas cosas (lo cual hizo 2 veces seguidas…¡metiendo los tiros adicionales!). Once puntos totales como once soles. Si además decimos que colaboró subiendo y moviendo la pelota en ataque, pues no hace falta más.

Lucía Fernández estuvo, como siempre, imperial en el rebote. Su dominio, al lado de «su chico», brilla más, aunque en ataque no lo aprovechó esta vez. Hay que decir también que su presencia facilita mucho también las  cosas a Guti, y en ambos aros. Sigue con cierta tendencia a no saltar cuando rebotea, y eso hace que alguno se le escape.No tuvo suerte ante la canasta enemiga, aunque hay que decir que tampoco se prodigó.

Raquel Chaves unió, esta vez, a sus buenos fundamentos y su seguridad habituales, tanto en defensa como en ataque, una eficacia notoria en la anotación, con dos bonitas canastas. Colaboró también en la subida y el movimiento de balón.

Tania Hernández estuvo aguerrida y potente, como de costumbre. Su contundencia tuvo premio, pues colocó un tapón «en todo lo alto» a su amigo Adrián Fernández. Si añadimos que metió una canasta, y que colaboró en el rebote, juzgaremos su actuación como notable.

Natalia Fernández estuvo rápida y veloz, ayudando tanto en defensa como en ataque, subiendo el balón, ella sola a veces, haciendo gala de su grandes dotes de escolta, o ayudando a Irene y a Celia. Esta vez no tuvo suerte ante la canasta contraria, pero es que tampoco abusó del tiro.

Carlos Gutiérrez fue, una vez más, fundamental, para su equipo. Y no es solo por sus números (esta vez «solo» fueron 9 puntos), sino por lo que intimida. Su presencia en zona propia aleja de la canasta a los rivales, y obliga a pararle con personales en la ajena. Juega ya como los ángeles bajo el aro contrario, e incluso se atreve con tiritos a tres metros. Sus tres puntos por canasta y tiro adicional encestado fueron toda una revelación.

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Liga Interna 2016 -17 (4)

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El partido entre 4ºM y 1ºB se preveía entretenido (como siempre que juegan las chicas, hay buen rollito), además de igualado, porque la presencia de Carlos Guti ha lanzado a este equipo a la cúspide, si no del buen juego, que ya lo había, sí de los resultados.

Todo comenzó con los mayores lanzados, en un 6-0 de salida (Guti, sentado). Víctor Oñoro, enchufadísimo, y Raúl López, «gorreando» que era un gusto. El «angelito» había tomado buena nota, a buen seguro, de mi «post» dedicado a Anthony Randolph, y en el primer cuarto colocó tres gorros como tres soles.

Nada más salir Carlos, la cosa se fue igualando. Tres canastas seguidas del pívot se unieron a los puntitos anotados por Celia y Lucía desde los cuatro metros, para colocar un 8-12 que puso a «cavilar» a los de 1º en el descanso.

A duras penas mantuvieron la ventaja los mayores en la segunda parte, en un igualadísimo tercer cuarto en el que anotaron hasta siete jugadores. Con seis puntos arriba (15-21) comenzó el período definitivo, que iba a deparar grandes emociones, pues a los cuatro puntos seguidos de un imparable Guti se unió una impresionante canasta con tiro adicional encestado de Marta Vallejo. El empate en el marcador, a falta de cinco minutos,  obligó a los de Adrián Sevilla a pedir un tiempo muerto para parar la remontada de sus enemigos.  Lo consiguieron gracias a un Raúl magistral en ataque y a que sus compañeros supieron soportar mejor la presión de los instantes finales. La defensa sobresaliente de los tres minutos últimos fue, a efectos del resultado final (24-29), fundamental.

Por los de 4ºM hay que comentar que…

Marta Vallejo estuvo hiperactiva, como siempre. Veloz corredora y potente atleta, sabe parar cuando no hay camino para penetrar. Ausentes los contraataques (su fuerte), se dedicó a subir y ayudar a mover el balón, a sus incansables persecuciones en defensa (driblar cuando está delante es casi imposible), y a coger algún que otro rebote. Sus tres puntos del último cuarto a punto estuvieron de ser decisivos.

Natalia Hernández jugó con su habitual facilidad para el pase y su clarividencia para ayudar en los rotos y en los descosidos a sus compañeros/as. La jefa de la intendencia tuvo esta vez la suerte en ataque que tantas veces se le ha negado, pues metió un tirito en el tercer cuarto que entró pringado de aceite (o sea, un churro). En defensa, muy bien de piernas y muy agresiva.

Celia Martín, estupenda en la conducción y sirviendo balones a los/las suyos/as. Dió, una vez más, una lección de inteligencia y fundamentos en la cancha. En ataque, un tiro libre y un triple que ayudaron sobremanera a su equipo. Su coordinación con Irene (juegan con los ojos cerrados) parece a veces paranormal.

Irene López no se prodigó en la ofensiva, pero se multiplicó en labores de base, en las que sus tablas le convierten en un seguro de vida. No cometió fallos en la subida del balón y salió de la presión siempre acertadamente, con los pases adecuados o desmarcándose para pedir el balón. En defensa lidió muchas veces con la más «fea» (ella y Celia se las vieron y desearon para parar los contraataques contrarios), pero salió airosa de más de un «marrón».

Tania Hernández defendió con su proverbial estilo «cavernario», potente y agresiva. Complemento perfecto para Lucía o para Carlos, reboteó con acierto y seleccionó correctamente el tiro, aunque no tuvo suerte en ese aspecto. Acabó en partido sin personales, lo cual no dice mucho de la capacidad visual del colegiado.

Lucía Fernández fue una vez más el paladín de los rebotes de su equipo. Cuando tuvo la responsabilidad ella sola, no tuvo quien la tosiera bajo el propio aro, aunque en el ajeno tuvo que lidiar con un excelente Raúl. Pero cuando se juntó con Guti, el dominio de ambos fue insultante bajo ambas canastas. Metió tres puntos que pudieron ser unos cuantos más a poco que le hubiera sonreído la fortuna.

Carlos Gutiérrez, cada vez más a gusto en 4ºM, siguió siendo el generoso caballero que reparte sus minutos de juego a discreción: el regalo  de su primer cuarto colocó ese 0-6 ya comentado, que tuvo su influencia en el desarrollo posterior del encuentro. No obstante, con su presencia en el campo (y fundamentalmente coincidiendo, repito, con Lucía), los suyos tuvieron una sera opción de ganar. Dominante en el rebote, excepcional bajo canasta, buen taponador e intimidador, su actuación en ataque fue una nueva demostración de su crecimiento como jugador. Ya mete todas las que tira de cerca, y hasta en los tiros libres se mostró fino. Doce puntos que se antojan escasos, visto lo que hizo en la cancha.

Los ganadores tuvieron esta actuación:

Raúl López, jugó en plan líder. De tapones, de intimidación, de rebotes y de anotación (15 puntos, no obstante, que no serían provechosos de no mostrar sus compañeros un gran nivel). Firme y genial en los momentos finales, mostró detalles de «piolín», pues estuvo quejoso de la dureza adversaria. Decírselo (lo hizo al final, con su habitual corrección, que dudo mucho que hubiera sido la misma de haber perdido) a un árbitro que no se caracteriza precisamente por pitar pocas personales no sería grave, si no fuera por el contexto, porque acusando de «leñeras» a las chicas+Guti deja muchas dudas de cómo asumirá el reto cuando se enfrente con Alejandro Fernández y con Pedro Tomás (by exemple).

Adrián Sevilla no brilló en ataque, donde estuvo más remiso a tirar de lo visto últimamente, pero se dedicó de manera notable a labores de base-organizador. Llevó el balón y lo hizo circular siempre adecuadamente, surtiendo de buenos pases y de asistencias a los suyos. Pudo culminar algún contraataque, pero no tuvo esta vez la suerte de cara.

Víctor Oñoro comenzó de manera fulgurante, con sus dos canastas seguidas, pero cuando se le pasó el efecto de la Coca-Cola (¿será verdad?), llamó menos la atención. Luchó mucho en defensa, colaborando en el rebote y en las ayudas contra Guti y Lucía. Excelente partido de este pívot (ya «ex-minusválido») reconvertido en alero, que vuelve por sus fueros.

Alejandro Mansilla fue más Alejandro Mansilla que nunca. Siempre colaborador y disciplinado en el campo, estuvo muy comedido en el tiro, y su selección fue perfecta. Lanzó los dos que tenía que lanzar, y metió uno. Excelente, por tanto, y más si tenemos en cuanta que también robó algún balón y que cogió más de uno y más de dos rebotes.

Javier Martín fue el esforzado defensor y aplicado sargento de intendencia de siempre. Correcto e inteligente en el manejo y en la circulación de la pelota, metió su tirillo en los importantes momentos finales (tirillo, por cierto, muy decente el que tiene, y que debería practicar más).

Jaime Truque estuvo pegajoso y potente en defensa. Se multiplicó también en labores de escolta (la falta de un base «puro» en el equipo la solventan adecuadamente entre él, Adrián y Javi). En ataque, aún no se ha soltado ni dado muestras de su potencial, pero su canasta ya dejó claro que es un elemento de fiar (impagable fichaje por el que no dudéis que este servidor se ha llevado comisión, je, je).

Pepe Rodríguez fue el complemento perfecto bajo los aros de Raúl. Cogió rebotes, intimidó lo suyo, y, en ataque, escogió siempre la opción adecuada, bien doblando el balón a su compañero, bien sacando el balón. Su papel de 5 está tan claro como el de 4 del Sr. López, y eso es algo que el Sr. capitán fijo que agradece, porque el reparto de los número 1, 2 y 3 se antoja harto dificultosa en este equipo. Metió una canastita y un tiro libre, con lo que puede decirse que cuajó un estupendo partido.

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Leonard Cohen

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

Leonard Cohen no ha fallecido. Estará siempre con nosotros. El autor de baladas inolvidables, de elegías emocionantes, de poemas recitados, más que cantados, con su cavernosa y desgarrada voz de bajo, convertido en mito viviente en sus últimos años, nos ha abandonado de la manera más mística (y vulgar) que pueda imaginar (y desear) un budista convencido como era él. Dormido, en su cama, en Los Angeles.

Nacido en Montreal, tenía 82 años, y ha estado dando conciertos hasta casi el final. Reconocido como un genio, no solo de la música y de la composición, sino también de la poesía (esa que le ha hecho ganar el Nobel a Bob Dylan), nos abandona entre el reconocimiento general. Modesto y sencillo, dio hace unas semanas una muestra más de su elegancia y su clase, al declarar sobre el premio al americano: «Es como ponerle una medalla al Everest por ser la montaña más alta». Los que creemos que solo Cohen nos ha llevado a las cumbres de la lírica con sus canciones, nos consolamos con su emotivo discurso en la entrega del Príncipe de Asturias en el 2011, y claro, recordando algunas de sus más famosas creaciones.

https://www.youtube.com/watch?v=Zzyw075cOSE

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Antología del «pincho de merluza»: Anthony Randolph

El hombre tranquilo

El hombre tranquilo

Este tipo tiene aspecto de tranquilo. Incluso de aburrido. Pero en la cancha de basket se transforma, y se convierte en un «killer», fundamentalmente bajo los aros, y sobre todo en el propio. Aunque tiene un tiro notable, penetra con eficacia y es un gran reboteador, lo que mejor maneja es el gorro. Pero no son tapones cualesquiera. Son arte puro. Son monumentos a la intimidación, practicados por alguien que no es un alfeñique, pero que tampoco es un amasijo de músculos. Tiene, eso sí, unos considerables muelles en las piernas, y también un valor y una garra (nunca mejor dicho), para jugarse la mano en cada tapón, dignos de admiración.

Ved estos ejemplos de lo que el inolvidable Andrés Montes (ver entrada dedicada) denominaba «pinchos de merluza». Sucedieron en el Barcelona-Madrid de la Euroliga. El segundo a Dorsey es la mejor jugada defensiva que he visto en muchos años, quizás la mejor «chapa» que yo recuerde.

Pincha (valga la redundancia), aquí

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