Liga Interna 2016-17 (5)

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Enemigos queridos 

El pique entre 4ºB y 4ºM viene de lejos. El año pasado ya hubo sus más y sus menos, pero es que yo recuerdo cierto Torneo de Navidad en el que las muchachas le pegaron un repasito a varios de sus rivales y/o compañeros. Este viaje yo no hubiera dado un duro por los de Ángel Riesgo, pues la presencia de Carlos Gutiérrez en el equipo «femenino» no solo asusta, pero sin embargo, después de un más que aceptable partido en ataque de 4ºB, el resultado fue muy ajustado (30-26 para 4ºM). Y, a pesar de la tensión, hay que decir también que el partido fue jugado con una gran deportividad por ambos contendientes, o sea, que hubo muy buen rollo.

Empezó la cosa igualada, con defensas muy intensas, y muchas personales, sobre todo por parte de 4ºB, culpa del «ansia viva» por robar balones en la subida enemiga del balón. Buena idea, pues la zona con Lucía o Guti de 5 no era, en principio, propicia para penetrar ni para coger rebotes. 10-6 de ventaja en el primer parcial, obra sobre todo de Celia, a la que solo respondía Ángel. Se despegaron un poco más los de negro en el segundo cuarto, que intimidaban en defensa: a saber, tapón «razonable» de Carlos Guti a Adrián Fernández (que por cierto respondió metiendo la canasta), pero también otros dos para la historia, uno de Tania al susodicho y otro, espectacular, de Irene a Fran (con su habitual desparpajo, la Srta. López le pedía a su «víctima» explicaciones por lo sucedido). con 22-12 se llegó al descanso.

Como el cuchillo en la mantequilla

Acortaron la ventaja los chicos, con Ángel convertido en «mascarón de proa», bien secundado por Adrián y por Iván Morillas. El 2-7 les hizo concebir esperanzas, y de hecho, en el último cuarto se registró un empate a falta de 4 minutos para el final. Pero las curtidas («cancheras» diría un argentino) chicas aguantaron mejor la presión, consiguiendo los cuatro puntitos que les dieron el triunfo.

A destacar el protagonismo que tuvieron los «penetradores» de ambos equipos (bienvenida sea la moda «Sergio Llul»), Celia Martín (MVP) y Ángel Riesgo (máximo anotador del partido), escoltas de postín, en labores a veces de intendencia, pero que brillaron especialmente haciendo de las zonas rivales sus cotos privados de caza, con fulgurantes entradas que rompieron las zonas enemigas con la facilidad con la que un cuchillo corta la mantequilla.

Por los de 4ºB jugaron:

Carlos Nuevo, muy conocido ya por estos lares, y por tanto, muy vigilado, no fue el de otros partidos, y su equipo lo acusó. Tiró poco, penetró menos, y tuvo pocas oportunidades de lucir su clase. Colaboró en el movimiento de balón, estuvo muy seguro en el pase y defendió bien, con algún que otro rebote además.

Pedro Sánchez, aunque jugó poco, dejó sus señas de identidad sobre el «parquet». Su defensa correosa, su inagotable lucha y su pundonor, que a veces le hace enfadarse (y con razón) con sus compañeros, fueron notorios. Ayudó mucho en la subida de pelota y cometió una inevitable antideportiva. Para evitar la canasta sin caer en la violencia, hay que actuar con limitada dureza, y él lo hizo (con lo cual sobra la bronca que se llevó, porque además fue el único en bajar a defender en esa situación).

Alberto Sebastián fue otra de las víctimas del espartano reparto del tiempo de juego en su equipo. También es verdad que, convaleciente del shock que supone ver en directo a LeBron James (o más bien del «jet lag» del viaje a New York), no estaba para muchos trotes. A pesar de eso defendió correctamente y pasó muy bien, colaborando en el movimiento de balón. Siguen sin contar con él para bloquear, y eso es un pecado en un grupo con buenos penetradores.

Ángel Riesgo, como ya he dicho, estuvo sembrado en ataque y fue, una vez más, el líder táctico de los suyos (además del líder anotador). Su ego (estilo Cristiano Ronaldo, ya me entendéis), necesitaba un partido como este, con excelentes entradas a canasta y algún tirillo acertado a media distancia. Se mostró especialmente letal en las penetraciones «incompletas» (que culmina con canastas a dos o tres metros). Trece puntos en total para un gran partido.

Adrián Fernández fue el jugador caótico que acostumbra. Su salsa son los contraataques uno contra cinco, aunque en alguna ocasión se le vió pasar el balón e irse disciplinadamente. Sus rebotes en defensa son casi siempre pérdidas subsiguientes, pues termina fallando espectacularmente por falta de frenada en las entradas. Es mucho más eficaz en el tiro de cerca o tras rebote bajo canasta. Así coló sus cuatro puntitos, que son solo una muestra de lo que puede hacer en la anotación.

Adrián Reina, cada vez más asentado como jugador, dejó constancia de su veteranía y su aplomo en la cancha. Su seguridad en el pase, sus buenos fundamentos y hasta su fino tiro (ahí dejó su canasta), son imprescindibles para un equipo con cierta tendencia a la anarquía.

Iván Morillas, el luchador infatigable, sudó la gota gorda y bailó con la más fea, que no fue otra que Carlos Guti. Le defendió bien por fuera, pero dentro no pudo gran cosa, salvo arrancarle algún buen rebote de la punta de los dedos. Ya no es novedad que meta canastas. Cuatro puntos que se antojan ya pocos para él.

Hugo Flores, la inteligencia y la razón en la pista,  es el consejero imprescindible que necesita Ángel a su lado. Su sapiencia baloncestística, unida ahora a su personalidad (¿ese genio, dónde estaba?) le convierten en un elemento decisivo, sobre todo en los momentos de apuro en el marcador. Metió una canasta, pero es que tiró poco.

Francisco Tielas, eléctrico y veloz, por momentos descontrolado, pero en otros momentos paciente y acertado, dio una muestra de lo que puede dar de sí. Provocó una personal de tiro y metió uno de los dos desde los 4,60. Lo cual quiere decir que puede aprender a meter canastas en las entradas (sería imbatible, con su potencia y rapidez).

Javier Sánchez jugó poco, pero sentó cátedra de defensa correoso y eficaz. No fue fácil para 4ºM atravesar esa primera línea defensiva con gente como Pedro o Javier ahí plantados. Luchó mucho y ayudó a manejar el balón sin cometer errores.

En 4ºM jugaron:

Marta Vallejo, rápida, atlética, veloz, hiperactiva y omnipresente, pecó quizás de demasiado acelerada. La excesiva adrenalina es muy buena en muchas fases del juego, pero cerca de la canasta, si se quiere ser eficaz, sobra, y ahí es donde el control se impone. Su baloncesto es de muchos quilates, y eso debería traducirse en una anotación «millonaria». Penetra, tira bien, roba balones, contraataca, dribla y pasa perfecto. Solo sus nervios explican su baja anotación (un punto).

Irene López fue la base única, esta vez, dejando a su amiga el papel de escolta (es lo suyo). Subió el balón con gran inteligencia, soltándolo ante la presencia de algún «depredador» cercano, y volviéndolo a pedir. Ordenó el juego en ataque y llevó siempre el «tempo» de juego. Metió una canastita, pero fue la reina del pase. Su tapón a Fran fue antológico, tanto por su estética, como por su comentario posterior.

Celia Martín fue la estrella de los suyos, como ya he comentado. Tremendas sus entradas a canasta. O provoca falta, o la cuela, o ambas cosas (lo cual hizo 2 veces seguidas…¡metiendo los tiros adicionales!). Once puntos totales como once soles. Si además decimos que colaboró subiendo y moviendo la pelota en ataque, pues no hace falta más.

Lucía Fernández estuvo, como siempre, imperial en el rebote. Su dominio, al lado de «su chico», brilla más, aunque en ataque no lo aprovechó esta vez. Hay que decir también que su presencia facilita mucho también las  cosas a Guti, y en ambos aros. Sigue con cierta tendencia a no saltar cuando rebotea, y eso hace que alguno se le escape.No tuvo suerte ante la canasta enemiga, aunque hay que decir que tampoco se prodigó.

Raquel Chaves unió, esta vez, a sus buenos fundamentos y su seguridad habituales, tanto en defensa como en ataque, una eficacia notoria en la anotación, con dos bonitas canastas. Colaboró también en la subida y el movimiento de balón.

Tania Hernández estuvo aguerrida y potente, como de costumbre. Su contundencia tuvo premio, pues colocó un tapón «en todo lo alto» a su amigo Adrián Fernández. Si añadimos que metió una canasta, y que colaboró en el rebote, juzgaremos su actuación como notable.

Natalia Fernández estuvo rápida y veloz, ayudando tanto en defensa como en ataque, subiendo el balón, ella sola a veces, haciendo gala de su grandes dotes de escolta, o ayudando a Irene y a Celia. Esta vez no tuvo suerte ante la canasta contraria, pero es que tampoco abusó del tiro.

Carlos Gutiérrez fue, una vez más, fundamental, para su equipo. Y no es solo por sus números (esta vez «solo» fueron 9 puntos), sino por lo que intimida. Su presencia en zona propia aleja de la canasta a los rivales, y obliga a pararle con personales en la ajena. Juega ya como los ángeles bajo el aro contrario, e incluso se atreve con tiritos a tres metros. Sus tres puntos por canasta y tiro adicional encestado fueron toda una revelación.

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Liga Interna 2016 -17 (4)

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El partido entre 4ºM y 1ºB se preveía entretenido (como siempre que juegan las chicas, hay buen rollito), además de igualado, porque la presencia de Carlos Guti ha lanzado a este equipo a la cúspide, si no del buen juego, que ya lo había, sí de los resultados.

Todo comenzó con los mayores lanzados, en un 6-0 de salida (Guti, sentado). Víctor Oñoro, enchufadísimo, y Raúl López, «gorreando» que era un gusto. El «angelito» había tomado buena nota, a buen seguro, de mi «post» dedicado a Anthony Randolph, y en el primer cuarto colocó tres gorros como tres soles.

Nada más salir Carlos, la cosa se fue igualando. Tres canastas seguidas del pívot se unieron a los puntitos anotados por Celia y Lucía desde los cuatro metros, para colocar un 8-12 que puso a «cavilar» a los de 1º en el descanso.

A duras penas mantuvieron la ventaja los mayores en la segunda parte, en un igualadísimo tercer cuarto en el que anotaron hasta siete jugadores. Con seis puntos arriba (15-21) comenzó el período definitivo, que iba a deparar grandes emociones, pues a los cuatro puntos seguidos de un imparable Guti se unió una impresionante canasta con tiro adicional encestado de Marta Vallejo. El empate en el marcador, a falta de cinco minutos,  obligó a los de Adrián Sevilla a pedir un tiempo muerto para parar la remontada de sus enemigos.  Lo consiguieron gracias a un Raúl magistral en ataque y a que sus compañeros supieron soportar mejor la presión de los instantes finales. La defensa sobresaliente de los tres minutos últimos fue, a efectos del resultado final (24-29), fundamental.

Por los de 4ºM hay que comentar que…

Marta Vallejo estuvo hiperactiva, como siempre. Veloz corredora y potente atleta, sabe parar cuando no hay camino para penetrar. Ausentes los contraataques (su fuerte), se dedicó a subir y ayudar a mover el balón, a sus incansables persecuciones en defensa (driblar cuando está delante es casi imposible), y a coger algún que otro rebote. Sus tres puntos del último cuarto a punto estuvieron de ser decisivos.

Natalia Hernández jugó con su habitual facilidad para el pase y su clarividencia para ayudar en los rotos y en los descosidos a sus compañeros/as. La jefa de la intendencia tuvo esta vez la suerte en ataque que tantas veces se le ha negado, pues metió un tirito en el tercer cuarto que entró pringado de aceite (o sea, un churro). En defensa, muy bien de piernas y muy agresiva.

Celia Martín, estupenda en la conducción y sirviendo balones a los/las suyos/as. Dió, una vez más, una lección de inteligencia y fundamentos en la cancha. En ataque, un tiro libre y un triple que ayudaron sobremanera a su equipo. Su coordinación con Irene (juegan con los ojos cerrados) parece a veces paranormal.

Irene López no se prodigó en la ofensiva, pero se multiplicó en labores de base, en las que sus tablas le convierten en un seguro de vida. No cometió fallos en la subida del balón y salió de la presión siempre acertadamente, con los pases adecuados o desmarcándose para pedir el balón. En defensa lidió muchas veces con la más «fea» (ella y Celia se las vieron y desearon para parar los contraataques contrarios), pero salió airosa de más de un «marrón».

Tania Hernández defendió con su proverbial estilo «cavernario», potente y agresiva. Complemento perfecto para Lucía o para Carlos, reboteó con acierto y seleccionó correctamente el tiro, aunque no tuvo suerte en ese aspecto. Acabó en partido sin personales, lo cual no dice mucho de la capacidad visual del colegiado.

Lucía Fernández fue una vez más el paladín de los rebotes de su equipo. Cuando tuvo la responsabilidad ella sola, no tuvo quien la tosiera bajo el propio aro, aunque en el ajeno tuvo que lidiar con un excelente Raúl. Pero cuando se juntó con Guti, el dominio de ambos fue insultante bajo ambas canastas. Metió tres puntos que pudieron ser unos cuantos más a poco que le hubiera sonreído la fortuna.

Carlos Gutiérrez, cada vez más a gusto en 4ºM, siguió siendo el generoso caballero que reparte sus minutos de juego a discreción: el regalo  de su primer cuarto colocó ese 0-6 ya comentado, que tuvo su influencia en el desarrollo posterior del encuentro. No obstante, con su presencia en el campo (y fundamentalmente coincidiendo, repito, con Lucía), los suyos tuvieron una sera opción de ganar. Dominante en el rebote, excepcional bajo canasta, buen taponador e intimidador, su actuación en ataque fue una nueva demostración de su crecimiento como jugador. Ya mete todas las que tira de cerca, y hasta en los tiros libres se mostró fino. Doce puntos que se antojan escasos, visto lo que hizo en la cancha.

Los ganadores tuvieron esta actuación:

Raúl López, jugó en plan líder. De tapones, de intimidación, de rebotes y de anotación (15 puntos, no obstante, que no serían provechosos de no mostrar sus compañeros un gran nivel). Firme y genial en los momentos finales, mostró detalles de «piolín», pues estuvo quejoso de la dureza adversaria. Decírselo (lo hizo al final, con su habitual corrección, que dudo mucho que hubiera sido la misma de haber perdido) a un árbitro que no se caracteriza precisamente por pitar pocas personales no sería grave, si no fuera por el contexto, porque acusando de «leñeras» a las chicas+Guti deja muchas dudas de cómo asumirá el reto cuando se enfrente con Alejandro Fernández y con Pedro Tomás (by exemple).

Adrián Sevilla no brilló en ataque, donde estuvo más remiso a tirar de lo visto últimamente, pero se dedicó de manera notable a labores de base-organizador. Llevó el balón y lo hizo circular siempre adecuadamente, surtiendo de buenos pases y de asistencias a los suyos. Pudo culminar algún contraataque, pero no tuvo esta vez la suerte de cara.

Víctor Oñoro comenzó de manera fulgurante, con sus dos canastas seguidas, pero cuando se le pasó el efecto de la Coca-Cola (¿será verdad?), llamó menos la atención. Luchó mucho en defensa, colaborando en el rebote y en las ayudas contra Guti y Lucía. Excelente partido de este pívot (ya «ex-minusválido») reconvertido en alero, que vuelve por sus fueros.

Alejandro Mansilla fue más Alejandro Mansilla que nunca. Siempre colaborador y disciplinado en el campo, estuvo muy comedido en el tiro, y su selección fue perfecta. Lanzó los dos que tenía que lanzar, y metió uno. Excelente, por tanto, y más si tenemos en cuanta que también robó algún balón y que cogió más de uno y más de dos rebotes.

Javier Martín fue el esforzado defensor y aplicado sargento de intendencia de siempre. Correcto e inteligente en el manejo y en la circulación de la pelota, metió su tirillo en los importantes momentos finales (tirillo, por cierto, muy decente el que tiene, y que debería practicar más).

Jaime Truque estuvo pegajoso y potente en defensa. Se multiplicó también en labores de escolta (la falta de un base «puro» en el equipo la solventan adecuadamente entre él, Adrián y Javi). En ataque, aún no se ha soltado ni dado muestras de su potencial, pero su canasta ya dejó claro que es un elemento de fiar (impagable fichaje por el que no dudéis que este servidor se ha llevado comisión, je, je).

Pepe Rodríguez fue el complemento perfecto bajo los aros de Raúl. Cogió rebotes, intimidó lo suyo, y, en ataque, escogió siempre la opción adecuada, bien doblando el balón a su compañero, bien sacando el balón. Su papel de 5 está tan claro como el de 4 del Sr. López, y eso es algo que el Sr. capitán fijo que agradece, porque el reparto de los número 1, 2 y 3 se antoja harto dificultosa en este equipo. Metió una canastita y un tiro libre, con lo que puede decirse que cuajó un estupendo partido.

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Leonard Cohen

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

Leonard Cohen no ha fallecido. Estará siempre con nosotros. El autor de baladas inolvidables, de elegías emocionantes, de poemas recitados, más que cantados, con su cavernosa y desgarrada voz de bajo, convertido en mito viviente en sus últimos años, nos ha abandonado de la manera más mística (y vulgar) que pueda imaginar (y desear) un budista convencido como era él. Dormido, en su cama, en Los Angeles.

Nacido en Montreal, tenía 82 años, y ha estado dando conciertos hasta casi el final. Reconocido como un genio, no solo de la música y de la composición, sino también de la poesía (esa que le ha hecho ganar el Nobel a Bob Dylan), nos abandona entre el reconocimiento general. Modesto y sencillo, dio hace unas semanas una muestra más de su elegancia y su clase, al declarar sobre el premio al americano: «Es como ponerle una medalla al Everest por ser la montaña más alta». Los que creemos que solo Cohen nos ha llevado a las cumbres de la lírica con sus canciones, nos consolamos con su emotivo discurso en la entrega del Príncipe de Asturias en el 2011, y claro, recordando algunas de sus más famosas creaciones.

https://www.youtube.com/watch?v=Zzyw075cOSE

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Antología del «pincho de merluza»: Anthony Randolph

El hombre tranquilo

El hombre tranquilo

Este tipo tiene aspecto de tranquilo. Incluso de aburrido. Pero en la cancha de basket se transforma, y se convierte en un «killer», fundamentalmente bajo los aros, y sobre todo en el propio. Aunque tiene un tiro notable, penetra con eficacia y es un gran reboteador, lo que mejor maneja es el gorro. Pero no son tapones cualesquiera. Son arte puro. Son monumentos a la intimidación, practicados por alguien que no es un alfeñique, pero que tampoco es un amasijo de músculos. Tiene, eso sí, unos considerables muelles en las piernas, y también un valor y una garra (nunca mejor dicho), para jugarse la mano en cada tapón, dignos de admiración.

Ved estos ejemplos de lo que el inolvidable Andrés Montes (ver entrada dedicada) denominaba «pinchos de merluza». Sucedieron en el Barcelona-Madrid de la Euroliga. El segundo a Dorsey es la mejor jugada defensiva que he visto en muchos años, quizás la mejor «chapa» que yo recuerde.

Pincha (valga la redundancia), aquí

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Liga Interna 2016 -17 (3)

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Se esperaba con gran interés el partido entre 1ºH y 1ºX, por varias razones. Primero, para comprobar el rendimiento del nuevo equipo de los «cambiacapas» Francis Nuñez y Daniel Uría. Segundo, para celebrar el regreso a las canchas de la profe Bea, a la que sus problemas físicos hicieron retirarse prematuramente hace tres años. (el interés se hacía extensivo a la capacidad de la gran jugadora y estratega para «controlar» la «furia desatada» de su dominicano compañero. Y tercero, por conocer la capacidad competitiva de los de Adrián López (debutante en la Competición), un grupo de curtidos, esforzados y «cancheros» jugadores.

Los de 1ºX comenzaron a toda mecha. Un triple de su capitán y una canasta de Alonso les hicieron terminar con un 5-0 un primer cuarto caracterizado por unas defensas feroces. El parcial se repitió en el segundo cuarto, gracias a un Adrián con un asombroso porcentaje de aciertos. El 10-0 del descanso era más que deshonroso para los «expertos» Beatriz, Francis o Fidel, pero la desigualdad iba a desaparecer como por «ensalmo».

El despertar de la bestia

Después de una serie de desaciertos verdaderamente lamentable, Francis decidió tomar las riendas. Su primera canasta apenas supuso un mohín de malestar de sus enemigos, que iban ganado ya de trece, pero el último cuarto, que comenzó con una preciosa asistencia (¡¡!!) del susodicho sobre Bea, fue otra cosa. Con un triple y dos canastas más, puso a los suyos solo cuatro abajo.

Quedaban dos minutos para el final y el «¡vamos a jugar tranquilos!» de Luis a sus compañeros resonó algo falso en las mentes de los de negro, que no se creían el vendaval que les estaba cayendo encima. Pero cuando atacaban los de 1ºH para ponerse a dos o a uno, sucedió lo inesperado. Una jugada desgraciada entre Antonio y Francis, en la que Adrián tiró de veteranía robándoles la cartera, decidió el choque. Su escapada acabó en canasta y tiro adicional (que además metió). El 18-11 final coronó al capitán de 1ºB como MVP, y certificó la merecida victoria del más compensado de los dos equipos.

Por los de 1ºH, que se divirtieron lo suyo, a pesar de la derrota, jugaron:

Iván Herranz y Víctor Herranz, hiperactivos y atléticos, omnipresentes en todas las jugadas, parecieron cuatro, más que dos. Multiplicándose para defender, en jugadas las que se convierten en auténticas «lapas» (por no decir «sanguijuelas»), terminan agotando a los atacantes que les tocan en suerte (¡hombre, alguna falta hacen, y algún hachazo reparten, aunque luego nunca han sido ellos!). En ataque, su movilidad les permite conseguir buenas posiciones de tiro, lo cual no es garantía de canastas, sino más bien de rebote para el equipo contrario (deben aprender a tirar de cerca). En la subida y la circulación de balón se muestran, no obstante, seguros y certeros en el pase.

Beatriz Mínguez, capitana de «facto», hizo de coach, asesora táctica y hasta asistente espiritual. Imprescindible en labores de organización e intendencia, subió la bola con acierto e impuso la lógica en los movimientos ofensivos (que a veces eran verdaderamente «ofensivos») de su equipo. A pesar de notarse sus carencias físicas (demasiado hace con estar), y de no bajar en los contraataques (lo cual no es problema, por la abundancia de «atletas» entre los suyos), mostró su calidad con una acertada selección de tiro, que tuvo el premio en la ya comentada canasta del partido.

Antonio Blanco, la joya que sigue sin pulir, ganaría millones (ofertas de la NBA incluidas), si aprendiese a meterlas desde debajo. La asistencia que dio Francis a Bea la veo, en mis sueños, multiplicada por 10 y convertida en 20 puntos de Antonio (con un salto, además, que convertiría sus tiros en imposibles de taponar). Luchó y corrió lo indecible, subiendo el balón con su «ortodoxia» particular y sus «dribligs» imposibles. Su falta de fundamentos defensivos le terminó haciendo abandonar el campo por 5 faltas (de las cuales, claro, solo hizo una, je, je, je).

Francis Núñez, individualista feroz, ha recalado además en un equipo en el que no hay tiradores. Salir de ese atolladero es un problema. Solo Bea (que, de momento, no está para muchos trotes) y Fidel (que solo puede colaborar de manera puntual), son finos estilistas. Ante eso, ¿existe alguna solución que no sea «chupárselas» todas? Pues sí, y ahí es evidente que la labor que tienen que hacer sus compañeros no es poca (aunque tampoco difícil). Vamos a ver. El mejor defensor del equipo rival (siempre), más uno ayudándole (casi siempre), y un tercero atento y cercano (muchas veces), ya son más de medio equipo contrario marcando a uno solo. De ahí pueden salir pases y pases y más pases para los «no tiradores», desmarcados y tranquilos, que se deben situar bajo la canasta, o en todo caso, cerca (cerquísima) de ella.

Del chaval en cuestión, poco hay que decir. Hizo lo que pudo, con sus nueve puntos (incluido un triple), pero la desesperación de verse solo en la anotación no es buena consejera, y tampoco tiene facilidad de controlarse cuando se ve con el balón y rodeado «solo» de cuatro jugadores enemigos. Se supone que mejorará, con los partidos, hacia esa tranquilidad que le hace falta.

Gonzalo Marín, luchador y guerrillero, aporta en valentía y arrojo lo que no puede dar en cuanto a técnica individual. Su intento de cortar un contraataque contrario le valió una espectacular caída (con retirada inmediata «en camilla»), que bien pudo haberle supuesto una grave lesión. Esa temeridad (que además era falta antideportiva, que no se pitó) le pudo costar cara, pero no fue la única, y le debe hacer comprender que para defender bien no hace falta emplear la fuerza (y mucho menos la contundencia), sino solo las piernas. El «pupas», por lo demás, estuvo sobrio y seguro con el balón, ayudando además en el rebote.

Fidel García-Gesto solo pudo jugar (por imperativos académicos) un cuarto y pico. Dejo muestras de su buen hacer, aunque sus penetraciones no tuvieron la eficacia habitual. Con él en el campo hubo muestras de orden y de movimiento de balón. Su presencia entre los de 1ºX se vuelve imprescindible, junto a Bea, para que las cosas no se desmadren.

Daniel Uría fue el jugador potente y reboteador que los suyos nececitan. Mucho más tranquilo que Antonio, saca bien la pelota y controla muy bien sus acciones. Defiende bien y elige siempre la mejor opción para pasar. Lástima su falta de tiro, pues se podría decir de él lo mismo que de su colega: podría meter muchos puntos bajo canasta. Tampoco sería «moco de pavo» que aprendiese a coger la posición en el rebote, pues ya solo tirando de su potencia coge muchos (¡esa Bea!).

El equipo, a pesar de todo, tiene una pinta buenísima. Y es que garantizado el rebote con Antonio y Daniel, con la aceptable y pegajosa defensa que aportan los demás, y la presumible potencia anotadora de los tres baloncestistas «puros», el futuro es suyo (es decir, las mejoras se anuncian notorias e irremediables).

Los de 1ºX lo hicieron así:

Alonso Romero demostró que sigue siendo un esforzado deportista y un compañero de fiar. Aprovechando su velocidad y sus apreciables fundamentos, sacó el balón al contraataque en varias ocasiones, con regates a veces arriesgados, pero casi siempre exitosos. En estático fue también un elemento importante, pues supo romper la zona con su habilidad. Sigue teniendo el defecto de la «paradinha» marca de la casa cada vez que se sitúa para tirar (solo le pasa viniendo en carrera, no cuando está quieto), que solo en ocasiones el árbitro juzga como pasos «de salida» (en otras, le perdona). Fino tirador, no obstante, metió una buena canasta. En defensa, combinó grandes aciertos (robos de balón), con personales algo absurdas (no solo la quinta, que hizo con la clara idea de «borrarse»)

Adrián López fue capitán y líder, jugando como un veterano, que solo después de jugar muchos partidos oficiales sabe lo que tiene que hacer en cada momento en el campo. Anotó con regularidad, y demostró que, a pesar de ser más bien escolta, se desenvuelve bien como 1, 2 ó 3, e incluso puede jugar de 4, colaborando en el rebote (no le quedó más remedio). Entra a canasta con velocidad y potencia, tira bien de cuatro metros e incluso se marcó un triple importante. Su robo de balón en el último cuarto fue definitivo, cuando la  remontada rival estaba en su apogeo. Estupendo en todas las facetas, estuvo muy acertado defendiendo al dominicano rival, sobre todo en los tres primeros cuartos (en el último no pudo nadie con él).

Abel Alameda no estuvo tan brillante como en algún partido que un servidor ha visto, pero colaboró con su lucha infatigable tanto en defensa como en ataque. Muy seguro en el pase y muy veloz cuando le tocó subir el balón, no tuvo suerte con la canasta rival (faltó, esta vez, su acostumbrado triple).

Iván Ortíz fue el de siempre. Rudo defensor y seguro pasador, no carece de fundamentos para manejar el balón, protegerlo con acierto e incluso, a pesar de su cuerpo de «power-forward» (alero fuerte), regatear sin problemas, demostrando una agilidad sorprendente. En ataque estuvo recatado, a pesar de que sabe tirar «fino».

Luis Sanchidrián, actuando de pívot (labor que en este equipo le va a tocar), de base y de alero (posiciones que le gustan más, pero que ahora no convienen a los suyos (¡no haber crecido tanto, macho!), estuvo sobresaliente. Le disputó los rebotes con éxito (sobre todo bajo su aro) a Antonio y a Daniel, e incluso lanzó contraataques con fantásticos pases de balonmano (dificilísima suerte esta, propia solo de grandes pivots) al palomero (Adrián). En ataque estuvo discreto, y, aunque lo intentó, solo consiguió una canasta. Pudieron ser más, pues siempre hizo una buena selección de tiro. Fue también el jefe en la cancha, ante el más afable carácter de su capitán, intentando tranquilizar y dar indicaciones a su equipo.

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Los inventos que cambiarán vuestras vidas

El futuro ya está aquí. ¡Qué miedito!

El futuro ya está aquí. ¡Qué miedito!

La realidad virtual, el grafeno, los implantes en el cuerpo, los robots, la impresión 3D… Son solo algunos de los avances del impresionante «hit parade» por el que están «peleando» los científicos (y/o los inventores) del mundo mundial. En el siguiente artículo puedes leer y «empaparte» sobre todas y cada una de nuevas creaciones humanas (y divinas) que envolverán vuestras vidas en los próximos años.

Haz clic aquí para acceder al reportaje completo

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Las máquinas más pequeñas del mundo

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¿Robots o moléculas? Pues las dos cosas

Al ponerle categoría a esta entrada, os juro que no sabía qué hacer. Si hablamos de nanorrobots, estamos en Tecnología. Pero si reducimos el campo de acción a las moléculas, ya nos movemos en el campo de la Química (Ciencias Naturales), porque es que además, los descubrimientos de los que vamos a hablar han servido a sus protagonistas para ganar el Nobel de este año. Y si tenemos en cuenta que también hay una categoría de Mundo Científico y otra de Historias Mínimas, pues comprenderéis que esté hecho un lío.

Bueno, dejaré de mirarme el ombligo e iré al grano. Uno de los tres galardonados con el citado galardón ha estado en España, donde ha estado hablando de sus experiencias. Se deben a él el primer motor molecular que se activa con luz o un coche con tracción a las cuatro ruedas unas 1.000 veces más pequeños que el grosor de un pelo humano. Se llama Ben Feringa y quizás leyó de pequeño el «Viaje Alucinante» de Asimov. A vosotros, que seguro que habéis visto «El Chip prodigioso», os interesará lo que sigue:

Haz clic aquí para acceder a la entrevista con uno de los genios de la nanotecnología.

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Liga Interna 2016 -17 (2)

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Los Disfrutones

El partido entre 1ºA y 4ºB fue muy divertido, sobre todo para uno de los dos equipos. Los mayores ganaron 30-16, pero, sobre todo, se lo pasaron pipa. Y a un profano que lea esto, le parecerá un tópico que se lo pase bien un grupo que consiga esa diferencia. Pero yo, que he visto perder a Daniel Delgado y compañía (comportándose exactamente igual), sé de lo que hablo. El desparrame en la cancha, que no llegó al punto de burlarse de los adversarios (el árbitro no lo hubiera consentido), fue quizás excesivo, pero expresa a las claras la filosofía con la que se toman el juego estos muchachos, que son capaces de contagiar con sus risas al mismísimo Pedro Tomás Carrasco, una de las estrellas de la Liga, que por mor de sus resultados académicos (casualidades de la vida, lo llamaría otro) ahora está en un equipo favorito al título, en vez de quedarse sin jugar todo el año (cosa que han logrado sus ex-compañeros).

El partido comenzó siendo un monólogo de 1ºA. La buena voluntad de los de 4º no tuvo relejo en el marcador, que arrojaba un despiadado 14-0 en el descanso, culpa, sobre todo, de un enchufadísimo Pedro Tomás, y de la colaboración de Daniel y de Rubén Ajenjo, que con un triple, consiguió la única canasta de una actuación plena de (divertidos) desaciertos y desastres.

La segunda parte comenzó con una valiente y decidida presión de los pequeños, que igualaron no solo el juego, sino el marcador (16-16 fue el tanteo en los dos últimos cuartos). La actuación notable de todo el equipo, la defensa numantina de su canasta (ante un enemigo muy superior en altura y potencia) y la más que afinada puntería en ataque, con cuatro jugadores anotando, solo pudo ser contrarrestada con el Pedro-sistema, un invento al que este modesto comentarista le augura bastante futuro en la competición: rebote de Alejandro Fernández y pase de balonmano al palomero-estrella.

El resultado (30-16) no hace justicia a los de 4ºB, pues, a pesar de que la victoria de sus rivales no estuvo nunca en peligro, no es normal que se quedasen dos cuartos sin anotar. Eso, a la postre, fue decisivo.

Mis ex-alumnos de Física y Química jugaron así:

Ángel Riesgo jugo serio y discreto, aunque el más llamativo (y positivo) suceso táctico de su equipo (la ya comentada presión de los inicios de la segunda parte) llevó su autoría. Estuvo también recatado en el tiro, aunque alguna pudo meter. Defendió bien y fue el principal responsable del orden en ataque de los suyos.

Iván Morillas estuvo hiperactivo y omnipresente. Defensor esforzado de Pedro Tomás, subió el balón siempre con potencia y velocidad, con arriesgados (y exitosos) driblings incluso delante del hijo de JuanPe. Tuvo su premio con una canastita en el último cuarto. Fue el alma de su equipo, sobre todo por su lucha bajo los aros (territorio totalmente hostil, ante la superioridad física de los enemigos).

Alberto Sebastián dejó muestras, una vez más, de su seguridad e inteligencia en el juego. Defendió con arrojo, y en ataque pecó de timidez, y es que quizás le falta algo de técnica de tiro (flexión de piernas y bombeo de balón, tienen la culpa, como bien sabe el alumno que fue de la Escuela de Baloncesto).

Adrián Fernández llevó el balón, casi siempre, con acierto, aunque no es base. Se gusta botando y disfruta especialmente con los «coast to coast», aunque lleva un deportivo sin frenos (tú ya me entiendes). Si doblase el balón a los tiradores y aprovechase más su altura y su envergadura, (explíquelé alguien lo que es el «pick and roll», por favor), los suyos darían un salto de calidad, sin ninguna duda. Ayudó mucho en el rebote, pero debería pelear el de ataque e intentar pescar puntitos bajo el aro contrario. A pesar de todas estas críticas, metió 3 puntitos, lo que tampoco es moco de pavo.

Hugo Flores jugó con soltura de veterano, ayudando a subir el balón, moviéndolo con criterio en ataque y repartiendo instrucciones a diestro y siniestro. Peleó en defensa, pasó el balón con criterio y metió tres puntos, que pudieron ser cerca de diez si le llegan a ser propicios los hados.

Santiago Prieto hizo una apreciable labor como recio defensor, ayudando en el rebote, y mostró seguridad e inteligencia en ataque. Debe aprender a bloquear, pues en su equipo hay algo que está claro: él y Alberto tienen cuerpos fortachones, y tanto Ángel como Iván son rápidos y hábiles penetradores. No tengo más que comentar.

Carlos Nuevo, olvidó su timidez inicial (parte de culpa en la nula primera parte de 4ºB la tuvo su pasividad en el tiro) y explotó su calidad en los dos últimos cuartos. Fue el artífice del empate que se fraguó en ese período, con cuatro canastas como cuatro soles. Hizo más daño cuando penetró por el centro o los lados, que por la línea de fondo, pues tiene un gran tiro a tablero (Adrián pagaría millones por tirar así, o como Hugo).

Francisco Tielas estuvo cerca de ser el gran jugador que puede ser. Su autocontrol fue casi perfecto. Tiró apuntando a canasta y con finura, y aunque eligió mal los sitios (siempre laterales), debieron entrarle más de una. Defiende con garra, y con su rapidez, debería anotar con facilidad penetrando (si practicase la frenada, sería un crack).

Los vencedores me merecen estos comentarios:

Rubén Ajenjo debutó «legalmente», en la Liga Interna, tras un tiempo en el ostracismo. Demostró que no se le ha olvidado jugar, pero los nervios le hicieron fallar más de la cuenta. Se tomó con buen humor sus desastres (en lo cual tuvo la inapreciable ayuda de sus «amigos»), entre otras cosas porque en su primer tiro a canasta clavó un impresionante triple, provocando la escapada en el marcador (que al final sería definitiva) de los suyos.

Pedro Tomás Carrasco fue el líder indiscutible del equipo, haciendo y deshaciendo y feliz de estar en la pista. Metió tres triples y falló alguno más, como uno que intentó con chulería: contraataque y salida a la línea, para tirar de lejos en vez de asegurar la canasta de dos. Suya fue la ocurrencia de dejar cuatro a defender y quedarse de palomero, lo cual hizo disfrutar mucho a los suyos (y a los adversarios también, que se encontraban una defensa desguarnecida), y puede ser un recurso para futuras empresas. MVP del partido, con 17 puntos y su catálogo habitual de penetraciones de fantasía y su generosidad en el reparto de asistencias.

Daniel Delgado, la alegría de la huerta (honor en el que ya se adivina dura pugna con Francis el «cambiacapas»), llevó la voz cantante en el comentario de las jugadas de su equipo. La hilaridad no pasó a mayores, pero sí provocó ciertas discutibles decisiones arbitrales (unas cuantas «zonas» que, en un ambiente de más seriedad, quizás no se hubieran pitado)., para evitar que el «cachondeo» no pasara a mayores. Reboteó, defendió bien y anotó con regularidad, con cinco bonitas canastas. Se le espera con más seriedad (va a ser que no) en partidos más comprometidos.

Alejandro Fernández, ya convertido en «estrella», va camino de convertirse en máximo reboteador del Torneo. La jubilación de Raúl Orejana ha permitido que aparezca y reluzca este individuo, pleno de facultades físicas, buen saltarín, despiadado taponador, excelente pasador (sacar el balón a una mano tras poderoso rebote  no está al alcance de todos), y correcto manejador del balón, al que solo faltan habilidades de «pescador» bajo el aro contrario para ser un gran anotador.

Cristina Gálvez estuvo rápida y vivaracha, como ella es. Defendió con garra y sin cortarse un pelo, y se las hizo pasar canutas a Ángel y a Iván para sacar el balón. Al Sr. Morillas le robó una bonita cartera (de piel de cocodrilo), dejándole casi sentado. Tímida en ataque, se preocupó más de mover y pasar bien el balón que de mirar al aro, aunque tiene un fino tiro que no practicó.

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Liga Interna 2016 -17 (1)

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Interesantes debuts

El estreno del nuevo logotipo nos sirve para inaugurar la temporada. El comienzo fue jugoso. El primer equipo que se apuntó, que fue el de las chicas, contra los curtidos chavales de 1ºX, acompañados de un invitado especial.

La lluvia amagó, pero respetó el evento, sobre el que hay que decir que había una inusitada expectación. No solo por ver en acción al tal Francis Junior, sino por comprobar cómo se desenvolverían las muchachas de negro con el concurso de uno de los cracks de la Liga pasada, el denominado «Carlos Guti».

El partido comenzó con todo el mundo frío (0-0 en el primer cuarto), que es una manera elegante de decir que nadie dio pié con bola durante diez minutos. «Predominio de las defensas» dirían los enterados. Pero en el segundo cuarto se desataron las hostilidades, con los mayores mostrando su «empaque» (cuatro jugadores anotaron) y su estrella haciendo volatines y piruetas por todos lados, mientras que las de 4ºM se defendían como podían, gracias sobre todo a su poderoso pivot. Con 8-6 se llegó al descanso.

El tercer cuarto supuso el despegue de los de Adrián López, con un 12-4 que dejaba las cosas vistas para sentencia (sobre todo viendo los pobres guarismos en los que se movía la anotación). Los culpables fueron los robos de balón, provocados, sobre todo, por la presión de los chicos, que dieron lugar a contraataques mortíferos, culminados, sobre todo, por Alonso y el capitán.

Con 20-10 comenzaba el período definitivo. Las chicas (y su paladín) echaron el resto, y fue cuando mejor jugaron. Sus enemigos mantuvieron el tipo, a pesar de que se vieron solo cuatro puntos arriba. Su superior artillería, a pesar de una aparente inferioridad bajo los aros, fue decisiva. El resultado final, quizás demasiado abultado para lo visto sobre el «parquet», mostró la victoria de 1ºX por 28-18.

Los vencedores jugaron así:

Adrián López, nuevo en esta plaza, mostró su sabiduría baloncestística como base reputado (y escolta o «palomero» cuando se requería). Controló bien el «tempo» del encuentro (cuando pudo, porque la presencia «eléctrica»de uno de los suyos sembró a menudo el caos), defendió bien, dificultando la subida del balón rival y robó balones que terminaron invariablemente en canasta. Sin hacer grandes florituras, sino con su discreta eficacia (a pesar de algún espectacular contraataque) terminó con 10 puntos, ganándose merecidamente el honor de ser el MVP.

Luis Sanchidrián estuvo bien en la subida y el movimiento de balón, defendió con ardor y en la anotación estuvo más que correcto, con dos canastas, a pesar de un porcentaje discreto en el tiro. No faltaron sus voces llamando la atención a sus compañeros cuando hacía falta (en este sentido, tiene más madera de líder que su capitán).

Iván Ortiz estuvo eficaz en defensa y mostró su seguridad y buena técnica con el balón. No se atrevió a tirar (es normal «cortarse» con tanto «anotador»), pero ayudó lo suyo en el rebote y en ataque.

Carlos Martín fue un baluarte en el rebote, y destacó también como escolta (labor que le gusta más que la de pivot), protagonizando algún ataque con su veloz conducción de balón. A pesar de ello, su equipo le va a necesitar más bajo el aro. Una canastita suya subió al marcador, pero alguna que otra se le salió de dentro.

Abel Alameda no fue el explosivo «ladrón» de balones de anteriores ocasiones ni tuvo suerte en los lanzamientos. Lo intentó, no obstante y dejó muestras de su aguerrida manera de defender. Inapreciable también su colaboración en la subida y el movimiento de balón.

Alonso Romero ayudó también lo suyo en la defensa, colaborando en el rebote y ejecutando algunos contraataques y penetraciones espectaculares. Fue uno de los artífices del despegue de su equipo en el tercer cuarto, con dos valiosas canastas (6 puntos en total).

Adrián Saugar tuvo un difícil debut. No solo por la presencia del que «chupaba» cámara a su lado, sino por el abrumador predominio en el equipo de bases y escoltas como él. Le tocó colaborar en el rebote, pero su labor fue meritoria en la subida del balón y en el orden del juego en ataque. Resulta, por sus fundamentos y su aplomo jugando, esencial en el juego. No se prodigó en el tiró, pero ya le llegará su momento, pues es un buen anotador.

La Amenaza Fantasma

Francis Nuñez fue la alegría de la huerta. No solo por lo que le gusta jugar y lo que disfruta en la cancha, sino porque su presencia, eléctrica y caótica, no solo siembra el pánico entre las filas contrarias, sino la confusión en las propias. El de Brooklyn (y si no lo es, lo parece por su forma de jugar) fue el protagonista cuando estaba en la pista, si no por su eficacia, si por sus filigranas, sus regates, su velocidad y su potencia. Su capacidad anotadora será terrorífica cuando consiga moderar la rapidez de sus penetraciones. Tuvo que conformarse con tres canastas, aunque eso si, una de  ellas de fantasía, de espaldas a canasta (si la llega a fallar, sus compañeros le cuelgan). De momento, su juego es solo fantasmal, solo asusta, aunque puede resultar demoledor (si logra encauzar su talento natural para este deporte). Va a ser uno de los grandes animadores de la Liga.

Los de 4ºM se desenvolvieron de aquesta manera:

Marta Vallejo fue, como siempre, el alma de las suyas (aparte de la capitana). Su garra, su rapidez y su potencia fueron fundamentales a la hora de sacar el balón (es la única capaz, en su equipo, de irse en velocidad después de regatear a su defensor). Estuvo remisa en ataque, y debió entrar más a canasta. Muy bien en defensa y muy segura en el pase.

Tania Hernández fue un baluarte bajo los aros, sobre todo en el propio, donde, aparte de coger rebotes, repartió bonitas «canciones» de parte de un famoso dúo catalán (Estopa). Ayudó lo que pudo en el movimiento de balón, pero tiró poco, y mereció algo más en ataque.

Natalia Hernández fue la de siempre. Estupenda en el pase, en el manejo de balón y en la defensa, supo hacer siempre lo más inteligente. Aunque alguna falló en ataque y en su debe también hay algún que otro balón perdido, metió una preciosa canastita. Debe penetrar más en la zona, que es donde su tirito puede hacer daño.

María Figueroa luchó mucho, como acostumbra. Ayudó a mover el balón y eligió siempre los mejores pases. Hizo una buena selección de tiro, y pudo meter algún triple (aparte de su canasta de costumbre).

Raquel Chaves, defensora incansable, colaboró en el rebote y en la subida de la pelota. Aunque no se prodigó en ataque, estuvo segura y jugó con su sobriedad habitual.

Lucía Fernández ejerció de pívot dominante. Se hinchó a coger rebotes, aprovechando la ausencia de altos en el equipo contrario (saltarines si había, pero a esos esta chica se los toma de aperitivo). Cuando coincidió en el campo con «su» Guti, el dominio fue insultante. Lástima que tengan que repartir entre ellos dos el tiempo de juego, porque ahí podría haber estado una de las claves del partido (con ambos juntos 30 minutos en cancha, tengo serias dudas de lo que habría pasado). Metió solo una canasta, pero pudieron ser más, sobre todo en el último cuarto, en el que estuvo soberbia.

Irene López condujo el juego de las suyas con su habitual sabiduría. Lástima fue que hubo de habérselas con un «bicho» ávido de robar balones (hasta que le comentaron a Francis que también podía defender en zona, las pasó canutas). Su equipo echó en falta sus canastas, pues en sus penetraciones o en su tiro siempre muestra su eficacia.

Celia Martín hizo de escolta y de base, como siempre. También se encontró con problemas en la subida de la bola, pues Abel y Adrián se contagiaron por momentos del «ansia viva» de su compañero el debutante, pero casi siempre resolvió el entuerto con criterio. En su medio campo se encontró en numerosas ocasiones con el «malabarista» y su labor en el balance defensivo, molestando el tiro y tapando espacios (también Marta e Irene ayudaron en eso) fue de mérito. En ataque pudo encestar más (solo una canasta) y se echó en falta algún que otro triple de los suyos.

Carlos Gutiérrez fue la guinda que le hacía falta a este grupo de buenas «canasteras». Yo me lo imaginaba cogiendo los rebotes de ataque y sacando balones para que las chicas bombardearan la canasta rival a discreción. No le hacía en el papel de encestador, pero mira por donde ha aprendido a meterlas donde duele, y sus 10 puntos son un aviso de lo que puede dar de sí. Como taponador sigue siendo un peligro. Se encontró mucho más a gusto con Lucía a su lado.

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Un genio olvidado

humboldt

La vida de Alexander von Humboldt (1769-1859) no tuvo desperdicio. Ecólogo, geólogo, aventurero, pensador, agitador político y social, su huella ha sido fundamental en la moderna historia de la ciencia. Amigo de Goethe y de Thomas Jefferson, el naturalista berlinés influyó decisivamente en la teoría de la evolución (que Darwin publicó solo meses después de su muerte) y se le considera inspirador fundamental de la hipótesis de Gaia, de James Lovelock.

Muchas huellas hay de él en la geografía mundial, y hasta la meteorología le debe la invención de las isotermas y las isobaras. Sin embargo, el injusto olvido en el que su nombre ha caído merece ser reparado.

Es lo que ha intentado Andrea Wulf, autora de una magna biografía («La invención de la naturaleza»)  que recientemente se ha publicado.

En el siguiente reportaje podéis conocer algo más sobre el genio alemán.

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