Liga Interna 2016-17 (14)

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La Venganza de los Sijs

No, no me he confundido, y quien me conozca sabrá que me equivoco poco, y menos, con el cine. Por supuesto que sé que eran Sith los del Episodio III de La Guerra de las Galaxias, pero es que me venía al pelo lo del asunto del partido entre 1ºA y 1ºX (una cuenta pendiente) para buscar un titular basado en una similitud fonética y ortográfica. Y quién diablos son los sijs, os estaréis preguntando. Pues son los practicantes de una religión muy extendida en la India. Y no es que los de Daniel Delgado se tomen el baloncesto de una forma muy espiritual, sino que más bien se les da de perlas hacer el indio. Y si tenemos en cuenta que a la ceremonia acudió como invitado especial Sergio Muñoz (recientemente fichado por los favoritos al título), la cosa bien podía haber terminado de forma caótica.

Pero no lo hizo. Porque había alguien que no estaba para bromas. Y menos después de la derrota que sufrieron los suyos ante los de Adrián López hace quince días escasos. Era Pedro Tomás Carrasco. Quizás por la importancia del choque (el anterior fue en la Primera Fase) o posiblemente «picado» por los comentarios en los que se le acusaba «veladamente», en estas mismas páginas, de no aguantar los partidos hasta el final (recordemos que ante 1ºX, ver entrada 12 dedicada a Liga Interna 2016-17, acabaron él y dos más el partido, unos más extenuados que otros), el caso es que se dedicó durante todo el partido a masacrar la canasta rival. La importancia de sus 24 puntos en el resultado final (33-27) habla por sí misma. Y la regularidad asombrosa con la que anotó (6 puntos en cada cuarto) tapa muchas bocas (by exemple, la de este blasfemo cronista, a quien el dios de los sijs confunda).

Ciñéndonos de una vez al juego, la igualdad presidió todas las acciones. Adrián López y ciertos colaboradores llevaron el peso de la respuesta al «ansia viva» del hijo de JuanPe durante la primera mitad.  Con 12-14 se llegó al descanso. En la reanudación, una atenta defensa, cerrada y nada contemplativa ante las penetraciones del capitán enemigo, pudo con los denodados (y encomiables) esfuerzos de Alonso Romero y compañía, que solo pudieron resistir un cuarto más (22-21 para 1ºA al final del tercero). En el último, «el rayo que no cesa» (Pedro Tomás) recibió la inestimable ayuda (¡por fin!) de sus colegas Rubén Ajenjo y Sergio. Los tiros llegaban por tantos lados que la capitulación de 1ºX fue inevitable. Pero fueron solo 6 puntos de diferencia, lo que, ante la igualdad que se prevee en este grupo, puede tener su importancia al final.

Por 1ºX, los actuantes estuvieron así:

Adrián López, dechado de fundamentos en el bote, en el regate y en el pase, fue una vez más el rápido y hábil penetrador de la zona enemiga. Falló algunas por no controlar demasiado la frenada al llegar a canasta (lo mismo le pasa a Francis Nuñez, by exemple), pero, sobre todo en la primera mitad, fue el que mantuvo a su equipo (9 puntos, con un triple de los buenos: canasta con tiro adicional encestado). En la segunda parte se echó en falta su anotación, pero cabe achacar el asunto al acierto defensivo de los enemigos, que prestaron especial atención a sus entradas (labor en la que destacó el Sr. Carrasco). Un partido notable, en todo caso.

Iván Ortíz fue, nuevamente, el eficaz lugarteniente que todos los bases desean a su lado. Impagable su labor ayudando a subir el balón o bloqueando en ataque. No destacó esta vez en el rebote (había mucha tela bajo el aro rival), pero defendió con ardor y pasó sin errores. En ataque no tuvo ocasiones, pero buscó siempre a los compañeros bien situados.

Abel Alameda se multiplicó en defensa, parando contraataques, e hizo gala de su velocidad eléctrica llevando el balón. Estuvo especialmente inspirado en ataque, aunque empezó sufriendo un tapón de Daniel Delgado, del que se sobrepuso de inmediato («canchero» como es) provocando una falta de tiro en su siguiente entrada (metió uno, buen dato acerca de la «finura» de un tirador). Si añadimos a eso sus dos canastas en la segunda parte, la conclusión solo puede ser que hizo, otra vez (y van…) un excelente partido.

Alonso Romero estuvo incansable y tremendo. No solo por su arrojo en defensa (entra al choque hasta con los monstruos sagrados y hasta le colocó un tapón a Alejandro), de lo que da cumplida prueba la sangre que dejó en el parquet, sino especialmente por su acierto en ataque, con una gran selección de tiro, para un total de 9 puntos (destacando un triple por 2+1 y una canasta espectacular tras coger un rebote en ataque). Sobresaliente.

Carlos Martín no fue el jugador decisivo del anterior partido, pero mantuvo el tipo en el rebote e hizo lo que pudo defendiendo a los grandes enemigos (quizás debió acabar con alguna falta en el casillero, que de vez en cuando hay que evitar las canastas fáciles de los pívots rivales). Puso un bonito tapón a Rubén el el 2º Cuarto. Ante el aro rival, su constancia y buena técnica tuvieron el premio de dos canastas, aunque pudieron ser más.

Los de 1ºA me merecen estas subjetivas apreciaciones:

Daniel Delgado, Gran Jefe de los Indios sijs (perdón, quise decir, el capitán que los manda), dejó constancia, una vez más, de su vocación de organizador y animador (de fiestas). A un grito de «¡Pero dónde vas!» le sucedía otro de «¿Qué haces?». Con ello es evidente que sube la moral del equipo (contrario). Su actuación baloncestística fue, no obstante, notable, con una ágil y certera circulación de la pelota, unos cuantos rebotes, valiosos bloqueos y más de una asistencia, aparte del pincho de merluza que le colocó a Abel, ya comentado. Metió, además, una canasta.

Alejandro Fernández volvió por sus fueros, que no son otros que los del pívot explosivo que solía. Frente al aro contrario no estuvo acertado, pero no hizo falta para que su actuación fuera decisiva, pues, bajo canasta propia, sus cualidades atléticas (rapidez impresionante de piernas unida a un gran «timing» de salto) intimidan tanto a los adversarios que prácticamente eliminan sus posibilidades de canasta desde cerca o tras entrada. Lo sintió en propias carnes Adrián, al que colocó un «sombrero de copa», pero es que no hubo rival que no se fuese con un gorrito suyo (Alonso tampoco llevó frío, pues Mr. Fernández se vengó un rato después del que le había colocado su enemigo antes). Si a esto le sumamos innumerables rebotes, varias intercepciones de balón (especialidad de la casa) y una increíble asistencia sacando el balón con una mano hasta el «palomero» (que no era otro sino Pedro Tomás), en la suerte más difícil para un pívot (el pase de «béisbol»), comprenderemos el salto de calidad que da el equipo cuando juega.

Pedro Tomás Carrasco estuvo, como ya he comentado, magistral. Por sus puntos, por su dominio del juego («hago lo que quiero, como quiero y cuando me da la gana», decía el recordado Andrés Montes de Shaquille O`Neal), por su inteligencia en la cancha y por la discreción y compañerismo con que trata a los indios (perdón, quiero decir a sus compañeros). Disfrutó como nunca de la presencia de Alejandro Fernández (ya he dicho en alguna ocasión que le debe unos leuros por no tenerse que currar los rebotes) y dio espectáculo, con sus canastas de fantasía (y últimamente le entran todas), especialmente con una remontando la línea de fondo a velocidad «Maglev» (no seáis ignorantes, el tren que corre a 600 km/h).

Rubén Ajenjo estuvo implacable en defensa, repartiendo la estopa que otros no daban (cuando de pequeños jugábamos al «rescate», decíamos «¡por mí, por todos mis compañeros y por mí el primero!»), pero sobre todo estuvo protagonista en ataque, subiendo la bola con suficiencia, dirigiendo la circulación de balón con acertados pases y bloqueando oportunamente y con eficacia. No quiso repetir la nefasta (y celebrada) estadística reciente y estuvo más comedido en el tiro, con lo cual el dios de los Sijs (¡hay que ver qué cansino me pongo!) le premió con ese precioso triple (único del partido) que colocó en el último cuarto.

Sergio Muñoz tuvo una actuación estelar en el encuentro. Llegó tarde, pero recuperó con creces el tiempo perdido, porque estuvo en todas partes (¡parecían gemelos, oiga!). Aguerrido en defensa, cortó un contraataque con una llave de artes marciales mixtas que le costó una antideportiva (en fútbol  hubiera sido roja directa). Rápido y potente, desmintiendo los rumores que le acusaban de estar en baja forma, destacó en ataque, aprovechando como nadie el correcalles en que por momentos se convirtió el partido. Anotadas tengo unas cuantas entradas suyas que merecieron premio, una de ellas, preciosa, tras un enorme robo de balón.  Si a eso se suman 2 canastas, una de ellas tras rebote, el veredicto está claro: destacado y genial.

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Liga Interna 2016-17 (13)

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El cielo puede esperar

Comienzo de la Segunda Fase con el partido 1ºH-4ºM, y victoria fácil para los chicos de Iván Herranz. No lo debió ser, o, al menos no así de fácil. El 28-17 final reflejó, entre otras cosas, que Francis Nuñez campó por sus respetos, en su partido más acertado hasta la fecha, y que Carlos Gutiérrez fue, una vez más, el «convidado de piedra» (título alternativo de la crónica de hoy, desechado por un poco duro).

El caso es que, en declaraciones a la prensa, en el post-partido, el ínclito y peculiar jugador inscrito en el equipo de las chicas (si hubiera un trofeo al más ínclito y peculiar, debería ser para él, con permiso de Rubén Ajenjo) declaró que fue idea suya el no jugar el último cuarto., y, no contento con eso, se destapó con una frase para la historia: «¡Es que disfruto viendo lo bien que se lo pasan, y me da pena entrar!». Cuentan que el periodista tuvo que ser atendido por los servicios médicos del Colegio, por el grave cuadro convulsivo que le sobrevino.

También parece ser que el Sr. Guti hizo promesas (sin confirmar, parece ser que solo se trata de rumores) de tomarse en serio el próximo partido. Cosa que sería lo suyo, pues ya es hora de que sude la camiseta y se gane el sueldo (las chicas pagaron una pasta por su fichaje), que el baloncesto no son solo los ingresos por publicidad.

En cuanto al encuentro en sí, solo hubo igualdad en el tercer período (curiosamente, el susodicho individuo estuvo casi todo el tiempo en el banquillo), pues, a pesar de que Francis Jr. seguía enchufadísimo, una excelente Celia Martín le hizo frente, penetrando una y otra vez con gran acierto. El 8-8 de ese cuarto (y el hecho de que ese empate sucedió casi sin Guti) me lleva a sospechar que las de «La Barbacoa» (sus rivales tuvieron un feo recuerdo de aquellos momentos de gloriosa jocosidad, cosa de la que el «referee» hizo oídos sordos: no solo no se mueve, sino que no se entera de nada) hubieran corrido otra suerte con un manejo más razonable de los cambios.

Por los/las de 4ºM jugaron:

Irene López, eficaz y segurísima subiendo el balón, no arriesga ni un ápice, a no ser que vea la cosa clara. Ordenó a las suyas con criterio e inteligencia. Gran pasadora, fue la que mejor captó la racha de su colega Celia y la surtió de bonitos balones (y de jugosos bloqueos). Anotó una canasta de las buenas (en el último cuarto), y ayudó sobremanera en la defensa del «demonio dominicano» que jugaba enfrente.

Celia Martín estuvo imperial, en plan «escolta anotador». Sus 8 puntos (que pudieron ser el doble) hablan a las claras de sus fundamentos (sus entradas a canasta son de Escuela), de su acierto en el tiro y de lo fantásticamente bien que lee las defensas. En campo propio, pasó un sinvivir defendiendo a Francis, pero tampoco se puede decir que éste jugara a placer (a reseñar, un tapón con el que se vengó del que le había puesto en campo contrario su «amigo», en el último período).

Tania Hernández no jugó demasiado (el hecho de no haber quedado reflejada en el Acta ninguna personal suya quiere decir que no le dio tiempo a repartir sus «hachazos» de costumbre). Se le vio, no obstante, ayudando a subir el balón, capturando algún que otro rebote y bloqueando con poderío.

Lucía Fernández no compartió esta vez tiempo de juego con su «torre gemela» (Mr. Gutiérrez), a pesar de los consejos del que suscribe. Dominó los aros, el propio y el ajeno, lo que queda certificado con sus cinco puntos (dos canastas tras sendos rebotes y un tiro libre). Su presencia en pista es una garantía, tanto en defensa como en ataque.

María Figueroa dejo constancia de su inteligencia y de sus fundamentos, tanto en el pase como en el bote de balón. Su visión de juego le hacen imprescindible en labores de intendencia (subida de bola y circulación en ataque). Busca siempre la mejor opción, y es un seguro de vida con la pelota en las manos. No tuvo demasiadas ocasiones de anotar, aunque debió intentarlo.

Raquel Chaves ayudó en el rebote, buscó bloquear en ataque y sudó lo suyo en defensa, donde las entradas de Francis le hicieron cometer algunas inevitables faltas (a falta de pan, los «hachazos» de Tania, ausentes este viaje, buenas son «tortas»). En ataque, consiguió una de las canastas del partido, con un fantástico movimiento de piernas de espaldas a canasta que hubiera firmado el mismísimo pívot de los Grizzlies (lástima de vídeo, porque fue digna de un «clinic»).

Carlos Gutiérrez jugó algo más de un cuarto, con una actuación algo irregular, pues, aunque no tuvo suerte cara al aro, dominó el rebote en ambas canastas (solo Antonio le hizo frente en este aspecto) y, sobre todo, intimidó lo suyo, obligando a rectificar muchos tiros a los rivales y colocando una espectacular «chapa» a un Francis que en esos momentos (principios del tercer cuarto) estaba un poco envanecido.

En 1ºH jugaron las siguientes personas y/o individuos.

Antonio Blanco tiene cada vez más influencia en el juego de su equipo. Espectaculares rebotes (algunos, incluso en ataque, en las mismísimas fauces del «dragón», como ya he dicho) que hacen concebir grandes esperanzas sobre su futuro como «center». Cada vez más coordinado y colocándose mejor, solo le faltan dos cosas a mejorar: el «timing» de salto para intentar taponar los tiros enemigos y sus salidas incontroladas con el balón, que provocan problemas cardíacos en sus compañeros y las más de las veces acaban con el balón en el tercer anfiteatro. El tiro puede esperar, aunque lo va afinando a ojos vista. Apunta maneras como «depredador» (¡ese balón que le arrancó a Celia!).

Gonzalo Marín añadió, a sus virtudes acostumbradas, una defensa feroz, una gran seguridad en el pase y una inestimable colaboración en el rebote, el acierto en ataque, pues metió una valiosa canasta de las que valen más de dos puntos (al final). Buen partido del esforzado gladiador.

Otro tanto cabe decir de Rubén Marquina, correoso defensor de nuevo y gran colaborador en todas las facetas del juego: subida de balón, movimiento del mismo en ataque y rebotes en ambos aros. Eficaz labor a la que solo le faltó la guinda de los puntos, pero poco le faltó, en un par de buenos tiros bajo canasta, y, especialmente, en una fulgurante entrada a pase de Víctor.

Iván Herranz, el capitán, estuvo muy luchador, aunque las ansias de anotar a veces le pierden. Hizo gala de su habitual garra en defensa y se defendió bien como base, faceta en la que, junto a su hermano, resulta más que aceptable su labor. En ataque movió el balón con criterio, intentando también buscar bloquear a sus compañeros. Sus penetraciones siempre son peligrosas, y fruto de una de ellas fue su tiro libre encestado. A punto estuvo de ver coronadas por el éxito un par e entradas más. Paciencia, ya llegará.

Víctor Herranz, muy participativo en el juego, fue el responsable de un buen tapón en el primer cuarto y de la jugada que hizo levantar al numeroso público (yo y el anotador) de sus asientos (no, no os escandalicéis, aún no pito sentado, pero todo llegará), y que no acabó en canasta de Rubén de milagro. Su fino tiro, recientemente estrenado, obtuvo sus réditos (dos canastitas). Muy correoso cuando atacan los rivales.

Daniel Pascual no tuvo suerte, pues, tras un inicio prometedor (suya fue la primera cesta del partido), se lesionó. Un esguince de tobillo que le tuvo postrado en una esquina y que dejó a los suyos sin su principal referencia anotadora (si excluimos a su estrella «Lebron»). Esperamos su pronta recuperación, pues si no, echaremos en falta a una de las revelaciones de la Liga.

Francis Nuñez jugó el partido ideal. Ya adaptado perfectamente al juego de 1ºH (o más bien, ya adaptados todos los demás a su juego), asumió con intensa responsabilidad la baja de su compañero y chupó lo suyo y lo del otro, aunque en su descargo hay que decir que estuvo mejor que nunca. Rebotes, robos de balón, tapones (el ya citado al tiro triple de Celia fue espectacular), entradas vertiginosas y menos segundas opciones (porque esta vez las metía). Tremendas sus remontadas por la línea de fondo, sus tiros a canasta pasada (con endiablados efectos contra la tabla) y sus amagos bajo el aro (¡ cómo vuelan todos!). 19 puntos, pero jugando muy bien, que es lo importante.

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Liga Interna 2016-17 (12)

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El «tapado»

La Primera Fase terminó, por fin, con el partido entre 1ºA y 1ºX, que había sufrido ya dos aplazamientos. Y lo hizo con la sorprendente, pero menos, victoria de 1ºX. Y digo «pero menos», por varias razones, que explican por qué los ganadores pasan, con todos los honores, a formar parte de los serios candidatos al título. A saber:

1º) Los de Carlos Martín (capitán, esta vez) habían dado ya varios toques de atención, entre los que hay que destacar el partidazo que disputaron contra sus «amigos» de 1ºB, que, a su vez, se las habían puesto «tiesas» a sus rivales de hoy.

2º) El jugador «franquicia» de 1ºA, que, sin desmerecer a los demás, no es otro que el Sr. Carrasco (don Pedro Tomás), atraviesa un período delicado en cuanto a su estado físico. Aunque también hay que decir que cuando ganaron a sus principales rivales (hasta hoy), le pasaba lo mismo y no pió nada (y jugó un partidazo).

3º) Un factor «menor», pero también de cierta influencia, puede ser la presencia de solo cuatro jugadores en los derrotados. Y digo menor porque los ganadores solo presentaron cinco, así que tampoco pudieron descansar demasiado. A pesar de eso, da que pensar que se llegase con igualdad absoluta al último cuarto y que en 1ºX anotasen tres jugadores, y en 1ºA, solo uno (la única canasta en ese período)

4º) Coincidió un partido perfecto de 1ºX (a pesar de sus significativas ausencias), con uno bastante mediocre de 1ºA, el cual paso a comentar, a mayor abundamiento:

«Like a gun show»

Ya sabéis que no me gusta hacer sangre de los fallos, y que suelo ser más que positivo en mis apreciaciones, pero esta vez, abusando de la confianza que creo que me tienen, y, sin que sirva de precedente, voy a a hacer una acerva crítica.

La traducción es la que estáis pensando: como una escopeta de feria. Y aunque la expresión en inglés es dudoso que exista, es muy espectacular. Porque fue todo un show el chorreo de lamentables tiros de tres que se marcó el conjunto de Rubén Ajenjo. Un 0 de 13, en el que hay que destacar a Pedro Tomás (por su buena selección de tiro, ya que fue el único que consiguió que tocasen el aro sus intentos) y al mismo Rubén, que con 0 de 5 merece el dudoso título de «Pedro Picapiedra» del partido. Pero no se salvó ni «el Tato», porque también fallaron Daniel Delgado y Guillermo Rubio. Fue especialmente estrepitoso el 0 de 7 del primer cuarto. Eso sí, se lo tomaron con su habitual humor (¡y que no falte!).

Respecto al juego, estuvo muy igualado. 4-3 para el A en el primer parcial. 9-11 para el X al descanso. 15-16 seguían arriba tras el tercero. Y al final, 17-21 para ellos. Por 1ºA, el único que parecía verdaderamente concentrado (y eficaz) fue Pedro Tomás, que con sus 11 puntos aguantó lo que pudo. Mención aparte merece el dato de que solo hicieron 7 faltas (5 de Rubén), preocupados porque solo eran cuatro en pista. En 1ºX, actuación coral sobresaliente, con tres jugadores por encima de los tres puntos (y tres triples anotados, faceta en la que destacó Carlos Martín, con dos).

Los de 1ºA estuvieron así:

Rubén Ajenjo, aparte lo ya comentado, culpa no de la mala puntería, sino de la «mejorable» selección de tiro, ayudó lo que pudo en la dirección de juego (entre él y Guillermo logran una más que correcta función de base, sin serlo ninguno de los dos) y fue el único que se tomó la defensa en serio. Fue eliminado, pero queda claro que si sus compañeros hubieran defendido como él (con que solo hubieran hecho 3 faltas cada uno), el resultado podría haber sido otro. Respecto a la anotación, solo una canasta, que debían haber sido unas cuantas (¡amagas el triple, pero en vez de tirarlo, penetras y tiras de cerca, chaval!).

Daniel Delgado sigue desaprovechando el enorme potencial y la clase baloncestística que atesora. Alega también problemas físicos, pero con su envergadura debería ser el rey de los rebotes. Lamentable que en este equipo todos se peguen por no entrar en la zona, salvo cuando está vacía (en los contraataques). Puso alguna nota de cordura, ordenando de vez en cuando el juego, y metió dos canastas (una, de cuchara, fue espectacular; la última, en el cuarto definitivo, fue la única de los suyos en ese período). Aprobadillo.

Pedro Tomás Carrasco fue el de siempre, durante los tres primeros cuartos, es decir, en el tiempo en el que solo le dolió el hombro. 11 puntos, con sus penetraciones de fantasía, sus contraataques y alguna canasta tras rebote de ataque. Pero su actuación en el decisivo estuvo lastrada, además, por el cansancio. Solo así se explican su poca colaboración y su cierta pasividad ante los acontecimientos. Cogió, no obstante, muchos rebotes, y pasó siempre bien el balón. Defendió correctamente, aunque algo tímido (solo una falta).

Guillermo Rubio, el escolta que hace de base, manejó el balón con criterio, subiéndolo con velocidad y desborde (con la colaboración de Rubén), cortó algún que otro pase (uno muy bueno al final) y, jugador inteligente, buscó siempre bloquear en ataque, movimiento no ensayado y que sus compañeros no siempre entendieron (y hubiese sido fundamental para mejorar la selección de tiro). Capturó también unos cuantos rebotes, aliviando del tema a sus dolientes pivots. Cero personales, con cero riesgo en defensa, pero una correcta labor en esta faceta. Tímido ante la canasta contraria, debió tirar más (y de dos, pues sabe penetrar con velocidad).

En 1ºX jugaron así:

Carlos Martín fue el culpable del salto en el marcador («il sorpasso») de su equipo. Sus dos espectaculares triples pusieron a los suyos por primera vez por delante (en el segundo cuarto), puesto que ya no abandonaron. Pero es que, además, esos tiros llevaban un mensaje claro: ¡vosotros no los metéis, nosotros sí! El equipo que lleva 0 de 7 en el primer cuarto y que ve cómo le caen tres seguidos (estos dos de Carlos más otro de Luis en el tercero), observa de cerca los negros nubarrones de la derrota. 9 puntos en total, una lucha incansable y una defensa ejemplar (haciendo faltas siempre necesarias), para una gran actuación, que le convirtió en uno de los artífices de la victoria.

El coloso

Iba a poner «de Rodas», pero como sois «mu» graciosillos, ya sé lo que me ibais a contestar. Iván Ortiz. No tengo palabras. Ayudó a subir el balón, regateando incluso con fundamento y estilo (por derecho,  como los toreros), defendió con garra y ardor, bloqueó en ataque y metió una merecida canasta (pudieron ser unas cuantas), pero donde destacó sobremanera fue en el rebote. No sé si fue el máximo reboteador del partido, pero le debió de andar cerca. Por momentos recordó a Felipe Reyes, cogiendo la posición y cuerpeando con los pivots rivales. Se creció  tanto en esta faceta que se atrevió a intentarlo incluso con Pedro Tomás delante. Soberbio.

Abel Alameda juega ya como un experto, con una confianza y un desparpajo tremendos. Además de defender como una lapa y ayudar a subir y a mover el balón, lo que hace siempre con seguridad no exenta de rapidez, busca bloquear y penetra en la zona contraria con habilidad, lo que le valió para provocar una falta de tiro (encestó un punto, detalle de buen tirador) y para conseguir la canasta del partido, en una preciosa entrada remontando la línea de fondo. Excelente.

La vertiginosa lentitud

La forma de jugar, o más bien, la forma de llevar el balón controlado de Luis Sanchidrián solo tiene un símil, y está en el fútbol, no en el baloncesto. Johan Cruiff se ponía a andar, despacito, con el balón pegado al pié, y el defensa que le cubría ya se tiraba el primer pedete (de terror). Inmediatamente pegaba un acelerón y, no sabías por dónde, se había ido como un avión. Le perseguías y entonces frenaba en seco, y tú te ibas al suelo (donde ya te podías hacer la caquita con toda tranquilidad).

Luis lleva el balón y tiene varias velocidades. Domina el acelerador y el freno, y sus estupendos fundamentos (con dos formas peculiares de botar el balón, la alta y la baja), hacen muy difícil el trabajo del defensa rival. En este partido dio, al fin, el salto de calidad que todos esperaban (esperábamos). Fue el dominador del «tempo» y la mente pensante de su equipo en el campo. Tiró de genio cuando hizo falta y ejerció de líder, pidiendo siempre la bola y asumiendo la responsabilidad de subirlo y moverlo. Cogió unos cuantos rebotes, y en ataque estuvo genial también, con un triple (en el tercero), que hirió de gravedad a los contrarios, y una canasta, en el cuarto definitivo, que fue la puntilla. Extraordinario, y, con permiso de Carlos, MVP.

Adrián Saugar, esforzado y duro defensor (haciendo siempre lo necesario, incluso la falta), colaborador en el movimiento de balón, escolta imprescindible, inteligente siempre en sus movimientos en ataque (si no cruza, busca siempre bloquear), seguro en el pase, fue el comandante en jefe de la intendencia. Además, se dio el leñazo del encuentro, al intentar cortar un contraataque de Pedro Tomás, cuando éste se iba en «superdirecta» hasta la cocina. El suelo no le pudo ni saludar, a pesar de que la costalada fue monumental, porque se levantó como un resorte y mandó seguir el juego como si nada. Su valentía no cayó en saco roto, pues sus compañeros tomaron buena nota y redoblaron sus esfuerzos, que al final vieron recompensados.

 

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La guerra de los animales contra los drones

 

¿Útiles o molestos? ¿Pacíficos o beligerantes?

Parece que hay aplicaciones de los drones en pro de la conservación de especies en peligro. Pero por el otro lado, existen desaprensivos que los usan para localizar piezas con fines cinegéticos. Lo que está claro es que en cuanto se acercan mucho, los animales reaccionan, y, a veces, agresivamente (como es normal).

En el siguiente artículo se cuentan los últimos incidentes de esta «guerra» no declarada. Y se añade un vídeo que no te puedes perder.

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Liga Interna 2016-17 (11)

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En el filo de la navaja

La aparente superioridad de 1ºB sobre 1ºX, sobre todo por lo cara que vendieron su derrota los de Raúl López en su partido contra 1ºA, fue, sobre el papel, una agónica victoria, decidida en la última jugada. Y es que 1ºX unió, a su mayor «fondo de armario» (7 elementos), unas altas prestaciones y una gran dosis de pundonor, lo cual es lógico, si tenemos en cuenta que pusieron en juego a gente como Alonso, como Iván, como Carlos Martín o como Adrián Saugar. A la potencia anotadora de Adrián López se unía, además, la calidad del siempre exquisito Luis Sanchidrián y un sorprendentemente eficaz (¡sobre todo en los momentos decisivos!) Abel.

Su oportunidad dependía de llegar igualados al final, y, gracias a una estupenda defensa, la tuvieron.

La igualdad fue la tónica predominante desde el principio, y el marcador se estuvo moviendo en todo momento en el filo de la navaja. Cada equipo ganó 2 cuartos. A la, esta vez, no tan abundante producción de Raúl (muy bien defendido todo el partido), se sumaban un gran Jaime Truque, y un Adrián Sevilla que también hacía de las suyas. Pepe dominaba el rebote y añadía intimidación (por si a los suyos le faltaba una poca), y solo Alejandro Mansilla aportaba emoción, con su porcentaje inusitado (por lo malo) en el triple.

Mucho, mucho, mucho, pero mucho, fondo físico

Con estas trazas se llegó a los momentos finales, con dos jugadas decisivas favorables a los que, en teoría, debían estar más cansados (1ºB, que mantuvo en pista, a la fuerza ahorcan, a sus cinco integrantes durante todo el partido). A saber, un pase interceptado, a falta de un minuto, por Alejandro (que compensaba, por lo determinante de la jugada, todos sus fallos en ataque), y el tapón con el que, momentos después, impidió Raúl el tiro con el que sus rivales pretendían ganar en el último segundo. Y es que hay que estar en muy buena forma física para tirarse como un tigre a evitar la canasta, después de batirse el cobre durante 40 minutos.

El resultado final fue 23-24 para 1ºB.

Por 1ºX jugaron:

Adrián López, máximo encestador del partido con 11 puntos, añadió, a su triple inicial, una gran regularidad anotadora durante el resto del partido. A sus enormes facultades como escolta añade siempre un gran inteligencia y una perfecta visión de juego, lo que le coloca de inevitable (y excelente) base de los suyos. Llevó no solo el balón, sino el «tempo» del partido.

Alonso Romero, a pesar de que tuvo mala suerte en ataque, fue, siempre, un esforzado defensor. Tuvo que lidiar con Jaime, con Adrián Sevilla e incluso se atrevió, en muchas ocasiones, con Raúl. Su irreprimible tendencia al ansia depredadora (mayormente por robar balones), le lleva a meter la mano en exceso, lo cual que no es que defienda mal, sino que arriesga muchísimo. No terminó expulsado por faltas de milagro. ¡Ah, y este viaje se fue sin ningunos pasos «de llegada» (su «copyright»), aunque el malvado árbitro le pitó unos «de salida»!

Carlos Martín fue de nuevo el luchador infatigable, tanto en defensa, (por dentro, colaborando en el rebote, y por fuera, persiguiendo a la intendencia enemiga), como en ataque, con sus penetraciones, siempre peligrosas. Faltaron sus canastas, y es que le falta un puntito de sangre fría para calmarse cuando ya tiene la canasta hecha.

Iván Ortiz, la regularidad y la sobriedad personificadas, defendió con su ardor habitual y ayudo a mover el balón con eficacia. Sus buenos fundamentos le llevan a veces a intentar subir el balón, regatear e incluso lanzar los contraataques de su equipo, cosas que hace siempre con éxito. Le faltó ensayar más veces, en ataque, su fino tirito de cerca.

Luis Sanchidrián se va animando, a ojos vista, según va disputando partidos. Lo que antes era un jugador tímido, ahora se va convirtiendo en un base-escolta-ala-pivot en el más puro estilo Luka Doncic. Porque lo mismo sube el balón que penetra con velocidad, asiste, hace un «coast to coast» o tira un triple. Metió tres puntos, pero pudieron ser muchos más.

Adrián Saugar une, a sus grandes fundamentos en el manejo de balón, una gran inteligencia en el campo. En ataque siempre busca el bloqueo o el mejor pase. Le faltó suerte en el tiro, pero las canastas caerán por su peso, pues selecciona muy bien las ocasiones. Defendió con la  garra de siempre, y a punto estuvo de ser eliminado por faltas (que hace, casi siempre, cuando no hay más remedio).

Abel Alameda se ha convertido ya en un gran jugador. A su potencia y velocidad «futbolísticas», ha unido últimamente la precisión y la facilidad para la frenada bajo canasta «baloncestísticas». Se atreve con el triple (metió uno tremendo), con las entradas (metió dos, una extraordinaria, remontando la línea de fondo) y hasta con los tiros libres (uno dentro). Le echa «morro» hasta para quitarle un rebote en sus mismísimas barbas a Raúl. Estupendo partido.

En 1ºB jugaron así:

Alejandro Mansilla sumó, a su espectacular 0 de 8 en triples, otras prestaciones más presentables, como una correosa defensa en la primera línea (sus interminables brazos imposibilitan, prácticamente, un pase «regulero» en sus proximidades), una seguridad rayana en la perfección en el pase y una más que notable habilidad para el bloqueo y para el desmarque.

El Rey de los «Intangibles»

Pepe Rodríguez se multiplicó, interviniendo en el 90% de las jugadas de los suyos. Bueno, exagero, pero el caso es que cuando no estaba cogiendo un rebote en defensa estaba interceptando un pase, o capturando un rebote ofensivo o poniendo un tapón (le echó un pulso en este tema a su compañero Gasol (perdón, quiero decir López), porque colocó tres. Y la cuestión no es que lo que hace sean intangibles (se ven y se tocan, y si no que le pregunten a los afectados si pican su «pinchos de merluza»), sino que parece que no está y que no hace nada, por su discreción y su apariencia «patosa». Metió una canastita, pero hizo mil cosas además, y todas bien.

Raúl López «solo» encestó dos canastas de 2 y una de tres, pero es que fue objeto de sumarísima defensa (por unos «amigos» que le conocen bien) y tampoco fue óptimo su acierto en sus entradas. A pesar de ello, estuvo donde tenía que estar en el momento culminante: delante del «osado» que se atrevió a tirar de tres en su cercanía (bueno, no estaba tan cerca, pero el salto felino que dió convirtió, en un momento eléctrico, la distancia en cero).

Adrián Sevilla fue el escolta fiable, seguro, ágil, buen manejador de balón y hábil penetrador de siempre. Metió cinco puntos, ante una fiera y esforzada defensa, pero subió, además, con gran acierto, el balón y pasó y movió a su equipo con inteligencia. Su combinación con Raúl es letal (juegan con los ojos cerrados, hasta las jugadas de «bloqueo y continuación», poco habituales por estos pagos).

Jaime Truque se ha convertido, de notable meritorio y colaborador, en figura anotadora y en principal culpable de un posible salto de calidad de los suyos (su fichaje es la guinda que les pude llevar a dar la sorpresa, ¡cuidado con la Segunda Fase!). Grandes fundamentos, velocidad, contraataque, rebote, entrada a canasta e incluso tiro a corta distancia que se añaden a una privilegiada inteligencia jugando. Diez puntos, cuatro de ellos en los momentos finales. Fantástico.

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Premios de Cine 2017

Mahershala Alí, Emma Stone, Viola Davis y Casey Afflek, con sus estatuillas

¿Una merienda de negros?

Después de lo que ocurrió el año pasado, en esta 89ª entrega de los Premios de la Academia USA se preveía un aluvión de premios para películas con gente de color, y lo hubo, pero menos. Y es que dos de sus grandes baluartes, en las categorías de mejor actor y mejor actriz, los extraordinarios Denzel Washington («Fences») y Ruth Negga («Loving») tuvieron esta vez que poner «carita» de circunstancias.

Eso sí, con tres de los premios grandes, de seis posibles, los dos actores secundarios y la mejor película (al segundo intento, como todos sabréis, porque ha salido hasta en los sucesos), los galardones no se puede decir que no hayan estado dentro de los estrictos límites de lo «políticamente» correcto.

Comentaré el tema, como hice el año pasado, dividiéndolo en tres categorías:

Las ganadoras

La trinfadora, con 6 oscars de 14 nominaciones, puede decirse que ha sido «La La Land», título que parafrasea y homenajea a la ciudad de Los Angeles. Gran musical, en la que el jazz y el baile tienen el protagonismo, se puede interpretar en clave de homenaje a los viejos clásicos del género y a dos de sus legendarias estrellas, Ginger Rogers y Fred Astaire. Las canciones y las coreografías son muy buenas, y Emma Stone y Ryan Gosling (él, mucho mejor que ella, para mi gusto) se defienden admirablemente, pese a no ser bailarines.

«Moonlight», con 3 premios de 8 posibles y «Manchester frente al mar», con 2 de 6, tampoco se pueden quejar, especialmente la primera, que cerró la gala como mejor película. La historia, intensa y emotiva, sobre la búsqueda de la propia identidad, está excelentemente narrada, y la homosexualidad del protagonista, tratada con exquisita sensibilidad.

Por su parte, «Manchester frente al mar», con sus 2 oscars «de peso», el de mejor actor y el de mejor guión original, cuenta la historia de un hombre patético, inadaptado e inmaduro, que ve morir a su hermano y debe hacerse cargo de su adolescente sobrino, sin estar preparado para ello.

Las perdedoras

La primera, «Lion», la gran derrotada (0 de 6), es, a mi juicio, la mejor película del año. El drama de un niño adoptado que al llegar a adulto busca a sus padres biológicos, a los que perdió de pequeño, destila intensidad y emoción, además de contar con un ritmo trepidante lleno de «flashbacks». La película, australiana, cuenta con la interpretación eminente de Dev Patel («Slumdog Millonaire», «The Newsroom») y la presencia, siempre estimulante, de Nicole Kidman.

«Comanchería», con 0 de 4, también se fue, injustamente, de vacío. Con la estructura de un western de esos llamados crepusculares (o sea, gente, destrozada por un pasado cruel, que intenta sobrevivir en un mundo que se acaba), relata la persecución de dos «forajidos» por parte de dos «cazarecompensas». Los cuatro bordan su interpretación, pero me quedo con la del hermano menor, Ben Foster.

Las ignoradas

Dos pelis voy a meter en esta categoría, para cinéfilos exclusivamente. La primera narra la «vuelta a la realidad» de un padre y sus seis hijos, tras pasar 10 años alejados del mundanal ruido, y es toda una tesis sobre la civilización y la alienación que produce, así como una defensa de la vida natural y la educación autodidacta. Viggo Mortensen (nominado) está «fantastic», y el guión, y la película en sí,  se merecían algo más.

Cierro mi comentario con una pequeña «joyita», como siempre, del imprevisible y refrescante cine independiente americano (Festival de Sundance, etc, etc). «Animales nocturnos» no es una película romántica, ni una historia de violencia, pero cuenta, magistral y paralelamente, la realidad de la ex-mujer de un escritor, y la ficción de la novela que éste le manda para que le dé su opinión. Impresionantes los tres protas. Amy Adams (mejor aquí que en «La Llegada»), Jake Gyllenhall y Michael Shannon (nominado). La dirección y el guión (ambos de Tom Ford), fueron también injustamente olvidados en las candidaturas.

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Liga Interna 2016-17 (10)

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El «jogo bonito»

Entretenidísimo partido el que nos brindaron 1ºB y 4ºB, con una gran igualdad hasta el descanso (16-10 para los mayores) y una segunda parte que reflejó, paradójicamente, el hundimiento de los de 4ºX, a pesar de contar con más banquillo. Ese 27-10 de los dos períodos finales expresó el buen estado físico y de juego de 1ºB.

Los de Ángel Riesgo se mantuvieron, relativamente, hasta que Iván Morillas abandonó la cancha. Y es que el «alma» del equipo mantuvo el tono defensivo de los suyos durante los tres primeros cuartos, pero cuando se «rompió» el partido, en el definitivo, las tremendas e incesantes penetraciones de sus enemigos convirtieron la zona de 4º en terreno abonado para la victoria. El correcalles final culminó en un tanteo inmerecido para los derrotados.

Los de 1º pusieron en el campo un quinteto de gran calidad, quizás el equipo con más fundamentos, inteligencia, velocidad y calidad individual del Campeonato: Raúl López, Alejandro Mansilla, Adrián Sevilla, Javier López y Jaime Truque. Enfrente, un variopinto conjunto con grandes defensores (Ángel Riesgo, Alberto Sebastián e Iván Morillas), al lado de jugadores tan anárquicos como geniales (Fran Tielas y Adrián Fernández) y la guinda de dos tipos con clase y de jugar elegante, aunque algo blandos en defensa (Carlos Nuevo y Hugo Flores).

Y uno piensa que los de 4º tienen potencial para, si no ganar a sus rivales de hoy, sí ponerles las cosas bastante más tiesas de lo que reflejó el marcador final (43-20).

Hubo de todo, para los amantes del «jogo bonito». En los mayores, 18 y 13 puntos, respectivamente para Raúl y Adrián, con entradas a veces supersónicas y a veces de malabaristas, contraataques espectaculares, bloqueos sensacionales (Alejandro) e incluso algún «Hally-Hoop» (Jaime). Entre los hoy derrotados, 4 triples nada menos (2 de Iván, uno de ellos, al más puro estilo Llull, 1 de Ángel y otro de Hugo). Y quien quiera más, ahí tiene a los Harlem Globe Trotters a la vuelta de la esquina.

Para los amantes de la información más concreta, debo decir que los de 4ºB jugaron así:

Ángel Riesgo, tras su triple inicial, no se prodigó en ataque, aunque pudo meter alguna cesta más. Llevó el peso del equipo, el orden, la subida y el movimiento de balón, siempre con pases seguros y lógicos. En defensa bailó, como siempre, con la más fea (es el esforzado voluntario que intenta anular al mejor contrario), y obligó a Raúl López a emplearse a fondo para intentar superarle.

Iván Morillas estuvo sobresaliente, tanto en defensa como en ataque. A los rebotes bajo el propio aro hay que añadir los ofensivos, alguno de ellos espectacular, como el que le permitió convertir  un buen «triple» (canasta + tiro adicional) en el segundo cuarto. Fue épico también su triple en el tercer parcial, con el defensor pegado a su cuello.

Alberto Sebastián derrochó inteligencia y buen hacer en la cancha. A su aguerrida defensa habitual, en la que destacan las ayudas, hay que sumar un par de veloces (¡y hábiles!) subidas de pelota, sus siempre problemáticos (para el equipo rival) bloqueos en ataque y algún valioso robo de balón.

Adrián Fernández estuvo luchador, pero le puede la obsesión por encestar, y cuando coge la moto, no hay quien le pare. Harto está éste que lo es de decirle que frene cuando llegue a la canasta contraria, pero ni modo. Y cierto es también, porque lo cortés no quita lo temerario, que hizo un «coast to coast» fallido que no fue la canasta de la tarde por los pelos. La insistencia tuvo su premio, no obstante, y metió sus dos puntitos, en lo que debe ser su ámbito (la zona de «pescadores»).

Carlos Nuevo intervino más en el juego que en los últimos partidos y colaboró con eficacia, tanto en el rebote como en el movimiento de balón. Pasó con seguridad y eficacia, y su selección de tiro fue excelente, cosechando cuatro puntos. Dejó muestras, otra vez, de su clase y su conocimiento del juego.

En esa misma línea brilló Hugo Flores, estiloso y «dandy» jugando, aunque es capaz también de pegar algún que otro bocinazo cuando se mosquea. Colaboró con inteligencia en labores de intendencia (transporte y suministro de balones, para quien no lo entienda) y, en ataque, metió un bonito triple, de los de más de 3 puntos, pues fue en el período definitivo.

Francisco Tielas, con su garra proverbial en defensa y su ya conocida velocidad, buscó el triple con una cierta mejoría, esta vez, en la selección de tiro. No le entró ninguno, pero la canasta que si se mereció fue una fulgurante entrada (en la que su defensor todavía le estará buscando), que no entró por los pelos.

En 1ºB jugaron:

Raúl López estuvo discreto en defensa, pues se echaron en falta sus tapones (alguno sí coloco, aunque fue más bien discreto), y tuvo que «tragarse» un par de rebotes por los portentosos saltos del hijo de la Srta. Violeta. Pero en la anotación su actuación fue, como ya se ha dicho, sensacional, en su mejor partido en ataque hasta la fecha. Sus entradas son magistrales, dignas del mejor Pau Gasol (en esto me repito). Le falta meter tiros a media distancia, pues si no, las defensas se le cerrarán y el futuro de sus penetraciones será incierto.

Adrián Sevilla tuvo también una fantástica actuación. Dificultó sobremanera las operaciones del enemigo, evitando el «Riesgo» (es decir, las entradas de Ángel por arriba) y defendió muy bien (de piernas, «comme il faut»). En ataque, entradas en «superdirecta», contraataques y algún tiro incluso, en un muestrario de base, escolta, palomero y no sé cuántas cosas más. 

Javier Martín, seguro, inteligente, sobrio y luchador, hizo gala de sus magníficos fundamentos y colaboró en la subida y la circulación de balón. Siempre correoso en defensa, su discreción en ataque tuvo su premio en el último cuarto, con un tirito encestado.

Alejandro Mansilla hizo un muy buen partido. Su adaptación al juego de este equipo es asombrosa, y parece llevar con ellos toda la vida. Magnífico pasador, tenaz bloqueando, estupendo en el desmarque (ganando la espalda de la defensa, al mejor estilo «futbolero»), cuesta resumir sus genialidades, pues fueron muchas. Las mejores fueron una asistencia (con pase en profundidad que acabó en exitoso contraataque) y un bloqueo tremendo que permitió una entrada a canasta fácil de Adrián Sevilla. Estuvo también estupenda su entrada a canasta, fallada por muy poco. Su punto negro, los triples, labor en la que parece empecinado ahora. Debe seguir intentándolo, pero la selección de tiro debe mejorar (solo y tranquilo, así debe ser).

Jaime Truque estuvo más que notable, culminando su mejor partido de la temporada. Cabe decir de él lo mismo que de Alejandro, que parece que se ha «criado» junto a los de 1ºB. Defensor pegajoso, reboteador eficaz, pasador seguro, sus penetraciones (y algún que otro contraataque) fueron su mejor arma. 10 puntos encestados, que hicieron justicia a sus fundamentos y a su clase.

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Liga Interna 2016-17 (9)

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Confianza ciega

La igualdad, tanto en el juego como en el marcador, presidió el duelo entre 1ºA y 1ºB, quizás los dos máximos candidatos al título. Ninguno de los contendientes tuvo una ventaja mayor de tres canastas y la diferencia de dos puntos al final (19-17) bien pudo convertirse en empate si los finalmente derrotados hubieran acertado en la jugada final.

Pero hay una cosa que no se entiende, y es que los dos equipos decidiesen jugarse «las lentejas» mirándose directamente a los ojos, sin pausa, reposo o instrucciones dictadas por el raciocinio, improvisando sin ningún rubor. Lo cual mayormente quiere decir que, aunque los tiempos muertos están para algo (y en el período final paran el tiempo de juego), la confianza ciega en las propias fuerzas hizo desprecio y escarnio de pizarras, directrices y estrategias preconcebidas. Y lo cual, a mayor abundamiento, tiene mucho que ver con la raza y las tablas de los líderes anotadores de 1ºA (Pedro Tomás Carrasco) y 1ºB (Raúl López), que arrastraron a sus compañeros a la tensa batalla en pro de una incierta victoria.

Sin embargo, un punto negro me llena de zozobra: la confesión del capitán de los vencidos, tras el final del partido, de que no sabía que perdían solo de dos. Esa ignorancia no le libra de la grave responsabilidad de tener a los suyos informados puntualmente del resultado, con lo cual, si hubiese sabido el tanteo imperante en el minuto final, la preparación de la jugada final en un tiempo muerto era de manual.

Por 1ºB jugaron los siguientes sujetos:

Raúl López lo intentó todo, y se creció ante las enormes dificultades que presentaba la empresa. Intentó responder a las acometidas de Pedro Tomás con sus armas habituales, penetrando con valentía y habilidad, y convirtió por momentos el partido en un tuya/mía con el hijo de JuanPe, que bebió en una ocasión la amarga cicuta del máximo taponador de la Liga. Los rebotes defensivos fueron suyos, y sus 7 puntos, aunque escasos, fueron la mayor anotación de su equipo.

Javier Martín, intendente mayor, colaboró como siempre en la subida del balón, bloqueando cuando era necesario, botando cuando hacía falta y pasando siempre con criterio. Sus dos canastas ya no son una sorpresa, pues su fino tiro, que practica poco, suele garantizar acierto.

Alejandro Mansilla jugó con su inteligencia habitual, defendiendo bien, robando balones (cortó con un salto asombroso un contraataque rival) y colaborando en el rebote y el la circulación de la pelota. No tuvo suerte en el tiro de tres, pero metió ¡una canasta de dos! (lo nunca visto), lo que anuncia quizás una reconversión a empresas más razonables. Un servidor, chapado a la antigua, amante del basket lógico y mesurado, el que se practicaba cuando no existía esta febril moda del triple (¡ese Llull, ese Curry!), siempre aplaudirá las canastas fáciles y pondrá mala cara ante los desmesurados intentos intentos de dar espectáculo (y esto no va por el bueno de Alejandro, cuya selección de tiro nunca es mala).

Adrián Sevilla tuvo que ejercer de nuevo de base, labor en la que se apaña muy bien, pero se echaron en falta sus puntos, pues sus penetraciones no tuvieron la eficacia habitual ni le dejaron practicar lo que mejor hace, el juego de «palomero». Y es que los enemigos, avisados de los puntos fuertes de Raúl & friends, bajaban a defender como almas que llevase el diablo. Aún así, metió una canasta cuando las cosas estaban tiesas (en el último cuarto).

Pepe Rodríguez fue el esforzado y luchador «center» al que ya estamos acostumbrados. Brilló especialmente en el rebote, pescando algunos en ataque que le dieron excelentes ocasiones para anotar, suerte en la que no le acompañó la idem (el día que entre la bolita no será extraño que anote diez puntitos, con lo cual, posiblemente, 1ºB dará un salto de calidad). Su aportación fue valiosa, no obstante, pues su única canasta tuvo lugar en los momentos finales.

En los de 1ºA estuvieron:

Guillermo Rubio, que volvía a su equipo tras un paréntesis, empezó muy fuerte, con la canasta inicial, y todo hacía pensar en que no echaría en falta la inactividad, pero el resto del partido, a pesar de que luchó mucho y defendió con acierto (a él se debe también la pobre anotación de Adrián Sevilla), estuvo un tanto oscuro, algo cohibido en ataque, a pesar de que tiene grandes cualidades para anotar. En todo caso, un notable, tanto en la conducción de balón, como en el pase.

Alejandro Fernández, en su línea habitual, fue el amo de los rebotes bajo el propio aro. En la canasta opuesta, aunque lo intentó mucho, no pudo con los larguísimos brazos de Raúl López. No obstante, metió una canasta en su especialidad (la «pesca de altura»). Se mostró, una vez más, imprescindible, para liberar a Pedro Tomás del trabajo sucio de «center», que al Sr. Carrasco no le gusta, y que él realiza a la perfección, como buen émulo del legendario Raúl Orejana.

Rubén Ajenjo, en ausencia de algún que otro jocoso concursante, fue la alegría de la huerta, con su sentido lúdico del baloncesto (tan importante para relajar tensiones, en un partido como este). Dejó una muestra de sus facultades para el basket con un espectacular triple. Muy aplicado en defensa, dificultó sobremanera las maniobras y las penetraciones de los rivales (sobre todo del Sr. Sevilla).

Cristina Gálvez, que reaparecía, fue un torbellino vivaz y peleón. Su mezcla de agilidad felina y endiablada rapidez fue un tormento para los que hacían circular el balón en 1ºB. Recuerda, por momentos, a otra tocaya. por su inteligencia y seguridad jugando. Le faltó lanzar sobre el aro contrario, aunque tiene un fino tiro desde cerca y podría ser anotadora de diez puntos por partido si lo intentase.

Sergio Muñoz, largo tiempo alejado de las canchas, acusó la inactividad, y mostró signos de desmoralización, impropios en alguien de su vitalidad y alegría. Debe insistir, pues seguro que disfrutará de momentos divertidos entre estos compañeros. Y de paso, aprenderá algo de disciplina de grupo (aunque este concepto no gusta demasiado en este equipo) y hará ejercicio, que no le viene mal.

Pedro Tomás Carrasco fue el hilo conductor de los suyos, a los que llevó en volandas hacia el triunfo, con un aplomo de veterano en los momentos finales (él sí que sabía el tanteo). Feliz por no tenerse que dedicar a «pegarse bajo canasta» (se nota mucho que llega fresco al último cuarto), dejó rienda suelta a su creatividad en ataque y maquinó para encontrar buenas posiciones de tiro o para culminar sus penetraciones de fantasía. Autor de 12 puntos, fue el MVP del partido.

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Liga Interna 2016 – 17 (8)

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La pertinaz sequía

Entretenido partido el que nos brindaron 1ºH  y 4ºB, igualadísimo y con mucha tensión y muchas defensas. Tantas defensas, que aquello recordaba a la pertinaz sequía.

Eran otros tiempos, y el régimen se tiraba de los pelos, porque después de inaugurar pantanos y más pantanos, el cielo no acompañaba. Y es que no llovía. Y mientras algún cantautor insistía en ese «¡Que tiene que llover, tiene que llover…! (en otro contexto, claro), la pertinaz sequía seguía siendo el enemigo número 1 (más que El Lute).

La misma que pareció perseguir a unos cuantos excelentes tiradores (Carlos Nuevo, Hugo Flores, Ángel Riesgo, Sergio Valera) que, en las filas del equipo de 4º, infrautilizaron sus buenas cualidades ante la canasta contraria, haciendo que su equipo se quedase en 14 puntos al final. Tampoco se pueden ir de rositas sus rivales, pues Francis estuvo más seco que la mojama y Daniel Pascual, que ahora tira hasta las zapatillas, no brilló por sus buenos porcentajes.

Es decir que toca, mayormente, hablar de las excelentísimas defensas que hicieron ambos conjuntos (el «anti-baloncesto», como lo llaman algunos). Bueno, la verdad es que hay un dato, al revisar el Acta del partido, que sugiere que un equipo se empleó con más rigor (y/o firmeza) en ese sentido: las 19 faltas cometidas por 1º frente a las 8 de los que perdieron.

Los de 4ºB dominaron el primer tiempo, al que llegaron con cinco puntos de ventaja (5-10), gracias sobre todo a Iván Morrillas y Carlos Nuevo. Por los de 1º, solo Francis mantenía el tipo. En la segunda parte, los mayores dieron un vuelco al marcador, con Víctor Herranz y Daniel Pascual tirando del carro, mientra enfrente, solo Ángel Riesgo respondía. 18-14 fue el tanteo definitivo.

Los de 1ºH jugaron así:

Iván Herranz estuvo correcto en labores de intendencia, subiendo el balón y ayudando a que circulase, intentando ordenar el juego, como hacen los buenos capitanes. Su habitual aceleramiento, por tenerse que ir, se notó más esta vez, pues no solo ejerció de «cansino histórico», apremiando al árbitro, sino que se dio prisa por hacer las 5 faltas preceptivas (¡qué fea esa última antideportiva!)

Otro que se tuvo que ir fue Fidel García-Gesto, el profe, que también pagó los nervios de la clase que le esperaba a las cuatro. A pesar de su falta de suerte, rompió la zona contraria con eficacia y provocó una falta de tiro que le permitió anotar un puntito. En labores de dirección, acertado, como siempre.

Víctor Herranz fue el omnipresente oficial de suministros, ejerciendo de base y surtiendo de pases a sus compañeros. En defensa luchó mucho, y en ataque, su acierto se tradujo en dos valiosas canastas en el segundo cuarto.

Francis Núñez estuvo más colaborador que nunca. Ha descubierto que  su equipo ya no es la banda que se presumía y que le ponen ardor y hasta acierto en ataque. Prodigó poco su proverbial mareo de balón y brilló más con un par de asistencias que con el «yo me lo guiso, yo me lo como» a que nos tiene costumbrados. Metió 6 puntos que encauzaron la victoria de los suyos, a pesar de que estuvo sometido a un severo marcaje.

Rubén Marquina estuvo, como en él es habitual, luchador en defensa y seguro y rápido en ataque. Siguen dando escalofríos sus galopadas por la izquierda del campo botando con la derecha, aunque se las compone para que no se la quiten. Fue asombrosa su limpieza este viaje (¡ni una personal!).

Gonzalo Marín estuvo tan potente y correoso como de costumbre. Jugó con la templanza de un veterano, ayudando en el rebote y, esta vez, hasta se atrevió con la canasta contraria, aunque no tuvo suerte, pues recibió un tapón (¡eso no importa, estaba bien hecho, hombre!).

Antonio Blanco cogió rebotes, defendió bien y no le hizo ascos a sus habituales y espectaculares subidas por la banda, con acelerones y paradas en seco desconcertantes, aunque eficaces. Cerca estuvo de anotar (cada vez tira más finto, pero no lo suficiente).

Daniel Pascual, ya convertido en estrella, llevó, en gran parte del encuentro, el peso de su equipo. Su porcentaje en triples fue «más razonable» que en el último partido, pero no paró hasta que convirtió uno (y cuando más dolió a los rivales, en el último cuarto). 7 puntos en total, o lo que es igual, máximo anotador de los suyos y del partido (un refrescante chaparrón entre la pertinaz sequía).

En 4ºB se hicieron notar los siguientes individuos y/o personas:

Fran Tielas hizo una salida fulgurante, con una entrada a canasta que adelantaba a su equipo. Además de eso, defendió bien y estuvo correcto y seguro en el pase y el movimiento de balón, aunque algún triple se marchó a la grada.

Hugo Flores fue la mente pensante y organizadora de los suyos. Correoso defensor, pasador notable, no se prodigó en ataque, y se echaron de menos su lanzamientos a media distancia.

Iván Morillas destacó, el tiempo que estuvo, en defensa, en el rebote, y en la anotación. Cuatro puntos que dejaron el marcador, cuando se fue, en 5-10. El parcial para 1ºH, en su ausencia (13-4) lo dice todo respecto a su importancia en el juego.

Carlo Nuevo tuvo un comienzo también sobresaliente, como Fran. Su triple del primer cuarto hacía presagiar su esperada puesta de largo como estrella de la Liga, pero no fue así, porque no volvió a tener suerte frente al aro. Por lo demás, movió bien el balón y defendió con su ardor habitual.

Alberto Sebastián cumplió, una vez más, con su presencia, para ayudar a su equipo en labores  de apoyo a la subida y a la circulación del balón en ataque. No brilló, dado el escaso tiempo que jugó (ni siquiera tuvo tiempo de hacer ninguna falta).

Sergio Valera, el invitado especial, tuvo un debut más que afortunado. Su canastita (debió tirar más, es buen anotador), su tremendo tapón a Gonzalo y sus numerosos rebotes fueron solo lo más destacado de la estupenda actuación de alguien que parecía un veterano, más que un novato.

Ángel Riesgo pecó, esta vez de discreto. Se echó en falta su labor de liderazgo, tan eficaz en otras ocasiones. A pesar de ello, estuvo muy bien el ataque, con dos tiros libres encestados y un precioso triple. Un servidor, no obstante, se queda con su extraordinaria defensa a Francis, con el que tuvo un «pique» tenso pero vistoso (solo dos puntos desde que empezó a defenderle). Hay que decir que no es nada fácil mantener la calma con alguien delante de ti pasándose el balón continuamente entre las piernas.

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Liga Interna 2016 – 17 (7)

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¡La barbacoa!

Pues no, Georgie Dan no estaba invitado al partido entre 4ºM y 1ºH, pero dio igual. Las chicas, fiesteras como nunca, se lo pasaron en grande. Y, en un partido que podían ganar, ni siquiera miraron el tanteo (por no decir al banquillo). Este comentario parece desmerecer las virtudes que puso sobre el tapete 1ºH (que, esta vez, fueron muchas), pero, con sinceridad, cabe decir que fue un clamor la presencia en la banda de Carlos Guti durante ¡tres cuartos!.

Cuando en esta misma tribuna comentábamos el salto de calidad (y de aspiraciones) que suponía el fichaje del gran pívot por las de 4ºM, no hacíamos sino dar pábulo a la ola de entusiasmo que las muchachas mostraron al presentar a su flamante hombre alto. Es incomprensible, por consiguiente, lo sucedido. O nos falta información, y ha pasado algo que ignoramos, o aquí hay un misterio indescifrable.

El partido comenzó de manera sorprendente, con los chicos jugando a un gran nivel, a pesar de la ausencia de Francis. Solo Lucía mantuvo el tipo ante la anotación de hasta cuatro jugadores rivales. Con 4-7 comenzó el segundo cuarto, y ya con Guti y Francis en cancha, se animó el cotarro. Un parcial de 5-6, que mostraba una gran igualdad en el juego, dejó el marcador en un 9-13 al descanso.

El tercer período fue un recital de Mr. Nuñez, con 5 canastas como cinco soles. A su fiesta particular se unió Daniel Pascual, con su segundo triple. Los 16-26, quizás una diferencia excesiva, hacían imprescindible y urgente la entrada en el campo de Carlos Guti (que no debía haber estado sentado), pero no fue posible. En vez de eso, las chicas se dedicaron a las canciones del verano, contradiciendo la opinión de todos los expertos modernos de este deporte, que aseguran que se puede uno divertir compitiendo, además, por el resultado.

El último cuarto, por decisión unánime del equipo capitaneado por Irene, fue, por tanto, un paseo militar de los de Iván Herranz, con un Dani Pascual magistral, y un resultado final de 21-33.

Los de 1ºH, que brillaron especialmente, y sorprendentemente, en ataque, jugaron así:

Víctor Herranz, el capitán en este viaje, jugó un partido muy completo (lo que viene a decir también que no tuvo que ausentarse, como su hermano). Subió el balón, defendió con vigor (y sin personales) y colaboró sobremanera en el rebote. Si a eso le sumamos la canastita que metió, pues miel sobre hojuelas.

Iván Herranz, el tiempo que estuvo, colaboró igualmente en la anotación, con otros dos puntos muy necesarios, también en el primer cuarto. Ayudó a mover la bola, defendió bien y robó alguna que otra cartera. Si sumamos su labor a la de Iván, la resultante, en cuanto a velocidad, potencia, capacidad de salto y seguridad en el pase, es de una calidad imprescindible para su equipo.

Gonzalo Marín, esforzado guerrillero, tenaz defensor y ya seguro y certero pasador, ha minimizado los errores que cometía cuando era novato en estas lides. No obstante, como buen futbolero, sigue sin creerse la ¡única! falta que cometió (y es que, a veces, los árbitros son malvados, y en las refriegas de múltiples implicados, pitan falta al que menos tiene, aversimentiendess).

Rubén Marquina es otro de su pueblo. En su caso, sigue sin creerse ninguna de las tres faltas que hizo. Bueno, en realidad él no las hizo, las hizo San Pedro Nolasco. Por lo demás, su salida con el balón controlado sigue siendo espectacular, por su velocidad y su potencia, a pesar del poco academicismo imperante (copyright: all the team), o sea, botar con la derecha por el lado izquierdo del campo (Antonio también suscribe).

Daniel Pascual estuvo tocado por los dioses. 14 puntos en total, pero es que tras sus primeros dos puntos, decidió tirar solo de tres. Metió uno «normalito» en el segundo cuarto, pero los otros dos fueron absolutamente disparatados, de esos que solo mete Sergio Llul cuando el tanteo está apretado y quedan 10 segundos para el final. Si además añadimos robos de balón (hasta cuatro contó el que suscribe), rebotes en ataque y una buena defensa, deberemos otorgarle una calificación de sobresaliente.

Antonio Blanco fue el que solía, tras el interludio «bailarín» que se marcó en el anterior partido (lógico, acababa de ver «La La Land» y se le quedaron pegados esos «pasos» de Ryan Gosling). Es decir, controló bastante mejor sus movimientos. En el rebote estuvo muy bien, aunque le falta aprender a pivotar (en cuanto coge un rebote y le presionan, tiende a caerse). El punto que metió de tiro libre no solo es un aviso de que va cogiendo tino, sino de las personales que puede provocar bajo el aro contrario.

Francis Nuñez fue nuevamente el anotador eficaz, y, esta vez fiable (buenos porcentajes de tiro, y pocos segundos esfuerzos) de los últimos partidos. Dando espectáculo, como siempre, provocó el despegue en el marcador de su equipo en el tercer cuarto, con diez puntos seguidos (un total de 17 en el partido, incluido un triple) que hundió a los enemigos en la miseria. Cabe dudar si hubiera podido hacer lo mismo de haber estado Guti en cancha, pero eso no quiere decir que su actuación no fuera brillante.

En 4ºM jugaron como sigue:

Irene López, la capitana, fue, como siempre, la directora en pista y la correcta gestora del balón (son otras las que pierden balones) y del «tempo» del partido, aunque los triples enemigos y el explosivo Francis se encargaron de dinamitar ese aparente control del juego de las suyas. Su buena defensa, su notable movimiento del balón, sus asistencias y su canasta resumen una actuación notable.

Lucía Fernández fue la «center» dominadora y, de nuevo, anotadora, que suele ser. Cuando saltó, Francis no rascaba bola. Lástima su costumbre (que ella reconoce), de intentar coger algún que otro rebote sin saltar. Sus movimientos en ataque son de una clase y un estilo que maravillan, y de ahí los diez puntos con que mantuvo a los suyos.

María Figueroa fue la eficaz alero e inteligente pasadora de siempre. Su correosa defensa dificultó sobremanera las penetraciones y los tiros rivales. Colaboró en el rebote, y en ataque no se prodigó, y se echó en falta su tirito a media distancia.

Raquel Chaves estuvo incansable y luchadora en ambas zonas de la cancha. Ayudó mucho en la circulación de balón y en el rebote, pero no en la anotación, pues esta vez pecó de tímida tanto en el tiro como en las entradas a canasta (y es que sus  compañeras las «penetradoras» mandan mucho).

Natalia Hernández, sargento de intendencia, sirvió de nuevo para los rotos y para los descosidos, subiendo el balón y haciéndolo circular con eficacia, pasando siempre con acierto. No tuvo suerte en ataque, aunque no se prodigó mucho.

Celia Martín tuvo un buen día anotador, con seis puntos, pero sufrió cierta tortura en su campo, con los robos y los triples de Dani Pascual. Por su parte, fue autora de un fantástico tapón a Francis, y, además, cumplió con su papel de escolta solvente, inteligente y eficaz. Buen partido, en resumen.

Carlos Gutiérrez demostró, el tiempo que jugó, lo gran jugador que es. Su incontestable poder en el rebote, su intimidación bajo el propio aro (¡que «gorro» al chico dominicano en el segundo cuarto!) y su eficacia anotadora (esa canasta con tiro anotado fue solo un botón de muestra) llevan a sospechar que hubiera sido otro el resultado, quizá sin barbacoa, pero con la emoción del resultado y la alegría de una victoria más que posible, con mayor suya en cancha.

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