Liga Interna 2016-17 (6)

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Derrota por extenuación

Gran expectación por lo que pudieran hacer los favoritos de 1ºA con los muchachos de la profe (1ºH). El partido tuvo historia mientras aguantó físicamente su jugador «franquicia» (hay que reconocer que, mientras no esté Fidel, la anotación de los suyos depende demasiado de Francis). Y bastante fueron los tres cuartos que el bueno del dominicano estuvo tirando del carro, pero llegó un momento que no pudo más.

8-7 ganaron los de Bea el primer cuarto, con cuatro canastas, alguna de fantasía, alguna de «chupón» puro y duro (¡pero es lo que hay!), pero mucha eficacia, de Francis. Por los de Rubén, la calidad de Pedro Tomás (2 canastas, una con tiro adicional) y la buena colaboración como «pescador» de Alejandro, apretaban el marcador.

Con un 4-5, se igualaba el marcador a 12 en el descanso. Pedro tenía esta vez al Sr. Ajenjo de «colega», mientras que Francis seguía solo, con la «teacher» de Educación Física abusando de sus labores en la banda, a pesar de que se la requería, y mucho, en la pista.

Salió Bea y el juego de su equipo mejoró sensiblemente. Entre ella (dos canastas) y su «Lebron», lograron contener las acometidas de sus rivales, de los que Pedro Tomás ya estaba tirando.

Pero en el decisivo tiempo, la labor ofensiva de los chicos capitaneados por Iván Herranz quedó reducida al mínimo. Solo una canasta del «jugón», entre muchos intentos, que dejó a las claras el desgaste que tenía encima. Enfrente, una actuación coral de todo el equipo contrario, con canastas de todos sus integrantes, y la impresión de que podían haber sacado una marcha más. 20-29 fue el resultado final.

Fundamental, la diferencia de veteranía en estas lides que se notó entre las dos «figuras». Mientras el hijo de JuanPe se dosificó, subiendo y bajando solo lo imprescindible, y chupando lo adecuado, llagando estupendo al final del partido, Mr. Núñez botó, subió el balón, regateò, penetró, reboteó y lo hizo todo (en suma, «se quemó»)

El renacido

El MVP del partido, a pesar de todo lo comentado, fue un gran Alejandro Fernández. Del convaleciente (según fuentes que su actuación insistía en desmentir) de un proceso infeccioso, solo hubiera faltado decir aquello de «¡no estaba muerto, estaba de parranda!», porque la verdad es que dio un recital de cortes de balón, interceptando pases con sus saltos circenses. Además puso algún tapón, cogió unos cuantos rebotes, cazó dos valiosas canastitas y defendió con su ardor habitual.

Por 1ºH jugaron:

Iván Herranz, comprensivo y amable capitán con las carencias de sus «enemigos», estuvo correoso y potente en defensa, y muy colaborador en la subida y el movimiento de balón. Seguro e inteligente en el pase, solo sus nervios ocasionales le hicieron cometer algún error en el pase largo. Escatima el tiro cercano sobre el aro contrario, y debería practicarlo más, antes, durante y después del partido (fino y a tablero).

Antonio Blanco se había tomado claramente una «Coca-Cola» (y habiendo posibilidades no excitantes de la bebida en cuestión, eso es un error), porque su síndrome de «pies inquietos» fue notorio durante todo el partido. Hasta 5 veces le pitaron pasos, algo no habitual, pues suele tener mucho cuidado con esa jugada. A pesar de eso, cogió muchos rebotes con su acrobático salto y sus kilométricos brazos (si se colocase bien, además, sería el rey). Fue lo mejor que hizo, aparte de sacar el rebote bien jugado, en general.

Rubén Marquina hizo, posiblemente, una falta menos de las que le pitaron (aunque es muy buenecito, y nunca hace ninguna). ¡También hay alguna que no te pitan, majete! Por lo demás, defendió fuerte y estuvo correcto y decente ayudando a los suyos a mover el balón y a subir la bola, colaborando con Bea y  los gemelos en labores de intendencia.

Víctor Herranz hizo labores defensivas correctas y eficaces, con su potencia habitual. Sacó el balón más de una vez con velocidad, y en el pase y en el movimiento de pelota estuvo acertado, salvo alguna que rifó de lejos. De su aportación en ataque, hace falta decir los mismo que de su hermano, que se dedique a ello (sin prisa, pero sin pausa).

Francis Nuñez, aparte lo ya comentado, mejoró su porcentaje de acierto en canasta contraria, sobre todo en los dos primeros cuartos. En su descargo hay que decir que entre los suyos no había recambios para que se tomase un descanso, cosa que hubiera sido muy necesaria en los dos últimos períodos.

Beatriz Mínguez estuvo mejor en el campo que fuera de él, pues la gestión de los tiempos de juego (principalmente los suyos) no fue adecuada. Su salida fue la demostración, pues fue un revulsivo, tanto por su labor personal, como por el orden que impone en la cancha. Sus dos canastas se antojan escasas, pues debe tirar más. Llevó el balón de manera convincente, aunque alguna cartera le robaron por cierto exceso de confianza.

Los de 1ºA tuvieron esta actuación:

Rubén Ajenjo controló el juego de los suyos con paciencia y buen hacer. Siempre seguro en el pase y en la subida del balón, estuvo, además, eficaz en ataque, con cinco puntitos, dos de ellos muy valiosos, tras robo de balón en el saque de fondo de los rivales.

Alejandro Fernández, «tigre de Bengala» aguerrido y saltarín, muestra cada partido sus progreso en la anotación. Sus dos canastas muestran lo que es capaz de hacer bajo el aro contrario. Algún tapón también colocó a la figura de 1ºH, y en el rebote no tuvo respeto por nadie. Genial.

Pedro Tomás Carrasco estuvo más inteligente que nunca. Siempre suele dosificarse bien en los partidos, pero es que en este, dada la carencia de efectivos, este detalle resultó. a la postre, decisivo. 17 puntos totales, con una distribución muy equilibrada en todos los cuartos y una gran efectividad, si tenemos en cuenta los porcentajes de acierto. Más que notable su actuación.

Daniel Pascual fue la sorpresa. No solo tuvo que intervenir como integrante del equipo enemigo (gracias a ello, el encuentro se pudo celebrar), sino que lo hizo con una excelente actuación, defendiendo bien, colaborando en la subida y la circulación de balón sin cometer errores (en esto le hubiera hecho mucha falta a su equipo habitual) y hasta metiendo un extraordinario triple que supuso la puntilla en el marcador final (¡y hasta murmullos de «traidor»!). Esto es broma.

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Cientos de miles de atragantados te lloran

Con ese aspecto afable y majete, Henry Heimlich se reveló, hace ya muchos años, como un genio, al idear una maniobra que salva de inmediato a una persona en peligro de muerte por atragantamiento. Gracias a él, cientos de miles de personas desde entonces (1985, año en el que su famosa maniobra fue «aceptada» oficialmente) han vuelto «literalmente» a la vida tras enclavarse en su garganta un fruto seco, un hueso o simplemente un gran trozo de comida insuficientemente masticado.

El cirujano torácico ha fallecido a los 96 años, solo meses después de realizar en la residencia de ancianos donde vivía una demostración magistral de su maniobra. Una compañera residente se ahogaba con una hamburguesa. Se levantó y actuó, salvándole la vida. Nunca mejor dicho, «genio y figura, hasta la sepultura».

Muchas gracias, Henry Heimlich. Todos los que hemos necesitado alguna vez de tí, te recordaremos con emoción. Descansa en paz.

¡Ah, y os dejo el enlace a la noticia de prensa! Haz clic aquí

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Los futuros arqueólogos ya tienen su juego

 

Bueno, bonito y barato

Todas las profesiones han tenido sus pequeños precursores infantiles. Ahora que estamos en Reyes, recordar El Cheminova o el Quimicefa sembrará la nostalgía entre los Químicos. Un ábaco o un cubo de Rubik harán soltar alguna lagrimita a quienes se hayan dedicado a las Matemáticas. Al Monopoly seguro que jugaba más de un economista cuando era pequeño. Hasta los que ejercen la Medicina o los veterinarios tuvieron en tiempos mozos sus Kits de Anatomía, de Primeros Auxilios o de Exploración en forma de coloridos maletines plásticos.

Ahora también, y no ha sido idea de Tadeo Jones, los futuros arqueólogos tienen su juguete. Y es una pasada. Por sencillo y por didáctico. Un bloque de yeso en el que hay que encontrar, cincel y martillo en mano (todo de plástico, aunque, eso sí, duro) piezas del esqueleto de un dinosaurio (que posteriormente se montará completo). Se promete paciencia, emoción diaria y eficacia garantizada (¡ y al final no falta ninguna pieza!)

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Liga Interna 2016-17 (5)

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Enemigos queridos 

El pique entre 4ºB y 4ºM viene de lejos. El año pasado ya hubo sus más y sus menos, pero es que yo recuerdo cierto Torneo de Navidad en el que las muchachas le pegaron un repasito a varios de sus rivales y/o compañeros. Este viaje yo no hubiera dado un duro por los de Ángel Riesgo, pues la presencia de Carlos Gutiérrez en el equipo «femenino» no solo asusta, pero sin embargo, después de un más que aceptable partido en ataque de 4ºB, el resultado fue muy ajustado (30-26 para 4ºM). Y, a pesar de la tensión, hay que decir también que el partido fue jugado con una gran deportividad por ambos contendientes, o sea, que hubo muy buen rollo.

Empezó la cosa igualada, con defensas muy intensas, y muchas personales, sobre todo por parte de 4ºB, culpa del «ansia viva» por robar balones en la subida enemiga del balón. Buena idea, pues la zona con Lucía o Guti de 5 no era, en principio, propicia para penetrar ni para coger rebotes. 10-6 de ventaja en el primer parcial, obra sobre todo de Celia, a la que solo respondía Ángel. Se despegaron un poco más los de negro en el segundo cuarto, que intimidaban en defensa: a saber, tapón «razonable» de Carlos Guti a Adrián Fernández (que por cierto respondió metiendo la canasta), pero también otros dos para la historia, uno de Tania al susodicho y otro, espectacular, de Irene a Fran (con su habitual desparpajo, la Srta. López le pedía a su «víctima» explicaciones por lo sucedido). con 22-12 se llegó al descanso.

Como el cuchillo en la mantequilla

Acortaron la ventaja los chicos, con Ángel convertido en «mascarón de proa», bien secundado por Adrián y por Iván Morillas. El 2-7 les hizo concebir esperanzas, y de hecho, en el último cuarto se registró un empate a falta de 4 minutos para el final. Pero las curtidas («cancheras» diría un argentino) chicas aguantaron mejor la presión, consiguiendo los cuatro puntitos que les dieron el triunfo.

A destacar el protagonismo que tuvieron los «penetradores» de ambos equipos (bienvenida sea la moda «Sergio Llul»), Celia Martín (MVP) y Ángel Riesgo (máximo anotador del partido), escoltas de postín, en labores a veces de intendencia, pero que brillaron especialmente haciendo de las zonas rivales sus cotos privados de caza, con fulgurantes entradas que rompieron las zonas enemigas con la facilidad con la que un cuchillo corta la mantequilla.

Por los de 4ºB jugaron:

Carlos Nuevo, muy conocido ya por estos lares, y por tanto, muy vigilado, no fue el de otros partidos, y su equipo lo acusó. Tiró poco, penetró menos, y tuvo pocas oportunidades de lucir su clase. Colaboró en el movimiento de balón, estuvo muy seguro en el pase y defendió bien, con algún que otro rebote además.

Pedro Sánchez, aunque jugó poco, dejó sus señas de identidad sobre el «parquet». Su defensa correosa, su inagotable lucha y su pundonor, que a veces le hace enfadarse (y con razón) con sus compañeros, fueron notorios. Ayudó mucho en la subida de pelota y cometió una inevitable antideportiva. Para evitar la canasta sin caer en la violencia, hay que actuar con limitada dureza, y él lo hizo (con lo cual sobra la bronca que se llevó, porque además fue el único en bajar a defender en esa situación).

Alberto Sebastián fue otra de las víctimas del espartano reparto del tiempo de juego en su equipo. También es verdad que, convaleciente del shock que supone ver en directo a LeBron James (o más bien del «jet lag» del viaje a New York), no estaba para muchos trotes. A pesar de eso defendió correctamente y pasó muy bien, colaborando en el movimiento de balón. Siguen sin contar con él para bloquear, y eso es un pecado en un grupo con buenos penetradores.

Ángel Riesgo, como ya he dicho, estuvo sembrado en ataque y fue, una vez más, el líder táctico de los suyos (además del líder anotador). Su ego (estilo Cristiano Ronaldo, ya me entendéis), necesitaba un partido como este, con excelentes entradas a canasta y algún tirillo acertado a media distancia. Se mostró especialmente letal en las penetraciones «incompletas» (que culmina con canastas a dos o tres metros). Trece puntos en total para un gran partido.

Adrián Fernández fue el jugador caótico que acostumbra. Su salsa son los contraataques uno contra cinco, aunque en alguna ocasión se le vió pasar el balón e irse disciplinadamente. Sus rebotes en defensa son casi siempre pérdidas subsiguientes, pues termina fallando espectacularmente por falta de frenada en las entradas. Es mucho más eficaz en el tiro de cerca o tras rebote bajo canasta. Así coló sus cuatro puntitos, que son solo una muestra de lo que puede hacer en la anotación.

Adrián Reina, cada vez más asentado como jugador, dejó constancia de su veteranía y su aplomo en la cancha. Su seguridad en el pase, sus buenos fundamentos y hasta su fino tiro (ahí dejó su canasta), son imprescindibles para un equipo con cierta tendencia a la anarquía.

Iván Morillas, el luchador infatigable, sudó la gota gorda y bailó con la más fea, que no fue otra que Carlos Guti. Le defendió bien por fuera, pero dentro no pudo gran cosa, salvo arrancarle algún buen rebote de la punta de los dedos. Ya no es novedad que meta canastas. Cuatro puntos que se antojan ya pocos para él.

Hugo Flores, la inteligencia y la razón en la pista,  es el consejero imprescindible que necesita Ángel a su lado. Su sapiencia baloncestística, unida ahora a su personalidad (¿ese genio, dónde estaba?) le convierten en un elemento decisivo, sobre todo en los momentos de apuro en el marcador. Metió una canasta, pero es que tiró poco.

Francisco Tielas, eléctrico y veloz, por momentos descontrolado, pero en otros momentos paciente y acertado, dio una muestra de lo que puede dar de sí. Provocó una personal de tiro y metió uno de los dos desde los 4,60. Lo cual quiere decir que puede aprender a meter canastas en las entradas (sería imbatible, con su potencia y rapidez).

Javier Sánchez jugó poco, pero sentó cátedra de defensa correoso y eficaz. No fue fácil para 4ºM atravesar esa primera línea defensiva con gente como Pedro o Javier ahí plantados. Luchó mucho y ayudó a manejar el balón sin cometer errores.

En 4ºM jugaron:

Marta Vallejo, rápida, atlética, veloz, hiperactiva y omnipresente, pecó quizás de demasiado acelerada. La excesiva adrenalina es muy buena en muchas fases del juego, pero cerca de la canasta, si se quiere ser eficaz, sobra, y ahí es donde el control se impone. Su baloncesto es de muchos quilates, y eso debería traducirse en una anotación «millonaria». Penetra, tira bien, roba balones, contraataca, dribla y pasa perfecto. Solo sus nervios explican su baja anotación (un punto).

Irene López fue la base única, esta vez, dejando a su amiga el papel de escolta (es lo suyo). Subió el balón con gran inteligencia, soltándolo ante la presencia de algún «depredador» cercano, y volviéndolo a pedir. Ordenó el juego en ataque y llevó siempre el «tempo» de juego. Metió una canastita, pero fue la reina del pase. Su tapón a Fran fue antológico, tanto por su estética, como por su comentario posterior.

Celia Martín fue la estrella de los suyos, como ya he comentado. Tremendas sus entradas a canasta. O provoca falta, o la cuela, o ambas cosas (lo cual hizo 2 veces seguidas…¡metiendo los tiros adicionales!). Once puntos totales como once soles. Si además decimos que colaboró subiendo y moviendo la pelota en ataque, pues no hace falta más.

Lucía Fernández estuvo, como siempre, imperial en el rebote. Su dominio, al lado de «su chico», brilla más, aunque en ataque no lo aprovechó esta vez. Hay que decir también que su presencia facilita mucho también las  cosas a Guti, y en ambos aros. Sigue con cierta tendencia a no saltar cuando rebotea, y eso hace que alguno se le escape.No tuvo suerte ante la canasta enemiga, aunque hay que decir que tampoco se prodigó.

Raquel Chaves unió, esta vez, a sus buenos fundamentos y su seguridad habituales, tanto en defensa como en ataque, una eficacia notoria en la anotación, con dos bonitas canastas. Colaboró también en la subida y el movimiento de balón.

Tania Hernández estuvo aguerrida y potente, como de costumbre. Su contundencia tuvo premio, pues colocó un tapón «en todo lo alto» a su amigo Adrián Fernández. Si añadimos que metió una canasta, y que colaboró en el rebote, juzgaremos su actuación como notable.

Natalia Fernández estuvo rápida y veloz, ayudando tanto en defensa como en ataque, subiendo el balón, ella sola a veces, haciendo gala de su grandes dotes de escolta, o ayudando a Irene y a Celia. Esta vez no tuvo suerte ante la canasta contraria, pero es que tampoco abusó del tiro.

Carlos Gutiérrez fue, una vez más, fundamental, para su equipo. Y no es solo por sus números (esta vez «solo» fueron 9 puntos), sino por lo que intimida. Su presencia en zona propia aleja de la canasta a los rivales, y obliga a pararle con personales en la ajena. Juega ya como los ángeles bajo el aro contrario, e incluso se atreve con tiritos a tres metros. Sus tres puntos por canasta y tiro adicional encestado fueron toda una revelación.

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Liga Interna 2016 -17 (4)

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El partido entre 4ºM y 1ºB se preveía entretenido (como siempre que juegan las chicas, hay buen rollito), además de igualado, porque la presencia de Carlos Guti ha lanzado a este equipo a la cúspide, si no del buen juego, que ya lo había, sí de los resultados.

Todo comenzó con los mayores lanzados, en un 6-0 de salida (Guti, sentado). Víctor Oñoro, enchufadísimo, y Raúl López, «gorreando» que era un gusto. El «angelito» había tomado buena nota, a buen seguro, de mi «post» dedicado a Anthony Randolph, y en el primer cuarto colocó tres gorros como tres soles.

Nada más salir Carlos, la cosa se fue igualando. Tres canastas seguidas del pívot se unieron a los puntitos anotados por Celia y Lucía desde los cuatro metros, para colocar un 8-12 que puso a «cavilar» a los de 1º en el descanso.

A duras penas mantuvieron la ventaja los mayores en la segunda parte, en un igualadísimo tercer cuarto en el que anotaron hasta siete jugadores. Con seis puntos arriba (15-21) comenzó el período definitivo, que iba a deparar grandes emociones, pues a los cuatro puntos seguidos de un imparable Guti se unió una impresionante canasta con tiro adicional encestado de Marta Vallejo. El empate en el marcador, a falta de cinco minutos,  obligó a los de Adrián Sevilla a pedir un tiempo muerto para parar la remontada de sus enemigos.  Lo consiguieron gracias a un Raúl magistral en ataque y a que sus compañeros supieron soportar mejor la presión de los instantes finales. La defensa sobresaliente de los tres minutos últimos fue, a efectos del resultado final (24-29), fundamental.

Por los de 4ºM hay que comentar que…

Marta Vallejo estuvo hiperactiva, como siempre. Veloz corredora y potente atleta, sabe parar cuando no hay camino para penetrar. Ausentes los contraataques (su fuerte), se dedicó a subir y ayudar a mover el balón, a sus incansables persecuciones en defensa (driblar cuando está delante es casi imposible), y a coger algún que otro rebote. Sus tres puntos del último cuarto a punto estuvieron de ser decisivos.

Natalia Hernández jugó con su habitual facilidad para el pase y su clarividencia para ayudar en los rotos y en los descosidos a sus compañeros/as. La jefa de la intendencia tuvo esta vez la suerte en ataque que tantas veces se le ha negado, pues metió un tirito en el tercer cuarto que entró pringado de aceite (o sea, un churro). En defensa, muy bien de piernas y muy agresiva.

Celia Martín, estupenda en la conducción y sirviendo balones a los/las suyos/as. Dió, una vez más, una lección de inteligencia y fundamentos en la cancha. En ataque, un tiro libre y un triple que ayudaron sobremanera a su equipo. Su coordinación con Irene (juegan con los ojos cerrados) parece a veces paranormal.

Irene López no se prodigó en la ofensiva, pero se multiplicó en labores de base, en las que sus tablas le convierten en un seguro de vida. No cometió fallos en la subida del balón y salió de la presión siempre acertadamente, con los pases adecuados o desmarcándose para pedir el balón. En defensa lidió muchas veces con la más «fea» (ella y Celia se las vieron y desearon para parar los contraataques contrarios), pero salió airosa de más de un «marrón».

Tania Hernández defendió con su proverbial estilo «cavernario», potente y agresiva. Complemento perfecto para Lucía o para Carlos, reboteó con acierto y seleccionó correctamente el tiro, aunque no tuvo suerte en ese aspecto. Acabó en partido sin personales, lo cual no dice mucho de la capacidad visual del colegiado.

Lucía Fernández fue una vez más el paladín de los rebotes de su equipo. Cuando tuvo la responsabilidad ella sola, no tuvo quien la tosiera bajo el propio aro, aunque en el ajeno tuvo que lidiar con un excelente Raúl. Pero cuando se juntó con Guti, el dominio de ambos fue insultante bajo ambas canastas. Metió tres puntos que pudieron ser unos cuantos más a poco que le hubiera sonreído la fortuna.

Carlos Gutiérrez, cada vez más a gusto en 4ºM, siguió siendo el generoso caballero que reparte sus minutos de juego a discreción: el regalo  de su primer cuarto colocó ese 0-6 ya comentado, que tuvo su influencia en el desarrollo posterior del encuentro. No obstante, con su presencia en el campo (y fundamentalmente coincidiendo, repito, con Lucía), los suyos tuvieron una sera opción de ganar. Dominante en el rebote, excepcional bajo canasta, buen taponador e intimidador, su actuación en ataque fue una nueva demostración de su crecimiento como jugador. Ya mete todas las que tira de cerca, y hasta en los tiros libres se mostró fino. Doce puntos que se antojan escasos, visto lo que hizo en la cancha.

Los ganadores tuvieron esta actuación:

Raúl López, jugó en plan líder. De tapones, de intimidación, de rebotes y de anotación (15 puntos, no obstante, que no serían provechosos de no mostrar sus compañeros un gran nivel). Firme y genial en los momentos finales, mostró detalles de «piolín», pues estuvo quejoso de la dureza adversaria. Decírselo (lo hizo al final, con su habitual corrección, que dudo mucho que hubiera sido la misma de haber perdido) a un árbitro que no se caracteriza precisamente por pitar pocas personales no sería grave, si no fuera por el contexto, porque acusando de «leñeras» a las chicas+Guti deja muchas dudas de cómo asumirá el reto cuando se enfrente con Alejandro Fernández y con Pedro Tomás (by exemple).

Adrián Sevilla no brilló en ataque, donde estuvo más remiso a tirar de lo visto últimamente, pero se dedicó de manera notable a labores de base-organizador. Llevó el balón y lo hizo circular siempre adecuadamente, surtiendo de buenos pases y de asistencias a los suyos. Pudo culminar algún contraataque, pero no tuvo esta vez la suerte de cara.

Víctor Oñoro comenzó de manera fulgurante, con sus dos canastas seguidas, pero cuando se le pasó el efecto de la Coca-Cola (¿será verdad?), llamó menos la atención. Luchó mucho en defensa, colaborando en el rebote y en las ayudas contra Guti y Lucía. Excelente partido de este pívot (ya «ex-minusválido») reconvertido en alero, que vuelve por sus fueros.

Alejandro Mansilla fue más Alejandro Mansilla que nunca. Siempre colaborador y disciplinado en el campo, estuvo muy comedido en el tiro, y su selección fue perfecta. Lanzó los dos que tenía que lanzar, y metió uno. Excelente, por tanto, y más si tenemos en cuanta que también robó algún balón y que cogió más de uno y más de dos rebotes.

Javier Martín fue el esforzado defensor y aplicado sargento de intendencia de siempre. Correcto e inteligente en el manejo y en la circulación de la pelota, metió su tirillo en los importantes momentos finales (tirillo, por cierto, muy decente el que tiene, y que debería practicar más).

Jaime Truque estuvo pegajoso y potente en defensa. Se multiplicó también en labores de escolta (la falta de un base «puro» en el equipo la solventan adecuadamente entre él, Adrián y Javi). En ataque, aún no se ha soltado ni dado muestras de su potencial, pero su canasta ya dejó claro que es un elemento de fiar (impagable fichaje por el que no dudéis que este servidor se ha llevado comisión, je, je).

Pepe Rodríguez fue el complemento perfecto bajo los aros de Raúl. Cogió rebotes, intimidó lo suyo, y, en ataque, escogió siempre la opción adecuada, bien doblando el balón a su compañero, bien sacando el balón. Su papel de 5 está tan claro como el de 4 del Sr. López, y eso es algo que el Sr. capitán fijo que agradece, porque el reparto de los número 1, 2 y 3 se antoja harto dificultosa en este equipo. Metió una canastita y un tiro libre, con lo que puede decirse que cuajó un estupendo partido.

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Leonard Cohen

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

El cantautor canadiense, en sus años jóvenes

Leonard Cohen no ha fallecido. Estará siempre con nosotros. El autor de baladas inolvidables, de elegías emocionantes, de poemas recitados, más que cantados, con su cavernosa y desgarrada voz de bajo, convertido en mito viviente en sus últimos años, nos ha abandonado de la manera más mística (y vulgar) que pueda imaginar (y desear) un budista convencido como era él. Dormido, en su cama, en Los Angeles.

Nacido en Montreal, tenía 82 años, y ha estado dando conciertos hasta casi el final. Reconocido como un genio, no solo de la música y de la composición, sino también de la poesía (esa que le ha hecho ganar el Nobel a Bob Dylan), nos abandona entre el reconocimiento general. Modesto y sencillo, dio hace unas semanas una muestra más de su elegancia y su clase, al declarar sobre el premio al americano: «Es como ponerle una medalla al Everest por ser la montaña más alta». Los que creemos que solo Cohen nos ha llevado a las cumbres de la lírica con sus canciones, nos consolamos con su emotivo discurso en la entrega del Príncipe de Asturias en el 2011, y claro, recordando algunas de sus más famosas creaciones.

https://www.youtube.com/watch?v=Zzyw075cOSE

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Antología del «pincho de merluza»: Anthony Randolph

El hombre tranquilo

El hombre tranquilo

Este tipo tiene aspecto de tranquilo. Incluso de aburrido. Pero en la cancha de basket se transforma, y se convierte en un «killer», fundamentalmente bajo los aros, y sobre todo en el propio. Aunque tiene un tiro notable, penetra con eficacia y es un gran reboteador, lo que mejor maneja es el gorro. Pero no son tapones cualesquiera. Son arte puro. Son monumentos a la intimidación, practicados por alguien que no es un alfeñique, pero que tampoco es un amasijo de músculos. Tiene, eso sí, unos considerables muelles en las piernas, y también un valor y una garra (nunca mejor dicho), para jugarse la mano en cada tapón, dignos de admiración.

Ved estos ejemplos de lo que el inolvidable Andrés Montes (ver entrada dedicada) denominaba «pinchos de merluza». Sucedieron en el Barcelona-Madrid de la Euroliga. El segundo a Dorsey es la mejor jugada defensiva que he visto en muchos años, quizás la mejor «chapa» que yo recuerde.

Pincha (valga la redundancia), aquí

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Liga Interna 2016 -17 (3)

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Se esperaba con gran interés el partido entre 1ºH y 1ºX, por varias razones. Primero, para comprobar el rendimiento del nuevo equipo de los «cambiacapas» Francis Nuñez y Daniel Uría. Segundo, para celebrar el regreso a las canchas de la profe Bea, a la que sus problemas físicos hicieron retirarse prematuramente hace tres años. (el interés se hacía extensivo a la capacidad de la gran jugadora y estratega para «controlar» la «furia desatada» de su dominicano compañero. Y tercero, por conocer la capacidad competitiva de los de Adrián López (debutante en la Competición), un grupo de curtidos, esforzados y «cancheros» jugadores.

Los de 1ºX comenzaron a toda mecha. Un triple de su capitán y una canasta de Alonso les hicieron terminar con un 5-0 un primer cuarto caracterizado por unas defensas feroces. El parcial se repitió en el segundo cuarto, gracias a un Adrián con un asombroso porcentaje de aciertos. El 10-0 del descanso era más que deshonroso para los «expertos» Beatriz, Francis o Fidel, pero la desigualdad iba a desaparecer como por «ensalmo».

El despertar de la bestia

Después de una serie de desaciertos verdaderamente lamentable, Francis decidió tomar las riendas. Su primera canasta apenas supuso un mohín de malestar de sus enemigos, que iban ganado ya de trece, pero el último cuarto, que comenzó con una preciosa asistencia (¡¡!!) del susodicho sobre Bea, fue otra cosa. Con un triple y dos canastas más, puso a los suyos solo cuatro abajo.

Quedaban dos minutos para el final y el «¡vamos a jugar tranquilos!» de Luis a sus compañeros resonó algo falso en las mentes de los de negro, que no se creían el vendaval que les estaba cayendo encima. Pero cuando atacaban los de 1ºH para ponerse a dos o a uno, sucedió lo inesperado. Una jugada desgraciada entre Antonio y Francis, en la que Adrián tiró de veteranía robándoles la cartera, decidió el choque. Su escapada acabó en canasta y tiro adicional (que además metió). El 18-11 final coronó al capitán de 1ºB como MVP, y certificó la merecida victoria del más compensado de los dos equipos.

Por los de 1ºH, que se divirtieron lo suyo, a pesar de la derrota, jugaron:

Iván Herranz y Víctor Herranz, hiperactivos y atléticos, omnipresentes en todas las jugadas, parecieron cuatro, más que dos. Multiplicándose para defender, en jugadas las que se convierten en auténticas «lapas» (por no decir «sanguijuelas»), terminan agotando a los atacantes que les tocan en suerte (¡hombre, alguna falta hacen, y algún hachazo reparten, aunque luego nunca han sido ellos!). En ataque, su movilidad les permite conseguir buenas posiciones de tiro, lo cual no es garantía de canastas, sino más bien de rebote para el equipo contrario (deben aprender a tirar de cerca). En la subida y la circulación de balón se muestran, no obstante, seguros y certeros en el pase.

Beatriz Mínguez, capitana de «facto», hizo de coach, asesora táctica y hasta asistente espiritual. Imprescindible en labores de organización e intendencia, subió la bola con acierto e impuso la lógica en los movimientos ofensivos (que a veces eran verdaderamente «ofensivos») de su equipo. A pesar de notarse sus carencias físicas (demasiado hace con estar), y de no bajar en los contraataques (lo cual no es problema, por la abundancia de «atletas» entre los suyos), mostró su calidad con una acertada selección de tiro, que tuvo el premio en la ya comentada canasta del partido.

Antonio Blanco, la joya que sigue sin pulir, ganaría millones (ofertas de la NBA incluidas), si aprendiese a meterlas desde debajo. La asistencia que dio Francis a Bea la veo, en mis sueños, multiplicada por 10 y convertida en 20 puntos de Antonio (con un salto, además, que convertiría sus tiros en imposibles de taponar). Luchó y corrió lo indecible, subiendo el balón con su «ortodoxia» particular y sus «dribligs» imposibles. Su falta de fundamentos defensivos le terminó haciendo abandonar el campo por 5 faltas (de las cuales, claro, solo hizo una, je, je, je).

Francis Núñez, individualista feroz, ha recalado además en un equipo en el que no hay tiradores. Salir de ese atolladero es un problema. Solo Bea (que, de momento, no está para muchos trotes) y Fidel (que solo puede colaborar de manera puntual), son finos estilistas. Ante eso, ¿existe alguna solución que no sea «chupárselas» todas? Pues sí, y ahí es evidente que la labor que tienen que hacer sus compañeros no es poca (aunque tampoco difícil). Vamos a ver. El mejor defensor del equipo rival (siempre), más uno ayudándole (casi siempre), y un tercero atento y cercano (muchas veces), ya son más de medio equipo contrario marcando a uno solo. De ahí pueden salir pases y pases y más pases para los «no tiradores», desmarcados y tranquilos, que se deben situar bajo la canasta, o en todo caso, cerca (cerquísima) de ella.

Del chaval en cuestión, poco hay que decir. Hizo lo que pudo, con sus nueve puntos (incluido un triple), pero la desesperación de verse solo en la anotación no es buena consejera, y tampoco tiene facilidad de controlarse cuando se ve con el balón y rodeado «solo» de cuatro jugadores enemigos. Se supone que mejorará, con los partidos, hacia esa tranquilidad que le hace falta.

Gonzalo Marín, luchador y guerrillero, aporta en valentía y arrojo lo que no puede dar en cuanto a técnica individual. Su intento de cortar un contraataque contrario le valió una espectacular caída (con retirada inmediata «en camilla»), que bien pudo haberle supuesto una grave lesión. Esa temeridad (que además era falta antideportiva, que no se pitó) le pudo costar cara, pero no fue la única, y le debe hacer comprender que para defender bien no hace falta emplear la fuerza (y mucho menos la contundencia), sino solo las piernas. El «pupas», por lo demás, estuvo sobrio y seguro con el balón, ayudando además en el rebote.

Fidel García-Gesto solo pudo jugar (por imperativos académicos) un cuarto y pico. Dejo muestras de su buen hacer, aunque sus penetraciones no tuvieron la eficacia habitual. Con él en el campo hubo muestras de orden y de movimiento de balón. Su presencia entre los de 1ºX se vuelve imprescindible, junto a Bea, para que las cosas no se desmadren.

Daniel Uría fue el jugador potente y reboteador que los suyos nececitan. Mucho más tranquilo que Antonio, saca bien la pelota y controla muy bien sus acciones. Defiende bien y elige siempre la mejor opción para pasar. Lástima su falta de tiro, pues se podría decir de él lo mismo que de su colega: podría meter muchos puntos bajo canasta. Tampoco sería «moco de pavo» que aprendiese a coger la posición en el rebote, pues ya solo tirando de su potencia coge muchos (¡esa Bea!).

El equipo, a pesar de todo, tiene una pinta buenísima. Y es que garantizado el rebote con Antonio y Daniel, con la aceptable y pegajosa defensa que aportan los demás, y la presumible potencia anotadora de los tres baloncestistas «puros», el futuro es suyo (es decir, las mejoras se anuncian notorias e irremediables).

Los de 1ºX lo hicieron así:

Alonso Romero demostró que sigue siendo un esforzado deportista y un compañero de fiar. Aprovechando su velocidad y sus apreciables fundamentos, sacó el balón al contraataque en varias ocasiones, con regates a veces arriesgados, pero casi siempre exitosos. En estático fue también un elemento importante, pues supo romper la zona con su habilidad. Sigue teniendo el defecto de la «paradinha» marca de la casa cada vez que se sitúa para tirar (solo le pasa viniendo en carrera, no cuando está quieto), que solo en ocasiones el árbitro juzga como pasos «de salida» (en otras, le perdona). Fino tirador, no obstante, metió una buena canasta. En defensa, combinó grandes aciertos (robos de balón), con personales algo absurdas (no solo la quinta, que hizo con la clara idea de «borrarse»)

Adrián López fue capitán y líder, jugando como un veterano, que solo después de jugar muchos partidos oficiales sabe lo que tiene que hacer en cada momento en el campo. Anotó con regularidad, y demostró que, a pesar de ser más bien escolta, se desenvuelve bien como 1, 2 ó 3, e incluso puede jugar de 4, colaborando en el rebote (no le quedó más remedio). Entra a canasta con velocidad y potencia, tira bien de cuatro metros e incluso se marcó un triple importante. Su robo de balón en el último cuarto fue definitivo, cuando la  remontada rival estaba en su apogeo. Estupendo en todas las facetas, estuvo muy acertado defendiendo al dominicano rival, sobre todo en los tres primeros cuartos (en el último no pudo nadie con él).

Abel Alameda no estuvo tan brillante como en algún partido que un servidor ha visto, pero colaboró con su lucha infatigable tanto en defensa como en ataque. Muy seguro en el pase y muy veloz cuando le tocó subir el balón, no tuvo suerte con la canasta rival (faltó, esta vez, su acostumbrado triple).

Iván Ortíz fue el de siempre. Rudo defensor y seguro pasador, no carece de fundamentos para manejar el balón, protegerlo con acierto e incluso, a pesar de su cuerpo de «power-forward» (alero fuerte), regatear sin problemas, demostrando una agilidad sorprendente. En ataque estuvo recatado, a pesar de que sabe tirar «fino».

Luis Sanchidrián, actuando de pívot (labor que en este equipo le va a tocar), de base y de alero (posiciones que le gustan más, pero que ahora no convienen a los suyos (¡no haber crecido tanto, macho!), estuvo sobresaliente. Le disputó los rebotes con éxito (sobre todo bajo su aro) a Antonio y a Daniel, e incluso lanzó contraataques con fantásticos pases de balonmano (dificilísima suerte esta, propia solo de grandes pivots) al palomero (Adrián). En ataque estuvo discreto, y, aunque lo intentó, solo consiguió una canasta. Pudieron ser más, pues siempre hizo una buena selección de tiro. Fue también el jefe en la cancha, ante el más afable carácter de su capitán, intentando tranquilizar y dar indicaciones a su equipo.

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Los inventos que cambiarán vuestras vidas

El futuro ya está aquí. ¡Qué miedito!

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La realidad virtual, el grafeno, los implantes en el cuerpo, los robots, la impresión 3D… Son solo algunos de los avances del impresionante «hit parade» por el que están «peleando» los científicos (y/o los inventores) del mundo mundial. En el siguiente artículo puedes leer y «empaparte» sobre todas y cada una de nuevas creaciones humanas (y divinas) que envolverán vuestras vidas en los próximos años.

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Las máquinas más pequeñas del mundo

nanotech

¿Robots o moléculas? Pues las dos cosas

Al ponerle categoría a esta entrada, os juro que no sabía qué hacer. Si hablamos de nanorrobots, estamos en Tecnología. Pero si reducimos el campo de acción a las moléculas, ya nos movemos en el campo de la Química (Ciencias Naturales), porque es que además, los descubrimientos de los que vamos a hablar han servido a sus protagonistas para ganar el Nobel de este año. Y si tenemos en cuenta que también hay una categoría de Mundo Científico y otra de Historias Mínimas, pues comprenderéis que esté hecho un lío.

Bueno, dejaré de mirarme el ombligo e iré al grano. Uno de los tres galardonados con el citado galardón ha estado en España, donde ha estado hablando de sus experiencias. Se deben a él el primer motor molecular que se activa con luz o un coche con tracción a las cuatro ruedas unas 1.000 veces más pequeños que el grosor de un pelo humano. Se llama Ben Feringa y quizás leyó de pequeño el «Viaje Alucinante» de Asimov. A vosotros, que seguro que habéis visto «El Chip prodigioso», os interesará lo que sigue:

Haz clic aquí para acceder a la entrevista con uno de los genios de la nanotecnología.

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