Partido de las Estrellas 2016

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La Última Batalla de los Apaches

Cuenta la Wikipedia, y lo dicen también en el famoso western, que los apaches fueron ardientes y tenaces defensores de su territorio. Añado yo que solo fueron vencidos gracias al superior armamento y número de los enemigos.

Gerónimo, Natchez y Cochise se presentaron a la batalla sabedores de que era la última, y ante las huestes invasoras defendieron sus posesiones con uñas y dientes. Se tuvo que reunir a lo más granado de los «casacas azules» para rendirles al fin. Eso sí, para la historia quedan los tres anillos conseguidos y un sinnúmero de trofeos individuales.

Mercenarios cualificados y valerosos ayudaron a vender cara la derrota (suya fue también la Copa en la entrega de Trofeos). Una derrota que parece no valer nada, porque el Partido de las Estrellas es siempre una pachanga (en la NBA), pero que aquí en el cole se toma con sentimiento (no había más que ver las caras de los derrotados al final).

Y es que de «amistoso», nada. Había ganas de revancha, sobre todo entre los jugadores de 1ºZ, que esta vez se presentaron sobradamente preparados (y acompañados). El partido fue un «toma y daca» durante el primer cuarto, con la Selección llevando la iniciativa (Pedro Tomás Carrasco y Carlos Bodega, bien secundados por Fidel el profe) y los Campeones (con sus anotadores habituales) contestando con regularidad. Pero en el segundo llegó un bajón en el ataque de los mayores (unido a una sumaria defensa de sus rivales), y al descanso (tras un 6-1), se llego con ventaja de 7 para el combinado.

Cometieron dos errores

Otro western expresa bien lo que pasó a continuación. Es cierto que la parte de responsabilidad del árbitro por lo que pasó no es baladí (no escurro el bulto), pero la culpa principal en este que suscribe no fue la acción concreta que originó el incidente, sino no cortar de raíz la habitual tendencia a la verborrea de los concursantes (estando en el campo algunos de los significados «Piolines», la cosa podía pasar a mayores en cualquier momento). Si hubieran estado firmes, todos  sin excepción se hubieran dedicado a jugar, y santaspascuas.

Primer error

Principio del tercer cuarto. Choque de trenes. Raúl Orejana coge la posición de rebote sacando el codo «a pasear» (el del silbato la vió, pero no quiso pitarla), y en el subsiguiente ataque, Carlos Masía intenta una zancadilla alevosa (esta vez, el colegiado no se enteró). El pívot de 2º, con buen criterio, se sale del campo y se va al banquillo durante el juego para evitar la bronca (conocedor de su genio), pero, lamentablemente, lleva ya 4 personales, con lo que la irremediable técnica le elimina del partido.

He de decir, en mi descargo, que el agrio incidente se hubiera evitado si el codazo inicial se hubiera señalado con falta. Pero hubiera sido la 5ª, y no quise pitarla (eso lo hacemos los árbitros «asín» de veces, para no cargarnos el partido). El individuo causante del tema no se fue de rositas (fue expulsado por personales en el último cuarto), pero es cierto que en ese momento se quedó sin su merecida descalificante. Y es que, Sr. Orejana, para ver situaciones en las que no está el balón en juego, se necesita un segundo árbitro, porque yo solo me preocupo, y a veces no acierto ni en eso, de seguir el balón. Y «en diciendo» que hizo bien, le tengo que reconvenir en que hace usted muchas faltas, y tener cuatro en ese momento fue su perdición.

Segundo error

A partir de ahí, y tras un tercer cuarto heroico, en el que los de Carlos Gutiérrez (¡presente en el campo!) remontaron hasta quedarse a dos puntos (18-16), llegó el definitivo. Billy Avellán e Isaac Cruz pusieron toda la voluntad del mundo, pero enfrente estaban los pívots titulares de la Selección, y enchufadísimos: Carlos Bodega y su velocidad de movimientos, y Pedro Tomás tirando de tres. Solo el larguirucho de 3º y un esfuerzo extraordinario de las líneas defensivas exteriores (teniendo en cuenta que además estaba Cristina Blanco haciendo diabluras) hubieran conseguido tapar las múltiples averías de un navío que hacía aguas. El tanteo final (26-42) castiga más este segundo error, en mi opinión, que el primero.

Los protagonistas jugaron así. Primero, los apaches:

Raúl Orejana, aparte de lo ya comentado, estuvo notable en el rebote, feroz en la intimidación (su tapón al homónimo rival fue tremendo, de lo mejor del choque) y algo escaso en la anotación. Uno de sus fuertes, la «pesca», fue tratada con un cuidado extremo por la Selección, que en el rebote defensivo estuvo intratable. Debió aguantar en el partido y pensar más en sus compañeros que en su pique personal, aunque reconozco que era difícil.

Alejandro Mansilla defendió siempre bien, ayudó correctamente en la circulación del balón y estuvo excelso en ataque y, además, en los momentos de la verdad, con dos estratosféricos triples de los suyos (a piés juntos). Bien es cierto que se envaneció un tanto y falló luego, pero esos puntos dieron esperanza a su equipo durante muchos minutos.

Isaac Cruz ayudó en el rebote y defendió con el cuchillo entre los dientes. En ataque jugó siempre bien el balón, aportando seguridad y seriedad, aunque no tuvo muchas oportunidades de anotar.

Billy Avellán estuvo un poco más gris que de costumbre, aunque colaboró con su lucha y su poderío habituales en la defensa de su aro. A él y a Isaac les vino un poco grande la misión de luchar en solitario contra las torres enemigas. No tuvo suerte tampoco bajo la canasta contraria.

Juan Carlos Bernardino fue la principal víctima del orden y la disciplina de la defensa de la Selección. Sus penetraciones fueron muchas veces fallidas ante lo excesivo de la intimidación rival (dos taponadores como Carlos Bodega y Raúl López y un «leñero» como Carlos Masía). Los contraataques, otro de sus fuertes, brillaron por su ausencia (el balance defensivo del otro equipo fue soberbio), así que el máximo anotador del Torneo se fue con 5 escasos puntos y quejas por la dureza enemiga (cuando no protesta por las excesivas faltas, protesta por lo contrario, y es que el árbitraje, para él, nunca está «al dente»).

Alejandro Serrano ha terminado el año en gran forma, y fue el principal valedor de los suyos en la cancha. Con dos triples y dos canastas, fue el máximo encestador, pero es que, además, movió a su equipo muy acertadamente y defendió a su «demonio personal» (Cristina) de manera más que notable (aunque no pudo evitar sus asistencias, le dejo en cero de anotación).

Carlos Gutiérrez fue el que más debía haber jugado (sobre todo en ausencia de Raúl Orejana), e hizo equivocadas labores de capitán «altruista» en el último cuarto. Su modestia y honestidad (carece notoriamente de ese complejo de inferioridad que todos mostramos cuando expresamos muestras de nuestras ansias por ganar) fueron excesivas. Con él en cancha, como ya he comentado, los rebotes defensivos, y más de uno en ataque, fueron de 2ºX. Sin él, el reinado de Carlos Bodega se convirtió en dictadura. Cabe achacar también la cuestión a sus veteranos compañeros (Sr. Orejana, ¿para qué sirve usted en el banquillo?) Metió dos puntos, pero con tiempo de juego, al menos cuatro o cinco canastas hubieran sido suyas.

El Equipo que no lo era

Con algún contraataque espectacular, ciertas jugadas que parecían prediseñadas, asistencias a cascoporro y un movimiento de balón fluido y veloz, los de la Selección, que en principio eran una «banda» parecieron más equipo que sus rivales. Bien es cierto que la estructura que les sustentaba (1ºZ) contaba con buen «cemento», pero no desentonaron (casi todos) los invitados «especiales»

Sus integrantes merecen estos comentarios:

Fidel García-Gesto, base fiable y batallador donde los haya, llevó a su equipo con mano firme cuando estuvo solo en funciones de play-maker, pero en presencia de Cristina Blanco delegó (y ella, como buena niña, se dedicó a «sus labores», je, je, je), y se ejercitó en funciones de escolta penetrador, con notable eficacia (cinco puntos). Muy acertado estuvo también como capitán y entrenador, en el control de los cambios y en el reparto de papeles en defensa.

Pedro Tomás Carrasco, con ganas después de su lesión, y dispuesto a resarcir a algunos de sus compañeros de lo caras que han resultado sus ausencias, estuvo muy activo, tanto en defensa, con algunos rebotes importantes, como en ataque, con doce puntos (incluidos dos triples, uno de los cuales, en el cuarto parcial, fue definitivo). También hizo diabluras en el movimiento de balón (los pases entre Cristina, Carlos Bodega y él tienen lugar a veces a velocidad de vértigo y son prácticamente ¡a ciegas!). En la defensa de Juan Carlos Bernardino fue primordial.

Carlos Masía demostró que le venía grande el partido. Desubicado y ofuscado por no poder destacar, recurrió a las quejas, a la dureza y a los piques, tanto con los adversarios como con el árbitro, y es que no es lo mismo jugar de «figura» en su equipo, que tener que compartir tiempo de juego y no poder «chupar». Fue el único que desentonó. En su descargo hay que decir que a Raúl Orejana (el «culpable» de su mosqueo) se le escapan los codos con facilidad (y se le pita la falta con frecuencia) y coge la posición a veces con ciertas «malas» artes (y se le penaliza cuando se le pilla), pero de ningún modo la actuación del colegiado justifica su conducta. Cuando se dedicó al baloncesto, metió un par de canastas, pero volvió a las andadas al final del partido, provocando una quinta falta que terminó de convencer a la organización del evento de que no debía haber sido invitado. Mal.

Cristina Blanco y el manejo del «tempo» del partido fueron la misma cosa. Quien vió jugar a Corbalán (yo) no recuerda a nadie que se le parezca más: pasa, mueve el balón con velocidad, roba, asiste, lanza los contraataques, entra a canasta, tira de dos y de tres… Lo hace todo, y todo bien. Enorme. Fue la protagonista de las grandes jugadas del partido, con su tremenda visión y su generosidad para dar los pases decisivos.

Carlos Bodega abusó de los rivales gracias a su poderío físico. Se convirtió en protagonista máximo de la victoria, al anotar 10 puntos seguidos en el último cuarto (a la segunda de esas canastas tenía que haber saltado al campo como una exhalación Carlos Guti), lo que le convirtió en el MVP (además de máximo anotador) del partido. Sin embargo hay que hacer notar que en presencia de los titulares enemigos ya había metido 6 puntos antes. Su fantástica actuación debe ser achacada también a los que le conocen y le comprenden (y le buscan, y le encuentran): sus compis de 1ºZ.

Lucía Fernández hizo gala de sus cualidades de gran pívot. Mientras estuvo en cancha intimidó, cogió rebotes (alguno, muy notable, en ataque) y defendió espléndidamente. Se adaptó perfectamente a su función, aunque le faltó alguna canastita (estuvo muy comedida en el tiro).

Adrián Sevilla pagó un poco los nervios de su presencia al lado de las «estrellas». Supo disfrutar, no obstante, del tiempo de juego que le correspondió, y defendió con acierto, ayudando también a mover el balón con seguridad y criterio.

Carlos Martín, advertido de que podía jugar, por la ausencia de alguno de los nominados (figuraba de «suplente»), padeció la «indiferencia» de sus compañeros los tres primeros cuartos (Fidel ha entonado el «mea culpa», por no haberse enterado). Pero en el último entró y no sintió para nada la inactividad, porque estuvo magnífico, con cinco puntos (un triple y una canasta de dos), y destacando sobremanera. Ágil y valiente, dio muestras de su gran calidad.

Raúl López estuvo algo nervioso entre tantas figuras. En el rebote fue el añadido que hundió a los enemigos, algo escasos de efectivos en ese aspecto. En ataque jugó algo cohibido, y desde que recibió el enorme tapón de Raúl Orejana, más (fue una entrada muy lateral, que no debió hacer). Gracias a Dios los suyos ya tenían anotadores suficientes, y no echaron en falta su siempre notable aportación. En defensa, dejó también muestras de su capacidad de intimidación, colocando algún gorro «marca de la casa».

 

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La ciencia y los monstruos

 

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El sueño de la razón produce monstruos

Goya tituló con esa frase una de sus célebres Pinturas Negras. Ajeno a la ciencia, el genial artista dio en la diana, porque años después, la fascinación de la Ciencia y la Tecnología por crear seres en el laboratorio continúa con más fuerza que nunca.

Ello ha llevado a los responsables de la Fundación Telefónica a montar una exposición que, bajo el título «Frankenstein y el terror de la creación humana», muestra, desde una triple vertiente, la relación entre los monstruos y la imaginación de los de nuestra especie.

Por un lado, en la parte denominada «El doble», se expone todo lo referente al lado oscuro de nuestra personalidad (es inevitable pensar en «El Doctor Jeckyll y Mister Hyde»).

La segunda parte está dedicada a «El autómata», y es un muestrario de máquinas que reproducen desde el aspecto  hasta el comportamiento humanos.

Un tercer espacio, titulado «El monstruo», ilustra los intentos de crear seres a nuestra imagen y semejanza.

Para más información sobre la exposición, que, como todas las de la Fundación Telefónica, es totalmente gratuita, os recomiendo el reportaje siguiente, con vídeo incluido:

Haz clic aquí.

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El genio sin piernas

Hugh Herr, Premio Princesa de Asturias de Investigación

Hugh Herr, Premio Princesa de Asturias de Investigación

El biofísico Hugh Herr ha obtenido el Premio Princesa de Asturias de Investigación y Técnica por sus trabajos en prótesis biomédicas. El norteamericano, experto mundial en Biónica, tuvo que ser sometido, a los 17 años,  a la amputación de las dos piernas, tras sufrir congelaciones severas al practicar el montañismo, y, tras una exitosa carrera en Harvard y el MIT, convirtió su cuerpo en el principal modelo de prueba para sus trabajos.

Verdadero ejemplo de tenacidad  y espíritu de lucha en situaciones adversas, su éxito conmueve, y está sirviendo para elevar exponencialmente la calidad de vida de muchos accidentados que creyeron que jamás volverían a caminar.

Accede al reportaje completo haciendo clic aquí.

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Campeonato de Ajedrez 3º – 4º ESO (y 18)

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Última jornada

Buena partida la que disputaron Marta Vallejo y Álvaro Granizo. El de 3ºD procuró minimizar errores y evitar que la debacle del último mes le hiciera acabar el torneo de manera catastrófica. Marta aportó su tenacidad habitual y así el resultado tuvo que decidirse por puntos.

Encuentro prácticamente amistos el que enfrentó al ya campeón Santiago Prieto con Pepe Rodríguez. El buen ambiente hizo proponer al árbitro que se permitiesen los consejos  a los jugadores. El de 3ºC, que ya suponía que a quien se iba a ayudar era a su contrincante, aceptó en principio, pero enseguida reculó e impuso la seriedad. A Santi no le bastó con destrozar las defensas del flanco derecho de su rival con un caballo, sino que atacó por el agujero creado con un alfil y una torre (a todo esto, estaban jugando sin reinas). A pesar de ello, Pepe tuvo ocasiones de enderezar la partida, y mostró una resistencia, notable, así que a Santi no le quedó otra que consegir la victoria gracias a la coronación de un peón.

Yolanda García y Alberto Sebastián jugaron una de las partidas más rápidas del Torneo, pues el segundo obtuvo la victoria con una modificación del «mate del pastor», final impropio para la calidad de Yolanda, que juega bien a esto, a pesar de su posición final en la tabla.

Un temerario ataque

En la partida más interesante de la jornada, Silvia Rodríguez esperaba, cuando menos, vender cara su derrota ante Pedro Sánchez, que llegó dispuesto a no hacer ninguna concesión «a la galería», ante la presión provocada con Álvaro en la lucha por el segundo puesto (en tableros adyacentes, el del Atleti y el del Madrid charlaban amigablemente de fútbol (es un decir).

En la situación del diagrama, Silvia acababa de mover Cb4? (desde c6).

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Pedro Sánchez

La respuesta de Pedro no se hace esperar: Dh7+ y mate inminente. El análisis posterior ha demostrado, ante el escepticismo del gran jugador de 3º, que la cosa era salvable, y mucho. Con Tf6, en vez del movimiento del caballo, Silvia hubiera salido de apuros, pues el jaque de h7 ya tenía escapatoria en f7 y el ataque blanco acababa ahí. Y no solo eso: ¡las perspectivas de contraataque de las negras eran estupendas, con la torre y la reina bien situadas, y el rey blanco huérfano de padre y madre! Eso quiere decir que el ataque de reina y alfil de Pedro era más que arriesgado, y que si no desembocó en desgracias fue por un caballo que se encabritó en el momento más inoportuno.

Así termina la competición más larga de la Escuela de Ajedrez del Colegio. Queda, eso sí, por decidir, el palmarés definitivo, pues el empate a puntos entre Álvaro Granizo y Pedro Sánchez se decidirá en una partida esta próxima semana. Con lo cual, permanezcan ustedes atentos a este «post», porque haré una actualización en unos días.

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Final de la Champions (contracrónica)

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a) Si el fútbol fuera un deporte exacto, el mejor equipo del mundo (el Barça) lo ganaría todo.

b) Si en el fútbol existiese la lógica, el equipo con mayor tiempo de posesión y dominio del balón (el Atleti), hubiera sido el vencedor.

c) Si en el fútbol lo más importante fueran las ocasiones de gol, el Madrid no hubiese tenido problemas para ganar el partido.

Pero (afortunadamente) no es así. Y si el deporte rey nos gusta es por eso, por su falta de lógica y porque cualquier intento de racionalizar lo imposible está condenado al fracaso más estrepitoso.

El vídeo-resumen del partido lo podéis ver haciendo clic aquí.

Y si queréis seguir leyendo, hay muchas cosas que decir:

1º) El gol de los blancos fue en fuera de juego. La toque o no la toque Sergio Ramos, interviene en la jugada, y no solo él. Los de Florentino no se creyeron en ningún momento (ni nadie), que las cosas iban a terminar así.

2º) La justicia poética  del fútbol (si es que tiene alguna ) intervino en forma de penalty para darle al Atleti en la segunda parte lo que le había quitado en la primera. Pero fue más por el sentimiento de culpa de un árbitro arrepentido que porque fuese penalty en sí. Más de un colegiado le hubiese dicho a Fernando Torres, con grandes aspavientos, que se levantase, pues el choque de piernas con Pepe no es como para pitar la pena máxima (y menos en Inglaterra, país de procedencia del referee, donde más de una taco se mete a título de inventario). Por otro lado, el bueno de Griezmann puede dormir tranquilo, pues ese gol no les daba la victoria. Que sí, que todo hubiera cambiado (y si Casemiro llega a meter la que tuvo en el minuto uno, también, y si Oblak no le saca el mano a mano a Benzema, otro tanto, y si mi abuela no fuese mi abuela, sería mi padre)

3º) El gol de Carrasco fue un merecido empate, en la única ocasión clara que tuvieron los rojiblancos en todo el partido (se hartaron de tirar fuera, o blandito y a las manos de Keylor). Y más que justo castigo a la indecorosa forma de remolonear de su rival. A pesar de ello, hay que decir, que estuvo excelente la defensa madridista, y que el portero del Madrid pasó asombrosamente desapercibido durante todo el match.

4º) No obstante «nadar y guardar la ropa», los merengues tuvieron hasta cinco ocasiones clarísimas para marcar, dos de ellas, seguidas, increíbles, momentos antes de encajar el 1-1. No descubro nada al decir que el portero rojiblanco fue una de las figuras de los suyos.

5º) ¿Que lo justo fue el empate? Pues no, porque a pesar de que el Atleti tuvo dominado al Madrid, la pólvora la pusieron los de Chamartín.

6º) En la prórroga estaban los dos equipos fundidos, pero quedó fuera de toda duda que los blancos buscaron la victoria, pues los del Manzanares solo esperaban los penaltys.

7º) Que pocas cosas se ven tan impresentables en un campo de fútbol como «las cosas de Pepe», tan enorme jugador como «payaso» de circo. Pero el Madrid se «justificó» con el emocionante pasillo final que le hicieron a los derrotados.

8º) Que el equipo merengue ha ganado la final más complicada que se ha jugado nunca en la Champions, ante el rival al que es más difícil jugarle y en unas circunstancias terribles y complicadas. Supo sacar el orgullo en la prórroga y aguantar el resultado, cuando cualquier otro grupo al que empatan al final se hubiera venido abajo (hace dos años eso mismo fue lo que le pasó al Atleti (todos recuerdan que «injustamente», después de unas cuantas ocasiones del Madrid y de que su gol se produjo por una clamorosa cantada de Casillas)

9º) En el duelo de entrenadores, hay mucha tela que cortar. Está claro y meridiano, que, con lo que tiene, el Cholo hace maravillas. Pero dejarle la pelota al Atleti e intentar menearle al contraataque provocó un montón de ocasiones., que solo la impericia de los rematadores o la habilidad del portero adversario impidieron que acabasen en gol. La temeridad de Zidane le pudo costar caro (y es harto indecoroso que, con el equipazo y los millones que tiene entre las manos, tenga que recurrir a eso para ganar), pero ha demostrado encontrar soluciones donde los entrenadores anteriores eran sistemáticamente derrotados.

10º) Puestos a buscar razones para tirar de «victimismo» (muy de moda entre la parroquia rojiblanca), se encuentran a montones en el partido de ayer, y casi como siempre, en la actuación arbitral. Pero, siendo serios, casi todos los atléticos hubieran firmado llegar a los penaltys en una final así contra el Madrid. Y, lo digo sin pudor, yo no (¡qué miedo!). Dicho lo cual, y como no daba un duro por mi equipo en el desempate, ni con mi Keylor en la puerta, lo que pasó al fin y a la poste solo tuvo que ver con la «pajolera» suerte. Y es que si algo no tuvo la victoria del Madrid fue la contundencia de un triunfo sin paliativos. Porque eso, además, no fue una victoria. Fue, seamos claros, «porca miseria»

11º) El Atleti se merece una Champion, por supuesto. No solo por llegar a tres finales, y haber tenido grandes opciones en las tres, sino porque el Dios del fútbol (que es más merengue que yo) terminará entrando en razón. Paciencia (más).

 y 12º) El Madrid es el Madrid, y siempre será el Madrid.

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La gran esperanza blanca

 

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En 5º de Primaria hay unas chicas que juegan al ajedrez de manera tremenda, y además, dan espectáculo. La gran «esperanza blanca», por poner un símil boxístico, es decir, la gran rival a batir por las «huestes masculinas», consiguió la victoria de manera magistral en su partida de la 8ª jornada del Campeonato.

Se llama Miriam Solera, y está causando sensación y más de un disgusto entre sus avezados contrincantes. La mano no le tembló en el difícil final, que demuestra la importancia de controlar las grandes diagonales cuando el tablero está despejado. En esta ocasión, una torre hábilmente colocada presta una inestimable ayuda a los alfiles. Así fue:

Negras: Miriam Solera

 Blancas: contrincante anónimo

Mueven negras Af3+, y es el momento culminante de la partida, pues si las blancas se hubieran decidido por Re1, Miriam hubiera tenido que retirar la torre (por la grave amenaza de tablas por rey ahogado que suponía defenderla con Ac5). Eso hubiese provocado un alargamento de partida, cuando menos.

Sin embargo, el contrincante (que ha preferido mantenerse en el anonimato), opta por el otro lado, y ahí se equivoca: Rc1? Las blancas responden Ah6+, y la suerte está echada. Rb1, Ae4+; Ra1, Ag7++. Esta fue la posición final:

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Campeonato de Ajedrez 3º – 4º ESO (17)

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Jornada 23

En aplazada partida, Álvaro Granizo ganó a Pepe Rodríguez. Empezó adquiriendo una ligera ventaja el de 4º, pero un descuido permitió que su adversario le birlase la reina. Los intercambios finales de piezas, favorables siempre al que lleva ventaja, permitieron la victoria por puntos del hasta ahora segundo clasificado.

Silvia Rodríguez esperó con decepción (e infructuosamente), la llegada de su rival Marta Vallejo, pues siempre son agradables sus encuentros. Su victoria más fácil del campeonato (incomparecencia) queda anotada en la clasificación.

Accidentado fue el enfrentamiento entre Alberto Sebastián y Pedro Sánchez. Primero, porque una confusión casi provoca la segunda ausencia a una partida del primero (con la inevitable expulsión), y segundo, porque la velocidad y atropello con la que acudió Alberto al tablero donde le esperaba su «amigo» (que demuestra en algunas ocasiones no tener amigos) casi le cuesta un atropello (valga la redundancia). Tras la tensión producida por la sudorosa llegada (no consta mal olor), y, ante la desbandada general (Silvia se fue a lugares más tranquilos, abandonando a su suerte al desvalido árbitro, que no sabía dónde meterse), el encuentro se disputó, e incluso, un servidor se permitió, haciendo de tripas corazón, marcharse a clase dejándoles solos. Tras una gran ventaja inicial de Sr. Sebastián, su rival remontó la partida y consiguió una importante victoria, que le permite seguir aspirando a casi todo (léase, «2º puesto»).

El abuelo ya peina canas

Yolanda García bailó «con la más fea», que no es otra que Santiago Prieto. Este amenazaba con irse (hubo que disuadirle con la amenaza de la descalificación, pues lleva ya un «no presentado»), ante la virtual y matemática primera plaza que ya es suya.

Negras: Santiago Prieto

Blancas: Yolanda García

El movimiento que hacen las blancas es una muestra de su deseperación: Dd7+?. (Quizás hubiera sido mejor el enroque, a costa de perder el alfil, por las posibilidades de resistir que ofrecía. O incluso ¡el intercambio de damas!, que provoca la inmediata ganancia de un alfil, aún a costa de perder después la torre de a1). El regalo es goloso, pero don Santiago ya está mayor para andarse con tonterías, y replica que «a otro perro con ese hueso». Yolanda estuvo hábil planteando esa trampa, que la libraba, aparentemente, del mate inminente (tras RxD, Td1+), pero su rival mueve Ta8++ y la cosa no pasó de ahí.

Jornada 25

Pepe Rodríguez, haciendo del trabajo a destajo un arte (que para eso estuvo en Italia), jugó con Yolanda García nada más terminar su partida aplazada, y no le fue nada mal, pues su rival, en un mal día, perdía la reina a las primeras de cambio. El mate fue inevitable, tras un rato de infructuosa resistencia. La gentil jugadora de 3ºC, igual que todos sus compañeros de Inglés de los viernes, no ha vuelto a ser la misma desde que empezaron esas clases («of the hell»). El obligado ayuno a ciertas altas horas hace pupa en el «celebro». Solo Pedro, de los cuatro afectados, resiste (quizás por oscuros intereses relacionados con el podio).

El hambre hace estragos

Marta Vallejo y Pedro Sánchez se las vieron en el segundo tablero. Ella tuvo un buen comienzo (que hizo a Álvaro concebir esperanzas de conservar la vitola «momentánea» de subcampeón), barriendo el tablero de peones enemigos. Su adversario los desprecia (hace «mu malamente»), en aras de un despejado (y siempre desmesurado) ataque. La partida se alargó y Pedro consiguió remontar. Se produjo una situación interesante, que paso a comentar:

Negras: Marta Vallejo

Blancas: Pedro Sánchez

La igualdad a puntos en el tablero es engañosa, como se puede apreciar fácilmente, pues la situación de las blancas es sumamente favorable. Las posibilidades de defensa de Marta están muy disminuidas, pues la reina está en «fuera de juego» y el rey muestra bien a las claras «sus vergüenzas». Pero dos jugadas le salvaban: Cg5 ó Pg5. Con la primera hubiera obligado a Pedro a comer el caballo con su alfil (para no tener que retirar la torre, lo que facilitaría la salida de la encerrada dama negra). PxA ya era una solución, pues la casilla g5 ya no hubiera sido un punto débil (alfil y reina la defenderían). Con la segunda también se hubiese imposibilitado el ataque blanco, y Pedro no solucionaba nada sacrificando su alfil (AxP), pues era harto dudosa la utilidad de seguir manteniendo la iniciativa en esas condiciones.

Pero Marta movió Tf8??, firmando su sentencia de muerte (¡solo el hambre justifica ese movimiento!). Dg7++

La partida más interesante de la jornada era, «a priori», la que enfrentaba a Alberto Sebastián con Álvaro Granizo. Y al principio no defraudó, pues el primero provocó un intercambio de reinas (cosa desagradable siempre para el que ahora ocupa la segunda posición). Quizá por esta razón, quizá por continuar con la errática forma de jugar que muestra, desde hace un tiempo, el Sr. Granizo, momentos después se firmaban unas asombrosas (¡y deshonrosas!) tablas por repetición de jugadas. Decepcionante. El público presente (si lo llega a haber), despidió con un abucheo a los contendientes.

¡Mamá, yo no quiero perder la dama!

Silvia Rodríguez y Santiago Prieto firmaron un igualadísimo comienzo, con el líder (campeón «in péctore») más tranquilo que una sardina, a pesar del juego desesperante de su enemiga. La siguiente situación mostró, no obstante, una situación ventajosa que Silvia no supo ver:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Santiago Prieto

Mueven negras. Intercambiar las reinas no le gusta a la chica de 2º de Bachillerato. Por eso ni se lo planteó. Y está claro que si DxD y CxD, luego AxC.

Silvia movió Rd7. Santi, que si vió el peligro, movió el caballo a f3.  Y con los escasos momentos de debilidad que muestra el Sr. Prieto (¡pero es que los tiene en todas sus partidas, y sus contrincantes no se percatan!), otro más que se fue.

Momentos después, otrosí 

Que quiere decir «más de lo mismo»:

Mueve Silvia, que ahora va perdiendo ligeramente, Pb4, parece que interesándose en las posibilidades de un (incierto) ataque por ahí de su reina. Desprecia (o no ve) la jugada que equilibraría de nuevo las cosas: Cf2¡, o sea, doble amenaza dama-torre, que hubiera obligado a Santi a comer TxC y a perder la susodicha con el alfil negro.

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Liga Interna 2015 – 16 (Palmarés y Selección)

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El nuevo «logo» de la Liga Interna

Se despide hasta el próximo curso la Liga Interna de Baloncesto, y ese que veis será el emblema de la Competición a partir de ahora.

Pero vamos a lo que importa.

1º) Palmarés

  • Equipo Campeón: 2ºX
  • Equipo Subcampeón: 1ºZ
  • Equipo Campeón B: 4ºB
  • MVP: Alejandro Serrano (2ºX)
  • Máximo encestador: Juan Carlos Bernardino (2ºX)

2º) Honores y Distinciones

  • Máximo reboteador: Carlos Bodega (1ºZ)
  • Máximo taponador: Raúl López (4ºB)
  • Mejor base: Cristina Blanco (1ºZ) y Alejandro Serrano (ex-aequo)
  • Mejor pivot: Carlos Bodega
  • Jugador más completo: Raúl López
  • Jugador revelación: Carlos Masía (4ºA) y Adrián Sevilla (4ºB, ex-aequo)
  • Mejor canasta: Cristina Blanco (en el partido de la segunda fase contra 2ºX)

Mejor Quinteto de la Competición:

  • Alejandro Serrano (base)
  • Juan Carlos Bernardino (escolta)
  • Carlos Masía (alero)
  • Carlos Bodega (pívot)
  • Raúl Orejana (pívot)

Segundo Mejor quinteto de la Competición

  • Cristina Blanco (base)
  • Adrián Sevilla (alero)
  • Raúl López (ala-pívot)
  • Carlos Gutiérrez (pívot)
  • Lucía Fernández (pívot)

Selección para el Partido de las Estrellas

El susodicho tendrá lugar después de la entrega de trofeos, en la semana del 13 al 17 de junio, aunque queda por establecer el día concreto (se anunciará con la debida antelación).

La Selección jugará contra el equipo campeón de la Liga Interna (2ºX), y estará integrada por los siguientes jugadores:

  • Bases: Cristina Blanco, Iván Pascual (1ºZ) y Fidel García-Gesto
  • Aleros: Carlos Masía, Adrián Sevilla y Álvaro Rodríguez (4ºB) y Pedro Tomás Carrasco (1ºZ)
  • Pívots: Carlos Bodega, Raúl López, Lucía Fernández (4ºM).

Como suplentes, en el caso de producirse bajas entre los anteriores, quedan asimismo, a disposición de la organización, como base, Angel Riesgo (3º) y como alero, Carlos Martín (4ºB).

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Liga Interna 2015 – 16 (y 22)

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¡Pasen a ver… el circo!

Suena, por supuesto, la música de los caballitos, habitual en un acontecimiento como este. Imaginaos el espectáculo de las tres pistas en una gigantesca carpa denominada (también) cancha de baloncesto. En una de ellas, haciendo honor a la música, un carrusel interminable de cambios, en un equipo empeñado en la ardua tarea de repartir, no ya los minutos, sino hasta los segundos de juego (y es que el tiempo, amigos de 3º, es una dimensión relativa, pero que a pesar de ello, puede ser fragmentada hasta límites infinitesimales). Es lógico, dado que estamos estudiando el Universo y los fenómenos cósmicos, que la velocidad de la luz fuera la referencia para solicitar a la mesa de anotadores (no siempre) cambio tras cambio. El partido era lo de menos, porque la atención estaba presa en una cárcel formada por las manijas de un reloj (¡qué barbaridad, lo que me ha salido!).

En la pista de enfrente, un ejército de saltimbanquis realizaban sus acrobáticos ejercicios, que algunas veces terminaban en canastas, y otras, en el rugido de Pedro Picapiedra (¿verdad, Antonio?). El atlético equipo de 4ºA unió a una asfixiante presión defensiva una anticipación en los pases verdaderamente espectacular. Tenía que llegar el día de ver juntos en el campo a Carlos Masía y a Alejandro Fernández. Si a ellos se añade el también saltarín Antonio Blanco, todo un espectáculo de velocidad (y a veces de contorsionismo) y además se deja maniobrar en libertad a unos tigres denominados Gonzalo, Iván y Víctor, el espectáculo está garantizado.

La tercera pista, en el centro, estaba ocupada por el señor árbitro, al que casi ni le daba tiempo a distraerse con las cabriolas de unos o los esfuerzos de los otros en sortearlas, pues bastante tenía con no marearse cada vez que montaba en el tiovivo (los susodichos cambios).

El resultado fue lo de menos. Es cierto que los «pequeños» no parecieron disputar el partido (toda la organización que mostraron hace poco frente a las chicas de 4ºM brilló por su ausencia). Sintomático fue, en este sentido, el afán por pasar desapercibido de Ángel Riesgo, el líder del equipo, quizás dolido por los comentarios vertidos en este blog en el anterior partido (¡fuiste MVP gracias al carácter y la garra que mostraste en la pista, no tienes que hacer de bueno!). Les faltaba saber quizás, que sus rivales habían perdido, casi con el mismo equipo, con las de negro (hace ya dos meses, ver entrada dedicada)

Ganaron 31-5 los de 4ºA, en parte por su ya comentada defensa y en parte por la interminable sucesión de tiros libres fallados por sus enemigos (¡collejas para todos los que vea tirando de tres en vuestro próximo calentamiento!). Y es que los de 3º  tuvieron «bonus» en tres de los períodos, y lanzaron no menos de veinte veces desde la raya de personal. Es cierto que tenían complicada la victoria, pero el resultado podría haber sido muy diferente.

Por los «mayores» jugaron:

Víctor Herranz, defensor pegajoso y pertinaz, fue un gran peón en la «primera línea» de su equipo. Dificultó sobremanera la salida del balón adversario, robó balones, hizo personales (a veces incluso necesarias) y marcó una sorprendente canasta recibida con la algarabía general.

Iván Herranz demostró que sabe a lo que juega. Luchó mucho en el campo y también contra la urgencia que le dictaba el reloj. Insistió tanto en que se tenía que ir que se olvidó, cuando le sentaron, que en realidad le gusta el baloncesto (y no le hizo falta jurar que se hubiera quedado). Defendió bien, colaboró en el rebote y recuperó más de un balón. En ataque, ayudó con criterio a mover la bola, aunque no tuvo suerte con la canasta (lo intentó poco)

Gonzalo Marín fue el aguerrido defensor de siempre. Con el balón no tuvo errores, y pasó siempre bien, demostrando que los tigres, además de fieros, pueden ser inteligentes. No tiró apenas (mucho chupón había, lo sé)

Alejandro Fernández reaparecía tras larga e involuntaria ausencia. Demostró sus dotes reboteadoras, su poderío intimidador y su capacidad para interceptar los pases (es un peligro lanzar un pase lejano que vaya a menos de cinco metros de distancia de donde está), lo que hace, a veces, «traidoramente» agazapado. Metió la canasta del partido, con un jugador (creo que el Sr. Morillas) colgado de su brazo (para un total de cuatro puntos).

Carlos Masía, el capitán que los manda (y manda mucho), ya convertido en estrella, salió al campo convencido de la victoria y con el firme propósito de tirar de su equipo. Robó balones, impidió la subida de balón, defendiendo casi siempre en la vanguardia, y protagonizó veloces y letales contraataques. Pero es que también  hizo de base, reboteó espléndidamente y anotó muchos puntitos del «pescador» bajo el aro enemigo (¡el nuevo Raúl Orejana!). 23 puntos que lo dicen todo.

Antonio Blanco, colaborador esencial en el rebote, interceptó también muchos pases y ayudó además en la circulación del balón. Su velocidad y su flexibilidad siguen causando sensación, pero, a su pesar, fue el protagonista del tiro más estrepitoso sobre la canasta de todo el año. Fue un contraataque en el que se escapó y llegó solo a la zona contraria. Ante la expectación general por los ¿probables? dos puntos, Antonio soltó un lanzamiento de baseball que dejó tiritando (a pesar del calor que hacía) el tablero (el rebote lo cogieron en el medio campo).

Samir Mohamedi jugó poco y estuvo algo frío, a pesar de lo cual dejó muestras de su buen hacer. Su aplomo y su estilo reposado sientan bien en este equipo, tan repleto de gente «acelerada». Metió una canastita.

Por los de 3º estuvieron:

Alberto Sebastián, el capitán, impuso cordura y lógica en los cambios (pero estos se producían con tantísima frecuencia que el asunto le terminó costando una técnica) y jugó con su sobriedad  y eficacia habituales, tanto en defensa como en ataque. Movió siempre con criterio el balón.

Adrián Reina lució más que otras veces. La primera canasta del partido fue suya, y eso le dio confianza para, no solo subir el balón sin problemas, sino para hacer una buena selección de tiro. Solo la mala suerte le privó de obtener una más alta anotación. Impecable en defensa y en la circulación de la pelota.

Adrián Fernández es la eterna historia del gigante que quería ser bajito. Su pasión por el bote de balón y por el regate (cosas, por demás, que intenta hacer, y desgraciadamente le salen, con una sola mano («one-hand player»), provocan una falta de colocación en el rebote de ataque y un caos de las posiciones ofensivas bastante lamentables para los suyos. Le faltan fundamentos tácticos (cómo jugar de pivot), porque los técnicos los tiene. Metió un tiro libre, pero los lanzamientos de personal son otra de sus asignaturas pendientes, y es una verdadera lástima, porque sabe entrar a canasta con valentía y decisión,  provocando muchas faltas.

Pedro Sánchez fue el luchador infatigable y el rocoso e inexpugnable defensor de siempre. Evitó varias canastas fáciles de los rivales (la biblia de la defensa), alguna vez utilizando en exceso la fuerza. Pasó siempre bien el balón y ayudó a subirlo correctamente.

Iván Morillas fue el bastión omnipresente bajo los aros (ante la «deserción» de Adrián Fernández). Suple ahí con lucha y potencia su falta de estatura. Cogió muchos rebotes. En ataque, intentó su tirito en suspensión, pero esta vez no tuvo suerte.

Carlos Nuevo, muy vigilado (ya le conocen), estuvo algo oscurecido en ataque, pero, a pesar de ello, fue el pilar (junto con Hugo) sobre el que se mantuvo la circulación de balón de los de 3º. Sus penetraciones y sus tiros a media distancia fueron siempre peligrosos. Metió una canasta (¡el 50% de las de su equipo!)

Hugo Flores intentó llevar la voz cantante, y en muchos momentos, gracias a él, pareció que el ataque de los suyos era incluso razonable. Defendió bien, pero en el aro contrario no tuvo el santo de cara, pues se le salió de dentro más de una.

Ángel Riesgo no fue el de otras veces. Cohibido y triste, quizás con poca fe en la victoria, se limitó a cumplir. Subió el balón eficazmente (ayudado por Adrián Reina y por Pedro) y pasó siempre bien, sin perder ni un balón (cosa de la que no pueden presumir muchos de sus compañeros). Se echaron en falta su capacidad de liderazgo y su visión estratégica del juego.

Francisco Tielas estuvo peleón y luchador (lo cual no es lo mismo). Pegajoso y duro en defensa, se libró de algún que otro «rifi-rafe» yéndose al banquillo por propia voluntad (es que puede ser muy «reboleras», pero no tiene un pelo de tonto). Comedido en ataque, se echó en falta alguno de esos tiros desde Cuenca, aunque se hicieron notar su velocidad y sus buenos fundamentos.

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Liga Interna 2015 – 16 (21)

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¡Ataque de risa colectivo!

42-7 fue el resultado final para 4ºB en su partido contra 4ºM. Era el último encuentro de una segunda fase algo agridulce para los ganadores, cuyo dominio ha sido grande en este grupo. Para las chicas, también fue la despedida de un Torneo donde han plantado cara, con muchos partidos ganados, a todos los equipos masculinos rivales.

Por lo que se refiere al desarrollo del juego, cabe decir que ganó quién mejor defendió. Dejar en solo siete puntos a 4ºM no es ninguna tontería, teniendo en cuenta que entre sus componentes hay muy buenas tiradoras y penetradoras. Pero además, que sus enemigos hagan 42 habla de la cantidad de canastas fáciles que permitieron las de negro.

El partido, por otro lado, fue de guante blanco, con los dos equipos, sobre todo el de ellas, primando el sentido lúdico del juego sobre otras consideraciones (¡que sí, que sí, que yo también me divertí!). Sintoma de lo que digo fue el inaudito tiempo muerto que tuvieron que pedir para calmar un ataque de risa colectivo. Fue muy fuerte (y, por supuesto, dentro de la estricta legalidad, porque los tiempos muertos también están para eso). Ahora, a mí como árbitro nunca me había pasado.

Por 4ºM jugaron cinco «leales a la causa», de las cuales tres estaban sumamente disminuidas y desmoralizadas por un reciente examen de Física (¡ese profesor déspota!, ¿quién será?). Fuera bromas, jugaron siempre con un gran sentido y organización. Su sistema de ataque, que practicaron sin desmayo, de continuos bloqueos de 4 a 5 (Tania y Lucía), y viceversa, dejó constancia de las muchas tablas y la gran disciplina en el campo que tienen estas muchachas.

Celia Martín, esta vez actuando solo de escolta, estuvo muy inteligente, y dando muestras de su gran clase, como siempre. Colaboró en la ordenación del juego, pasó siempre con criterio, entró a canasta cuando había que hacerlo y seleccionó los tiros correctamente. Metió dos puntitos, pero se le salieron varias que parecía que entraban.

Marta Vallejo, luchadora e hiperactiva, defendió con su ardor habitual, ayudó en el rebote, robó balones y dió muestras de su rapidez tanto en las penetraciones como en los contraataques. No tuvo suerte ante la cesta contraria, pero se mereció al menos un par de canastas. Para la historia dejó la jugada defensiva del año: ella sola contra tres atacantes, no solo evitó la canasta, sino que les cogió el rebote y se escapó como una exhalación con el balón

Irene López, base única y verdadera (porque esta vez no compartió el rol y porque era la única base en el campo), llevó con acierto el «tempo» del partido, subiendo siempre con criterio y tranquilidad el balón (Abel y Adrián no pudieron con ella). Repartió juego, movió a las suyas y metió una canasta que supo a poco.

Lucía Fernández tuvo que luchar contra cuatro elementos de gran envergadura, solo con la ayuda de Tania. En defensa pudo casi siempre con ellos, pero en ataque se encontró con un gran Raúl, que llegó a desesperar a la gran pívot de las chicas de negro. La mayoría de las veces tuvo que tirar por elevación, y algún tapón se llevó. A pesar de ello, luchó como las buenas y metió tres puntitos (máxima encestadora de las suyas.

Tania Hernández lucho mucho en defensa y ayudó bastante en el rebote. En ataque, buscó siempre doblar el balón a Lucía, y se movió con criterio, intentando bloqueos y cruzando la zona para romper la defensa rival. No tuvo suerte bajo el aro ajeno, pero cuando se rió, dio espectáculo (es la que más se divierte, con diferencia).

El más listo de la clase

Los de 4ºB, campeones, a la sazón, del grupo B, dieron la impresión de poder con empresas mayores, y el año que viene parten como favoritos (siempre que se «jubilen» de una vez por todas, los que se tienen que «jubilar», y ya sabéis de quién hablo), sobre todo si se mantiene la intención de la organización de reservar la inscripción a 3º, 4º y 1º de Bachillerato. Jugaron así:

Carlos Martín, veloz, descarado, valiente, luchador y omnipresente, jugó un gran partido, y termina el torneo en gran forma. Penetra, contraataca con velocidad, roba balones y colabora en el rebote. Sus nueve puntos son una muestra de su calidad.

Luis Sanchidrián ayudó sobremanera en el rebote, pero también recuperó balones, subió la pelota con velocidad y puso tapones (¡menudo compañero en estas lides tiene Raúl!). Estuvo certero en el tiro lejano (dos triples).

Adrián Sevilla acaba también la Liga en plan estrella, y tan «subidito» que se permitió «chupar» a gusto. A falta de base «puro», bota él, pero es que también penetra él, contraataca él y tira él. Trece puntos anotados con los que el «ex-tímido» se corona como la gran revelación del Campeonato.

Víctor Oñoro defendió bien, ayudó en el rebote y colaboró en la anotación, con dos canastas. Gran luchador, pareció olvidarse por momentos de sus pasadas invalideces. Vuelve a ser el que era.

Abel Alameda perdió esta vez protagonismo ante el «acaparador» Adrián., pero botó y se movió con su velocidad habitual, robó unos cuantos balones y a punto estuvo de meter un par de canastas.

Raúl López dio muestras, una vez más, de su gran clase. Pero es que, además de haber nacido para esto, une a sus condiciones una inteligencia cercana a lo paranormal. Su capacidad de desmarque en ataque, su sentido de la colocación en el rebote, su destreza para entrar a canasta o para llevar los contaataques, su habilidad para anticiparse a los pases del adversario o la facilidad con la que coloca unos «gorros» majestuosos le convierten en un espectáculo. Cinco canastas, incluida la «perla» de su entrada (¡asistencia tremenda de Víctor!) llegando como «trailer» (después de pasar inverosímilmente entre dos defensoras).

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