Liga Interna 2015 – 16 (y 22)

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¡Pasen a ver… el circo!

Suena, por supuesto, la música de los caballitos, habitual en un acontecimiento como este. Imaginaos el espectáculo de las tres pistas en una gigantesca carpa denominada (también) cancha de baloncesto. En una de ellas, haciendo honor a la música, un carrusel interminable de cambios, en un equipo empeñado en la ardua tarea de repartir, no ya los minutos, sino hasta los segundos de juego (y es que el tiempo, amigos de 3º, es una dimensión relativa, pero que a pesar de ello, puede ser fragmentada hasta límites infinitesimales). Es lógico, dado que estamos estudiando el Universo y los fenómenos cósmicos, que la velocidad de la luz fuera la referencia para solicitar a la mesa de anotadores (no siempre) cambio tras cambio. El partido era lo de menos, porque la atención estaba presa en una cárcel formada por las manijas de un reloj (¡qué barbaridad, lo que me ha salido!).

En la pista de enfrente, un ejército de saltimbanquis realizaban sus acrobáticos ejercicios, que algunas veces terminaban en canastas, y otras, en el rugido de Pedro Picapiedra (¿verdad, Antonio?). El atlético equipo de 4ºA unió a una asfixiante presión defensiva una anticipación en los pases verdaderamente espectacular. Tenía que llegar el día de ver juntos en el campo a Carlos Masía y a Alejandro Fernández. Si a ellos se añade el también saltarín Antonio Blanco, todo un espectáculo de velocidad (y a veces de contorsionismo) y además se deja maniobrar en libertad a unos tigres denominados Gonzalo, Iván y Víctor, el espectáculo está garantizado.

La tercera pista, en el centro, estaba ocupada por el señor árbitro, al que casi ni le daba tiempo a distraerse con las cabriolas de unos o los esfuerzos de los otros en sortearlas, pues bastante tenía con no marearse cada vez que montaba en el tiovivo (los susodichos cambios).

El resultado fue lo de menos. Es cierto que los «pequeños» no parecieron disputar el partido (toda la organización que mostraron hace poco frente a las chicas de 4ºM brilló por su ausencia). Sintomático fue, en este sentido, el afán por pasar desapercibido de Ángel Riesgo, el líder del equipo, quizás dolido por los comentarios vertidos en este blog en el anterior partido (¡fuiste MVP gracias al carácter y la garra que mostraste en la pista, no tienes que hacer de bueno!). Les faltaba saber quizás, que sus rivales habían perdido, casi con el mismo equipo, con las de negro (hace ya dos meses, ver entrada dedicada)

Ganaron 31-5 los de 4ºA, en parte por su ya comentada defensa y en parte por la interminable sucesión de tiros libres fallados por sus enemigos (¡collejas para todos los que vea tirando de tres en vuestro próximo calentamiento!). Y es que los de 3º  tuvieron «bonus» en tres de los períodos, y lanzaron no menos de veinte veces desde la raya de personal. Es cierto que tenían complicada la victoria, pero el resultado podría haber sido muy diferente.

Por los «mayores» jugaron:

Víctor Herranz, defensor pegajoso y pertinaz, fue un gran peón en la «primera línea» de su equipo. Dificultó sobremanera la salida del balón adversario, robó balones, hizo personales (a veces incluso necesarias) y marcó una sorprendente canasta recibida con la algarabía general.

Iván Herranz demostró que sabe a lo que juega. Luchó mucho en el campo y también contra la urgencia que le dictaba el reloj. Insistió tanto en que se tenía que ir que se olvidó, cuando le sentaron, que en realidad le gusta el baloncesto (y no le hizo falta jurar que se hubiera quedado). Defendió bien, colaboró en el rebote y recuperó más de un balón. En ataque, ayudó con criterio a mover la bola, aunque no tuvo suerte con la canasta (lo intentó poco)

Gonzalo Marín fue el aguerrido defensor de siempre. Con el balón no tuvo errores, y pasó siempre bien, demostrando que los tigres, además de fieros, pueden ser inteligentes. No tiró apenas (mucho chupón había, lo sé)

Alejandro Fernández reaparecía tras larga e involuntaria ausencia. Demostró sus dotes reboteadoras, su poderío intimidador y su capacidad para interceptar los pases (es un peligro lanzar un pase lejano que vaya a menos de cinco metros de distancia de donde está), lo que hace, a veces, «traidoramente» agazapado. Metió la canasta del partido, con un jugador (creo que el Sr. Morillas) colgado de su brazo (para un total de cuatro puntos).

Carlos Masía, el capitán que los manda (y manda mucho), ya convertido en estrella, salió al campo convencido de la victoria y con el firme propósito de tirar de su equipo. Robó balones, impidió la subida de balón, defendiendo casi siempre en la vanguardia, y protagonizó veloces y letales contraataques. Pero es que también  hizo de base, reboteó espléndidamente y anotó muchos puntitos del «pescador» bajo el aro enemigo (¡el nuevo Raúl Orejana!). 23 puntos que lo dicen todo.

Antonio Blanco, colaborador esencial en el rebote, interceptó también muchos pases y ayudó además en la circulación del balón. Su velocidad y su flexibilidad siguen causando sensación, pero, a su pesar, fue el protagonista del tiro más estrepitoso sobre la canasta de todo el año. Fue un contraataque en el que se escapó y llegó solo a la zona contraria. Ante la expectación general por los ¿probables? dos puntos, Antonio soltó un lanzamiento de baseball que dejó tiritando (a pesar del calor que hacía) el tablero (el rebote lo cogieron en el medio campo).

Samir Mohamedi jugó poco y estuvo algo frío, a pesar de lo cual dejó muestras de su buen hacer. Su aplomo y su estilo reposado sientan bien en este equipo, tan repleto de gente «acelerada». Metió una canastita.

Por los de 3º estuvieron:

Alberto Sebastián, el capitán, impuso cordura y lógica en los cambios (pero estos se producían con tantísima frecuencia que el asunto le terminó costando una técnica) y jugó con su sobriedad  y eficacia habituales, tanto en defensa como en ataque. Movió siempre con criterio el balón.

Adrián Reina lució más que otras veces. La primera canasta del partido fue suya, y eso le dio confianza para, no solo subir el balón sin problemas, sino para hacer una buena selección de tiro. Solo la mala suerte le privó de obtener una más alta anotación. Impecable en defensa y en la circulación de la pelota.

Adrián Fernández es la eterna historia del gigante que quería ser bajito. Su pasión por el bote de balón y por el regate (cosas, por demás, que intenta hacer, y desgraciadamente le salen, con una sola mano («one-hand player»), provocan una falta de colocación en el rebote de ataque y un caos de las posiciones ofensivas bastante lamentables para los suyos. Le faltan fundamentos tácticos (cómo jugar de pivot), porque los técnicos los tiene. Metió un tiro libre, pero los lanzamientos de personal son otra de sus asignaturas pendientes, y es una verdadera lástima, porque sabe entrar a canasta con valentía y decisión,  provocando muchas faltas.

Pedro Sánchez fue el luchador infatigable y el rocoso e inexpugnable defensor de siempre. Evitó varias canastas fáciles de los rivales (la biblia de la defensa), alguna vez utilizando en exceso la fuerza. Pasó siempre bien el balón y ayudó a subirlo correctamente.

Iván Morillas fue el bastión omnipresente bajo los aros (ante la «deserción» de Adrián Fernández). Suple ahí con lucha y potencia su falta de estatura. Cogió muchos rebotes. En ataque, intentó su tirito en suspensión, pero esta vez no tuvo suerte.

Carlos Nuevo, muy vigilado (ya le conocen), estuvo algo oscurecido en ataque, pero, a pesar de ello, fue el pilar (junto con Hugo) sobre el que se mantuvo la circulación de balón de los de 3º. Sus penetraciones y sus tiros a media distancia fueron siempre peligrosos. Metió una canasta (¡el 50% de las de su equipo!)

Hugo Flores intentó llevar la voz cantante, y en muchos momentos, gracias a él, pareció que el ataque de los suyos era incluso razonable. Defendió bien, pero en el aro contrario no tuvo el santo de cara, pues se le salió de dentro más de una.

Ángel Riesgo no fue el de otras veces. Cohibido y triste, quizás con poca fe en la victoria, se limitó a cumplir. Subió el balón eficazmente (ayudado por Adrián Reina y por Pedro) y pasó siempre bien, sin perder ni un balón (cosa de la que no pueden presumir muchos de sus compañeros). Se echaron en falta su capacidad de liderazgo y su visión estratégica del juego.

Francisco Tielas estuvo peleón y luchador (lo cual no es lo mismo). Pegajoso y duro en defensa, se libró de algún que otro «rifi-rafe» yéndose al banquillo por propia voluntad (es que puede ser muy «reboleras», pero no tiene un pelo de tonto). Comedido en ataque, se echó en falta alguno de esos tiros desde Cuenca, aunque se hicieron notar su velocidad y sus buenos fundamentos.

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Liga Interna 2015 – 16 (21)

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¡Ataque de risa colectivo!

42-7 fue el resultado final para 4ºB en su partido contra 4ºM. Era el último encuentro de una segunda fase algo agridulce para los ganadores, cuyo dominio ha sido grande en este grupo. Para las chicas, también fue la despedida de un Torneo donde han plantado cara, con muchos partidos ganados, a todos los equipos masculinos rivales.

Por lo que se refiere al desarrollo del juego, cabe decir que ganó quién mejor defendió. Dejar en solo siete puntos a 4ºM no es ninguna tontería, teniendo en cuenta que entre sus componentes hay muy buenas tiradoras y penetradoras. Pero además, que sus enemigos hagan 42 habla de la cantidad de canastas fáciles que permitieron las de negro.

El partido, por otro lado, fue de guante blanco, con los dos equipos, sobre todo el de ellas, primando el sentido lúdico del juego sobre otras consideraciones (¡que sí, que sí, que yo también me divertí!). Sintoma de lo que digo fue el inaudito tiempo muerto que tuvieron que pedir para calmar un ataque de risa colectivo. Fue muy fuerte (y, por supuesto, dentro de la estricta legalidad, porque los tiempos muertos también están para eso). Ahora, a mí como árbitro nunca me había pasado.

Por 4ºM jugaron cinco «leales a la causa», de las cuales tres estaban sumamente disminuidas y desmoralizadas por un reciente examen de Física (¡ese profesor déspota!, ¿quién será?). Fuera bromas, jugaron siempre con un gran sentido y organización. Su sistema de ataque, que practicaron sin desmayo, de continuos bloqueos de 4 a 5 (Tania y Lucía), y viceversa, dejó constancia de las muchas tablas y la gran disciplina en el campo que tienen estas muchachas.

Celia Martín, esta vez actuando solo de escolta, estuvo muy inteligente, y dando muestras de su gran clase, como siempre. Colaboró en la ordenación del juego, pasó siempre con criterio, entró a canasta cuando había que hacerlo y seleccionó los tiros correctamente. Metió dos puntitos, pero se le salieron varias que parecía que entraban.

Marta Vallejo, luchadora e hiperactiva, defendió con su ardor habitual, ayudó en el rebote, robó balones y dió muestras de su rapidez tanto en las penetraciones como en los contraataques. No tuvo suerte ante la cesta contraria, pero se mereció al menos un par de canastas. Para la historia dejó la jugada defensiva del año: ella sola contra tres atacantes, no solo evitó la canasta, sino que les cogió el rebote y se escapó como una exhalación con el balón

Irene López, base única y verdadera (porque esta vez no compartió el rol y porque era la única base en el campo), llevó con acierto el «tempo» del partido, subiendo siempre con criterio y tranquilidad el balón (Abel y Adrián no pudieron con ella). Repartió juego, movió a las suyas y metió una canasta que supo a poco.

Lucía Fernández tuvo que luchar contra cuatro elementos de gran envergadura, solo con la ayuda de Tania. En defensa pudo casi siempre con ellos, pero en ataque se encontró con un gran Raúl, que llegó a desesperar a la gran pívot de las chicas de negro. La mayoría de las veces tuvo que tirar por elevación, y algún tapón se llevó. A pesar de ello, luchó como las buenas y metió tres puntitos (máxima encestadora de las suyas.

Tania Hernández lucho mucho en defensa y ayudó bastante en el rebote. En ataque, buscó siempre doblar el balón a Lucía, y se movió con criterio, intentando bloqueos y cruzando la zona para romper la defensa rival. No tuvo suerte bajo el aro ajeno, pero cuando se rió, dio espectáculo (es la que más se divierte, con diferencia).

El más listo de la clase

Los de 4ºB, campeones, a la sazón, del grupo B, dieron la impresión de poder con empresas mayores, y el año que viene parten como favoritos (siempre que se «jubilen» de una vez por todas, los que se tienen que «jubilar», y ya sabéis de quién hablo), sobre todo si se mantiene la intención de la organización de reservar la inscripción a 3º, 4º y 1º de Bachillerato. Jugaron así:

Carlos Martín, veloz, descarado, valiente, luchador y omnipresente, jugó un gran partido, y termina el torneo en gran forma. Penetra, contraataca con velocidad, roba balones y colabora en el rebote. Sus nueve puntos son una muestra de su calidad.

Luis Sanchidrián ayudó sobremanera en el rebote, pero también recuperó balones, subió la pelota con velocidad y puso tapones (¡menudo compañero en estas lides tiene Raúl!). Estuvo certero en el tiro lejano (dos triples).

Adrián Sevilla acaba también la Liga en plan estrella, y tan «subidito» que se permitió «chupar» a gusto. A falta de base «puro», bota él, pero es que también penetra él, contraataca él y tira él. Trece puntos anotados con los que el «ex-tímido» se corona como la gran revelación del Campeonato.

Víctor Oñoro defendió bien, ayudó en el rebote y colaboró en la anotación, con dos canastas. Gran luchador, pareció olvidarse por momentos de sus pasadas invalideces. Vuelve a ser el que era.

Abel Alameda perdió esta vez protagonismo ante el «acaparador» Adrián., pero botó y se movió con su velocidad habitual, robó unos cuantos balones y a punto estuvo de meter un par de canastas.

Raúl López dio muestras, una vez más, de su gran clase. Pero es que, además de haber nacido para esto, une a sus condiciones una inteligencia cercana a lo paranormal. Su capacidad de desmarque en ataque, su sentido de la colocación en el rebote, su destreza para entrar a canasta o para llevar los contaataques, su habilidad para anticiparse a los pases del adversario o la facilidad con la que coloca unos «gorros» majestuosos le convierten en un espectáculo. Cinco canastas, incluida la «perla» de su entrada (¡asistencia tremenda de Víctor!) llegando como «trailer» (después de pasar inverosímilmente entre dos defensoras).

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Campeonato de Ajedrez 3º – 4º ESO (16)

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Jornada 21

Incomparecencia imprevista de Alberto Sebastián. Segundo punto de Yolanda García (la asistencia fiel «se recompensa siempre en España», como dirían mis curillas de «La Salle») y lamentable alejamiento, prácticamente definitivo, del ausente, del tercer puesto (2,5 puntos que se antojan ya insalvables, a estas alturas del Torneo).

Marta Vallejo y Pepe Rodríguez jugaron una igualada partida, que se resolvió por puntos a favor del segundo, que, no obstante, aseguraba tener un buen ataque preparado. Uno duda del desenlace, sobre todo conociendo lo sorprendente que suele ser el juego de Marta.

Pedro Sánchez ganó a Silvia Rodríguez tras un comienzo igualado. Uno de los ataques fulminantes habituales de Pedro acabó con la resistencia de su rival, que normalmente hubiera hecho frente sin problemas a la ofensiva del de 3º.

El duelo en la cumbre entre Álvaro Granizo y Santiago Prieto fue, desde el principio, una guerra de nervios. El líder impuso un sorteo inicial de mesa de juego, consiguiendo, gracias a la suerte, desplazar a su enemigo de su cubículo habitual, pero Álvaro, excelente psicólogo también, sometió a su rival a una cháchara intrascendente y pertinaz que el árbitro tuvo problemas en impedir. El inteligente intercambio de damas inicial que provocó el de 3ºD fue seguido, momentos después, por la pérdida de un peón comido «al paso» (Álvaro juró sobre la Biblia no conocer la norma: ni Dios ni el público le creyeron). Poco a poco se impuso Santiago, que cuando se coloca en ventaja es muy duro de pelar.

Jornada 22

Alberto Sebastián y Pepe Rodríguez se enfrentaron en una partida muy interesante «a priori». Sin embargo, las espectativas no se cumplieron, pues un desmejorado Alberto sucumbía por la vía rápida ante la reina y un hábil caballo de su rival. El derrotado alegaba falta de sueño (sus ojeras eran visibles), y este comentarista debe añadir que al excelente jugador de 3º se le está haciendo interminable el Campeonato.

No se me supo explicar muy bien gracias a qué movimientos desastrosos las negras habían perdido la torre de su flanco izquierdo. Lo que importa es que, en el momento del diagrama, Pepe se disponía a dar mate (Df7), después de haber asistido impertérrito al último movimiento de su rival: Tb8??

Negras: Alberto Sebastián

Blancas: Pepe Rodríguez

En el segundo tablero, se enfrentaron Marta Vallejo y Pedro Sánchez. Éste no descuidó esta vez su defensa y atacó con más paciencia que de costumbre, aunque la resistencia, siempre heroica, de su compañera hizo que se le resistiera el desenlace, que ocurrió en una esquina, con la reina, la torre y el alfil.

La partida que se presumía  desequilibrada, entre Álvaro Granizo y Yolanda García, estuvo más que interesante, porque, a pesar de perder la dama, la gentil jugadora aguantó el envite hasta que el reloj decretó la victoria por puntos de su enemigo. Honrosa derrota pues, y Álvaro, de momento, no deja escapar el segundo puesto de la clasificación.

En lo más profundo del abismo

En el cuarto tablero, Silvia Rodríguez se las vió con Santiago Prieto (en cuya memoria estaba aún grabado el calvario que padeció en su último enfrentamiento), y nunca, en lo que va de Torneo, ha estado el extraordinario jugador de 3ºC tan a punto de ser derrotado. Yo tampoco recuerdo haber tenido que comentar una posición de tan claras alternativas de mate para ambos contendientes. El líder, virtual campeón (matemáticamente hablando), tranquilo y relajado esta vez, tuvo que resistir (demudada la color) la situación que muestra el siguiente diagrama (mueven negras):

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Santiago Prieto

El mate que tiene Silvia en Db2 hubiera sido precioso, aprovechándose de la mala defensa de un rey desplazado ante la imperiosa necesidad de parar al peón de a3. Pero la de Bachillerato mueve CxC, y Santi, que esas cegueras no las tiene ni cuando duerme, respondió que hasta ahí podíamos llegar, o lo que es lo mismo, De7++

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El tetrapléjico que toca la guitarra

El poder de los pensamientos

El poder de los pensamientos

La neurociencia está de moda. Pero es que se lo ha ganado, porque en los últimos 20 años los avances han sido asombrosos. Su compañera de batallas, la medicina regenerativa, lleva mucho tiempo experimentando con células madre la recuperación de lesiones que hasta ahora eran irreversibles, pero la biónica, esa parte de la robótica que se ocupa de fabricar implantes electrónicos que sustituyan funciones u órganos dañados. está ganando la carrera. Pues bien, si mezclamos todo eso y le sumamos un entrenamiento cerebral diseñado para que se puedan mandar órdenes con el pensamiento, ya tenemos el cóctel perfecto.

Christopher Reeve (Supermán), no tuvo tiempo de verlo, pero el futuro de las tetraplejias como lesiones invalidantes tiene los días contados. Y si no os lo creeis, ahí tenéis un buen reportaje.

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El médico en tu casa

Logotipo de la campaña

Logotipo de la campaña

Estamos acostumbrados a oir hablar mal de Méjico, ese pais hermano y amigo (lo que no es lo mismo), que solo sale en los medios cuando se habla de la corrupción, la violencia o el narcotráfico.

Pocos saben, sin embargo, que el país norteamericano (que sí, que Mejico no está en Centroamérica) es uno de los más avanzados del mundo en una gran cantidad de áreas (y uno de los más cultos).

La iniciativa que os comento es algo valiente e innovador, y no se trata esta vez de una intervención de ninguna ONG, sino de un proyecto gubernamental que está obteniendo resultados sorprendentes y espectaculares en el campo de la Sanidad.

Ahí os dejo con un enlace a un reportaje sobre «El médico en tu casa». Revelador e impactante.

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Liga Interna 2015 – 16 (20)

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La piel del oso

El oso tenía la piel vendida, pero no solo la piel, sino el muslamen, los cachetillos y hasta los higadillos. Cuando se tuvo constancia de las lesiones y/o ausencias que asolaban a la guarnición de 1ºZ, el fuerte parecía haberse tomado ya. De hecho, ya se comentaba antes del partido qué hacer el jueves próximo, día fijado para un previsiblemente inútil tercer asalto del Play-off. Pero nada más lejos de lo imaginado. El oso salió peleón, y con la piel más dura que el pedernal.

Fue un impresionante partido, donde las víctimas no lo fueron durante prácticamente todo el partido, y en el que los favoritos sudaron sangre para llegar a un desenlace agónico en el que, con las circunstancias que se dieron, hasta necesitaron tener la suerte de cara.

Segundo encuentro de la final 1ºZ-2ºX. Match-Ball para los de Carlos Gutiérrez. Y  la primera que pensó que el asunto estaba por decidir fue Cristina Blanco que, rebelde e indómita como ella sola, se convirtió en dueña y señora de la pista durante las tres cuartas partes del tiempo de juego. Se las tuvo que ventilar con un morlaco denominado Alejandro Serrano, rapidísimo de piernas en defensa y una auténtica lapa para cualquiera, pero que, en honor a la verdad, no sabía dónde meterse, ante la avalancha de regates, penetraciones, canastas y asistencias que tuvo que tragarse. (Sentado, tras el partido, relamiéndose las «heridas», reconocía «¡qué buena es!»)

Tras un comienzo equilibrado, con 4-5 para 2º, los de 1º dieron todo un recital de baloncesto en el segundo (13-13 al descanso) y, sobre todo, en el tercer cuarto (22-17). Los mayores resistían gracias a su superior potencia de fuego (hasta cinco jugadores anotaron). El momento era delicado y tremendo para los campeones del año pasado, cuyo miedo a la derrota era clamoroso.

A lomos de Bucéfalo

Y en esto apareció, casi por vez primera en la batalla (a duras penas un triple suyo había mantenido a su equipo momentos antes), cabalgando sobre su rabiosa montura, un Alejandro (Serrano) más Magno que nunca. Buscando revancha por todas las (numerosas) afrentas recibidas (de la base rival), metió nueve puntos seguidos (dos triples incluidos) que llevaron en volandas a los suyos hacia la victoria. Tan lanzado y concentrado estaba, que hizo caso omiso de la eliminación por faltas casi simultánea de Juan Carlos y de Raúl, que clamaban desde el banquillo por las injusticias de la vida. El resultado final, 26-30, corona a 2ºX por tercer año consecutivo.

Es un título merecido, qué duda cabe, pero uno sigue con la duda de lo que haría 1ºZ con el equipo al completo, y les emplaza para la semana que viene, en un partido revancha que puede ser de altos vuelos.

Jugaron, por los de 1ºZ:

Cristina Blanco, carácter y personalidad en la cancha, virtuosa del bote de balón y del regate (¡qué manera más tremenda de fintar con el cuerpo!), estuvo sembrada hasta que su cuerpo aguantó (el último parcial su agotamiento, según confesó después, era clamoroso) casi todo el partido. Trece puntos de todos los colores, incluidos un triple, varios tiros de dos, algunas penetraciones de fantasía (una «marca de la casa», por elevación, fue lo mejor del partido), y hasta dos tiros libres seguidos (algo inusitado en estas tierras). Enorme su actuación. Y por cierto, el tapón que te pusieron lo fue, pero el individuo te cayó encima, y fue una personal (posterior) de juzgado de guardia (¡me tragué el pito!). No obstante, no hay posibilidad de queja (¡dos eliminados de importancia en el equipo contrario!)

Sergio Román, con una misión encomendada, cumplió con notable, oscureciendo la figura de Carlos Gutiérrez hasta casi hacerle desaparecer en ataque. Cogió rebotes y defendió con ardor. En campo contrario, se movió con criterio, hizo circular el balón con acierto e incluso bloqueó con eficacia para facilitar las penetraciones de su base.

Raúl Mínguez jugó con su inteligencia y potencia habituales. Colaboró de manera sobresaliente con su pivot, y con Sergio, de modo que en algunos momentos el dominio de los tres (ellos dos más Carlos Bodega) bajo el aro propio fue insultante. Le falta aprender a jugar bajo la canasta contraria, como a Sergio, pues parece obsesionado (¡la moda Curry!) con el tiro de tres, cuando lo suyo es el juego de «pescador» (preguntar al «center», experto en estas lides).

Juan Manuel Barrado fue el de siempre, el escolta colaborador y jugador seguro, inteligente y fiable, tanto en el pase como en el movimiento de balón. Defendió bien, y penetró con decisión a canasta, aunque no tuvo suerte en la anotación.

Andrés Valera no brilló como suele, y estuvo algo lento an ataque, llevándose algún que otro tapón. Más seguro en el pase y mejor en defensa, donde  si fue el de siempre, peleando con la garra y valentía habituales.

Carlos Bodega, cada día más impresionante bajo los aros, notó sobremanera la ayuda de sus hombres altos, y, en defensa, abrumó a los rivales. Sus dos tapones a Raúl Orejana ya no son noticia (le lleva poniendo tapones desde hace tres años; interpelado al respecto, al final del match, el estupendo pívot de los campeones se defendió con un tímido «¡a ver, si es que yo no sé jugar al baloncesto!»; alguno de los que escuchábamos eso nos lo creímos, incluso), y, en los piques personales, llevó las de ganar: un «coast to coast» de Raúl (fallado) fue contestado con rebote y otro «coast to coast» por Carlos, que terminó encestando. Pero también dió espectáculo en el tiro, con una  canasta preciosa desde el lateral y un triple majestuoso. Trece puntos en total, que podían haber sido muchos más, pues se le salieron de dentro algunas (¡ese último cuarto!). En los tiros libres sigue lanzando ladrillos enormes.

Los de 2ºX jugaron así:

Alejandro Mansilla fue el excelente defensor de siempre, y el jugador rápido, seguro e inteligente en ataque. No encontró buenas posiciones de tiro, y la llegada del «Sargento de Hierro» Orejana ha impuesto la «ley marcial» en ataque (las normas «Bernardino», imperantes hasta hace poco, eran más flexibles, solo unas tímidas quejas «a posteriori»), con lo cual las maniobras de la «intendencia» se han reducido al mínimo. Pero que eso sea razonable (nunca se sabrá si son posibles en este equipo las victorias con un poco más de mano izquierda) no quiere decir que no sea un disparate que le sentaran segundos después de fallar el único triple que intentó. El buen tirador que es Alejandro no se lo merece.

Billy Avellán, influido por la moda ya citada, seguía en esa línea practicando antes del inicio. Ante la fuerte crítica del profesor (que aún no era árbitro), momentos después metía una canasta desde debajo del aro. Tentado estuve de parar el partido y pegarle un grito alborozado (pero el silbato en la boca me lo impidió). Fuerte en defensa (y haciendo pocas personales), cogió rebotes y se movió bien en ataque, jugando con una gran seguridad.

Carlos Gutiérrez, después de su último «recital», estuvo muy vigilado, y solo brilló en el rebote, donde su potencia de salto no tiene respuesta. No metió tiros ni lanzamientos de personal, y esa sigue siendo su asignatura pendiente, y no tuvo ocasiones de encestar bajo canasta (había superpoblación ahí), aunque debió luchar por ello, pues ése debe ser su hábitat preferente.

Juan Carlos Bernardino, muy vigilado, no tuvo un gran día. Decidido como estaba el enemigo a no permitir canastas fáciles, sufrió como nunca en sus entradas. Y poblada como estaba la zona rival de hombres altos y potentes, la cosa no estaba nada fácil. Intentó tirar, pero tampoco tuvo suerte. Y de los contraataques ni hablamos, porque el balance defensivo de los de Cristina fue de libro (por momentos pareció que su estrategia estaba diseñada para anularle). Se quedó en tres míseros puntos, y acabó desquiciado (después de su eliminación) con la mesa, el árbitro y el mundo mundial. A pesar de lo dicho, jugador inteligente e improvisador como es, se hinchó a repartir asistencias, tanto a Raúl como a Alejandro, y brilló en esa decisiva faceta del juego.

Raúl Orejana estuvo muy bien. Su importancia en el juego fue primordial, y más por los intangibles que por las estadísticas. Su «mando en plaza» y su labor de liderazgo, ordenando la defensa  mixta o en zona y pegando voces, tanto en campo propio como ajeno (menos mal que no «sabe», porque sería un estupendo entrenador; estilo «Simeone», sin duda) valieron ayer más que sus nueve puntos, sus innumerables rebotes defensivos o esos espectaculares contraataques con su peculiar estilo (¡el mejor jugador del mundo del «one hand basket»!)

Alejandro Serrano fue el de las grandes ocasiones. Ya he hablado de su labor, acudiendo al rescate de los suyos cuando la presión apretaba. MVP indiscutible del partido, sigue siendo un enigma para este humide cronista por qué juega bien cuando Juan Carlos falla (y viceversa). Impresionante.

Isaac Cruz (alineación indebida, causa de anulación del partido), cometió el terrible pecado de meter  un triple. Cansado estoy de ver cómo estos chicos están más felices con una canasta de tres que con tres de dos (¡este «baloncesto moderno» de los Warriors, repito, me llevará a la tumba!). Defendió con su rotundidad habitual (y sin faltas) y colaboró muy bien en el rebote. En ataque jugo siempre con criterio el balón y se movió bien, intentando los bloqueos en el poste alto.

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Liga Interna 2015 – 16 (19)

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 Gigantes del Basket

El título de la popular revista nos sirve hoy para titular un partidazo en toda regla, el que enfrentó a los dos grandes de la Liga, es decir, 1ºZ y 2ºX. Primer encuentro del Play-off Final al mejor de tres partidos, que determinará quién se lleva el título de Campeón este año.

El marcador final, casi 90 puntos entre los dos (41-46, muy por encima de la media de anotación de la competición) podría traducirse en que no hubo defensas casi, pero lo que ocurrió fue precisamente lo contrario, con cinco «perros de presa» (permítaseme la expresión) contra otros cinco (de hecho, iba a poner «Dobermans contra pitbulls», pero me pareció un poco fuerte). No hubo prisioneros, ni en el bando de Stallone ni en el de Schwarzenegger (y no voy a decir quién era cada uno, porque solo se trata de una metáfora (¡que os conozco, que luego ponéis motes!).

Y las muchas faltas cometidas dan fe de ello (y también de la torpeza arbitral para dejar jugar, cosa que suele ocurrir no solo por el estilo habitual del «referee», sino también por la alta tensión que se produce cuando los contendientes se juegan las lentejas). Aparte de lo cual cabe decir que un arbitraje permisivo va en detrimento del baloncesto de ataque (y como dejemos «manga ancha» en defensa, Sr. Bernardino, usted secaría a alguien, pero sin duda usted también sudaría el doble para arañar puntitos.

Un ejemplo de lo extraordinarios que estuvieron los ataques (que las defensas fueron estupendas ya lo he dicho) fue el tanteo del último cuarto (¡18-18!), lo que hace pensar en un marcador de ACB si las normas de cronometraje fueran las mismas para los tres primeros parciales.

Y el caso es que la ausencia de bases en el campo no hacía presagiar nada bueno. Mayoría abrumadora de pivots y algún que otro escolta, lo que suele significar ausencia total de movimiento de balón, pocas asistencias y todo lucha bajo los aros. Pero nada de lo dicho. Allí hacía de base hasta el «Tato». Carlos Bodega o Andrés Valera llevando el mando (sobre todo el primero), y enfrente, Alejandro Mansilla y Raúl Orejana (fundamentalmente, éste último) agotando las posesiones o haciendo contraataques. Y no penséis que esto fue un caos, porque la calidad imperante transformó la presumible anarquía en un espectáculo grandioso.

Fue en los dos primeros cuartos cuando los de Carlos Gutiérrez lograron la ventaja que mantendrían hasta el final. El 19-12 en el descanso les permitía pensar en la victoria. Pero quedaba mucho. El tercer período lo ganaron los de blanco (que así vestían los de 1ºZ) por una canasta (23-28 al final).

Al toque de asalto del cuarto definitivo respondió todo el equipo de Daniel Virué, que, a cinco minutos para el final se puso a un punto. Apretaron los dientes sus rivales, y con tres canastas consecutivas parecieron sentenciar el choque, pero su desgaste en defensa (dos eliminados por personales) hizo que terminaran con tres jugadores en pista. Raúl Orejana tiró entonces de «oficio» (y de «correcaminos»), y con Billy Avellán y Alejandro Mansilla (que no pierden un balón ni queriendo), el triunfo se consumó. Los últimos dos minutos deseperados de 1ºZ, recurriendo a las faltas, solo sirvieron para aplazar el veredicto, aunque mostraron, una vez más, el indomable carácter del equipo que (hoy) perdió.

¡Ah, y otra cosa! El porcentaje en tiros libres convertidos suele ser de una escasez alarmante en los equipos derrotados por pocos puntos (es muy manido alegarlo como causa de la derrota)

Por 1ºZ jugaron así:

Carlos Bodega, 29 puntos, récord de anotación personal en la Liga (si no me equivoco), fue el timonel y el alma de los suyos. Hizo de base, de pivot, de alero, de todo… Cortó pases, dio asistencias, puso tapones, penetró con eficacia, pescó y cosechó bajo canasta ajena, se hartó de rebotes en la propia… En fin, todo un recital al que solo le faltó la victoria.

Pedro Tomás Carrasco ofició de asistente personal de su amigo. Generoso siempre, su extraordinaria visión de juego le permitió surtirle de valiosos balones, que Carlos casi siempre convirtía en canasta. En el último cuarto tomó mayores responsabilidades y sus 5 puntos (para 7 totales) fueron los que dieron emoción y esperanzas a los suyos. Su «canastón» del segundo cuartó fue tremendo, lo mejor del partido (una fulgurante entrada que acabó en un tiro por elevación).

Juan Manuel Barrado, siempre seguro y fiable, defendió muy bien (¡sin casi personales!) y ayudó incansable con sus movimientos y sus pases en ataque. No tuvo muchas oportunidades de tiro, y se echaron en falta sus canastas a tres o cuatro metros.

Daniel Virué, excelente en defensa y toda una garantía en la circulación de balón, estuvo muy suelto y acertado en ataque (uno aun recuerda la algarabía con que fue saludada su primera canasta, el año pasado). Ya no es una sorpresa que anote un triple. Pero es que se atrevió a hacer una entrada a canasta. El «garrotazo» que obtuvo se saldó con un tiro libre convertido (por encima de la media de su equipo en este aspecto).

Mención aparte merece el «cambiacapas», como diría el admirado George RR. Martin (¿quién será ése?). Andrés Valera acudió de urgencias a la llamada, esta vez, de sus ex-compañeros. Como vale (ra) tanto para un roto como para un descosido (ha jugado ya formando parte de 2ºX), pues ahí estuvo. Sus hoy enemigos, que tenían fichaje de postín, no tuvieron otra que aceptar su presencia. Su actuación fue más que notable. Defendió con intensidad y cogió un montón de rebotes, pero en ataque penetró y tiró con poca fortuna (a pesar de los ánimos de una conocida «fan» desde la grada). Provocó una falta en una entrada, y de ahí salió su tiro libre convertido.

Los de 2ºX jugaron de aquesta manera:

Billy Avellán, complemento excesivo de sus gigantes colegas, tuvo que adaptarse a labores de ala-pivot y de alero, lo que hizo a la perfección. Su inteligencia en el campo y la precisión con la que ejecuta las órdenes de los «capos» le hacen un elemento valiosísimo. Corta pases, intimida que es un gusto y es un gran reboteador. Metió un tiro libre tras provocar una personal bajo el aro.

De Carlos Gutiérrez, el compañero más deseado (cuando el recientemente fichado Raúl se enteró de que compartía turno con él, se puso a aplaudir con las oreja (nas), hay que decir que estuvo sobrado. En el rebote, en los tapones y hasta en ataque (¡ya mete las de debajo!), la «joya» de 2ºX colaboró de manera extraordinaria con su «center». Sus tres canastas totales, pero sobre todo dos de ellas, en los momentos de la verdad, son la prueba de su creciente cotización (se van los de 2º, y le van a llover las ofertas). Le falta todavía aprender a coger la posición en la zona rival (cuando lo consiga va a ser la bomba)

Juan Carlos Bernardino, más feliz que unas castañuelas por volver a ver al amigo con el que compartió anillo el año pasado, fue el arma letal de siempre, y esta vez, más descargado de trabajo, se pudo dedicar a aplicarse en defensa y a contraatacar y penetrar (y hasta a fallar entradas a solas, cosa que le encanta, y que hace muy bien). 21 puntos de nada, para deseperación de sus enemigos, que casi nunca pudieron con esa quinta velocidad con la que se maneja cuando «chupa».

Alejandro Mansilla estuvo soberbio en defensa. Voluntario destacado de la ONG «Me pido a las estrellas del otro equipo», persiguió y agotó la paciencia más de una y más de tres veces tanto de Pedro Tomás (que optó, muy inteligentemente, por las asistencias, antes que vérselas con «éste pavo») como de Carlos Bodega. Su triple esta vez se salió de dentro, pero obtuvo su puntito en el acta gracias a un tiro libre.

Raúl Orejana, el hombre que puede hacer saltar la banca (aunque hay que recordar que los de 1ºZ ya han sido derrotados en su ausencia), se presentó con sus «nuevos» compañeros como si no hubiera pasado el tiempo. Sus 17 puntos demuestran que sigue entendiéndose  a la perfección con Juan Carlos (y con cualquiera) y su carácter en el campo (que brilló con especial intensidad en los momentos finales, cuando solo quedaban tres) fue decisivo. Se encontró bien descargado de funciones reboteadoras (por Carlos Guti, pero también por Billy), pero no desdeñó poner tapones ni tampoco mostrarse saltarín y potente bajo las zonas.

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Liga Interna 2015 – 16 (18)

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Lucía el sol cada mañana…

Es lo que suele hacer el sol cuando sale. Bueno, siempre que no haya nubes.

La verdad es que no eran exactamente nubes las que impidieron a Lucía Fernández brillar, porque cuando está en cancha destaca con luz propia. Pero claro, esta vez no me refiero a su presencia, sino a sus ausencias en el juego. Muy raro es que sus periodos en el banco coincidieran con las rachas de sus rivales. Tan raro como un pan de trigo, a ver si se me entiende.

Tuvieron que ser tres rebotes seguidos en ataque de los chicos de 3º (culminados con canasta) los que encendieran las alarmas. Una voz clamó: «¡Lucía, te necesitamos!». Era el último cuarto, y a alguien se le había ocurrido que, con el partido igualadísimo, la Srta. Fernández debía descansar (yo la verdad no la vi extenuada). Volvió a la cancha a falta de 5 minutos, con las chicas 4 abajo, y su equipo no pudo ya remontar. Lo decisivo pareció ser un tiro libre fallado por Celia a falta de 9 segundos (pudo empatar), pero lo verdaderamente determinante fue lo ya comentado.

El partido entre 4ºM y 3º fue de alta tensión, y es que había pique entre compañeros, y más que nunca, porque las chicas de 4º no hicieron acto de presencia.

Todos los cuartos estuvieron equilibrados (2-2, 6-6, 15-16, y 23-24 fueron los parciales), y la impresión de este modesto cronista es que pudo ganar cualquiera. El tanteo final, corto de anotación, no es reflejo de la poca efectividad general, sino del predominio de las defensas y la tendencia general a «no hacer prisioneros», fundamentalmente bajo los aros, pero también evitando la buena selección de tiro de los rivales. Y un detalle especial. Los chicos parecían haber estudiado milimétricamente el juego de sus rivales, porque cercenaron sumariamente dos de sus principales armas: los contraataques y los tiros de tres (¡ni una canasta en ninguno de ambos conceptos! ¡Aplausos!)

Las «negras» jugaron así:

Celia Martín estuvo muy activa, multiplicándose, tanto en ataque como en defensa. Llevó el balón, ordenó el juego y penetró con criterio, provocando muchas faltas, algunas de ellas de tiro. Sus tres puntos pueden parecer escasos, pero fueron acompañados de asistencias, robos de balón e innumerables ayudas.

Natalia Hernández ayudó, como siempre, a subir el balón y a moverlo en el campo rival. Corrió bien los pocos contraataques permitidos por el enemigo (¡ese balance defensivo bueno de los de 3º!), pero su canastita fue un precioso tiro de dos. Su velocidad de piernas se dejó notar en defensa, donde es de las pocas (con Marta quizás) capaces de anular la rapidez y potencia de los chicos.

Lucía Fernández, que sigue dejando claro que no deja que nadie le tosa bajo los aros, sumó, a sus habituales canastas de «pescadora», unos dificilísimos tiros laterales (alguno de ellos a uno mano, que a este «veterano» le recordaron al inolvidable Fernando Martín), aparte de alguna que otra entrada «marca de la casa». Juega con una clase, una seguridad y unas «tablas» que asustan a cualquiera. Se hinchó a rebotes, y su tapón a Carlos Nuevo fue también tremendo.

Irene López dió una vez más muestras de su ardor y su espíritu de lucha. No sé si es la que más corre, pero lo parece, y es la que más garra le echa a los partidos (y su equipo lo agradece, porque arrastra lo suyo). Defendió bien, robó balones, ayudó a mover el balón y metió una canasta, aunque pudieron ser más.

Tania Hernández colaboró mucho y bien en el rebote y estuvo como siempre, disfrutona (es como los futbolistas brasileños, pero en el basket, y en chica, claro) Defendió correctamente y ayudó a llevar el balón y a moverlo en ataque. Penetró cuanto pudo en la pegajosa zona contraria e hizo una buena selección de tiro, aunque no tuvo fortuna con la canasta.

Marta Vallejo se movió con su velocidad y potencia habituales, pero no tuvo ocasiones de brillar en lo suyo (de «palomera»). En su labor de escolta estuvo más que correcta, y defendió bien, además de capturar unos cuantos rebotes y subir el balón con acierto.

Los ganadores me merecieron esta opinión:

Francisco Tielas, más centrado que de costumbre, estuvo muy luchador en defensa y llevó el balón con su velocidad y potencia habituales. Comedido en el tiro, se echaron en falta (¡para bien!) sus locuras habituales (mayormente, los lanzamientos lejanísimos), y el que suscribe le aconsejaría que hiciese más entradas (es buen y rápido penetrador).

Iván Morillas juega cada vez mejor. A su habitual buena y pegajosa defensa, añade una impagable colaboración en el rebote, pero es que además roba balones que es un gusto. Si esto va acompañado de dos canastas, una de ellas una espectacular suspensión (que fue todo un «demasié», pues estaba solo (a cinco metros), y a esos cohetes no les hace falta despegar (you understand me?)

Ángel Riesgo, más «pirata» que nunca (malhablado y pendenciero con las rivales, regañón y broncas con los suyos) llevó el ritmo y la voz cantante en el partido. «The Boss» fue el principal culpable de la victoria de su equipo, pues a sus ocho puntos añadió una sabia conducción del juego y unos siempre inteligentes consejos como entrenador. Le sobraron esos gritos a sus compañeros y algún que otro «rifi-rafe» con las que no lo son (debe mejorar en deportividad), pero hay que reconocer que fue fundamental (el MVP, en mi opinión).

Alberto Sebastián defendió correctamente y ayudó en el movimiento de balón en ataque, pasando siempre con inteligencia. El aplomo y la serenidad que muestra en el campo le permiten siempre hacer lo más correcto. Ayuda siempre a Iván a poner la nota de equilibrio en la conducción del partido (lo que compensa de alguna manera la excesiva «sangre caliente» de Ángel).

Javier Nogueira dió muestras, cuando estuvo en el campo, de su potencia y su seguridad. Colaboró en el rebote y lucho bien en defensa, y, aunque los «jefes» no le dieron mucha cancha esta vez, se nota que sabe de esto.

Carlos Nuevo fue decisivo, con sus ocho puntos, cuatro de ellos en el último cuarto. Reboteó, remontó la línea de fondo, dobló el balón con acierto e hizo alarde de su fino y estiloso tiro. Tiene clase para exportar, y, a pesar de que sus rivales ya le van conociendo, las pasaron canutas para pararle (y no lo consiguieron).

Hugo Flores también dejó muestras de su calidad, colaborando en las labores de base y en la subida del balón. No tuvo muchas ocasiones de lucir su tirito de tres metros, pero es que eran muchos a repartir el tiempo de juego. Su seguridad e inteligencia con el balón en las manos son una garantía.

Adrián Fernández, tan eléctrico y veloz como de costumbre, fue el reboteador de los suyos, el alma de los contraataques y el «pescador» infatigable bajo el aro contrario (dictó su ley, sobre todo en el rato que Lucía pasó en el «exilio»). Cuatro puntos que se antojan pocos, pero su omnipresencia en el juego y su lucha bajo los aros le convirtieron en protagonista.

De Adrián Reina cabe decir lo mismo que de Hugo. Inteligente y seguro con el balón, su labor como escolta, colaborando en la conducción del juego y eligiendo siempre el mejor pase, fue más que notable. No tuvo buenas oportunidades para tirar, pero pudo meter un par de canastas.

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Campeonato de Ajedrez 3º- 4º ESO (15)

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Jornada 20

Con Yolanda García contrariada, (a ella le gusta mucho jugar, y más contra su amiga), por la victoria por incomparecencia sobre Marta Vallejo (¡qué no falta nunca, ese padre!), comenzaron las sorpresas, que fueron muy significativas, en esta jornada.

La partida entre Santiago Prieto y Alberto Sebastián fue, al principio, un ejercicio de caza mayor, pues, ante la prematura salida de la dama enemiga, Santi se dedicó con saña a perseguirla (suele ser víctima fácil una reina que sale «a por uvas»).  En el intento, y en un descuido, perdió un caballo.

Consiguió remontar, no obstante, y el encuentro se volvió igualadísimo, como se aprecia en el siguiente diagrama:

Negras: Alberto Sebastián

Blancas: Santiago Prieto

Mueven negras, que están al borde del mate si De7. La opción TxA no parece mala, pues si el peón se come la torre, fallece inmediatamente a manos de la reina negra, y, además la amenaza posterior sobre el peón de c3 es más que cierta.

Sin embargo, Alberto opta por De5?, con la vista puesta en el peón, y un posible doble jaque rey-torre con su dama. Santi juega DxC, y Alberto, que parece haber contado mal las piezas, obcecado en su plan, come el peón con su dama y da jaque.

La ventaja obtenida, lógicamente, le parece suficiente al líder, que intercambia las damas sin ningún problema.

Unos minutos después, finalizaba la partida por tiempo, con la victoria por puntos del Sr. Prieto.

Acoso y derribo

No, no me refiero al dudoso «arte» y/o «espectáculo» consistente en acosar y alancear un toro bravo, pero bien pudiera denominarse así a lo no menos típica faena instaurada desde hace unas jornadas en el Campeonato de Ajedrez y que, a falta de saber las coincidencias del simpático (y no hay que olvidar, a veces genial) jugador con el astado animal, basada en derrotar a Álvaro Granizo. Esta vez le tocó a Silvia Rodríguez, como antes fueron los simpares Pedro y Alberto.

Y es que el segundo clasificado está viendo cómo se reduce la diferencia, que era muy apreciable, con unos perseguidores que ya «huelen» la sangre. A falta de otras emociones, el puesto de subcampeón está en un sinvivir. Pero no adelantemos acontecimientos, que lo del presunto «principal perseguidor», viene después.

La partida empezó con la chica de 2º plantando un sólido armazón de peones centrales. Además, con un aventurero caballo conseguía capturar una torre enemiga. En el momento del primer diagrama, la ventaja de las negras ya es apreciable:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Álvaro Granizo

Mueve Silvia. Con 6 puntos de ventaja, mandan los cánones que se intercambien piezas «a cascoporro», reina por reina, por ejemplo (lo cual haría al rey salir de su guarida). Tener que poner el rey en e2 significaría, además, para las blancas, prescindir de la ayuda que podría prestarle el caballo y, lo que es peor en su situación, impediría el enroque largo, única maniobra defensiva posible. Es decir, iniciativa garantizada para las negras.

Pero las negras mueven Ad7, que no es mala cosa, pero retrasa las operaciones (cosa importante habitualmente en el inmarcesible juego de Silvia; ¡y no protestes, Álvaro, que ya la conoces y en otras te las has visto mejor con ella!).

No muchas jugadas después (aunque transcurrió bastante tiempo), nos encontramos con esta otra posición, en la que las cosas se han igualado considerablemente, principalmente porque se ve que Dios castigó a Silvia con la pérdida de la dama que no quiso intercambiar antes.

Las blancas, a pesar de contar con su reina, tienen un alfil muy torpe y una torre encerrada. Las negras, a pesar de su «minusválido caballo, tienen bien defendida la línea 8 y solo pueden atacar.

Y lo hacen. Silvia mueve Td7¡ y asesta un golpe decisivo, pues la dama de Álvaro no tiene más remedio que morir en la batalla.

Quedaban 5 minutos escasos para el final, y las negras se limitaron a conservar la ventaja.

El cuento de la lechera

Fue solo un cuento de tres páginas, de esos con letra grande para niños pequeños, porque se acabó en un suspiro. Así se fueron las ilusiones de nuestro protagonista por colocarse a medio punto del segundo puesto del Torneo.

Y es que la partida entre Pedro Sánchez y Pepe Rodríguez, que comenzó un pelín antes de terminar la que acabo de comentar, empezó, y continuó, y terminó, de manera catastrófica para el jugador de 3º. Su rival, que ya le ganó hace unos meses, volvió a conseguirlo, con un ajedrez sólido, sin fallos apreciables, al menos hasta el final.

Negras: Pedro Sánchez

Blancas: Pepe Rodríguez

En este primer diagrama se muestra que la superioridad de Pepe es asombrosa. La reina negra a duras penas consigue defender la posición. Escaso bagaje el de le Torre de a1, que, ante las urgencias defensivas, parece inalcanzable. Y una pena lo del peón central, que en otras circunstancias, con la columna e despejada (más parece una autopista que una columna), merecería más de un esfuerzo.

Mueven blancas. Pepe opta por defender la torre con el alfil, en vez de atacar el caballo con la torre. Es un caballo, de todas formas, sin mucho futuro. Pedro no tiene más remedio que jugar CxT, y perder al noble equino a continuación. Eso da un respiro a las negras, que juegan bien: Rf7. Las negras han perdido la ocasión de asestar un golpe definitivo, el que hubiera supuesto la jugada Ce7, que hubiese arrastrado a Pedro, irremisiblemente, a intercambiar las reinas.

Momentos después, con ambos jugadores jugando de manera precisa, se produce esta situación:

Le toca mover a Pedro: Dh2+. Pepe defiende con acierto: Tg2.

Hay que hacer notar que si la posición de la reina negra y su torre de h estuviesen invertidas, otro gallo hubiese cantado (mate en pocas jugadas), pero la película no fue así.

Llegan los errores: Pedro juega Pe4?, pero Pepe mueve aún peor, con Ac6??. La reina negra suspira con honduras (capital Tegucigalpa) y hace «mutis por el foro»: Dg4.

Lo demás fue un querer y no poder de Pepe, en una baldía persecución con jaques sin cuento al rey enemigo, en una estrategia que, sin orden ni concierto, más parecía  buscar el final por puntos que el K.O.

Y así sucedió, con el Sr. Sánchez maldiciendo a los cielos por el (inoportuno) mal día, y un Sr. Rodríguez que logra mantenerse, un día más, por delante de su hermana en la clasificación (que es, al fin y al cabo, lo que él quiere).

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Campeonato de Ajedrez 3º – 4º ESO (14)

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Jornada 19

El suicidio asistido

La táctica de Marta Vallejo, que, perdiendo claramente, se dedicó, durante un buen rato, a intercambiar piezas alegremente con Santiago Prieto, bien puede calificarse así. Es una precaución estratégica básica que cuando se está en inferioridad hay que ser conservador, y esperar el momento propicio para intentar igualar las cosas. Marta fue acercándose, poco a poco, a un final que ella misma aceleró (involuntariamente, creo). Y Santiago se aproxima, inexorable, a un triunfo casi seguro, pues no se vislumbra nadie capaz de poner en duda su solidez.

La partida entre Yolanda García y Pedro Sánchez acabó con la victoria del segundo, no sin sudar lo suyo, pues, por un lado, la voluntad siempre férrea de resistir de su rival no puso las cosas fáciles, y, por otro, el «empanamiento» del tercer clasificado le hizo cometer despropósito tras despropósito. Yolanda bien pudo aprovechar los momentos de debilidad de su compañero, pero no lo hizo, quizás porque se esperaba una pelea más desigual.

El tercer duelo fratricida del Campeonato, es decir, el que enfrentó a Silvia y Pepe Rodríguez, se esperaba más equilibrado. La captura de la dama del segundo fue decisiva, aunque Pepe organizó bien su defensa y Silvia tuvo que ser más hormiguita que nunca. Veamos la siguiente situación, que expresa cómo estaban las cosas:

Negras: Silvia Rodríguez

Blancas: Pepe Rodríguez

Mueven blancas. La inferioridad de Pepe no da indicios de constituir un peligro urgente, a no ser que el alfil de a6 logre llegar a c4. La defensa de ese peón si es importantísima, pero  el alfil blanco de a7 está amenazado, y Pepe lo mueve a c5. Las posibilidades de ataque blanco están enormemente limitadas, por el peón pasado de b4 y por el peón de d5. Inmovilizados los caballos, poco le queda al rey pálido, salvo luchar por eliminar, al menos, el peón central. La contienda se prolongó largo rato (jugando Silvia, es lo que hay), pero las negras acabaron, lógicamente, ganando por puntos.

Peces al sol

Una larga y lenta agonía. Es lo que tiene ser pez. Y algo así es lo que sucedió en el gran duelo de la jornada, en el que se enfrentaron Álvaro Granizo y Alberto Sebastián. El de 3º volvió a ser el gran jugador que es y, jugando un ajedrez espléndido consiguió., después de una inicial etapa de tanteo, una notable ventaja. Así se aprecia en el siguiente diagrama:

Negras: Álvaro Granizo

Blancas: Alberto Sebastián 

Mueven blancas. Encerradas aún las torres y enormemente dificultados los movimientos de los caballos, las posibilidades de ataque a corto plazo de Alberto parecen limitadas a llevar su alfil a g5, pero tal intento estaría condenado al fracaso, pues la respuesta con Pf6 abocaría al alfil a una humillante retirada. Tampoco parece buena Pf4, pues la presencia del caballo negro en g4 sería más que amenazante, liberando además a su reina.

Por el otro lado, las negras tampoco están para juegos florales. Cualquier salida intempestiva de la reina puede provocar una catástrofe. La defensa parece sólida, aliviada por la falta de artillería enemiga, pero el caballo de d4 es un grano muy gordo.

Alberto mueve Af4!. No es fácil responder a eso, pero si De7, CxP, CxC+!, y eso hubiera salvado el caballo negro.

Álvaro arriesga moviendo CxP+? (¡deja expuesta la reina!). Las blancas responden Re2, y las negras, en vez de capturar el alfil con el caballo (dando jaque desde una posición defendida por la dama) o mover DxA (peor jugada, pues se pierde el caballo), desplazan la reina a f6? (con intención claramente defensiva). Momentos después se produce la siguiente situación:

Alberto mueve Tae1+, y la situación se pone fea para el rey negro. En d7 está el mate (Db7++), así que solo le queda f8. Es evidente que las blancas deben avanzar el caballo a c6 (CxP), y así lo hacen. Álvaro realiza ahora la única jugada que le permite resistir: Rg7!

Sin embargo, la desventajosa posición solo indicaba una larga agonía, que se hubiera solucionado, posiblemente, con el peón de la columna b (mejor eso, en mi opinión, que sacar la otra torre). La partida acabó en una situación similar a la mostrada a continuación, con la dama negra asestando alguna puñalada postrera (sin posibilidad de futuro, como muestra cualquier análisis). Ganó por puntos el Sr. Sebastián.

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